Por Harold Cárdenas Lema, en La Joven Cuba
Este
es el momento de la definiciones. La muerte de Fidel Castro ha sido el
parteaguas ante el cual nadie puede esconderse y quien no se ha
levantado ahora, no lo hará nunca. La despedida del Comandante ha sido
el acontecimiento político más importante de la última década para la
simbología revolucionaria. Nos ha recordado algunas esencias y ha
señalado públicamente el lugar de cada cuál. El último acto de Fidel fue
definir a cada cubano, y era necesario.
No
existen los revolucionarios a medias y llegado el momento, no es
respetable quien no toma partido. La dicotomía principal sigue siendo
revolución-contrarrevolución. La actitud tomada ante la muerte del líder
cubano dice mucho de cada persona, los silencios y las ambigüedades
dicen aún más. Mañana podremos apelar a la crítica para cambiar lo que
deba ser cambiado, podemos ver que Fidel no era perfecto, podemos
matizar lo que se quiera, pero esta era la semana de rendirle homenaje. Y
algunos han fallado esa prueba.
Los
símbolos son más peligrosos que los hombres, el Che creció aún más
después de su muerte y Fidel va por ese camino. Estos días los
recordaremos por el resto nuestras vidas. He visto personas que existen
al margen de la política quedar afectados por esta noticia. Como cuando
ocurrió el Maleconazo en el 94 y quienes gritaban abajo gritaron arriba
en cuestión de segundos al ver a Fidel Castro. Él toca la fibra de los
cubanos, a veces nuestras imperfecciones nos hacen perder el rumbo hasta
que llega un ser incólume que nos recuerda ser consecuentes. Tampoco
significa que sea perfecto, ni es necesario que lo sea.
Por
estos días celebran su muerte los marginales del capitalismo, los que
sueñan con el dinero que nunca tendrán pero temen que el socialismo se
los quite. En contraste a ellos una plaza se llena de cubanos en
despedida, los que nunca celebraron siquiera la muerte de Fulgencio
Batista u Orlando Bosch. Hay valores humanos que no podemos perder. Y si
la muerte de Fidel ha delimitado la conciencia de cada uno, de paso nos
convierte en mejores personas. El guerrillero cubano sigue siendo útil
donde quiera que esté, quizás lo que unos suponen el fin en realidad sea
solo el comienzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario