Por Antonio Ribas. Publicado en la web del PTD.
Todo
tiene un principio. Y los resultados obtenidos vertebran experiencias
de futuro. Pueden ocultarlas los medios de comunicación, silenciar los
logros en la escuela, machacar la rebeldía de los explotados, pero a
pesar de todo el Socialismo es posible y se abre paso.
En breves días conmemoramos el 98º Aniversario de la Revolución de Octubre.
Cuando los bolcheviques pasaron de las palabras a los hechos guiados
por los principios revolucionarios socialistas, se ejecutaron las ideas,
comenzando la gran epopeya proletaria por cambiar la senda de la
historia.
Recordemos las condiciones de vida de aquel año 1917, eran horribles.
Quince millones de soldados en las trincheras. Hambre, falta de
alimentos y materias primas. Obreros obligados a aceptar condiciones
esclavas, jornadas de doce a catorce horas con un mísero salario.
Furiosos paros y revueltas para luchar contra la inanición se dieron
contra el gobierno zarista. Junto a los obreros, también las mujeres
obreras empujaban con su lucha la gran revolución. Pero las obreras y
obreros se unieron en todas las ciudades, en la industria, energía,
empresas, comercios, las redes de transporte. Todo quedó paralizado. Ya
no eran posibles los compromisos. La burguesía desde Febrero trataba de
comprar las cabezas pensantes.
Pero en el seno de la clase obrera, los bolcheviques ganaron la
mayoría en las asambleas populares (su propia democracia participativa
fuera del parlamento) llamados “soviets”. Se abrió una nueva “época para
la Humanidad” gracias a la fusión del espíritu revolucionario de la
clase obrera con la lucha de los campesinos por la tierra, de los
mejores pensadores bolcheviques, de mujeres y hombres combatiendo hombro
con hombro, soldados, estudiantes y trabajadores.
1917 enseñó a los parias de la tierra, que ellos eran los conductores
de un Mundo Nuevo y Feliz. Una nueva era, donde los predecesores
bolcheviques constituyeron un hito de valor ejemplar, para que todos los
pueblos de la tierra conquistasen su libertad.
Para hoy, 1917 es un grito de esperanza, pues durante décadas el
pueblo de la Unión Soviética demostró que unido por alcanzar el
Comunismo, pudo contra todos los intentos de destrucción de su sistema
socialista. Superaron el atraso cultural y económico del capitalismo y
los vestigios feudales, lograron avances colosales en todas las esferas
del saber humano, avances prodigiosos tanto culturales como colectivos.
De un país semifeudal, pasó a ser el faro de luz del proletariado
mundial.
En los años cuarenta del siglo pasado, quedó plasmado sus principios en la letra del himno soviético “Después
de tiempos duros, los rayos del sol nos trajeron la libertad, siguiendo
los pasos que el gran Lenin indicó, por una causa justa, él organizó al
pueblo, inspirándole al trabajo, y a tareas valerosas. Canto a la
Madretierra, lugar de los libres, poder del pueblo, en hogar común”.
Un mundo caótico como el actual del Imperialismo, del capitalismo
monopolista, no tiene futuro. Toda su fuerza va dirigida contra los
trabajadores, contra los pueblos, contra el planeta. La guerra, la
neocolonización, el desempleo generalizado. Por todo ello, de nuevo la
voz del Marx y Engels resuena llamando al Socialismo:
¡Proletarios de todos los países, Uníos!
Contra esta degradación de la vida en la tierra no hay otra solución
que el Socialismo. Ya no es posible una sociedad donde toda la riqueza
vaya a los bolsillos de rentistas especuladores ociosos. La propiedad
privada de los medios de comunicaciones, distribución y producción es un
obstáculo para el desarrollo social de la Humanidad.
Quieren mantener su agresiva lucha de clases pariendo nuevas crisis
económicas para enriquecerse aún más exprimiendo todo lo posible a los
asalariados, destruyendo las coberturas de desempleo, alargando las
jornadas y reduciendo los salarios. Están disparando los índices de
precariedad, falta de viviendas, pobreza y criminalidad.
A pesar de que sean los capitalistas los propietarios de los medios
de producción, somos los asalariados quienes mediante nuestro trabajo y
esfuerzo colectivo hacemos que se mueva toda la maquinaria económica.
Somos la mayoría. Los dueños, los consejeros de las sociedades,
utilizan a las corporaciones, los estados, los gobiernos, la ONU, las
leyes y los ejércitos para contener la avalancha de demandas sociales.
Un sistema de dominación que se está pudriendo desde dentro, y que
solamente esa población asalariada proletarizada puede botarles,
arrojarles de los sillones, como hicieron las y los obreras/os rusas/os
bajo dirección bolchevique.
Continuar los logros que realizaron las democracias socialistas,
superando los errores y avanzando en la solución de los antagonismos
sociales. La clase obrera es el corazón del Pueblo y la vanguardia de la
clase obrera es su Partido Comunista. Un Partido Comunista que continúe
con el legado y las enseñanzas teóricas y prácticas del Partido
Bolchevique. No hay vuelta atrás, la célebre consigna UHP, ¡Uníos
Hermanos Proletarios!, es más actual que nunca. Necesarios son nuevos
Frentes Unidos dirigidos por la clase obrera contra el capitalismo
monopolista.
Por todo ello, el 7 de Noviembre, es nuestra más importante fiesta.
Un día de reivindicaciones políticas y sociales. Por la construcción de
una sociedad donde el trabajo sea creativo, y la población logre que de
todos los derechos sociales, políticos, económicos sean, en la
práctica, una realidad cotidiana. Donde cada día los trabajadores y
trabajadoras vayan confiando en sus compañeros de lucha; vayan asumiendo
la dirección de la economía y las decisiones políticas de los estados,
para acabar con la explotación, las penurias, el hambre y la guerra,
secuelas de la actual sociedad imperialista y avancen en la construcción
del Socialismo y el Comunismo.
¡Viva La Revolución Socialista de Octubre!
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