¿Por
qué lloras abuelita? Me preguntaba Mariana, mi nieta de 4 años. Es que
ha muerto Fidel nena y es como si hubiera muerto nuestro padre. El
padre de todos los cubanos, le respondo.
Pocos
oyeron la noticia el 25 de noviembre por la noche. A otros los llamaron
desde el exterior amigos o familiares. La mayoría nos enteramos el 26
en la mañana.
Mi
hija tocó la puerta de nuestra habitación y nos preparó como quien se
apresta a dar la inesperada noticia del deceso de un familiar. El grito
no salió de la garganta. Salió del corazón. Era un dolor desgarrador que
nos unió a los tres en un abrazo. Se nos fue Fidel. El momento que no
queríamos que hubiese llegado jamás. El inevitable. El momento ansiado
por la execrable gusanera de Miami que tan pronto conoció la noticia
comenzó impúdicamente a festejar.
Millones
de hombres y mujeres en el mundo lloran hoy con los buenos cubanos la
partida del hermano. Anónimamente llevan flores a las embajadas de Cuba y
muestran su amor y su solidaridad con nuestro pueblo.
La bulliciosa Habana amaneció en silencio. Hasta los protestones de siempre se recogen con el impacto de la noticia.
Fidel
se ha unido en la eternidad de los grandes a su hermano Ernesto,
nuestro Che; a Chávez su hijo de ideas y acción; a Almeida, su hermano
de tantas batallas; a Camilo, que apenas llegó a disfrutar el triunfo de
la Revolución, y a tantos y tantos otros que la muerte, implacable
arrancó de nuestro lado.
Fidel
se ha ido. El valiente guerrillero. El líder que siempre estaba en la
primera línea de combate. El estadista preclaro que, como alguien
dijera, viajaba al futuro y regresaba para contarlo. El hombre que
hablaba con su pueblo y era capaz de explicarle las situaciones más
difíciles y guiarlo hacia su objetivo. ¿Qué jefe de estado ha sido capaz
de mantener millones de personas de pie en una plaza atentos a su
palabra durante horas, a veces hasta siete horas, sin que nadie abandone
su puesto, cual soldados defendiendo su trinchera?
Cuba
es libre, soberana y socialista por Fidel. Al igual que Martí, su
maestro, supo que la clave del éxito en la lucha antiimperialista por
la independencia era la UNIDAD del pueblo en torno a un partido único.
Cuando
pocos contaban con la sobrevivencia de la Revolución después de la
caída de la URSS, cuando Cuba entera era un “apagón” y los cubanos
parecían espectros de tan delgados, Fidel supo inculcar la esperanza y
la convicción de que seguiríamos adelante y que había que salvar la
Revolución. Y lo logró.
¿Cuál
era el misterio de este gran hombre? ¿De dónde surgía esa luz y esa
energía que desprendía su presencia? ¿De dónde procedía su magnetismo?
Último discurso del camarada Fidel Castro Ruz.
Contaba
una periodista que hace años, en un viaje a cierto país de América
Latina, le llamó la atención que algunas personas no conocían el nombre
de su propio presidente y sin embargo al conocer que era cubana,
enseguida le hablaban de Fidel. Y es que Fidel es Cuba.
¿Qué
era Cuba antes de Fidel, antes de 1959? Nada. El traspatio de los
yanquis que venían a pasar su fin de semana en casinos y demás. Pero,
como cantaba Carlos Puebla, “llegó el Comandante y mandó a parar”.
Fidel le dio luz al entendimiento de su pueblo. “No te vamos a decir cree, te vamos a decir lee” y
así se hizo la Campaña de Alfabetización. Y los cuarteles se
transformaron en escuelas, y se llevó la enseñanza al más recóndito
lugar del país y ya no hubo más niños sin escuelas. Y cada cubano, sólo
por la condición de serlo, tiene derecho a una asistencia médica
gratuita. Y los médicos de Cuba han llegado a todas partes del mundo,
porque Fidel nos enseñó que solidaridad no es dar lo que nos sobra, sino
compartir lo que se tiene. Pero sobre todo nos hizo una nación digna.
No
alcanzan las cuartillas para los recuerdos. Las Zafras del Pueblo, los
trabajos voluntarios, las Milicias, las plazas llenas en los 1º de
mayo, las batallas por el regreso del niño Elián, por la liberación de
los Cinco Héroes. Y antes, La Coubre, Girón, la crisis de Octubre, la
lucha contra bandidos en el Escambray, las marchas por la liberación de
los pescadores secuestrados. Las protestas por las agresiones yanquis.
Las quemas de cañaverales, la fiebre porcina. Sabotajes y atentados.
Unos tras otros y Fidel resistiendo y su pueblo con él.
La
siembra de escuelas por todos el país, el desarrollo de la cultura
porque como dijera Martí hay “que ser cultos para ser libres”. El
desarrollo de la ciencia en Cuba porque visionariamente Fidel supo que
Cuba debería ser un país de hombres de ciencia y ese empeño ya está
dando sus frutos.
Fidel,
tan grande que se sale de la Isla y se multiplica en América Latina y
llega a África, de donde los cubanos se retiraron tras la victoria
llevándose tan solo los restos de sus hermanos caídos.
Fidel,
que ante la mirada atónita o burlona de algunos jefes de estado,
alertaba en 1991 que una especie estaba a punto de perecer, la especia
humana. El primero en hablar de la urgente necesidad de cesar la
desaforada explotación de los recursos naturales y frenar el cambio
climático. Un tema que hoy es agenda obligada de los jefes de estado.
¡Qué
grande Fidel! ¡Qué suerte que mi padre hubiera elegido tu Patria para
hacerla mía! ¡Cuánto honor haber caminado esos 62 km hasta Girón en
homenaje a la proeza de aquellos inolvidables días! Y haber subido al
Pico Turquino, y haber participado en las escuelas al campo y haber
recogido tabaco y haber aprendido a empuñar un fusil para defender la
Patria y haber marchado una y otra vez por la Plaza. Gracias a ti y a tu
Revolución, que nos acogieron a mi padre y a mí fui universitaria y lo
es mi marido, condición impensable para su humilde familia. Lo son mis
hijos y hoy mis nietos tienen una infancia feliz.
Nos
dejas una Cuba con una tasa de mortalidad infantil de 4,2 por cada mil
nacidos vivos. Una esperanza de vida de 78 años para los hombres y 80
para las mujeres. Cuatro vacunas contra el cáncer y muchos logros más.
¿Qué país en vías de desarrollo, bloqueado, con escasos recursos
naturales, puede exhibir esos logros?
A nosotros nos toca preservar tu obra y consolidarla. Ya lo decías en 1992 «Argumentos
tenemos millones para defendernos; el capitalismo es indefendible, el
imperialismo es indefendible; el socialismo, cualesquiera que sean los
errores que puedan cometer los hombres —y no habrá ninguna obra humana
en que los hombres no cometan errores—, es lo más noble,lo más justo y lo más digno que se pueda llevar a cabo».
¡Qué legado nos dejas Fidel! Gracias por tu obra. Gracias por tus ideas. Gracias por tu ejemplo.
No
te decimos adiós Comandante porque como dijera Martí : “La muerte no
es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”. Y tu obra nos
insta a celebrar tu vida en el momento de tu partida.
Por Nestor Guadaño En la odisea del cerebro navegante, cada arribo, cada nueva tempestad, le hace pensar en todos los instantes, cuanto en su vida, de bueno o malo habrá, pero si la tormenta barre para adentro, si la justicia, busca portavoz, solo encuentra defensor más diestro, al capitán, sin dueño y sin temor. Hacer capitán del caído u olvidado, entusiasmar al río, con un fin, subir consciente los mundos inexplorados, de la cultura de clase por venir, porque el ser humano, es más que el universo, la falta de trabajo, exige igualdad, o derechos iguales del sexo contrario, lo hoy logrado, nunca debe quedar atrás. Retrocediendo del camino conseguido, del colectivo instinto por ser feliz, impide avanzar los impulsos creativos, excusas, desaniman buscando el dormir, mas la lluvia al fango renueva, como un huracán llamado Revolución, arrastra las ideas y a los pobres eleva, una voluntad de radical transformación. Se acabarán las caretas y las clases, las naciones, banderas y patrón, una economía habrá de comunes intereses, por el pan, el trabajo y la canción, pero construir las puertas de los deseos, requiere estudio perenne para analizar, la línea y aspiraciones consecuentes del obrero, el vínculo de su rabia luchadora de verdad. Aprenderemos de la ola de fracasos, quitaremos a los débiles la voz, aguantando inquebrantables los principios, del partido leninista con sudor, y aunque el esfuerzo no tenga descanso, o algunos abandonen la faena sin terminar, surgirán del pueblo, nuevos proletarios, que hagan del Comunismo, su meta y libertad.
En el 85 cumpleaños de Fidel Castro, este comentó, el 30 de octubre de 1999, en un pleno ampliado de la Unión de
Periodistas de Cuba, en el Palacio de las Convenciones, en La Habana, a Tomás Álvarez de los Ríos, octogenario periodista
espirituano ya fallecido: «Yo he hecho en mi vida como quinientos
juramentos».
El compromiso de su vida
En 1950, prometió que asumiría su propia defensa en la Sección
Primera de la Sala de Justicia de Las Villas, en el juicio de urgencia
número 543, y cumplió su compromiso.
El denunciante fue un capitán. Los acusados, él y otras personas. El
motivo, los sucesos de Cienfuegos del 12 de noviembre de ese año. Fidel
era en ese momento el presidente de la Asociación de Estudiantes de la
Escuela de Ciencias Sociales, y los tales hechos en la Perla del Sur
fueron las protestas contra una resolución del ministro de Educación
Aureliano Sánchez Arango, que provocaron encendidas huelgas en los
institutos. Lo acusaron de incitación. «Yo asumiré mi propia defensa»,
prometió, y así lo hizo.
También dos años más tarde prometió actuar como acusador por primera
vez en una causa, y lo llevó a cabo contra un comandante y un teniente,
en el Juzgado de Instrucción de la Sección Cuarta de La Habana.
Tenía 24 años y, como acusador particular, denunció a los militares
por la muerte a golpes del obrero un año mayor que él, Carlos
Rodríguez, cuyo cadáver fue velado en el Salón de los Mártires de la
FEU, el 4 de marzo de 1952.
Habrá otra vez Mellas, Trejos y Guiteras
El 16 de marzo, a seis días del golpe de estado batistiano, ante la
sepultura del luchador Eduardo Chibás, juraría Fidel:
«¡Cubanos, hay tirano otra vez, pero habrá otra vez Mellas, Trejos y
Guiteras. (...) Si Batista subió al poder por la fuerza, por la fuerza
hay que derrocarlo».
El 27 de diciembre a las 5:00 p.m., siete meses antes del Moncada,
Fidel fue a la finca Ácana, en Matanzas, donde 30 obreros agrícolas
llevaban varios meses sin cobrar: «Dentro de cuatro días les cobro ese
dinero», prometió. Eran más de 5.000 pesos. «Les doy mi palabra de honor
de que si ustedes me dan un poder, yo les cobro esa deuda (...) pasado
mañana a esta hora ustedes van a tener aquí un telegrama que les dirá
cómo van las gestiones». Y lo cumplió. Paulino Pedroso le dijo por esos días: «Tu actitud se parece a la de nosotros, a la de los comunistas, desinteresada».
«Si llegara a triunfar algún día —dijo Fidel—, mi programa sería el mismo de los comunistas: la nacionalización».
En esa etapa iba en un jeep con Ernesto Tizol, por la loma de
Escandell, y Fidel dialogó con un campesino que andaba sobre un mulo:
«¿Tiene mucha tierra?». «Solo un caró». (No llega a las dos hectáreas).
