Damasco,
con mayor o menor intensidad, ha estado bajo fuego durante siete años.
El enclave de la Ghouta oriental se erigía como el punto de
concentración de los grupos terroristas desde donde bombardeaban la
capital. Los misiles caían de forma indiscriminada, ensañándose
especialmente con los barrios populares. Sólo en el ataque perpetrado el
23 de febrero de 2018 (donde se llegaron a utilizar misiles
tierra-tierra) murieron más de 30 personas en el mercado de Ruk el-Dinh.
En mi última visita, los residentes nos explicaban cómo, desde hacía
más de siete años, había zonas de la capital que recibían el impacto de
más de 80 morterazos diarios y cómo, a pesar del peligro y del horror
cotidiano, la ciudad seguía viviendo. La vida en 2012, 2013 y 2014 se
hizo muy penosa en las zonas al alcance de la artillería yihadista.
Durante
años, el ejército sirio no pudo abrir otros frentes. Se consiguió
estabilizar la situación cuando, en 2015, las fuerzas de Al Assad
lograron dominar las alturas estratégicas que rodean Damasco e instalar
la artillería que podía batir las zonas desde donde provenían los
ataques.
Conquistada
Alepo por su importancia económica y demográfica, Palmira por su
simbolismo milenario y Deir Ezzor por las zonas gasísticas y petroleras
que controla, el siguiente objetivo era, pues, la Ghouta Oriental. En
los primeros días de febrero se iniciaba la ofensiva. Los bombardeos
yihadistas sobre Damasco se han sucedido como represalia, y sólo han
cesado cuando las tropas del gobierno han limpiado el enclave. Ha habido
momentos en este mes de febrero y marzo que la capital ha sufrido más
de cien ataques diarios.
Durante
estos años, el Ministerio para la Reconciliación ha conseguido la
pacificación de más de 1.000 lugares por todo el país. Se han incorporado
a la vida civil decenas de miles de armados algunos de los cuales
forman parte ahora del propio ejército sirio. La Ghouta Occidental fue
pacificada de esta forma, mientras la zona Oriental ha permanecido en
manos del grupo Yesh al-Islam, o sea «Ejército del Islam».
Es
una de las pocas zonas donde las fuerzas terroristas controlaban aún
sectores de la población importantes. Según la prensa occidental y la
oposición instalada en Londres, eran más de 400.000. Una vez limpiada la
zona, las cifras reales de los refugiados bajo la protección del
gobierno no superan las 200.000. Unas 4.500 personas yihadistas y
familiares han sido reinstalados en el norte. De nuevo la “falsimedia”
que inundó los noticiarios de “crisis humanitarias y ataques con gas”
quedó en evidencia. Las televisiones no quisieron hacerse eco de la
rabieta de la embajadora de EEUU en la ONU Nikki Haley cuando exigió al
gobierno sirio que no atacara a los yihadistas en al Ghouta Oriental.
La
batalla ha sido difícil. Era una zona densamente poblada y donde los
grupos terroristas han tenido tiempo para fortificarse. El
descubrimiento de túneles por donde podían transitar camiones revela el
nivel de sofisticación alcanzado por las fuerzas terroristas. En su
desesperación decenas de militantes yihadistas han sido detenidos
vestidos de mujer, algunos incluso habían sido filmados con los
uniformes de los cascos blancos. Según los servicios de información
rusos unas 32 mujeres habían sido detenidas cuando llevaban adosados
chalecos explosivos para hacerse volar en el interior de los autobuses
que las evacuaban; en tres casos llevaban de la mano a criaturas de
menos de 5 años con su chaleco explosivo adosado.
