La colectivización y los años 30 en la URSS, son uno de los
argumentos preferidos de la ‘historia oficial’ para ‘demostrar’ la
maldad del comunismo; para convencernos de que debemos denostar
cualquier tipo de relación con las ideas revolucionarias.
En la historiografía se da por demostrado, como hechos objetivos, que
Stalin y el régimen soviético asesinó vilmente a millones y millones de
campesinos durante la colectivización; que ésta se hizo forzando a los
campesinos para explotarlos; que se provocaron a propósito hambrunas;
que se mataba indiscriminadamente a los mismos compañeros de partido;…
En definitiva, que el socialismo sólo se puede construir sobre la base
del terror.
Así está la historia oficial, la que se utiliza en las escuelas como
libros de texto, con la que insisten una y otra vez en programas de
televisión y enseñan en la Universidad. La historia oficial es un
elemento muy importante en la lucha de clases del capitalismo contra el
comunismo. Una historia construida sobre el relato de los nazis,
recogido por ingleses y norteamericanos.
Se dan por probadas las mentiras de Robert Conquest, del “Libro negro
del comunismo” (Stephane Courtois y otros); mentiras que recogen
historiadores supuestamente independientes como Richard Pipes u Orlando
Figes; incluso alguno supuestamente de izquierdas como Julián Casanova,
trotskistas como Deustcher o maoístas como Bettelheim. Unas mentiras que
se han convertido en mitos del ideario colectivo gracias también a la
funesta labor de Trotsky, Bujarin, Kruschov y Gorbachov. Tal es el
despropósito historiográfico, que la historia oficial defiende a estos
supuestos comunistas para dar un halo de realidad al relato. Tal ha sido
y es la penetración impregnada, que hasta la mayoría de los
‘comunistas’ rechazan la construcción del socialismo en la URSS,
rechazan su propia historia y se arrodillan ante el capitalismo y sus
míticos “derechos humanos”.
Desde el ideario capitalista y de su lucha de clases, es normal que
se tache con todos los peores adjetivos a la obra realizada en la URSS
durante la industrialización y colectivización. Con ello quieren
demostrar que el socialismo es terror y es irrealizable. Pero, desde el
punto de vista de la clase obrera y de su lucha de clases, lo que
demuestra aquella época es que el socialismo es realizable y
estrictamente necesario.
La industrialización y la colectivización de la
URSS en la década de los 30, fueron la mayor obra de construcción y
desarrollo de la historia contemporánea. Además realizada por el mismo
pueblo, con la implicación de millones y millones de obreros y
campesinos. Fue la mayor obra de transformación social conocida en favor
de la mayoría social. Significó, después de la Revolución de Octubre,
la mayor derrota del capitalismo conocida; significó la segunda fase de
la Revolución Socialista. Creemos que así tenemos que verlo y tenemos
que estudiarlo: como el triunfo del socialismo.
En necesario recuperar nuestra historia, recuperar nuestra memoria
colectiva, y difundirla, porque es la historia de la clase obrera, de
los trabajadores, la historia que demuestra que es posible nuestra
liberación.
Hasta hace pocos años, casi solamente Ludo Martens ofrecía una visión
de la historia de la construcción del socialismo desde la trinchera
obrera. Hoy en día contamos con más historiadores que van analizando y
desmintiendo la historia oficial, desde el terreno de la militancia
comunista o desde el ámbito del historiador honrado: Harpal Brar, Grover
Furr, Mario Sousa, Douglas Tottle, Arch Getty, Auger, Zemskov, Naumov,
etc. Ahora poseemos muchos más datos, muchos más argumentos que
demuestran las mentiras de capitalistas, trotskistas y kruchevianos.
Ahora más que nunca es necesario estudiar y difundir.
De la restauración a la reestructuración de la economía nacional.
Cuando Lenin y el Partido Bolchevique instauraron la NEP después de
la ‘guerra civil’, fue porque existían unas condiciones objetivas que
obligaban a ello. El objetivo era restaurar la economía nacional.
Después de la guerra mundial y de la guerra civil, la producción de
cereales había caído 1/5 en relación a la anteguerra, igual que las
producciones industriales. Para poder restaurar la economía, que
significaba llegar al menos a la producción de 1913, se abrió a las
relaciones mercantiles, a concesiones a capitalistas y a la autonomía
financiera de las empresas del Estado. En ese momento la NEP era una
necesidad. Pero todo ello, con restricciones y bajo la dictadura del
proletariado. Por eso tenían organismos de control y organismos de
planificación (GOELRO para la planificación de la electrificación; el
Consejo Superior de Economía Nacional para estudiar la realización de un
plan único) y el monopolio del comercio exterior.
Cuando las diversas oposiciones, supuestamente de izquierda,
reclamaban una industrialización acelerada (de 1924 a 1926), aún se
encontraba la URSS en el período de reconstrucción, aún no se había
llegado a los niveles de producción de anteguerra. Además, los
oposicionistas, reclamaban la industrialización sobre unos parámetros
determinados: explicaban que era necesario desarrollar la industria y
traspasar el máximo de recursos de la agricultura a la industria, ya que
no tenía sentido la alianza con el campesinado y había que esperar a la
revolución en los países desarrollados. Realmente era una posición
menchevique, socialdemócrata, que no creía en la posibilidad de
construcción del socialismo en la Unión Soviética. En realidad se
apoyaban en los elementos no proletarios de la industria. Las distintas
oposiciones de ‘izquierda’ fueron derrotadas. La última, la oposición
unificada, fue derrotada en 1926.
De todas formas, el proceso de industrialización iba creciendo y se
iban consiguiendo los objetivos de restauración de la economía nacional.
Sin salirse de la NEP, ya en la XV Conferencia (octubre-noviembre de
1926), se planteaba en las resoluciones del Partido la necesidad de
trabajar en el sentido de alcanzar objetivos de colectivización dentro
de la lucha de clases contra los elementos capitalistas del campo. Pero
no fue hasta 1927-1928 cuando se alcanzaron las cotas de producción de
1913. En el XV Congreso del Partido (diciembre de 1927) se acordó dar un
paso al frente: comenzar con un proceso de reestructuración de la
economía de la ciudad y del campo; acelerar la industrialización; y
desplegar por todos los medios la colectivización para dirigir la
economía campesina hacia el socialismo, comenzando la ofensiva contra
los kulaks.
En este momento surge la oposición de derecha, comandada por Bujarin,
Rykov y Tomsky, para negarse a los cambios, reclamando que ni se
acelerase la industrialización ni se afrontase la colectivización del
campo. Si los izquierdistas sobreestimaban la fuerza de los enemigos
capitalistas, la oposición de derecha la subestimaba, renunciaba a la
lucha de clases dentro de la dictadura del proletariado, poniendo en
peligro de restauración capitalista a la URSS. Se produjo la lucha de
líneas dentro del Partido.
¿Qué planteaba la oposición de derecha?
Bujarin era el líder indiscutible de la oposición de derecha, un
personaje muy querido por Bettelheim, los eurocomunistas, Gorbachov,…,
incluso por muchos comunistas actuales. Bujarin era también el teórico y
planteaba que la clave de la reestructuración de la agricultura era el
tomar como punto de partida el desarrollo de la hacienda individual.
Esto significaba la normalización del mercado, la libertad amplia del
comercio privado y el libre juego de precios.
Lenin tenía razón cuando decía que Bujarin no utilizaba ni entendía
la dialéctica. La posición de Bujarin no era una posición leninista. Sus
claves teóricas se basaban en los siguientes aspectos:
- El mecanicismo evolucionista que plantea que con el desarrollo natural se llegará al socialismo.
- La teoría del equilibrio, que exponía que en la URSS había dos
economías que avanzaban paralelamente, pero que en un momento
determinado se iban a juntar y constituir el socialismo.
