Por José Luis Vázquez Rodríguez.
¿QUÉ PODEMOS HACER CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN? SIRIA, DE NUEVO EN LA DIANA?
Los vientos se dirigen de nuevo hacia Siria, para agitar las lágrimas
de millones de sus habitantes, desnudos ante la intimidación continua a
la que les someten los medios de comunicación, inquilinos del terror y
de la más mísera de las actuaciones televisadas sin el más mínimo de los
escrúpulos.
Cazabombarderos israelíes F15 bombardearon hace unos días el
aeropuerto militar de Homs, matando a 15 personas y elevando sin
complejos su lista particular de odio y desvergüenza. Paralelamente, un
nuevo cuento sobre el uso de armas químicas se difunde sin prueba alguna
para volver a asir con una magna soberbia la sartén de su guerra por el
mango. Cada vez que el estado sirio avanza en su lucha por liberar a su
pueblo de terroristas y mercenarios, los dirigentes occidentales le
someten a todo tipo de vejaciones, incluyendo las historias más
sobrecogedoras para que asumamos sin fisuras la llegada de nuevos
ataques.
Francia y Estados Unidos dibujan en cada esquina del país un nuevo
mapa que solo pretende arrebatar los recursos naturales, instalando en
suelo que no le pertenece bases militares desde las cuales seguir
maltratando a millones de personas que ya no tienen donde habitar ni
dejar guardados sus zapatos rotos de invierno.
Su territorio, sin quererlo ni beberlo, es un campo de batalla donde
las impotencias occidentales juegan a lo único que saben hacer; saquear
nuestra tierra apadrinados por la organización de naciones más
lamentable que jamás se ha parido, desangrándose el mundo con rastro de
un parto mezquino e irritable.
Ya no queda hueco para la diplomacia periodística, y tenemos que
someter a juicio intransigente a quienes manipulan por un puñado de
dólares toda información y, por consiguiente, todo rastro de veracidad.
Estamos rodeados, y con España liderando la lucha contra las
democracias, uno se vuelve no incrédulo sino espoleado para lanzar
piedras a los verdugos de nuestra nueva era.
Wikileaks reveló parte de las tramas que tenían como objetivo la invasión de Siria. Alemania
vende tanques a Turquía que se adentran en Siria sin contemplaciones, y
luego invierte millones para impedir movimientos migratorios.
La coalición liderada por EE.UU. negoció un pacto secreto
con el Estado Islámico para que cientos de yihadistas pudieran
abandonar el país con sus posesiones y armamento (para seguir
incordiando con sus entrañables matanzas). Y los Cascos Blancos siguen
dando testimonio de su farsa,
como viene siendo habitual desde su puesta en escena, para que la
escalada deliberada de tensiones termine como el rosario de la aurora.
No ya como periodista, sino como curioso observador, cualquiera debería darse cuenta de que las palabras fluyen para que el lodo
nos entierre. La desobediencia informativa debería ser primera causa de
resistencia, pero albergar dicha esperanza resulta ardua en tiempos de
insaciable control social.
Rusia sigue denunciado el incesante acoso al que nos vemos sometidos, pero sus fundadas impresiones
se pierden bajo las montañas de occidente, donde se esconden miles de
tanques de guerra dibujando en la línea de sus fronteras gruesos trazos
de odio y muerte. Y como señuelo, nos informan sin cesar de que espías,
hackers y otras delicias procedentes de las estepas siberianas controlan las elecciones catalanas y hasta la receta de la salsa boloñesa.
Si no fuera por las tristes y dolorosas consecuencias que tiene cada
noticia que nos llega de Siria, podríamos publicar un comic narrando
todas las injerencias promovidas por las balas nunca perdidas del
capitalismo. A falta del sometimiento, chantajes, guerras comerciales,
asedios, drones y otras calamidades, y viendo inoperantes tantas
brabuconadas, sabotean la vida con más atentados y la partición del
futuro en infinidad de destellos de oscuro y melancólico brillo.
Siguen rumiando contra el presidente y sus gentes, y no pararán,
hasta que pierda el último soldado su mirada, y sea entonces cuando los
intrépidos habitantes europeos comiencen a ver que nuevamente se la han
metido doblada, y lo que había no eran ni armas químicas ni apóstoles en
quienes creer, sino una miserable banda de periodistas haciendo de las
suyas en beneficio de un imperio destronado que ya no sabe ni cómo
crecer.
¿Alguien me puede abrir los ojos, y hacerme ver cómo es posible que
si Ghouta Oriental está siendo recuperada, para qué va a lanzar Bashar
Al Assad ataques con armas prohibidas sabiendo que como respuesta le van
a fulminar?. ¿Alguien me puede ayudar a comprender cómo es posible que
en su infatigable intento de defenderse de los terroristas, y cuando ya
había doblegado hasta el espíritu impaciente de los mandatarios de la
OTAN, va el presidente a cometer semejante estupidez?.
Los aviones comerciales ya no atraviesan el espacio aéreo de Siria.
Una propuesta de investigación para que antes de la condena y el
bombardeo podamos ir descubriendo qué ha sucedido, ha sido neutralizada
por Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Polonia. La situación es
insostenible.
Los tambores suenan en los despachos del gran poder, y en sus
oficinas de papel couché, miles y miles de vendidos iluminarán nuestras
pupilas con el rastro que dejan los misiles en un nuevo viaje hacia el
salvajismo y la barbarie más cruel.
Estamos abonados al fracaso. La percepción social está completamente
bloqueada; profesores, intelectuales, lectores, políticos, ciudadanía en
general y abanderados de sus causas justas están ciegos. Y en esta
coyuntura, donde la realidad siria está siendo destronada por los
algoritmos de las redes y las franquicias de las guerras, la posibilidad
de hacer frente a tanta fechoría se desmorona. Una impotencia tremenda
se adueña de mí cada vez que intento recuperar la visión.
Te abrazo Siria, en nombre de la paz y escapando del delirio.
OTAN no, bases fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario