Por Néstor García Iturbe *
¿Por qué Ana Belén Montes cooperó con Cuba?
La solidaridad con Cuba y de Cuba con los pueblos del mundo, es uno de
los principales valores contra los que se destrozan los objetivos de
los enemigos de la Revolución Cubana. Es una de nuestras
principales fortalezas.
Muchas personas que viven en países de vastas riquezas y de alto
adelanto tecnológico, quisieran que el gobierno de sus naciones
condujera de forma distinta la política exterior, no como un instrumento
de los más adinerados para incrementar sus ganancias de forma
enfermiza, sino utilizar todos esos recursos para beneficio
y mejoramiento de las condiciones de vida de los que menos dinero
tienen, tanto en su propio país como en otros del mundo.
Quisieran que su país, en vez de ser temido, fuera querido. Que no
fuera la guerra la principal característica de su política exterior,
sino la solución pacífica de los diferencias. Que los miles de
millones destinados a causar muerte, se destinen a evitarla y mejorar
las condiciones de vida. Que en vez de organizar acciones para arrasar
con la industria y acabar con la agricultura de otras naciones, se
dedicaran a fomentar la industria e incrementar la producción agrícola
como una forma de lucha contra la hambruna que padecen muchos países del
mundo.
Quisieran sentirse orgullosos de ser ciudadanos de ese país, en vez
de sentirse abochornados. Que su bandera será respetada, no quemada. Y
que en vez de escuchar “go home”, escuchar “your home”.
Estas seguramente son las reflexiones de millones de estadounidenses.
De ese cincuenta por ciento de la población que no concurre a las urnas
a votar, para no dar legitimidad a un sistema en el que no
tienen confianza ni esperanza alguna. Entre esta gran masa de pueblo,
podemos incluir a la compañera Ana Belén Montes (foto).
La actitud de Ana belén en el juicio a que fue sometida puede
calificarse de honesta, donde expresó sus criterios de cómo debía el
gobierno de Estados Unidos conducir la política exterior.
Ana Belén dijo:
“Existe un proverbio italiano que quizás sea el que describe de la
mejor forma en lo que yo creo: Todo el Mundo es un solo país. En ese
‘país mundial’ el principio de amar al prójimo tanto como se ama a uno
mismo, resulta una guía esencial para las relaciones armoniosas entre
todos nuestros países vecinos”.
“Este principio implica tolerancia y entendimiento para las
diferentes formas de actuar de los otros. Él establece que nosotros
tratemos a otras naciones en la forma en que deseamos ser tratados- con
respeto y consideración. Es un principio que, desgraciadamente, yo
considero nunca hemos aplicado a Cuba.
“Honorable, yo me involucré en la actividad que me ha traído ante
usted porque obedecí mi conciencia más que obedecer la Ley. Yo considero
que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e
injusta, profundamente inamistosa; me consideré moralmente obligada de
ayudar a la Isla a defenderse de nuestros esfuerzos de imponer en ella
nuestros valores y nuestro sistema político.
“Nosotros hemos hecho gala de intolerancia y desprecio hacia Cuba
durante cuatro décadas. Nosotros nunca hemos respetado el derecho de
Cuba a definir su propio destino, sus propios ideales de igualdad y
justicia. Yo no entiendo cómo nosotros continuamos tratando de dictar…
cómo Cuba debe seleccionar sus líderes, quiénes no deben ser sus
dirigentes y qué leyes son las más adecuadas para dicha nación. ¿Por qué
no los dejamos decidir la forma en que desean conducir sus asuntos
internos, como Estados Unidos ha estado haciendo durante más de dos
siglos?
“Mi mayor deseo sería ver que surja una relación amistosa entre
Estados Unidos y Cuba. Espero que mi caso, en alguna manera, estimule a
nuestro gobierno para que abandone su hostilidad en relación con Cuba y
trabaje conjuntamente con La Habana, imbuido de un espíritu de
tolerancia, respeto mutuo y entendimiento.
“Hoy vemos más claro que nunca, que la intolerancia y el odio –por
individuos o gobiernos- lo único que disemina es dolor y sufrimiento.
Espero que Estados Unidos desarrolle una política con Cuba fundamentada
en el amor al vecino, una política que reconozca que Cuba, como
cualquier otra nación, quiere ser tratada con dignidad y no con
desprecio.”
¿Habrá tomado en consideración la administración Obama las palabras
de Ana Belén para realizar las acciones que comenzó el 17 de diciembre
del 2014?
¿La referencia de Kerry de que no somos enemigos ni rivales, sino VECINOS, tendrá algo que ver con esto?
Tendremos que esperar un tiempo, no creo que mucho, para conocer si los deseos de Ana Belén Montes se están materializando.
El presidente Obama, que ha firmado una buena cantidad de
indultos, pudiera firmar uno más, en este caso para alguien cuyo
pensamiento coincide con la política exterior que su administración
está desarrollando hacia Cuba.
Presidente Obama, otro gesto humanitario no vendría mal.
*Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba) sarahnes@cubarte.cult.
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