«¿Es de su propiedad?». «No, arrendada». «No se ocupe, que dentro de muy
poco va a ser suya», le aseguró Fidel.
En La Historia me absolverá, comentaba: «A ese pueblo cuyos caminos
están empedrados de engaños y falsas promesas, no le íbamos a decir: te
vamos a dar, sino: Aquí tienes, lucha ahora con todas tus fuerzas para
que sea tuya la libertad y la felicidad».
Recluido en la prisión, indefenso, desarmado, incomunicado,
calumniado, quisieron hacer ver que estaba enfermo para que no acudiera
al juicio, y les dijo a los médicos en su celda: «Ustedes sabrán cuál es
su deber, yo sé bien cuál es el mío», y comentó al respecto: «No me
comprometí a guardar secreto sobre este diálogo, solo estoy comprometido
con la verdad».
Acerca de los esbirros que mataron a sus compañeros del Moncada,
juró: «No escatimaré fustazos de ninguna clase sobre los enfurecidos
asesinos». Y más adelante, también en su digna autodefensa, aseveró: «Lo
que yo diga aquí se repetirá muchas veces, no porque se haya escuchado
de mi boca, sino porque el problema de la justicia es eterno, y por
encima de las opiniones de los jurisconsultos y teóricos, el pueblo
tiene de ella un profundo sentido (...)», y en otra parte puntualizó:
«Mi lógica es la lógica sencilla del pueblo».
Cuando juraba, prometía o se comprometía, asomaba ya en su actuar el
destello de un conductor de pueblos de excepcional calibre (...) y,
almanaque en mano, era poco más que un chiquillo, pero su cerebro rozaba
ya la cabeza política de Lenin. Aunque muy joven, se convertiría con
los años en ese luchador que el propio Lenin exhortaba a tener: «Hay que
preparar hombres que no consagren a la revolución sus tardes libres,
sino toda su vida».
Libertad o muerte
En la Granjita Siboney, momentos antes del asalto al Moncada,
proclamaría: «El pueblo nos respaldará en Oriente y en toda la Isla».
Al periodista Raúl Martín Sánchez, de Bohemia, que lo entrevistara en
el llamado Presidio Modelo, en julio de 1954, le expresaría: «Me
propongo vencer todos los obstáculos y librar cuantas batallas sean
necesarias (...) sé dónde está lo mejor de Cuba y cómo buscarlo».
En agosto de 1955, en su Mensaje al Congreso de la Ortodoxia, desde
México, expresó: «(...) esta lucha solo debe cesar cuando no queden
opresores (...) o haya caído sobre la tierra esclavizada y triste, el
último revolucionario». Y en el Manifiesto No. 2 del Movimiento 26 de
Julio, en ese mismo mes y año, sentenció: «Esta ha de ser por encima de
todo una revolución de pueblo, con sangre de pueblo y sudor de pueblo».
También en 1957, argumentó: «El Movimiento 26-7 es el porvenir sano y
justiciero de la patria, el honor empeñado ante el pueblo, la promesa
que será cumplida».
"Yo voy a organizar al pueblo"
Aseguró a Rafael García
Bárcena, y el 10 de junio (en Bohemia), enfatizaría: «Volveremos cuando
podamos traerle a nuestro pueblo la libertad y el derecho a vivir
decorosamente, sin despotismo (...)».
Y en el citado Manifiesto del M-26-7, reafirmó: «Los que dudan de la
firmeza con que llevaremos adelante nuestra promesa; los que nos creen
reducidos a la impotencia porque no tenemos fortuna privada que poner a
disposición de nuestra causa, ni millones robados al pueblo, recuerden
el 26 de Julio (...)».
El 2 de agosto de 1955, desde México, había dicho: «Vuelvo a reiterar
mi promesa de que si lo que anhelamos no fuera posible, me verán llegar
en bote, a una playa cualquiera, con un fusil en la mano».
El 25 de agosto, alertó: «La campaña de infamias y calumnias tendrá,
un día no muy lejano, su cabal respuesta en el cumplimiento de la
promesa que hemos hecho de que en 1956 seremos libres o seremos
mártires. La ratifico a los cuatro meses y seis días del 31 de
diciembre. Ningún revés impedirá el cumplimiento de la palabra
empeñada».
Y el 30 de octubre reiteró aquel importante juramento: «Puedo
informarles, con toda responsabilidad, que en 1956 seremos libres o
seremos mártires (...) Esta lucha comenzó para nosotros el 10 de marzo, y
terminará con el último día de la dictadura, o el último día nuestro».
Veamos otro de sus vaticinios: «En cuanto a mí, sé que la cárcel será
dura, como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de ruin y cobarde
ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano
miserable que arrancó la vida a 70 hermanos míos. ¡Condenadme, no
importa, la historia me absolverá!».
Al colaborador mexicano Antonio del Conde Pontones, «El Cuate», le
aseguró a principios de 1956: «Si usted arregla ese barco (hablaba del
Granma) en él nos vamos a Cuba». Y así fue.
Si entro, triunfo
Un juramento enfático suyo fue: «Si salgo, llego; si llego, entro; y
si entro, triunfo». Por primera vez lo dijo en la casa de Orquídea Pino,
en México. Tal compromiso lo expresó por segunda vez el 21 de noviembre
de aquel año, vistiendo un abrigo con que contrarrestaba los
escalofríos de una fiebre altísima.
Y cuando el Che cayó preso allí, con el peligro de ser deportado, Fidel le prometió: «¡Yo no te abandono!». Y lo cumplió.
Nuevos juramentos igualmente honrosos y optimistas haría después en
la Sierra Maestra, en 1957. El 17 de enero, en la finca de Mongo Pérez,
en Cinco Palmas, en Purial de Vicana, se abrazaron los dos hermanos
guerrilleros: «¿Cuántos fusiles traes?», pregunta Fidel a
Raúl...«Cinco». «Y dos que tengo yo, siete... ¡Ahora sí ganamos la
guerra!». Sobre esto el propio Raúl diría después que él y otros
compañeros pensaron que Fidel se había vuelto loco, «pero, como buen
Sancho Panza detrás de mi Quijote, seguí y continuaré hasta la muerte».
Por Radio Rebelde, tras la frustrada huelga del 9 de abril de 1958,
anunció: «Al pueblo de Cuba, la seguridad de que esta fortaleza no será
vencida y nuestro juramento de que la patria será libre o morirá hasta
el último combatiente».
En agosto, argumentó: «Hoy vuelvo a hablar al pueblo desde esta
emisora (...) no con una promesa por cumplir, sino con toda una etapa de
aquella promesa cumplida (...) Estamos dirigiendo el esfuerzo por
convertir esta ofensiva en un desastre de la dictadura (...)».
Y el 5 de junio de aquel año escribió otro de sus célebres
compromisos revolucionarios cumplidos: «Celia: al ver los cohetes que
tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar
bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará
para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar
contra ellos. Me doy cuenta de que ese va a ser mi destino verdadero».
El 24 de octubre, en Birán, Mayarí, Oriente, tras cuatro años de
separación, va a ver a su mamá y demás familiares. Es la única vez que
se aparta solo unas horas de la guerra por algo personal, antes de la
toma de Palma Soriano. Y comenta a su hermano Ramón: «La primera
propiedad que va a pasar al Estado es esta».
Al despedir el duelo de las víctimas del sabotaje del 4 de marzo de
1960 al vapor La Coubre, pronunció otro de sus insobornables
juramentos. Dijo que se abría una disyuntiva similar a la del inicio de
la lucha, la de Libertad o Muerte, «solo que Libertad quiere decir
Patria y ahora la disyuntiva nuestra será Patria o Muerte».
Junto con el pueblo, juró en la despedida de duelo de los mártires de
los bombardeos del 15 de abril de 1961, preludio de la invasión
mercenaria: «Obreros y campesinos, hombres y familias humildes de la
patria, ¿juran defender hasta la última gota de sangre esta Revolución
de los humildes, por los humildes y para los humildes?».
Adiós a la democracia burguesa
En el espacio televisivo Universidad Popular, el primero de diciembre
de 1961, declaró: «Soy marxista-leninista y lo seré hasta el último día
de mi vida». Y el 16 de enero de 1962, manifestó: «No volveremos a
tener nunca democracia burguesa, que es democracia falsa».
El camino de América —aseguró el 28 de febrero de 1963— es el de
Cuba. Pensaba tal vez en ese instante lo que había jurado en 1959: «El
latifundio se acabará, grite quien grite» (1º de marzo). «Para
arrebatarnos la patria, hay que arrebatarnos la vida» (1º de mayo).
Y en la entrevista con Barbara Walters, en 1977, señaló: «Nuestras
ideas no las cambiamos por ningún dinero, ni por ningún interés material
(...) Soy un hombre realista y me gusta ser sincero (...) no oculto mi
vida, ni mis orígenes, ni tengo por qué inventar absolutamente nada
(...) Si yo fuera un hombre falso, si mis ideas no fueran profundas y
sinceras, no habría podido convencer a nadie en este país (...) Mi vida
siempre ha sido una lucha contra mí mismo, o mejor, un esfuerzo de
superación constante (...) ¿Qué comprendo yo cuando gritan ¡Fidel! o
cuando me besan o me aplauden? Yo no puedo pensar que es un mérito mío.
En ese caso me toman a mí como un símbolo».
Y es justamente ese hombre-símbolo quien, en nombre del pueblo, dice
de nuestros Cinco Héroes: «¡Volverán!», otro juramento que no cejaremos
la lucha por cumplir.
En estos difíciles momentos, queremos
expresar nuestras condolencias a los familiares del compañero Fidel, así
como al pueblo cubano y a la clase obrera en su conjunto.
Queremos expresar también nuestra más
firme convicción que, a pesar de su pérdida, el pueblo cubano seguirá y perfeccionará su sistema socialista.
Seguiremos luchando porque se levante el bloqueo, se devuelva la base de Guantánamo, se libere a Ana Isabel Montes, se extienda la solidaridad de la clase obrera.
Es en los momentos dificíles, cuando los camaradas unimos nuestras fuerzas, para superar las pérdidas y adversidades. Los esfuerzos de Fidel, tuvieron su recompensa en la felicidad del pueblo cubano, en realizar la Revolución Socialista.
Aún en momentos dramáticos, como fue tras la desaparición de la URSS, Fidel dignamente se comprometió a continuar la construcción del Socialismo en Cuba. Y sus obras son más impresionantes, que sus palabras:
* Único país de América sin desnutrición infantil.
* Declarado paraíso internacional de la infancia (Unicef).
* La tasa de mortalidad infantil más baja de Latinoamérica.
* 130.000 médicos graduados desde 1961.
* 10 estudiantes por docente.
* Desarrollo de 4 vacunas contra el cáncer.
* Su sistema de salud es un ejemplo para el mundo (OMS).
* 54 % de su presupuesto destinado a programas sociales.
* El mejor sistema educativo de América Latina, siendo el país que de su PIB más aporta a la educación de su población.
* Tiene uno de los mayores índices de Desarrollo Humano.
* Primer país del mundo donde se eliminó la transmisión madre a hijo del VIH.
Ayer 25 de noviembre, a las 10:29 horas de la noche falleció el
Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz. En
cumplimiento a la voluntad expresa del Compañero Fidel, sus restos serán exhumados en cremación.
26 de Noviembre del 2016 *
Querido pueblo de Cuba:
Con profundo dolor comparezco para informar a nuestro pueblo, a los
amigos de nuestra América y del mundo, que hoy 25 de noviembre del 2016,
a las 10:29 horas de la noche, falleció el Comandante en Jefe de la
Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.
En cumplimiento de la voluntad expresa del compañero Fidel, sus restos serán cremados.
