Por Rusia Today.
Un cambio de rieles en el principal medio de
transporte de la capital de Argentina provocó un descubrimiento
inesperado relacionado con ese histórico líder soviético.
La Línea E del subterráneo de Buenos Aires atraviesa un
proceso de renovación de sus rieles, que datan de 1966. Sin embargo, los
trabajadores se llevaron una sorpresa al encontrar la inscripción en
ruso 'КМК имени СТАЛИНА'.
El portal En el Subte, que ofrece información sobre ese medio de transporte, indicó que las siglas KMK se refieren al Combinado Metalúrgico de Kuznetsk
(Siberia, Rusia), mientras que el término 'imeni' se emplea para
indicar que el nombre de una institución pública rinde homenaje a una
persona; en este caso, a Iósif Stalin, quien gobernó la Unión Soviética entre 1924 y 1953.
La fábrica, fundada en 1931, cumplió un rol fundamental durante la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de su historia, fue condecorada con la Orden de Lenin,
la Orden de la Revolución de Octubre, la Orden de la Bandera Roja del
Trabajo y la Orden de Kutuzov.
Hoy en día funciona con otro nombre, pero
aún produce alrededor del 70 % de los rieles rusos.
¿Cómo llegaron hasta Buenos Aires esas vías ferroviarias fabricadas a miles de kilómetros de distancia?
Con el objetivo de comprender esta aparición, RT repasó
estas relaciones internacionales con Damián Finucci, historiador de la
Universidad de Buenos Aires (UBA). El trato comenzó de manera "puntual"
en 1913, cuando Rusia y Argentina firmaron "un convención sobre Comercio
y Navegación". Sin embargo, con la Revolución soviética de 1917 "se rompen relaciones diplomáticas".
En 1946, Argentina restituye el vínculo durante el Gobierno de Juan Domingo Perón
y "en 1953 se firma un convenio de intercambio comercial y de pagos, el
primero de esta naturaleza entre el gobierno soviético y un país
latinoamericano", explicó Finucci.
Es a partir de
entonces y durante una década, la URSS exportó al país sudamericano
"laminados, maquinarias agricolas, equipamiento para la industria
petrolera y, sobre todo, material ferroviario".
¿Cómo llegó Stalin al subterráneo?
Tras el golpe de Estado perpetrado el 28 de junio de 1966, el dictador Juan Carlos Onganía
"estableció las fronteras ideológicas en el ámbito comercial", con lo
cual Argentina volvió a "romper relaciones con la URSS", detalló
Finucci. Sin embargo, las vías férreas con el nombre del líder soviético
ya se encontraban bajo el suelo de Buenos Aires.
No
resulta extraño que el nombre de Stalin figurara en una fábrica de estas
características, ya que durante su mandato, entre 1935 y 1938, se
construyeron "aproximadamente 100 kilómetros de subte en Moscú", comentó
el especialista, mientras que Argentina, "si bien arrancó en 1913", no
alcanzó 54 kilómetros de red "hasta la década de los 90".
Además durante la Gran Guerra Patria contra el nazismo (1941-1945), el metro de Moscú se convirtió en búnker para la población y el propio Gobierno desarrolló sus funciones en una de sus estaciones.
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