Como
siempre, durante las semanas que ha durado la ofensiva, los “medios”
fabulaban historias de ataques químicos y asesinatos en masa: hoy no ha
sido Rami Abdul-rahman, el empleado del Ministerio de Exteriores del
Reino Unido y supuesto director del Observatorio Sirio de los Derechos
Humanos; sino la organización terrorista de los “Cascos Blancos” y una
supuesta ONG, desconocida en la zona pero que da servicio médico a los
yihadistas denominada Sociedad médica Sirio-americana (SANS). Derrotados
los grupos yihadistas y recuperada Duma, resurgen las acusaciones
contra el gobierno sirio. Aunque especialistas rusos y de la ONU no han
hallado ni rastros del gas ni los supuestos cadáveres, se da por válido
este ataque que a todas luces es de falsa bandera. Estamos frente a una
provocación, que ha permitido a los generales norteamericanos, agravar
la crisis siria.
Según
apunta Serge Marchand en la Red Voltaire, y el diario libanés Al-Watan
habría cerca de dos centenares de oficiales de la OTAN dirigiendo las
fuerzas terroristas (con la excusa de que pertenecían a la ONG Médicos
sin Fronteras).
Occidente (EEUU, Reino Unido y Francia en especial) no podían
permitirlo; las repercusiones en la política interna hubieran sido
desastrosas. Occidente amenazó con intervenir directamente. El
presidente, francés Macron alardeó de poder hacerlo de forma unilateral.
La posibilidad de intervención occidental es creíble e inminente. Los
oficiales occidentales fueron evacuados en un convoy bajo bandera de la
ONU el mismo día que abandonaban el enclave los “militantes”. Este
acuerdo pareció atemperar el ardor guerrero de Trump y algunos generales
de EEUU. Pero sólo por poco tiempo.
Limpiada
la Ghouta Oriental la ciudad de Duma era el siguiente objetivo. Es la
ciudad más importante de la zona. Antes de la guerra estaba considerada
como el centro de la prostitución y de contrabando del país. La familia
mafiosa más importante, y ahora dirigente de Yesh al-Islam, es la
conocida como Alloush, que poseen grandes inversiones en Reino Unido. Su
primer caudillo fue Zahran Alloush hasta su muerte en 2015 . Este
siniestro personaje, impuso la “sharia” en las zonas de la Ghouta que
controlaba y para obtener la sumisión de la población no dudó en
encerrar en jaulas a los que cuestionaban su autoridad y asesinar a
muchos. El grupo que lidera admitió haber usado armas químicas contra un
suburbio kurdo de Alepo. Personajes como estos son a los que los
gobiernos occidentales tildan de “oposición moderada” frente al
demoníaco Al-Assad.
La
ofensiva del ejército sirio ha perseguido tres objetivos. El primero es
eliminar la bolsa de “rebeldes”. El segundo, y no menos importante,
liberar a la propia capital de los ataques diarios contra la población
civil. El tercero, sellar la frontera con Jordania.
La
derrota de las fuerzas terroristas en Duma ha obligado a sus valedores
(en especial EE.UU., Francia, Reino Unido y Arabia Saudita) a reutilizar
el anterior argumento. Los terroristas y sus partidarios afirman que ha
ocurrido un nuevo "ataque con armas químicas". Las pruebas son dos
videos: en el primero, tomado después del llamado ataque, se ven en una
cueva unos treinta niños muertos, de dos a diez años. Parecen haber sido
asfixiados. No hay hombres ni mujeres entre las víctimas. En el segundo
se ven como lavan a manguerazos unos cuantos críos; los adultos no
tienen ningún tipo de protección y no han sido contaminados. Tampoco hay
adultos muertos. En días posteriores aparecieron otros dos videos
aportados por los Cascos Blancos sumamente sospechosos. En el primero se
veía una “bomba de barril” lanzada desde un helicóptero que había
perforado dos pisos de hormigón y había caído encima de una cama que
quedó intacta igual que la bomba, que no se abrió. En la segunda,
aparecida días después de plantearse las sospechas sobre la primera, se
ve a otra “bomba” ligeramente dañada, aunque intacta.
Rusia
que tiene observadores sobre el terreno, así como médicos de la Media
Luna Roja , afirman que no se ha podido encontrar ninguna evidencia del
uso de gases tóxicos ni siquiera los cadáveres. Lo único confirmado es
el desmantelamiento de tres laboratorios de armas químicas en manos de
los grupos terroristas que fueron capturados por el ejército sirio en
las dos últimas semanas.
Los
militares norteamericanos han corregido la idea de Trump de retirarse
de Siria (lo anunció el 29 de marzo) en un ejercicio evidente de
premonición, los uniformados sabían que habían imágenes de otro ataque
químico y así lo comunicaron a Trump ¡¡cuando aún no se había
producido!!; finalmente las imágenes del ataque se proyectaron el 7 de
abril. Al igual que sucedió el año pasado Trump había anunciado la
retirada de Siria pero nuevamente se produjo un supuesto ataque químico y
se bombardeó en represalia la base aérea de Shayrat. Es el mismo
escenario con una diferencia substancial, Rusia ha advertido que un
ataque a sus tropas que están muy mezcladas con las sirias, tendría una
respuesta inmediata y dura.
Como
hemos visto, la excusa, es el ataque con “gases asfixiantes”. Pero los
dirigentes occidentales tienen otra agenda oculta. Trump carece de una
estrategia definida. Sus asuntos internos (los jueces han intervenido el
ordenador personal de su abogado buscando pistas de sus sobornos a una
prostituta para que callara lo que sabe), sus enfrentamientos con la
cúpula judicial que le persigue, sus cambios continuos en la Secretaria
de Estado. Sus vaivenes lo convierten en impredecible y un peligro para
todo el mundo. Su retórica es indigna de un presidente de una nación
medianamente civilizada. El ataque a Siria se realizará sin el aval del
Consejo de las Naciones Unidas. La propuesta de Trump, vetada por Rusia,
incluía, sin pruebas, determinar la responsabilidad del gobierno sirio y
habría supuesto una auténtica carta blanca para atacar cuando se
quisiera. La propuesta rusa incluía un análisis neutral y sobre el
terreno para determinar si se habían usado o no armas químicas. Rusia
proponía que la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas
enviará dos equipos de expertos a Siria a fines de esta semana para
investigar el incidente químico; la proposición fue rechazada por el
veto de EEUU.
Es
evidente la victoria de Al-Assad en la guerra Siria e igualmente es
claro que la OTAN va camino de perder la partida definitivamente. Los
dirigentes occidentales además arrastran graves problemas internos que
precisan de un ejercicio de distracción social. Theresa May, la premier
británica, se ha cubierto de vergüenza al acusar a Moscú de haber
tratado de asesinar a un “exespia” ruso y a su hija, con substancias
altamente tóxicas que ineludiblemente les hubieran ocasionado la muerte.
Los dos afectados se han recuperado “milagrosamente”. El montaje
occidental posterior, la expulsión de un centenar y medio de
diplomáticos rusos, se demuestra profundamente falso. Por otra parte y
para paliar su propia debilidad Teresa May ha quedado una vez más
humillada al intenta ocultar que ha tenido que ceder en la negociación
del Brexit a las exigencias de la UE. El presidente francés ha de
ocultar que las tropas desplegadas en siria están defendiendo los
enclaves de la multinacional francesa del cemento Lafargue (investigada
por el propio parlamento francés como financiadora de los grupos
terroristas) y ven en Arabia Saudita un prometedor mercado para sus
armas. Riad aunque reconoce explícitamente que ha perdido la guerra en
Siria, pretende ocultar su fracaso en Yemen y presionar a su
archienemigo iraní.
Por
último, y más importante, el acuerdo entre Rusia, Turquía e Irán para
realizar los intercambios comerciales en monedas nacionales en lugar del
dólar es un auténtico bofetón a Washington.
Esta
sustitución en el patrón de intercambio internacional está en marcha
desde el momento que China implementó el proyecto de la nueva Ruta de la
Seda. El apoyo cada vez más estrecho, incluido el militar, de China
hacia Rusia complica la caótica situación en Oriente Medio. Irán ha
prometido vengarse del ataque sufrido por la aviación israelí hace tres
días, mientras el ministro de agricultura israelí pide el asesinato de
Al-Assad y Nentayahu amenaza con la guerra contra Teherán.