En las primeras horas de mañana sábado 26, la Comisión Organizadora
de los funerales brindará a nuestro pueblo una información detallada
sobre la organización del homenaje póstumo que se le tributará al
fundador de la Revolución Cubana.
¡Hasta la victoria siempre!
* Locución al pueblo de Cuba, leída por Raúl Castro Ruz.
PorJonathan Lefevre, Traducción Alexandre J. García
Desde
finales de los años 60 hasta principios de los 70, el Black Panther
Party (BPP) asusta al establishment norteamericano. Al miedo del rojo
se añade el miedo de los jóvenes negros organizados, comunistas,
armados. Y que sobre todo ofrecen comida a los niños que pasan
hambre...
Los
años 60 están marcados por evoluciones y por revoluciones.
Occidente teme el “peligro rojo”. Mayo del 68 sacude Europa
Occidental. Cuba acaba de elegir la vía socialista. Numerosos países
africanos alcanzan la independencia. La guerra de Vietnam hace
estragos. En los Estados Unidos, el movimiento por los derechos
cívicos está en su apogeo. Lo mismo ocurre con la oposición a la
guerra. El imperio tiembla sobre sus cimientos. Jóvenes
afroamericanos se organizan en serio, deciden que el eslogan “we
shall overcome” (Venceremos),
gritado por Bob Dylan y Joan Baez y que fue retomado por numerosas
marchas pacíficas, ya no es suficiente y lo sustituyen por “all
power to the people”
(todo el poder para el pueblo). El mayor temor del Imperio y del jefe
del FBI Edgar Hoover está a punto de hacerse realidad. “En
su mente estaba la idea de que no hubiese otra misa negra después
del Dr. Martin Luther King y Malcolm X, y esta vez no están
surgiendo unos Dr. Martin Luther King o unos Malcolm X, sino jóvenes
que son todos Malcolm X, Dr. Martin Luther King, Fannie Lou Hamer
(militante de los derechos cívicos) y
Rosa Parks”,
cuenta Bullwhip, antiguo miembro del BBP.[1] ¿Cómo consiguió el
“Black Panther Party for self defense” (primer nombre del BPP)
colocarse en algunos meses a la cabeza de la lista de mayores
amenazas de la todopoderosos Estados Unidos?
« Si
tú empujas a la pantera negra hacia un rincón, intentará huir
yéndose por la izquierda. Si tu las arrinconas allí, querrá
escaparse por la derecha. Y si sigues oprimiéndola y empujándola en
sus posiciones, tarde o temprano esta pantera saldrá de allí y
diezmará a todo aquel que la oprima »
(Huey Newton a Bobby Seale, 1966)
Los
«negros» del Tío Sam
Los
negros norteamericanos sufrieron la esclavitud durante tres siglos y
medio. Al menos en teoría. Si la abolición de la esclavitud se
promulgó oficialmente en 1865, la segregación que siguió aún
estaba presente 100 años después. Después de la II Guerra Mundial,
los Estados Unidos deben responder a una promesa hecha durante la
misma, cuando el país necesitaba grandes cantidades de carne de
cañón: la igualdad en derechos. Pero una vez terminada la guerra,
el Tío Sam se olvida de ello.
La
lucha del movimiento por los derechos cívicos, iniciada en los años
50, intenta refrescarle la memoria y obtiene resultados, pero
insuficientes. En 1963, hay cinco veces más negros que blancos
viviendo en viviendas insalubres. Las desigualdades aumentan: en
1962, los asalariados negros tienen de media unos ingresos inferiores
en un 45% a los de los blancos, frente al 38% en 1952.[2]
En
1967, la población norteamericana cuenta con un 22% de personas de
color negro. Es decir, el 11,1% de la población total. La mayoría
de los negros vive en las ciudades. O más bien en ghettos. La
esperanza de vida es de 71 años para los blancos y de 64 años para
los negros. En Vietnam, donde muchos negros esperaban obtener mejores
condiciones de vida al volver, un 11,5% de los militares eran negros,
mientras que el 22% de las víctimas militares eran negras. Carne de
cañón, como siempre. Cosa que trasciende el prisma del color de la
piel: el 76% de los hombres enviados a Vietnam provenían de una
familia que vivía por debajo del umbral de la pobreza.
El
Estado suelta lastre
El
poder estadounidense se ve obligado a soltar lastre. El Civil Rights
Act (1964) prohíbe la discriminación por motivos de “raza”,
color, sexo o religión. Pero en los hechos, “las leyes sobre
derechos cívicos de 1960, 1964 y 1965 no cambiaron en nada la vida
cotidiana de la juventud negra norteamericana, y la frustración
crece en los ghettos negros de los Estados Unidos durante la primera
mitad de los años 60. Cuando estalla, adopta la forma de motines
contra los cuales los líderes históricos de los derechos cívicos
no pueden hacer nada.”[3]
Desde principios del siglo XX, el
“movimiento negro” se divide en una corriente “integracionista”
y otra “separatista”. La primera, más moderada, quiere
integrarse en la sociedad norteamericana y es dirigida por Martin
Luther King. La segunda, más radical, tiene a Marcus Garvey como
líder y se niega a colaborar con organizaciones no-negras. Sobre
todo, defiende el regreso a África. El BPP rechaza ambas vías. Se
da cuenta de los límites de la acción no-violenta (Martin Luther
King es asesinado en 1968 cuando su pensamiento evolucionaba hacia un
mayor radicalismo) y de la política “nacionalista negra”
(Malcolm X es asesinado en 1965 cuando su discurso se abre a todos
los oprimidos). Mientras el movimiento permanece dividido entre estas
dos corrientes que llevan a un callejón sin salida, el Estado
consigue controlarlo. ¿Pero qué pasa si una organización consigue
superar esta situación?
Oakland,
cuna de la revolución negra
Oakland,
California (costa Oeste), es una ciudad adonde numerosos
afroamericanos migraron para trabajar en los astilleros. Tras el
cierre de éstos, fueron enviados al paro. La pobreza y la
delincuencia aumentan.
