Por Laura V. Mor.
Hemos escuchado hablar mucho sobre Cuba en general, pero poco sobre ciertos temas en particular. La famosa Libreta cubana es uno de ellas.
Cuba -como ocurrió con los países de la ex Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas- cuenta con una Libreta de abastecimiento por
cada hogar. Es la “libreta de la familia cubana”, como suelen
decir aquí. En ella se refleja los integrantes del grupo familiar y se
consignan una serie de productos básicos, especialmente para ayudar a la
alimentación.
Los medios de comunicación en el mundo se refieren a ella como
“libreta de racionamiento”, término utilizado para tiempos de guerra
donde se hace necesario racionalizar los suministros alimentarios. La
ironía de llamarla de esa manera, pretende generar una connotación
negativa sobre el esfuerzo del Estado para apoyar en lo cotidiano la
canasta básica de la familia cubana.
Durante la histórica visita a Cuba del Presidente Obama, incluyó en
su agenda la participación en el programa cómico Pánfilo, uno de los de
mayor audiencia de la TV. En el sketch, mientras jugaba una partida de
dominó con los actores, alguien mencionó la Libreta. Fingiendo no saber
de qué se trataba, preguntó qué era…sin mencionar por supuesto la gran
responsabilidad que tiene EE.UU en la aplicación del bloqueo. El chiste
no fue gracioso porque faltó explicar las razones que motivan al Estado
cubano subvencionar -a precios de hace cinco décadas- una serie de
productos básicos para paliar el daño que provoca el inhumano bloqueo al
pueblo cubano.
La Libreta ayuda, es el empujón para llegar a fin de mes, como dicen
los cubanos, a la manutención alimentaria dadas las consecuencias de un
bloqueo genocida que hace más de cincuenta años Estados Unidos sostiene
sin pausa sobre el pueblo, y hace que sea muy difícil y costoso para el
Estado importar los productos que el país no produce. El bloqueo impide
el comercio directo entre EE.UU-Cuba, pero además, mediante sus leyes
extraterritoriales, prohíbe a las empresas de terceros países
comercializar productos de origen o componentes norteamericanos. Las
multas a quienes osen violarlo son millonarias.
Ante ello, el gobierno cubano debe obtener productos en mercados
lejanos, abonando sobreprecios y un costo elevado de transportación, muy
superior al que incurriría en caso de poder comerciar libremente sin
las restricciones aberrantes que impone el bloqueo.
En décadas anteriores, cuando aún existía el campo socialista
-principal socio comercial y proveedor del país hasta su derrumbe en los
años 90- la Libreta de abastecimiento contaba con decenas de productos,
entre los cuales se incluían también tabaco y ron. A partir de la caída
del Este europeo, comenzó en Cuba lo que se conoce como Período
Especial. La cantidad de productos contenidos en ella disminuyó
ostensiblemente, pero continúa siendo un apoyo para la economía
doméstica de cubanas y cubanos.
La Libreta incluye mensualmente 7 libras (aproximadamente tres kg y
medio) de arroz -base de la alimentación cotidiana de la familia
cubana-, frijoles y otros granos -para el típico congrí, o potaje de
frijoles tan habituales en los platos cubanos o el de chicharos-, 4
libras (cerca de 2 kg) entre azúcar refinada o blanca y morena, aceite,
café, 5 huevos por persona, un pan diario, productos cárnicos como
pollo, picadillo de carne o jamonada en cantidades pequeñas por persona,
sal y fósforos. Si en la familia hay niños, embarazadas o ancianos se
adiciona leche, compota y yogurt de soja. En caso de que algún miembro
del hogar necesite una dieta médica especial, también es considerado a
la hora de asignar los productos; lo mismo para mujeres en edad fértil
se suma el suministro de las toallas sanitarias necesarias.
A diferencia de lo que muchos extranjeros creen y de lo que los
grandes medios de comunicación necesitan hacer creer de acuerdo al
objetivo estratégico de cambio de régimen, la Libreta no es de
racionamiento, tampoco es la dádiva de un Estado paternalista. Los
productos que se subvencionan se abonan en la misma Bodega donde se
retiran y se pagan en pesos cubanos; entre todos “los mandados”no
supera los 10 pesos cubanos (aproximadamente 0,48 centavos de dólar),
un precio muy inferior al de las Tiendas en divisa donde se venden los
mismos productos. El costo que paga el Estado es sumamente elevado si se
tiene en cuenta que la Libreta incluye a todos los habitantes del país.
Se dice popularmente “la Libreta no alcanza”. Es cierto, para la
alimentación balanceada de un mes completo es necesario comprar ciertos
productos por fuera de la Bodega. Pero a quienes venimos de países
capitalistas donde el Estado no garantiza tan siquiera la mínima
alimentación de sus ciudadanos y cada familia debe hacer malabares para
lograr comprar desde el primero hasta el último producto de la canasta
básica alimenticia, aunque sea 250 gramos de arroz a menor precio, sería
de gran ayuda, mucho más si se multiplica por cada miembro de la
familia.
Probablemente si no existiese el bloqueo económico, comercial y
financiero contra Cuba no sería necesaria esa Libreta ya arraigada en el
pueblo cubano; los salarios serían superiores a los actuales y no haría
falta subvencionar la alimentación. Como el bloqueo aún persiste y
Cuba es un país declaradamente socialista, donde asegurar los derechos
de las personas es una razón fundante, el Estado debe asegurar una base
de bienestar colectivo para todos los cubanos. La Libreta asegura una
pequeña parte de ello, junto a enormes políticas sociales conquistadas
en 58 años de Revolución.
Quedan 60 días para que Obama deje la Casa Blanca, tiempo restante
para que aplique las prerrogativas presidenciales para desmontar al
máximo posible el bloqueo. Si lo hiciera ya no haría falta más “la
Libreta”.
Fuente:
Resumen Latinoamericano
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