Por Martin Seckendorf, publicado en Junge Welt, traducido por Nahia Sanzo, publicado en Slaviangrad.
Babi Yar.
Hace 75 años, los fascistas
alemanes perpetraron en un barranco cercano a Kiev, la mayor masacre de
la Segunda Guerra Mundial llevada a cabo en una única operación.
En la preparación del ataque a la Unión
Soviética, desde marzo de 1941 se sitúa en primer plano la naturaleza de
la dirección de la guerra, así como la organización de la política de
ocupación en los territorios a conquistar. Con el fin de asegurar la
conquista y explotar con el mayor rigor posible al país y a sus
habitantes, desde los primeros días del ataque se hizo necesaria, según
reflejan los documentos alemanes, la aplicación en masa de una violencia desenfrenada contra la población soviética.
En particular, la base humana del sistema soviético tenía que ser
liquidada. Como “parte del sistema” los nazis incluían a todos los
miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética y de su
organización juvenil, el Komsomol, al personal del Estado soviético,
desde el maestro de una escuela infantil hasta el Ministro, a los
intelectuales y al personal que dirigía la economía.
Violencia sin restricción
Sin embargo, el círculo de personas que
debían ser asesinadas se incrementó sensiblemente como consecuencia de
la alegación fascista de que “judíos” y “bolchevismo” habían entrado en una simbiosis. El “bolchevismo judío” era un “inmenso peligro para el futuro“,
decía Hitler en la Asamblea General del 30 de marzo de 1941. Por tanto:
todos los judíos tenían que morir. Desde un principio, el liderazgo
alemán se planteó llevar la gigantesca guerra de conquista como una “guerra de exterminio” basada en el anticomunismo y la biología racial.
Dado que la Wehrmacht no podía llevar adelante por si sola la nueva forma de guerra exigida para el “combate final entre dos sistemas políticos opuestos”
(Directiva OKW de 13 de marzo de 1941), fue necesario incorporar a las
policías especiales y comandos SD, llamados Einsatzgruppen (EG) [Grupos
Especiales de Combate], con personal entrenado para el asesinato masivo.
La cooperación de la Wehrmacht con los Einsatzgruppen en el “exterminio de la visión del mundo judeo-bolchevique“, a través de la liquidación de sus “portadores”
humanos, quedó regulada en un acuerdo adoptado en marzo de 1941 entre
el Alto Mando del Ejército y el Jefe de la Policía de Seguridad y del
Servicio de Seguridad, al que los Einsatzgruppen quedaban subordinados.
Durante la invasión, las tres unidades
estratégicas principales de la Wehrmacht, los grupos del Ejército y
cuatro Einsatzgruppen, con unos 3.000 hombres, fueron desplegados. Los
Einsatzgruppen fueron divididos en cuatro o cinco comandos
(Sonder/Einsatzkommandos). Para el asalto a Kiev fue movilizado el 6º
Ejército, al mando del ardiente nazi Walter von Reichenau (1884-1942). A
este ejército se incorporó el Sonderkommando 4ª del Einsatzgruppen C
dirigido por Paul Blobel (1894-1951).
Un supuesto acto de represalia
El 19 de septiembre de 1941, el 29º
Cuerpo del Ejército de Reichenau entró en Kiev. La Wehrmacht estableció
en la capital de la República Soviética de Ucrania una administración
ocupante. Von Reichenau asumió el poder ejecutivo. El Mayor General de
la Wehrmacht, Kurt Eberhard (1874-1948), asumió la comandancia de la
ciudad.
En la capital vivían todavía alrededor de
50.000 de los cerca de 200.000 ciudadanos soviéticos judíos, en su
mayoría mujeres, niños y ancianos que ya no podían huir. Se realizaron
de forma inmediata 1.600 detenciones, y “se tomaron” medidas
destinadas a registrar a toda la comunidad judía. Siguió la ejecución de
al menos 50.000 miembros de la comunidad judía, de acuerdo con el
informe de 28 de septiembre de los Einsatzgruppen (Acto Nr. 97 URSS).
Las SS señalaban también en el informe: “La Wehrmacht da la bienvenida a las medidas y llama a una acción radical“.
En su retirada de Kiev, el Ejército Rojo
minó algunos edificios que podrían servir a los ocupantes, minas que
explotaron después de la invasión de la Wehrmacht. El ejército alemán
sufrió pérdidas, estallaron diversos incendios y murieron civiles. Los
invasores aprovecharon esta circunstancia como excusa para convertir el
planeado asesinato en una “represalia“.
