Dentro del ciclo de
obras maestras del cine soviético del Ateneo de Madrid, a las 19,30 hs. se proyecta "El
fin de San Petersburgo" de Vsévolod Pudovkin.
Película muy poco proyectada en el Reino de España, y que es una de las obras fundamentales de los comienzos del cine como arte.
Película muy poco proyectada en el Reino de España, y que es una de las obras fundamentales de los comienzos del cine como arte.
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En este ciclo colaboran la
Asociación de Amistad Hispano Soviética y la Asociación Blagoe Delo.
El lenguaje fílmico de Pudovkin.
Por Nestor Guadaño.
Esta película
en su momento, ha sido muy valorada por la crítica soviética, y escasamente distribuida
en Occidente. La causa es su concepción innovadora y experimental, que
revoluciona constantemente los arquetipos convencionales que cada uno tenemos.
Se alternan la aparición de personajes concretos, con largos tramos de
narración colectiva que se imbrican, formando un lenguaje nuevo
cinematográfico, muy ajeno a la lógica individualista y psicológica que
aparecen en el cine europeo y estadounidense.
Como se planificó la historia.
Pudovkin parte que esta narración tiene un protagonista fundamental: El pueblo soviético.
Del año 27.
La ficha técnica es la siguiente:
Director:
Vsévolod Pudovkin.
Guión:
Nathan Zarji.
Fotografía:
Anatoli Golovnya.
Música:
Vladímir Iurovski.
Muestra la
situación de pobreza, marginación y escasez de alimentos que tienen los
habitantes de Penza, Novgórod y Tver en la época de la dictadura zarista. Uno
de estos campesinos, al morir su mujer al dar a luz a su hija, tiene que viajar
a la ciudad para obtener un trabajo.
Las
vicisitudes como un rio toman diferentes variantes, cambian las personas, se trastornan las vivencias, pero
sobre todo en aquel tiempo hubo una renovación en la mentalidad de la población. La película es un
maravilloso cuadro general psicológico de las motivaciones de los campesinos y
obreros de San Petersburgo.
Se
muestran alternativamente a los trabajadores de la fábrica Putilov, Obojov y
Lebedev (de este ricachón se ve haciendo negocios con el gobierno de turno), y
en contraposición las estatuas de los zares, Pero el Grande, Alejandro III,
Nicolás I y Nicolás II, el último zar.
De
las condiciones miserables de trabajo, se pasa a la acción, a la huelga,
apoyada por los bolcheviques. Se extraen toda una serie de eventos muy
descriptivos: Un hombre rubio y su mentalidad, los esquiroles, las acciones
represivas de los propietarios de las fábricas, la lucha tenaz de los obreros
por conseguir la unidad de acción. Llega la guerra y se intenta que los
revoltosos vayan al ejército…
Pero
estos mismos campesinos/obreros convertidos en soldados, se unen a los
bolcheviques y huelguistas, revolucionando las conciencias y sus acciones
económicas se vuelven políticas. Ya ven que únicamente tomando el Palacio de
Invierno, sede del gobierno y del Zar, se pueden solucionar los problemas
sociales y existenciales.
Termina
el filme con un “¡Viva la ciudad de
Lenin!”.
Hallazgos cinematográficos
Con motivo del
Aniversario de la Revolución de Octubre, se realizaron varias producciones para
mostrar e indicar las causas de la liberación del zarismo. Como Eisenstéin en
“Octubre”, se relata metódicamente cómo
se realizó la gesta. Mas Pudovkin desarrolla el argumento desde otro punto de
vista, como fue la génesis del pensamiento de un campesino, qué le impulsa a
luchar por sus derechos, contra los ricos y su dictadura.
Este
tipo de análisis, aparte de un reto personal era un desafío cinematográfico en
sí mismo, puesto que la cámara sigue no a un argumento diseñado específicamente
para contar un suceso, sino varias variantes que se influyen entre sí, creando
un exhaustivo puzzle sensorial de cientos de semblantes, iguales en resolución,
diferentes en actitudes revolucionarias.
Estamos
pues en una plataforma de sensaciones. Fotografías de gran belleza, que se unen
a imágenes subjetivas, cortejadas por una serie de músicas clasicas melódicas que acentúan las sensaciones. Pudovkin no se conforma con el simple relato de
historias, sino va más allá, y hace una película antibélica sencillamente
majestuosa y admirable.
El
ejercicio analítico es muy descriptivo con la figura del esquirol, el recurso
de los patronos para luchar contra una huelga, contratando obreros externos más
necesitados o menos comprometidos que sus propios trabajadores.