- La teoría de la espontaneidad, que se resume en que si en el
capitalismo el campo seguía a la industria capitalista, ¿por qué la
pequeña hacienda no iba a seguir a la industria socialista?
- Difuminar las diferencias de clases en el campo, interpretando que
todos los campesinos son campesinos medios, por eso, había que ser
partidario de cualquier alianza sin observar el doble carácter del
campesino medio, entre la clase obrera, como trabajadores, y los
capitalistas, como propietario y vendedor.
En definitiva, los bujarinistas en realidad planteaban tres
cuestiones: la integración de los kulaks en el socialismo; que la lucha
de clases desaparece bajo la dictadura del proletariado; y que
desaparecen los antagonismos de clases.
¿Qué planteaba la mayoría del Partido?
Para el Partido era el momento de afrontar:
- La reestructuración de toda la economía nacional: la industria y la agricultura sobre una base nueva;
- Formalizar una nueva forma de ligazón de la ciudad y el campo. Se
referían a formalizar porque ya estaban las condiciones objetivas y, en
gran medida, las subjetivas;
- Realizar en toda la línea una ofensiva contra los elementos capitalistas de la ciudad y el campo;
- Pasar a un estado nuevo de la lucha de clases para liquidar a los
kulaks como clase y a los concesionarios capitalistas de la ciudad;
- Dado que las haciendas individuales no pueden utilizar la nueva base
técnica, era necesario entonces afrontar la colectivización total del
campo y centrar la industria en la fabricación de tractores, maquinaria e
industria química.
Todo ello se basaba en la teoría marxista-leninista de la lucha de clases, con la consigna “¿quién vencerá a quién?”.
En definitiva, la idea fundamental era desarrollar las fuerzas
productivas y la lucha de clases con el objetivo de avanzar hacia el
socialismo, sin renunciar a la alianza obrero-campesina pero con nuevas
formas. A este planteamiento se le llamó “el gran viraje”.
Se intensifica la lucha de clases.
En 1928 se produce la crisis del acopio. Los elementos capitalistas
del campo (los kulaks) acumulaban el grano y no se lo vendían al Estado
para que subiese el precio. Los kulaks se sentían fuertes porque habían
acumulado capital de las buenas cosechas de los años precedentes, y se
sentían capaces de maniobrar en el mercado. Esto significaba el
reagrupamiento de fuerzas del enemigo, un pulso al socialismo. El Estado
obrero se vio obligado a afrontar el reto y recrudecer la lucha de
clases, tomando medidas excepcionales para recuperar el grano. Esta fue
una primera parte de la ofensiva contra los kulaks, apoyándose en los
campesinos pobres principalmente.
La agudización de la lucha de clases era inevitable. Precisamente
Lenin y el Partido planteaban que había que mantener una alianza con el
campesinado medio, pero que ésta solamente podía ser sólida si iba
dirigida contra los elementos capitalistas y contra el capitalismo en
general.
En el Partido se decidió elaborar el primer Plan Quinquenal para la
industria, la agricultura y las comunicaciones, en el proceso de
reestructuración de la economía sobre una nueva base técnica.
Sobre la agricultura, manifestaba Stalin que “antes se trataba de
levantar la agricultura y que los campesinos pusieran en cultivo las
tierras que pertenecieron a los kulaks y terratenientes, ahora se trata
de reestructurar la agricultura”.
Y con las pequeñas haciendas era
imposible meter las técnicas nuevas: tractores, maquinaria, abonos,… Era
necesario agrupar las pequeñas en grandes haciendas. A la vez, para
poder reestructurar la agricultura era necesario desarrollar la
industria. Estos objetivos no se podían conseguir antes porque era
necesario que:
- Que el Partido estuviese convencido;
- Que hubiese un movimiento de masas en pro de los koljoses;
- Que se pudiese financiar;
- Que hubiese un desarrollo de la industria suficiente.
Ahora sí se podía. Las condiciones materiales permitían pasar de la
política de restricciones contra los kulaks a la política de liquidación
de los kulaks como clase, sobre la base de la colectivización y el
socialismo.