Oakland
también es la ciudad de dos jóvenes, Huey Newton y Bobby Seale.
Después de los disturbios que sacudieron el país, en particular en
Watts (Los Ángeles) fueron 34 personas fueron asesinadas durante el
verano de 1965.[4] Seale y Newton tratan de sacar conclusiones
políticas, pero también tácticas. Frente a la violencia cotidiana
de los “pigs” (cerdos, mote amistoso otorgado a los policías),
intentan convencer a varias organizaciones de pasar a la autodefensa.
Ante el rechazo de las organizaciones existentes, que consideran esta
actitud suicida, deciden crear su propia organización. La primera
tarea que inician los fundadores del BPP es bajar por las calles de
su ciudad para sacar la esencia de su programa político. Ha nacido
el programa de los 10 puntos.
Surgido
en octubre de 1966, este programa debe ser accesible a todos y a
todas. “Para
Newton, hace falta poner en relación los principios filosóficos con
las necesidades inmediatas de la comunidad, con el fin de que los
negros que lean este programa puedan encontrar allí sus
preocupaciones concretas y cotidianas e inscribirlas en un conjunto
mayor de problemas. Aquí se dibuja un rasgo que caracterizará a los
Panteras Negras, la necesidad de mantenerse siempre cerca de las
cosas de la vida, cerca del pueblo, mientras lo eleva hacia una toma
de consciencia de la condición de vida de los afroamericanos y de
todos los colonizados del mundo”,
escribe el periodista Tom Van Eersel.[5]
El
programa de 10 puntos
1
– Queremos la libertad. Queremos el poder de determinar el destino
de nuestra Comunidad Negra.
2
– Queremos el pleno empleo para nuestra comunidad.
3
– Queremos que cese la explotación de la comunidad negra por los
Blancos (este punto fue modificado en 1969, sustituyendo la fórmula
“por los Blancos” por “por los capitalistas”).
4
– Queremos viviendas decentes, aptas para abrigar a seres humanos.
5
– Queremos una educación para nuestro pueblo que exponga la
verdadera naturaleza decadente de la sociedad americana.
6
– Queremos que todos los hombres negros estén exentos de servicio
militar.
7
– Queremos el fin inmediato de los asesinatos y las brutalidades de
la policía.
8
– Queremos la libertad para todos los negros detenidos en prisiones
y penitenciarios federales, del Estado, de condado y municipales.
9
– Queremos que cuando todos los negros comparezcan ante un
tribunal, sean juzgados por un jurado compuestos por sus iguales, o
por gente proveniente de la comunidad negra, como estipula la
Constitución de los Estados Unidos.
10
– Queremos tierra, pan, vivienda, enseñanza, vestimenta, justicia
y paz, y tenemos como objetivo principal un plebiscito supervisado
por la Organización de Naciones Unidas en la “colonia” negra y
en el que sólo podrán participar sujetos negros “colonizados”,
con el fin de determinar la voluntad del pueblo negro en lo que
respecta a su destino nacional.
Seale
y Newton vuelven a dirigirse a los habitantes de los barrios de
Oakland para conocer su opinión. A la pregunta “¿Cuál
es el mayor problema de los habitantes?”,
la respuesta más frecuente es “la
policía racista que nos brutaliza”.
Además de su enorme tasa de pobreza, Oakland es conocida
efectivamente por el racismo las fuerzas del orden. Newton y Seale
avanzan entonces el séptimo punto de su programa (“Queremos
el fin inmediato de los asesinatos y las brutalidades de la
policía”).
Para ello, optan por la autodefensa. La ley les autoriza: en 1966, la
ley californiana autoriza llevar un arma cargada, “a
condición de que no esté disimulada y de que no haya ninguna bala
en la recámara”.
Vestidos
con una cazadora de cuero negro, boinas y guantes del mismo color, la
quincena de miembros con los que cuenta entonces el BPP desciende por
las calles de Oakland con manuales de derecho, magnetófonos y armas.
El objetivo no era la lucha armada sino vigilar a los agentes de
policía y aconsejar jurídicamente a los negros arrestados de forma
abusiva. Treinta años más tarde, Bobby Seale se explica ante la
CNN: “Por
un lado, las armas estaban allí para llamar la atención del pueblo.
Pero lo más importante, llevábamos armas para que la policía sepa
que estábamos en condiciones de igualdad con ellos y que íbamos a
ejercer nuestro derecho constitucional a observarlos, lo quisieran o
no.”
Las
panteras observan
Legalistas,
conocedores de la ley de memoria, los Panteras ponen nerviosas a las
autoridades, que buscan un medio de detenerlas.
En
abril de 1967, un joven negro es asesinado por la policía cerca de
San Francisco. La familia de Denzil Dowell acude a los Panteras
porque no cree en la versión de las autoridades, que explican que
esta muerte se debe a la defensa propia de un policía. El BPP inicia
una investigación y llega a reunir pruebas de que Denzil estaba
desarmado durante el tiroteo y tenía los brazos en alto cuando lo
mataron. Los Panteras organizan concentraciones ante la comisaría.
Publican el primer número de su periódico, “The
Black Panther black community new service”.
El periódico, que sacará 125.000 ejemplares cada semana en 1970,
sirve de herramienta par dar a conocer el programa del BPP, sus
posiciones, sus reivindicaciones socio-económicas (como la semana de
30 horas, la igualdad salarial entre hombres y mujeres...) y unificar
el partido. La venta del periódico es una de las principales
actividades del partido y se convertirá en su primera fuente de
financiación. Su éxito inquieta al FBI. En 1970, J.E. Hoover
declara en un memorándum interno que el periódico es “una
de las operaciones de propaganda más eficaces del partido
(…) Si
podemos acallar su voz, esto permitirá debilitarlo.”
El FBI se aplicará en ello, sin tener éxito.
