Por Cuba Información, Basado en un texto de Oscar Sánchez Serra – Granma.-
El Gobierno de EEUU no renuncia a su política de injerencia en Cuba.
Es
imposible hablar de relaciones normalizadas, aunque ya existan
relaciones diplomáticas, mientras continúen aprobándose fondos
millonarios en EEUU para los llamados “programas de cambio de régimen”
en la Isla.
Uno de ellos es el “Programa de Verano para Jóvenes Cubanos”, de la organización World Learning, que trata de captar estudiantes de entre 16 y 18 años de edad, para formarlos en EEUU –nos dicen- en construcción de “democracia y participación social”.
En
estos días, en universidades y centros de enseñanza media de toda Cuba
se han multiplicado los actos de protesta contra esta nueva acción de
injerencia. Ahora, dirigida a uno de los sectores que el Departamento de
Estado considera “vulnerables” en la Isla: la juventud.
Entre
Cuba y EEUU ya existen –y se han incrementado en el último año- los
intercambios científicos y educacionales, que son aceptados en la Isla.
Pero la mencionada iniciativa, realizada a espaldas de las instituciones
y las leyes cubanas, no es un programa de intercambio. Es una cosa bien
distinta.
World
Learning está financiada por la Agencia Internacional para el Desarrollo
de EEUU, la USAID. Bajo fachada humanitaria, la USAID es uno de los
instrumentos de la CIA para influir en la política interna de no pocos
países del Sur.
Y en
el caso de las naciones con gobiernos antiimperialistas, como el de
Cuba, es, directamente, un agente de intervención que financia los
llamados “programas para la democracia” y sostiene a todo tipo de grupos
antigubernamentales alineados con Washington.
No
parece coherente que la Casa Blanca exprese que quiere relaciones
normales con Cuba. O que el Presidente Obama afirme que no desea
intervenir en los asuntos de la Isla... si después dedican 20 millones
de dólares anuales a financiar a la llamada “disidencia” y a apadrinar
proyectos de este tipo.
Mientras, la prensa internacional no dice sobre esto… ni media palabra.
-Texto original-
¿De qué normalización de relaciones hablamos?
Oscar Sánchez Serra – Granma.-
En reiteradas ocasiones y en disímiles espacios, el General de Ejército
Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de
Cuba, ha dejado claro la voluntad del Gobierno Revolucionario de
discutir el conflicto histórico Cuba-Estados Unidos sin condiciones y
sobre la base del respeto mutuo a la soberanía y autodeterminación de
ambas naciones.
Hace solo unos días, el pasado 17 de septiembre, durante
su intervención en la XVII Cumbre del Movimiento de Países No
Alineados, en Isla Margarita, Venezuela, de manera enfática y diáfana,
expresó: «Cuba seguirá reclamando el levantamiento del bloqueo
económico, comercial y financiero, que tantos daños y privaciones nos
causa y que afecta también a muchos países por su alcance
extraterritorial; y continuará demandando que se devuelva a nuestra
soberanía el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Estados
Unidos en Guantánamo. Sin esto no podrá haber relaciones normales, como
tampoco será posible si no se pone fin a otras políticas aún vigentes
que son lesivas a la soberanía de Cuba, como los programas subversivos e
injerencistas».
De nuestro refranero popular podríamos rescatar una
expresión que retrata a la subversión y la injerencia de los gobiernos
de Estados Unidos para con Cuba. «Es el mismo perro, no con diferente
collar, sino con el mismo».
En el lejano 1961, exactamente el 3 de noviembre, el
presidente John F. Kennedy firmó la Ley de Asistencia Exterior, quedando
creada por orden ejecutiva la Agencia Internacional para el Desarrollo,
USAID por sus siglas en inglés. Tuvo como bases u orígenes el Plan
Marshall (1948) y la Alianza para el Progreso (marzo del propio 1961).
Los objetivos: enfrentar el nuevo mapa político resultante de la Segunda
Guerra Mundial y del triunfo de la Revolución Cubana.
El Plan representaba una expresión de la disputa por la
hegemonía con el bloque socialista de la Europa del Este y un
instrumento de contención ante el peligro de expansión de las ideas
comunistas en el resto de Europa occidental.
Mientras, la otra línea promovía una «Alianza de las dos
Américas» que desarrollara las fuerzas de la democracia made in USA e
impidiera que el triunfo de la Revolución Cubana, el 1º de enero de
1959, se extendiera a otros países del continente. Esa segunda línea
fracasó rápidamente, entre otras cosas por la derrota de la invasión
mercenaria en Playa Girón, en abril de 1961, la primera derrota militar
imperialista en América Latina.
La USAID desde ese momento se jacta de ayudar a los
países a desarrollarse económicamente y a solucionar problemas
humanitarios. Pero realmente es uno de los instrumentos de la Casa
Blanca, que utiliza los servicios de inteligencia para obtener
información sobre países de la región e influir en su política interna y
externa; es la principal agencia de intervencionismo directo de Estados
Unidos en las naciones, y distribuye millones de dólares en «ayudas»
militares y económicas a naciones donde ejerce su dominio en protección
de los intereses norteamericanos.
Es irrespetuoso e inconsistente que un país que decide
restablecer, tras más de 50 años, relaciones diplomáticas con otro,
intente subvertir el orden de este y promueva un cambio de régimen. ¿De
qué buena voluntad se habla? Si Estados Unidos, con el presidente
Kennedy al mando de la Casa Blanca, hizo nacer la USAID para impedir que
se repitiera la Revolución Cubana y aniquilarla, el también demócrata
Barack Obama aúpa a la misma agencia y le encomienda nuevos planes para
derrocar las conquistas alcanzadas, en pos de restaurar la plataforma
capitalista en la Cuba revolucionaria.
Para el gobierno de Estados Unidos pareciera que 1961 y
el 2016 no son un espacio de tiempo, sino el mismo tiempo. World
Learning es una organización «sin fines de lucro», cuyo objetivo
supuestamente es «empoderar a las personas y fortalecer las
instituciones». Sus oficinas tienen asiento en Washington y Vermont.
World Learning ha recibido financiamiento de distintas instancias del
Departamento de Estado de Estados Unidos, incluyendo la USAID, para
promover cambios en Cuba, a la sombra de la sección 109 de la Ley
Helms-Burton de 1996, la que fundamenta el empleo de partidas
millonarias superiores a 139 millones de dólares en los dos mandatos de
Barack Obama.
World Learning desarrolló entre julio y agosto pasados
el llamado Programa de Verano para Jóvenes Cubanos. Buscaron captar a
jóvenes entre 16 y 18 años de edad con estudios de enseñanza media, para
«trabajarlos» en función de sus espurios intereses. El programa incluía
la elaboración de un proyecto final centrado en las actividades a
implementar al regresar a Cuba, el cual sería luego celosamente
monitoreado por los generosos patrocinadores. Demás está decir que no
contaron con las autoridades cubanas. Las cuatro personas que enviaron
desde Panamá para dar «los toques finales» a la captación llegaron a la
Mayor de las Antillas con visas de turistas, por lo cual violaron los
términos de su estancia en Cuba y fueron advertidos por las autoridades
migratorias.
¿Puede hablarse de relaciones normales entre dos
naciones cuando una pretende no solo inmiscuirse en los asuntos internos
de la otra, sino que además aspira a subvertir el orden de un país
soberano utilizando a los propios jóvenes de este? ¿De qué normalización
de relaciones hablamos?
Los jóvenes de este país, los de este 2016, frutos de
una Revolución que tiene en la educación uno de sus valores más
altruistas, sí saben de qué se habla, y a quién se enfrentan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario