Yury
Dmitriyevich Velikanovich nació el 9 de abril de 1910 en Ilnik, un
pueblo que es ahora parte del distrito Turchovsky de Lviv, entonces
parte del Imperio Austrohúngaro. Era hijo del profesor Dmitro
Velikanovich, miembro de la Unión Nacional Democrática de Ucrania (UNDO)
y que llegó a participar en la Dieta polaca entre los años 1928 a 1938.
Velikanovich realizó sus estudios básicos
en la escuela ucraniana de Lviv. Mientras estudiaba filología (derecho
según otras fuentes) en la universidad Jana Kazimierza de Lviv, a
finales de los años veinte, se integró en las juventudes del movimiento
de liberación nacional ucraniano. Fue parte activa de la sociedad
Prosbita (la “Ilustración”), desde cuyos balcones Stetsko intentó
proclamar el nuevo estado ucraniano tras entrar en Lviv junto a las
tropas nazis. A partir de 1928, sin embargo, Velikanovich empezó a
cooperar con la resistencia izquierdista y el Partido Comunista de
Ucrania Occidental (CPWU). Como activista comunista, desarrolló entonces
tareas de propaganda en las cooperativas campesinas de Volinia y en la
región de Ternopil.
En el otoño de 1936, Velikanovich atendió
la llamada del Komintern y se implicó como voluntario en la Guerra
Civil española. Pasó a la clandestinidad y se dirigió a Checoslovaquia,
donde siguió un entrenamiento militar secreto. A continuación, a través
de Francia (donde estuvo detenido unos meses), llegó a Madrid en julio
de 1937. Ahí se incorporó a las fuerzas republicanas.
En España, el activista de Lviv se
encargó inicialmente de la edición del boletín militar ucraniano-polaco.
Posteriormente, luchó en el frente en la compañía conocida como los
Cientos de Taras Shevchenko (o Shevchenkovtsy), impulsada por el CPWU.
Junto al Batallón polaco Dombrowski, la compañía ucraniana fue parte de
la constitución, en julio de 1937 en Albacete, de la XXIII Brigada de
las Brigadas Internacionales.
A pesar de su dimensión mayoritariamente
ucraniana, el primer comandante de la Brigada (y al mismo tiempo
comisario político de la compañía Shevchenko) fue el bielorruso
Stanislav Tomashevic. Según éste, desde el punto de vista de la
formación de combate, la compañía ucraniana tenía un nivel muy alto
gracias a la experiencia de una gran parte de sus miembros que habían
servido previamente su servicio militar en otros ejércitos. Formaban la
compañía Shevchenko voluntarios ucranianos y bielorrusos, además de
polacos y españoles.
El bautismo de fuego de la Taras
Shevchenko se produjo el mismo mes julio de 1937 en el frente cercano a
Brunete. Allí, después de haber abortado el ataque de la caballería
marroquí, junto con la compañía Adam Mickiewicz, sus miembros
participaron en el ataque a las posiciones de las brigadas franquistas
fortificadas entre Villafranca del Castillo y Romanillos de Atienza. En
las feroces batallas que tuvieron lugar salieron finalmente vencedores,
aunque perdiendo a la mitad de sus hombres. Las bajas fueron cubiertas
por otros efectivos ucranianos procedentes de la zona de Galizia o
Volinia.
En el frente de Aragón, en torno al 25 de
agosto de 1937 en Belchite se enfrentaron con gran heroísmo, faltos de
municiones, a las tropas italianas regulares, con la captura de varias
de sus fortificaciones.
En este periodo, Velikanovich editaba,
además, el periódico Borotba (Lucha). A finales de 1937, en el periódico
aparecían obras de Shevchenko o artículos sobre el escritor o los
kobzar, los bardos ucranianos itinerantes ciegos.
Entre diciembre de 1937 y febrero 1938,
la XIIIª Brigada participó en las operaciones militares de la Sierra del
Quemado (Peñalosa), una de las áreas de batalla en un frente que se
extendía hasta Teruel. En marzo de 1938, la compañía participó en
batallas defensivas pesadas en torno a Lleida donde por cuatro veces
llegaron a romper el cerco nacionalista. También repelieron los ataques
franquistas en las alturas cerca de la localidad de Caspe.
En marzo de 1938, el grupo Shevchenko
retornó al frente de Aragón. En junio de ese año, Velikanovich cayó
herido en la batalla por Cataluña. Después de recuperarse, combatió en
el batallón especial de artilleros del 15ºCuerpo del Ejército de la
República. Velikanovich murió, como comandante, el 7 de septiembre de
1938 (el 4 según otras fuentes) durante la Batalla del Ebro. Según puede
leerse, durante la batalla los ucranianos mostraron su alta eficiencia
en el combate, una evidente capacidad para atacar y contraatacar y la
habilidad para hacer frente a los ataques de la caballería.
La muerte de Velikanovich en el frente
precedió, en unas pocas semanas, a la retirada de las Brigadas
Internacionales. La guerra de la compañía Shevchenko terminó el 28 de
septiembre de 1938, cuando el Gobierno republicano de Juan Negrín aceptó
la retirada de los internacionalistas. En su desfile del 28 de octubre
en Barcelona, el pueblo presente en las calles les despidió con flores.
Al retornar a Polonia, los ucranianos fueron detenidos por los gendarmes
polacos y fueron encerrados en el campo de concentración de Beresa
Kartuskaya (en la Bielorrusia actual).
A diferencia de Polonia, la URSS honró a
la Taras Shevchenko. Durante el periodo soviético, el comandante
Velikanovich fue considerado como un héroe internacionalista. Una calle
de Lviv fue nombrada en su honor (antes de ser renombrada en 1990 con la
primera “descomunización”). En 1982, en la zona del Nuevo Lviv, se
erigió en uno de los parques un monumento a Velikanovich en recuerdo de
su participación como Brigadista en España. El monumento no sólo
recuerda su compromiso militar con la República sino también su amor por
la cultura. Lleva un libro de notas en la mano, recordando así su papel
como periodista y su afición por la literatura y la poesía. En 2010,
unos vándalos trataron de cortarle la cabeza. Pero el monumento fue
luego restaurado.
Con una UNDO radicalmente opuesta a la
URSS, el padre de Velikanovich, en cambio, fue arrestado en 1940 por el
NKVD y deportado a Kazajistán, donde murió. Fue rehabilitado en 1998 por
las autoridades judiciales de Kazajstán.
La historia de Yuri Velikanovich muestra
que ucranianos étnicos de la Galicia polaca, residentes fuera del
territorio de la Ucrania soviética, se integraron en el combate a favor
de la España republicana, una circunstancia que hoy podría sin duda
sorprender. Pero no fue el único caso. Ya en agosto de 1936 consiguieron
llegar a Madrid llegar 37 nativos de Ucrania occidental que se ganaban
la vida como mineros y metalúrgicos en Bélgica y Francia. Tras ellos, a
través del paso Javornik de los Cárpatos, en lo que era entonces la
frontera entre Polonia y Checoslovaquia, viajaron ilegalmente de Galicia
y Volinia a España otros 180 voluntarios, entre ellos Velikanovich.
Algunas fuentes, citando al general soviético Alexander Rodimtsev,
señalan que el número de nativos de Ucrania occidental en las Brigadas
Internacionales llegó a ser de miles de personas.
Parte de ellos eran izquierdistas que
habían huido de la represión polaca pero que no compartían la posición
de los comunistas soviéticos y el proceso de sovietización de Ucrania.
Las discrepancias terminaron con la decisión del Comité Ejecutivo de la
Internacional Comunista de disolver en 1938 el CPWU. La lucha por la
libertad y la cultura de Velikanovich, así como los conflictos entre
Stalin y los partidos comunistas de la zona fronteriza con la Unión
Soviética, dominada por Polonia, son una muestra de las contradicciones
de la época. Unas contradicciones de las que las fuerzas más
reaccionarias se aprovecharían, tras la caída de la URSS, para allanar
el terreno del nacionalismo derechista y silenciar toda oposición
izquierdista en el este de Europa.