Aparte
de las misiones de vigilancia de los policías, la organización de
manifestaciones y la promoción del periódico, los miembros del BPP
pasan muchísimo tiempo en aplicar el programa “Service to the
people”. La acción más importante de este programa consiste en
distribuir desayunos a los niños. Para conseguir alimentos, los
Panteras piden a los comerciantes negros que den latas de conserva,
arroz, etc. El éxito es inmenso. Pero no se detiene aquí, según la
antigua miembro Cleo Sivers: “Les
dábamos un desayuno, les ayudábamos a hacer sus deberes, les
enseñábamos la historia de los Negros, su historia, para que se
sientan orgullosos de ellos mismos.”[6]
Si los programas sociales (aparte de las comidas, los Panteras
organizan también el acompañamiento de los mayores al hospital o al
banco, crean una escuela elemental y llevan adelante campañas contra
la anemia y la tuberculosis...) fueron ocultados por las imágenes de
hombres y mujeres jóvenes en armas, el puño levantado, no obstante
forman parte integrante del programa del BPP.
El FBI lo sabe y se
preocupa tanto por los programas sociales como por las acciones más
radicales del BPP... “Es
difícil calificar de revolucionarios criminales a personas que cada
mañana sirven platos a niños en cerca de 50 ciudades del país”.[7]
El FBI y la policía van a intentar por lo tanto a partir de 1969 de
detener estas acciones al detener a los responsables logísticos del
BPP, convencer a los comerciantes de que cesen de dar víveres al
BPP, etc. Para Hoover, “el
programa de desayunos para niños representa la actividad la
actividad más influyente llevada a cabo por el BPP, y como tal, es
potencialmente la mayor amenaza sobre la cual las autoridades deben
poner sus esfuerzos para neutralizar al BPP y destruir todo lo que
representa”.
«Free
Huey»
Algunos
meses después de su creación, el BPP está en plena expansión. La
llegada del escritor Eldridge Cleaver, que dispone de una red muy
importante en los medios progresistas, permite estrechar alianzas con
organizaciones que agrupan a blancos, latinos, amerindios... Porque
el BPP lleva adelante la lucha de clases, no la lucha de razas. “No
luchamos contra el racismo en nombre del racismo. Luchamos contra el
racismo mediante la solidaridad. No luchamos contra el capitalismo
explotador por un capitalismo negro. Luchamos contra el capitalismo
mediante el socialismo. No luchamos contra el imperialismo por un
imperialismo más grande. Luchamos contra el imperialismo mediante el
internacionalismo proletario. Estos principios son esenciales en el
partido. Son concretos, humanos y necesarios”, explica Bobby
Seale.[8] Al igual que con King o Malcolm X, es cuando las Panteras
hacen la unión entre las capas populares rojas, pardas, amarillas y
blancas que la organización debe desaparecer. Si los trabajadores de
todo el país se unen...
Durante
los primeros meses, el BPP sufre sus primeros golpes. Para quitarle
al BPP el derecho a llevar armas, el senador Mulford propone a
principios de 1967 una ley para prohibir el porte de armas. En
reacción, una treintena de Panteras acuden armados al Capitolio.
Bobby Seale pronuncia un discurso señalando el carácter racista de
esta ley y denuncia la voluntad de desarmar a los negros víctimas de
la violencia de los policías. Arrestados, los Panteras ganan un
batalla: la de la imagen.
Las televisiones están presentes y esta
publicidad conduce a que se afilien cientos de jóvenes. Se abren
secciones en todo el territorio norteamericano. El problema es que
muchos de estos jóvenes se sienten atraídos por el porte de armas y
el uso que podrían hacer de ellas. Sin embargo, para el BPP las
armas no son juguetes para “jugar” a los policías. Los líderes
del partido son partidarios de la autodefensa, no de la guerrilla
urbana. Para convertirse en Pantera, hace falta sobre todo formarse.
Primero estudiando libros (la biografía de Malcolm X, Los
condenados de la tierra
de Frantz Fanon y el libro
rojo
de Mao) y el programa de 10 puntos del partido, respetar las reglas
(muy estrictas en materia de drogas –que el BPP combate– y
armas), hacer un trabajo militante (vender el periódico, participar
en los programas sociales, etc.)...
En
octubre de 1967, Newton es detenido por el asesinato de un policía.
La campaña “Free Huey” va a permitir al partido darse a conocer
por otra cosa que la autodefensa. Para la defensa de Newton, el
partido contrata a un abogado blanco, Charles Garry, y teje lazos con
organizaciones compuestas mayoritariamente por blancos como el Peace
and freedom party, que le va a dar ayuda logística y financiera. Las
autoridades ya alertadas por la organización y la disciplina del
BPP, se inquietan por las nuevas alianzas tejidas. La unión hace la
fuerza, pero ello no está en el interés del establishment.
Socialista
y feminista
Las mujeres representaban más del 50 % del Partido de los Panteras Negras (Foto Dogwood)
La
ideología de las Panteras tampoco resulta muy tranquilizante para
los dirigentes estadounidenses. En 1969 se puede leer en un número
del «Black panther black community news service»: “Las teorías
marxistas-leninistas nos enseñan a unirnos con nuestros verdaderos
amigos para identificar a los verdaderos enemigos, y todos sabemos
que nuestro verdadero enemigo es el capitalismo. (…) El
capitalismo son los Estados Unidos...”.
El
BPP empieza a llevar su internacionalismo a la práctica tejiendo
lazos con Cuba, China, Vietnam, Argelia... En el exilio, Cleaver
llega a Argelia en 1968 y se afana en crear la sección internacional
del partido. Esta última debe servir de pasarela entre los
movimientos de liberación nacional del tercer mundo y el movimiento
revolucionario negro norteamericano.
La
campaña de liberación de Newton (que será absuelto) sirve también
para reclutar a muchas mujeres, poco atraídas por la imagen viril
del BPP mostrada al principio por los medios de comunicación. Aparte
de socialista, revolucionario, internacionalista, el BPP también es
feminista. A partir de 1968, las mujeres constituyen el 50% de los
efectivos del BPP. Como escribía Bobby Seale en los años 70 en su
libro “Seize
the time”:
“Cuando
Eldridge, Huey, y el partido entero actúan para eliminar el
chovinismo masculino, actúan según el principio de la igualdad
absoluta entre el hombre y la mujer: debido a que el chovinismo
masculino surge directamente de la naturaleza de clase
de la sociedad actual.