El Primer Plan Quinquenal.
En 1928 se encarga al Consejo Superior de Economía Nacional (CSEN) el
Plan. La XVI Conferencia del Partido (abril de 1929), después de la
derrota de la oposición de derecha, aprueba el Primer Plan Quinquenal,
presentado por Kuibishev. Ya había cierta experiencia con el Plan GOELRO
de electrificación y las cuentas de control, que eran pequeños planes
anuales por sectores.
El Plan planteaba el desarrollo de la industria a ritmo acelerado,
fundamentalmente de la industria pesada y de bienes de equipo, y de las
infraestructuras. Un programa de industrialización que estaba ligado a
las tareas sociales y políticas del quinquenio: grandes plantas
eléctricas; siderurgias, industria hullera; grandes complejos
industriales cerca de las materias primas,… Se ligaba el plan industrial
con las necesidades de la agricultura para suministrar tractores,
maquinaria agrícola y abonos modernos. Para eso se construyeron grandes
fábricas de maquinaria y químicas. En cinco años el objetivo era
construir 1.500 grandes empresas, que la clase obrera recogió el reto con
entusiasmo, produciéndose el movimiento stajanovista y la emulación
socialista. En la fábrica de tractores de Stalingrado un cartel decía a
la entrada: “Cada tractor es un proyectil que hace saltar el mundo
viejo”.
En la agricultura se multiplicaban las hectáreas sembradas, sobre la
base de la colectivización acelerada, hasta alcanzar la colectivización
total en 1933. En definitiva, era un plan destinado a equipar a la
industria y a la agricultura con las técnicas modernas sobre la base del
socialismo.
La colectivización: los problemas y la resistencia de los kulaks.
Después del verano de 1929 comienza la inmensa obra de
colectivización y de liquidación de los kulaks como clase, con el apoyo
de las masas campesinas pobres y de una buena parte de los campesinos
medios.
Para el Partido se debería tener en cuenta como claves:
- El carácter voluntario del movimiento koljosiano;
- No imponerla por la fuerza porque llevaría a los campesinos medios hacia las posiciones kulaks;
- Tener en cuenta la diversidad existente en las distintas zonas del país.
Para ello se dividió las zonas campesinas en tres grupos que
dependían del nivel de conciencia de las masas campesinas, y que
llevarían distintos ritmos de colectivización. Desde el primer momento
se advertía contra la pretensión de imponer la entrada en los koljoses por
decreto.
A finales de año, el 50% de las haciendas individuales estaban
colectivizadas. La afluencia de los campesinos a los koljoses fue inmensa.
En 1931 cultivaban los koljoses y los sovjoses los 2/3 de la superficie de
siembra y en 1934, los 3/4 de las explotaciones y el 90 % de la
superficie de siembra.
En un proceso complejo y novedoso, el nuevo modelo de alianza de la
clase obrera y el campesinado logró solventar los problemas que iban
surgiendo, algunos de gran importancia. Por ejemplo:
- El comportamiento burocrático de muchos dirigentes locales y
regionales del Partido que obligaban por decreto a unirse a los koljoses.
Estos burócratas fueron apartados de la dirección;
- La falta de buena gestión, y la falta de cuadros, que provocaban el
desinterés por el trabajo o el baldío de tierras. Para solucionar este
problema fueron enviados al campo 17.000 activistas obreros del Partido
para fortalecer la organización de los koljoses y para educar
políticamente a las masas campesinas;
- También hubo problemas con las cosechas, problemas climatológicos, y
posiblemente de falta de previsión, que remarcan los difusores del
anticomunismo como hambrunas provocadas. Esta cuestión es una falsedad
ya demostrada, y poco propagada, por historiadores norteamericanos.
Pero también hubo resistencia, ¿cómo no iba a haberla? El paso a la
colectivización total no se hizo simplemente con la afluencia pacífica
de las grandes masas campesinas a los koljoses, sino también con la lucha
de clases contra los kulaks, que boicotearon los koljoses, quemaron fincas
enteras, mataron a la mitad del ganado existente e hicieron actos de
terrorismo contra activistas del Partido, trabajadores de los koljoses y
oficiales del ejército.
A pesar de esta cruenta lucha de clases, los objetivos del Plan Quinquenal fueron realizados en cuatro años.
Los éxitos de la mayor obra de transformación social realizada en la era contemporánea.
En un mundo enmarcado en una gran crisis económica, mientras decrecía
la producción y el PIB en los grandes países capitalistas, en la URSS
crecía la producción industrial en un 66,7% en 1932 y en un 311,1% en
1937, y el PIB en un 6,9% y un 70,2%, respectivamente. En 1932 la URSS
era ya el segundo productor industrial del mundo.
En 1928 los obreros representaban el 12,4% de la población activa y
en 1939 el 33,5%; mientras la burguesía y los kulaks eran el 4,6% en
1928 y casi el 0% en 1939.
Se triplicó la producción de gas, cemento y acero en el período
comprendido entre 1928 y 1932; se duplicó la de petróleo y casi se
multiplica por diez la de abonos minerales; etc.
Acabado el ciclo del Primer Plan Quinquenal, incluso se consiguió
acabar con el paro forzoso y se instauraron jornadas de 7 horas para los
trabajos normales y de 6 horas para las empresas nocivas para la salud.
Había merecido la pena la emulación socialista. Fue la primera vez en
la historia que un Poder demostró que era capaz de prestar a las masas
campesinas una ayuda constante en materia de producción. La alianza
obrera y campesina se fortaleció en su forma nueva, en la apuesta por el
socialismo.
Conclusión.
El odio tan feroz a Stalin y a la Unión Soviética se debe a su gran
triunfo frente al capitalismo. Para poder ‘enterrar’ el marxismo, lo
mejor para los capitalistas es atacar su fundamento revolucionario y
dejarlo en una simple teoría inocua. Y su fundamento revolucionario se
concreta en su parte más práctica, la experiencia del triunfo del
socialismo sobre el capitalismo, de la clase obrera sobre la burguesía.
La Revolución Bolchevique y la ‘segunda revolución’ que supuso la
industrialización y la colectivización, demostró el ‘sí se puede’ del
socialismo y su superioridad social frente al capitalismo.
La inmensa obra de construir el socialismo, seguro que no estuvo
exenta de errores, pero la experiencia positiva es mucho más potente
para el futuro de la clase obrera a nivel mundial.
Con el Primer Plan Quinquenal y los éxitos de la industrialización y
la colectivización no se acabó la historia ni la lucha de clases en la
URSS. Vinieron nuevos planes que multiplicaron tanto la producción
industrial como la agrícola, y el bienestar de la sociedad.
Los éxitos provocaron una mayor lucha de clases.
En esta ocasión las
clases perdedoras tuvieron su representación en conspiradores de dentro
del mismo Partido. En 1932 la oposición de derecha difundió la
Plataforma Riutin que abogaba por la defensa de los kulaks y por la
eliminación física de los dirigentes del Partido; en 1934 los opositores
trotskistas-zinovievistas que actuaban en la clandestinidad asesinan
al dirigente de Leningrado, Kirov; entre estas fechas se producen
múltiples sabotajes y nuevos asesinatos. Posteriormente se supo que los
trotskistas habían pasado a la lucha terrorista y la oposición de
derecha apoyaba esta lucha contra los éxitos de la edificación
socialista.
Las dos oposiciones habían llegado a un acuerdo sobre la
base de la Plataforma Riutin. Se produce un proceso complejo de lucha de
clases que el Partido tuvo que acometer, posiblemente con errores, para
salvaguardar a la revolución de los intereses capitalistas a nivel
interno e internacional.
El siguiente paso de nuestro estudio será analizar con el máximo
rigor este proceso, para afrontar posteriormente los porqués del triunfo
del revisionismo en la URSS.