El 26 de septiembre tuvo lugar una
reunión para la preparación de la matanza bajo la dirección del
comandante de la ciudad. En ella participó por el lado de la Wehrmacht,
entre otros, el “Oficial responsable ante el Enemigo” del 29º
Cuerpo de Ejército. También oficiales del Sonderkommando 4ª estuvieron
presentes. Se estableció la siguiente división del trabajo: la Wehrmacht
asumiría las tareas logísticas, tales como la captura y el engaño a la
población judía, además de establecer las correspondientes medidas de
seguridad. El oficial del Sonderkommand 4ª, August Häfner, dijo después
de 1945 en un caso criminal que el comandante de la ciudad había
asignado a las SS el “trabajo sucio” con las palabras: “¡Tienen que disparar!“.
El 28 de septiembre se colocaron carteles
por la ciudad en los que se invitaba a los judíos a presentarse a la
mañana siguiente en un punto de reunión, con la amenaza de que en caso
contrario sufrirían la pena de muerte. El cartel señalaba que la
población judía iba a ser reubicada.
30.000 personas asesinadas
Las SS esperaban a unos pocos miles de
judíos. Pero más de 30.000 personas, sobre todo mujeres, niños y
ancianos se presentaron el 29 de septiembre. Fueron conducidos al
barranco de Babi Yar (Babyn Jar en ucraniano), situado en las afueras de
Kiev, al noroeste de la ciudad. Allí tuvieron que desnudarse antes de
ser conducidos a la fosa de ejecución. Más tarde, uno de los asesinos
describió el “Tathergang” [el modus operandi]: “Los judíos
tuvieron que tumbarse boca abajo en el suelo frente a las laderas del
barranco. En el barranco (…) había unos doce tiradores. De forma
continuada, desde arriba se enviaba a los judíos a estas tropas de
fusilamiento. Cada nuevo judío que llegaba debía tumbarse sobre los
cadáveres de los judíos a los que se había disparado antes. Los
tiradores estaban detrás de los judíos y les mataban con disparos en la
nuca“. Los asesinatos continuaron el 30 de septiembre. Después, los
soldados de la Wehrmacht volaron las laderas del barranco para cubrir
los cuerpos con tierra.
Las SS registraron meticulosamente el “resultado“. En la “Notificación del Evento URSS nº. 106”, de 7 de octubre de 1941, se señala que el Sonderkommando 4ª “había
ejecutado durante los días 29 y 30 de septiembre a 33.771 judíos.
Dinero, objetos de valor, ropa y prendas de vestir fueron incautados“.
Más tarde, en el mismo barranco de Babi
Yar, otros muchos ciudadanos soviéticos fueron asesinados en masa. En
ese lugar se asesinó a 100.000 personas durante la ocupación fascista.
En 1943, como líder del comando 1005 de
las SS, Paul Blobel volvió a la escena del crimen. Después de la batalla
de Stalingrado, el Ejército Rojo obligó a los fascistas a retroceder
hacia el oeste. Los nazis querían eliminar las huellas de sus crímenes.
Prisioneros de los campos de concentración se vieron forzados a exhumar
los cuerpos y quemarlos. Luego los nazis asesinaron a estos prisioneros.
Blobel fue condenado a muerte en 1948 por
los Estados Unidos y ejecutado en 1951. El comandante de Kiev,
Eberhard, murió de 1948 en Stuttgart. Von Reichenau murió en 1942 de un
derrame cerebral.
En
lo relativo al Ejecutivo actual, han sido liquidados hasta el momento
por los comandos del Einsatzgruppe alrededor de 80.000 personas. Entre
ellas se encuentran unas 8.000 personas a las que (…) se detectó
actividad anti-alemana o bolchevique. (…) Diversas represalias se
llevaron a cabo en el contexto de las operaciones a gran escala. La
mayor de estas acciones tuvo lugar inmediatamente después de la toma de
Kiev; se trataba en este caso de judíos y de toda la familia relacionada
con ellos (…). A través de carteles se invitó a los judíos a ser
reasentados. A pesar de que se había previsto solamente la llegada de
alrededor de 5.000 a 6.000 judíos, unos 30.000 de ellos se presentaron.
Gracias a una organización extremadamente hábil, creyeron hasta el
momento mismo de la ejecución en su reubicación (…).
El Einsatzguppe consiguió ofrecer
desde el primer día un excelente servicio a todas las oficinas de la
Wehrmacht. (…) El trabajo exitoso del Einsatzgruppe también ha
significado que la Policía de Seguridad tenga una excelente reputación
entre todos, especialmente entre los mandos de la Wehrmacht. El
comandante del Oberkommando 6 del Ejército (AOK 6), el Mariscal de Campo
von Reichenau, también ha reconocido en repetidas ocasiones, y de forma
apreciativa, la labor del Einsatzgruppe. De cara al futuro, en lo que
se refiere a la zona bajo control de la AOK 6, se espera aún más apoyo y
disposición a ayudar por parte de las oficinas de la Wehrmacht.
Notificación de Evento URSS no. 128 de los SS-Einsatzgruppen, 3 de noviembre de 1941
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