[…]
Antes,
escribir con máquina, hacer la cocina y otras cosas de este tipo
eran tareas reservadas a las hermanas. Se suprimió este reparto de
los papeles en el partido. Aquello también fue un gran combate.”
Infiltración
del FBI
Muy
pronto, a partir de 1967, el BPP se encuentra a la cabeza de las
organizaciones que constituyen una amenaza para la seguridad del
Estado según el FBI. Para ponerle término a una organización como
los Panteras, el FBI utilizar un programa inventado en los años 50
para combatir al Partido Comunista (CPUSA): el COINTELPRO (Counter
Intelligence Program). A partir de 1950, con la Internal Security
Act, los Estados Unidos se arman con una ley que permite al FBI hacer
un listado de todas las organizaciones comunistas o simpatizantes del
comunismo y todos sus miembros. El miedo del rojo toca a todos los
sectores de la sociedad estadounidense. En 1959, el FBI permite al
COINTELPRO permite al FBI “perturbar, desacreditar y destruir”
al CPUSA. El FBI no quiere destruir al partido comunista del
exterior, sino “nutrir y alentar desde el interior las luchas
intestinas”. Teniendo éxito en ello. Aparte del CPUSA, la
organización más atacada es el BPP. El BPP había retomado la
consigna de Malcolm X, luchar “by any means necessary”
(por todos los medios necesarios). El FBI también lo hizo.
En
1969, el abogado Charles Garry considera que desde el año 1966,
entre 60 y 70 agentes del gobierno infiltraron el partido. ¿Sus
actividades? Sembrar cizaña entre los miembros enviando cartas
falsas con insultos, hacer lo mismo con las organizaciones que
hicieron alianzas con el BPP, acusar a miembros de ser ellos mismos
agentes infiltrados, acentuar las divergencias de opiniones entre los
dirigentes, empujar a algunos miembros a acciones brutales (violando
las directrices de la dirección), sabotear el periódico, etc. Y
funciona. Huey Newton se vuelve completamente paranoico al entrar en
contacto con su nueva compañera, Elaine Brown. Esta última es
sospechada por otros miembros de la dirección de ser una infiltrada.
Movimiento “Black Lives Matter”, «Las vidas de los negros son importantes»
Además
de estas acciones del interior, las autoridades siguen con su acoso
cotidiano y las arrestaciones arbitrarias de los dirigentes. Sobre
todo, entre 1966 y 1971, una treintena de Panteras son asesinados por
la policía. A la perturbación interna y externa, el FBI añade una
práctica tan desconocida como eficaz: inundar con drogas duras los
barrios favorables al discurso del partido. De un día para otro,
cocaína, heroína y crack a muy buen precio llegan a los barrios.
Los dirigentes del BPP combaten a los camellos y prohíben a sus
miembros que consuman drogas duras. Pero puesto que están en la
cárcel, que se les ha lavado el coco por agentes perturbadores o que
simplemente han sido asesinados, ya no pueden hacer mucho contra esta
lacra...
Se
fecha en 1973 el fin del Black Panther Party original. En este año,
el partido se escinde en dos partes. Una radical, que se une a la
Black Liberation Army (BLA, asociación armada próxima al BPP) y la
otra que renuncia a la revolución para presentarse a las elecciones
y seguir con los programas de asistencia para los más pobres.
¿Que
queda hoy de los Panteras? Aparte de los miembros que aún están en
la cárcel, un espíritu de resistencia. La lucha contra el racismo
sigue vigente.
A
finales de septiembre, un estudio[9] mostraba que de las 700 personas
asesinadas por la policía norteamericana desde 2016, el 27.2% eran
negras. En comparación con la proporción de negros en la población
total (12.6%), esto supone mucho.
Frente
a ello, el movimiento “Black Lives Matter” (BLM, las vidas de los negros son importantes), nacido en 2013 tras el asesinato de Travyon Martin, un
joven negro desarmado por un agente de seguridad que será absuelto
en toda impunidad, está en plena expansión.
Pero
se trata de un problema de desigualdad social, no “solamente” una
cuestión de color de piel. En los primeros cinco meses de 2015, 441
personas fueron asesinadas por la policía norteamericana. El 95%
provenía de los medios populares.[10]
En
2016, al igual que en 1966, la pregunta que recorre los movimientos
antirracistas sigue siendo: ¿luchamos por la igualdad en la
injusticia o por la justicia para todos?
Notas.
1.
«Panteras
negras, Historia del Black panther party»,
Tom Van Eersel, éditions L’Echappée, Paris, 2006, pág. 85 • 2.
«El
movimiento negro en los EE.UU.»,
1º de octubre de 2010, por Robert Paris y Tiekoura Levi Hamed 3.
«Panthères
noires»,
pág. 22 4.
El 11 de agosto de 1965 en Los Ángeles, en el barrio de Watts, tres
negros de la misma familia son arrestados por una patrulla de la
policía californiana. Este arresto arbitrario desencadena revueltas
que, en cinco años, provoca la destrucción de unos mil edificios.
La policía procede entonces a 4000 arrestos: más de 1000 negros son
heridos y otros 34 son asesinados. 5.
«Panteras
negras»,
pág. 45 • 6.
Ídem,
pág. 72 • 7.
Ídem,
pág. 71 • 8.
«Seize
the time: The story of the Black panther party and Huey P. Newton»,
Arrow Books and Hutchinson & Co, 1970 •9.
Cifras del Washington Post 2016 • 10.
«95%
of Police Killings in 2015 Occurred in Neighborhoods With Incomes
Under $100,000»,
Zaid Jilani, 24 de julio de 2015,www.alternet.org