Las
condiciones están dadas para una intervención militar occidental a gran
escala contra Siria.
Donde reculó Obama en el último momento, Trump
parece dispuesto a llevar la situación un paso más allá como hizo el año
pasado. La acumulación de tantos navíos de guerra (se contabilizan un
total de 406 misiles Tomahawks que pueden ser lanzados, contra objetivos
sirios en pocos minutos) el tipo, la modalidad y las acciones de
respuesta y ataque ahora mismo son imprevisibles. Ya se han producido
roces muy graves entre los bombarderos rusos y los navíos
norteamericanos. Los SU-35 rusos se dejan fotografiar portando en los
fuselajes sus temibles misiles antibuque. En el norte, en la frontera
ruso-europea, se han movilizado, si hemos de creer las informaciones de
los diarios polacos más de 70000 hombres y especialmente se habrían
desplegado los batallones de misiles nucleares estratégicos. Lo más
probable es que veamos una repetición del escenario, con objetivos
limitados, aunque un error de cálculo por parte de alguno de los
contendientes (son demasiados y con objetivos contrapuestos para
unificarlos) puede precipitar al mundo y con él a España hacia el abismo
de la guerra.
España
estará en el ojo del huracán. Los barcos que se acercan a la costa
siria, han partido de puertos españoles. Su base de retaguardia es Rota.
Los arsenales están en nuestro país. Somos un objetivo legítimo para
una acción de represalia. ¿Qué dice la oposición?, ¿Dónde están las
fuerzas de izquierda denunciando el peligro de guerra? Suponemos que
haciendo cuentas de los cargos a los que podrán optar si consiguen
defenestrar a Cifuentes.
El
orden unipolar, consecuencia de la implosión de la URSS, está dejando
paso a un mundo multipolar. El parto se está construyendo con sangre. En
esta tesitura donde el mundo unipolar puede perder la partida y
Occidente su supremacía, el antiguo orden se resiste a dar por perdida
la guerra en siria. Tanto la premier May como el señor Macron o Trump
(que ha solicitado 4.000 millones de dólares adicionales a Arabia Saudita
para seguir financiando la guerra) han decidido seguir apoyando a la
oposición yihadista. No participaron en la conferencia de paz de Sochi
donde estuvo representada el 90% de las organizaciones siria, apuestan
por el conflicto y eso dificulta las salidas políticas.
La
guerra siria, como la mayoría de los grandes conflictos, simplifica los
problemas de forma extrema. Las zonas confusas desparecen. No hay
puntos intermedios. Al final divide a las sociedades en dos bandos, con
el yihadismo o contra él. Occidente ha utilizado un subterfugio que no
se sostiene, primero hablaron del Ejército sirio libre, después fueron
los “rebeldes” ahora es la “oposición moderada”. Cuando un grupo
terrorista ha cometido tal número de crímenes que su nombre es símbolo
de barbarie, muta, cambia de nombre y es nuevamente ungido por los
medios occidentales como lo nuevos “combatientes por la libertad”.
La
guerra siria es también una guerra de los “medios y en los medios”,
pocas veces el relato ha sido tan falseado y tan manipulado. Cuando los
EEUU bombardearon la ciudad iraquí de Mosul el año pasado se asesinaron a
más civiles (entre 9 y 11.000) que a terroristas. Las imágenes de
helicópteros norteamericanos evacuando los oficiales yihadistas antes
del asalto final de las tropas iraquíes fueron obviadas por los “medios
occidentales” que si celebraron con alborozo la liberación de la ciudad.
Hoy esos mismos medios acusan al ejército sirio y a los aviones rusos
de incontables crímenes. El salto cualitativo en la guerra se aproxima.
Al reloj del fin del mundo le faltan cuatro segundos para la hora
fatídica.
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