El proyecto se enmarca en la comunidad Dos Ríos, una zona de tradición ganadera, donde el 19 de Mayo de 1895 cayó en combate José Martí. Alrededor
del monumento en honor al Héroe Nacional se encuentra la UBPC Raúl
Sánchez Batista, cooperativa dedicada a la producción pecuaria. Esta
UBPC (Unidad Básica de Producción Cooperativa) obtuvo grandes niveles de
producción de carne y leche vacuna hasta la llegada del Periodo
especial tras la desaparición de la Unión Soviética. En los años 90 la
producción ganadera se derrumbó debido a que el modelo de producción
utilizado necesitaba una gran cantidad de insumos importados hasta
entonces a bajos precios. Cuba superó aquella situación cambiando el
modelo de producción hacia un modelo agroecológico apoyado por el
fortalecimiento de la cultura campesina tradicional y la investigación
biotecnológica.
Las acciones del proyecto contribuyen al cumplimiento de los planes de desarrollo ganadero del Ministerio de Agricultura, que se
basan en la potenciación de las capacidades, el logro de la equidad de
género y la implementación de técnicas de producción pecuarias
ecológicas y eficientes. El logro de la soberanía alimentaria, junto a
la sustitución de importaciones, son prioridades del país y necesidades estratégicas para hacer frente al injusto bloqueo impuesto por EEUU.
Entre las acciones más importantes del proyecto se encuentra la rehabilitación del Canal Flora, canal construido en los años 80,
un periodo caracterizado por las grandes obras que, tras la crisis, se
fueron deteriorando por falta de mantenimiento. Volver a utilizar este
canal ha supuesto un impacto muy importante en la producción, ya que
este territorio está fuertemente castigado por largos períodos de
sequía. El canal se abastece de las aguas del río Contramaestre, con una
bomba de 250 litros por segundo, y llega a 13 unidades pecuarias a
través de 6 kilómetros lineales, una profundidad de 1,2 metros y un
ancho de 3,2 metros, además de 8,5 km en los ramales que conducen hasta
las unidades.
Con el proyecto se crearon 25 módulos de crianza en patio, que son liderados por mujeres.
Tradicionalmente, las mujeres han criado animales en los patios de sus
casas. Era una actividad doméstica que no les generaba ningún ingreso,
únicamente se utilizaba para el autoconsumo familiar y registraba
niveles muy bajos de producción. Ahora se ha capacitado a un
grupo de mujeres para el manejo de la crianza y la comercialización, lo
que ha supuesto que establezcan contratos de ventas con la cooperativa y
así que aumenten sus ingresos. Y lo más importante: pasan a ser
miembros de la cooperativa y participan en la toma de
decisiones de esta. Antes de comenzar con esta actividad fue necesario
llevar a cabo un proceso de sensibilización y equidad de género en la
comunidad para que estas mujeres se animaran a participar y tuviesen el
apoyo familiar y de la cooperativa.
Muchas mujeres trabajaron en las vaquerías antes del Periodo
especial, pero una vez llegada la crisis los puestos de trabajo fueron
retomados, en una gran mayoría, por hombres. La reducción de puestos, la
dureza física del trabajo en el campo sin apenas medios y la necesidad
de atender a la familia fueron factores clave en esta situación. Las
mujeres retornaron al trabajo en la casa y esto las apartó parcialmente
de la vida pública. Hoy, se hacen esfuerzos notables desde el Estado
para revertir esta situación, y de hecho se está consiguiendo una mayor
participación de las mujeres en las áreas ganaderas: cada vez más
mujeres son miembros de las juntas directivas y ocupan puestos
especializados.
En este proyecto ha participado activamente la comunidad a través de
talleres de sensibilización medioambiental y de recreación sana. Esto ha
supuesto la reforestación de 87 hectáreas y la participación de
los niños y niñas en los llamados “círculos de interés”, en actividades
como concursos de pintura, cuidado del vivero y organopónico, etc.
También se ha rehabilitado la pista de rodeo en la comunidad,
una actividad altamente valorada en una zona con una fuerte tradición
ganadera. Allí se realizan varias modalidades de rodeo como las
escaramuzas, carrera hacia barriles, lazo doble, enlace de ternero, etc.
Para Euskadi-Cuba apoyar los programas creados por la
Revolución significa también una forma de lucha contra el bloqueo de
EEUU.
A través de estas modalidades de cooperación
descentralizada, podemos financiar parte de estos programas, con la
necesaria importación de materiales e insumos para la producción, así
como tecnología para la investigación. Aunque hay que subrayar que no es
tarea fácil, debido a las restricciones en la importación de
materiales por las sanciones impuestas por la Oficina de Control de
Activos Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de EEUU, a las
empresas que comercializan con Cuba: desde el congelamiento de cuentas a
la prohibición de cualquier transacción de ciudadanos y entidades
norteamericanas. Las navieras atracadas en Cuba –recordemos- tienen
prohibido entrar en puertos de EEUU si en los seis meses anteriores han
tocado un puerto de Cuba. Y sin olvidar que, tanto a Euskadi-Cuba como a
otras ONGs internacionales, se les han retenido transferencias para el
pago a proveedores, por el simple hecho de tener como destino final un
proyecto de cooperación en Cuba.
* Patricia Moncada es la cooperante y representante en la Isla de la asociación vasca de amistad Euskadi-Cuba.
Este texto se incluyó en las páginas centrales de la publicación Konpai, de Euskadi-Cuba, número 62.
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