Analiza
Vsévolod la guerra como negocio, como instrumento del capitalismo para salir de
sus crisis, no importando las muertes que depara, pues para los gobiernos “todos ganan”,
todos buscan sacar tajada como dice la película “a la alemana” como el enemigo. Es el
negocio del hambre y de la muerte… en un montaje brutal, combina las imágenes
de muertes en trincheras con las pizarras de cifras en alza en los mercados
bursátiles
De
forma paralela enfoca el conflicto en la fábrica, entre las imposiciones de los
patronos con las escenas en la bolsa y la constante subida de las acciones, con
el ascenso de la conciencia de clase por terminar con esa dictadura del mercado.
Influencia
del teatro soviético en la filmografía de Pudovkin
En estos años
Vsévolod realiza otras dos obras maestras. La
madre, de 1926 y Tempestad sobre Asia,
de 1928.
Utiliza
a actores, introduce un protagonista que va experimentando diferentes etapas,
hasta su concienciación de clase. Pretende con esto que el público se
identifique más fácilmente con la historia. De nuevo, como en ‘La madre’, busca
la implicación y la concienciación social a partir de un individuo que no es un
mero tipo, que es una “persona”.
Y este personaje navega hacia el “ser
social”.
Este
“ser social” nace de la impregnación
de valores que se van formando en la nueva sociedad. Así los conocimientos
marxistas, que los materialistas científicos desarrollaron en el teatro, en el
arte, en las ciencias, va germinando en una verdadera revolución pragmática. Enseñan
que las sociedades hacen a las personas, y no al revés.
A
partir de esta toma de posición, los
acontecimientos que se suceden, llevan al
protagonista desde su cambio de papel laboral al de su conciencia de “ser social”.
Y éste ser, influye en otros conflictos, poniéndose de relieve en la película los factores sociales que ya
entonces determinaban las condiciones laborales.
Los acontecimientos que se
suceden, y que como era de esperar llevan a la toma de conciencia del
protagonista, se alejan del mundo del trabajo para adentrarse en otras
realidades. Sin embargo en estas evidencias la película pone de relieve
factores, que ya entonces, determinan las condiciones laborales, y que se
mantienen en nuestros días, para que sirve el trabajo, quienes se aprovechan, que tipo de sociedad se va creando, donde influyen las relaciones de aldea, sociedad y clase.
Pudovkin
a diferencia de Einstéin realiza un montaje colectivo, no tan abstracto. Su
forma de enlazar las imágenes, no solamente busca lograr nuevos significados,
sino que es el montaje novedoso quien va creando el vehículo de una narración
superpuesta. Hay una identidad colectiva, en las asociaciones de fotogramas,
metáforas y paralelismos, pero su objetivo principal no son los conceptos
nuevos, sino influir de forma más profunda en el espectador.
Su influencia
en la cinematografía mundial.
A
partir de sus aprendizajes con Lev Kuleshov, Pudovkin se dedicó a pensar en la
edición como una forma de construir relatos completos. Los fragmentos de sus
filmes dialogan entre sí y se enlazan para desembocar en un discurso con
sentido y continuidad. En el libro La técnica del cine y el actor en el film,
especifica cinco tipos de montaje: contraste, paralelismo, simbolismo,
simultaneidad, y leit-motif (o reiteración).
Aunque
la película es muy desconocida, ello no quiere decir que los directores
posteriores no la tuviesen en cuenta. Por ejemplo, Berlanga se inspiró en
algunos pasajes de la película de Vsévolod cuando rodando ‘Bienvenido Mr. Marshall’,
sitúa lo que él llamaba “el
plano Pudovkin”, bombines sustituidos por sombreros castellanos
ante el ayuntamiento de Villar del Río.
Resulta
curiosa la contraposición entre este colectivo sin alma, en el que no se puede
distinguir a un individuo de otro, y el formado por los obreros organizados,
que precisamente surge de la unión y la cooperación de individualidades.
También
es revelador cómo ese “organismo”
capitalista se nos muestra claramente como un factor determinante de la
represión directa del obrero, al mismo nivel o incluso por encima de los brazos
armados clásicos representados por la policía o el ejército.
Es
sobrecogedora, en la parte final de la película, la escena en la que la mujer interpretada
por Vera Baranovskaya busca a su familiar entre los asaltantes tras la toma del Palacio de Invierno, y termina repartiendo entre los heridos lo poco que tiene,
unas modestas patatas. Con esta hermosa imagen, nos muestra la solidaridad
entre las clases más humildes.
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