Thomas Mann
Por Estéban Zúñiga.
"Si bien no podemos decir con exactitud qué es lo que quiere el pueblo español, sí podemos decir lo que no quiere: la dictadura del general Franco. La cuestión es que los gobiernos europeos, interesados en ver morir la libertad, han reconocido el poder de ese rebelde como el único legal, y esto en plena Guerra Civil, esa guerra que aún continúa gracias a su apoyo, si es que no la han provocado ellos.
Ellos, que en sus países muestran en todo lo relativo a la alta traición cierta dureza -es lo mínimo que podemos decir-, apoyan a un hombre que entrega su propio país al extranjero. Ellos que se hacen llamar "nacionalistas", ponen todo en marcha para llevar al poder a un partisano que no se preocupa por la independencia del país, siempre que él consiga abatir la libertad y los derechos humanos.
Este general declara que prefiere la muerte de dos tercios antes que ver reinar al marxismo, es decir, antes de contemplar la llegada de un orden mejor, más justo y humano. Dejando de lado cualquier sentimiento de humanidad; ¿es esto nacional? ¿Qué partido tiene más derecho de hacerse llamar nacional? Me llamarán bolchevique, pero no puedo pronunciarme en favor del derecho en el conflicto entre el derecho y la fuerza." (Thomas Mann. "España", 1936).
Palabras del escrito alemán Thomas Mann. De ideología liberal conservadora, escritas -en un texto mecanografiado que constaba de seis folios con el título de "España"- poco después del 18 de julio de 1936.
Texto escrito cuando se encontraba residiendo en Zurich, donde vivía exiliado de su país desde 1933 escapando de la Alemania nazi. Aunque sería a partir del mes de febrero de 1936, cuando se aceleraría su posición de enfrenamiento total contra Adolf Hitler y contra el fascismo.
El periódico comunista editado en Alicante, "NUESTRA BANDERA", publicaría diversos artículos de Thomas Mann, en los cuales además de ponerse al lado de la República española y se opondría con firme rotundidad a las tropas sublevadas encabezada por el general Franco, denunciando también, con firmeza la postura hipócrita y llena de la más absoluta indiferencia de las democracias europeas ante la manifestación del terror fascista implantada en España:
"Lo que viene sucediendo en este país desde hace meses constituye el escándalo más inmundo de la historia humana. ¿Pero es que el mundo no se da cuenta?".
Uno de los texto de Thomas Mann que publicaría "Nuestra Bandera" sería le correspondiente al 26 de octubre de 1937, titulado "Dios, Orden Público, Civilización,..." que reproducimos a continuación.
Y en donde denunciaría que estos vocablos que defendían y decían asumir los que se llamaban nacionales para exterminar a la "canalla marxista", y que no era más que una "bribonería que clama al cielo".
Mientras los bombardeos de los aliados extranjeros -incluida la Legión Condor nazi- que les apoyaban destruían y asolaban las ciudades y los pueblos leales a la República española y perpetraban una "espantosa carnicería en sus mujeres y niños".
"NUESTRA BANDERA"
POR LA REPÚBLICA ESPAÑOLA.
"DIOS", "ORDEN PÚBLICO", "CIVILIZACIÓN".
Por Thomas Mann.
(Fuente: "Nuestra Bandera". Órgano del Partido Comunista (SEIC). Año I - Nº 95 - Página 5. Alicante, martes 26 de octubre de 1937).
"En realidad lo que se viene desarrollando en España desde hace muchos meses, pertenece a lo más ignominioso, a los más escandaloso que se haya registrado jamás en la historia. ¿El mundo lo ve, lo comprende así?
Sólo muy parcialmente, pues nada sabe hacer mejor el asesino interés económico que entontece al mundo y arrojarle arena a los ojos, a fin de que no llegue a ver su verdadera figura. De una dama, que por lo demás, habita en la parte más tenebrosa de Europa, en Alemania, recibo la manifestación siguiente: "¿Quién hubiera podido pensar que los rojos, en España , bajo la luz del cielo, fueran capaces de cometer tales atrocidades?".
¡Los rojos! ¡Bajo la luz del cielo!
¿Pero es que no se tiene ya corazón? ¿Es que no se tiene ya entendimiento? ¿Es que, sin resistencia alguna, quiere uno dejarse arrebatar por el interés económico, cierto, que bajo nombres de engañosa dignidad como cultura, Dios, Orden Público, Patria, hasta los últimos restos de un libre juicio humano?
Un pueblo oprimido, explotado de la manera más abusiva y desconsiderada, se esfuerza por lograr una existencia más clara y más humana, un orden social con el que imagina que, mejor que con el anterior, podrá presentarse antes los ojos del mundo civilizado. La libertad y el progreso no son aún allí conceptos corrompidos por la ironía y el escepticismo; son, para este pueblo, valores vitales altísimos y dignos de que se aspire a ellos, condiciones precisas para el mantenimiento del honor nacional. Hay un Gobierno que, con todas las precauciones impuestas por las circunstancias, acomete la tarea de soslayar los más groseros inconvenientes, de lleva a efecto las mejoras más necesarias.
El Frente Popular, la mayoría del pueblo español, propugnó un orden social más justo, que acabara con el brutal ideario fascista.
¿Qué acontece entonces? Estalla un motín de generales, al servicio de los viejos poderes explotadores y opresores, y ya secretamente de acuerdo con el especulador extranjero, y fracasa, y está ya casi en derrota, cuando viene a ser sostenido a cambio de la promesa de ventajas económicas y estratégicas en caso de la victoria de los insurrectos, por los Gobiernos enemigos de la libertad.
Nutren y sostienen esos, semejantes rebelión con dinero, hombres y material bélico, de modo que el derramamiento de sangre, la crueldad desoladora y furiosa, que, cada vez más sin miramientos, actúa por una y otra aparte y produce el autodesgarramiento del país: no encuentra ya límite alguno.
Contra un pueblo que lucha desesperadamente por su libertad, por sus derechos humanos, se emplean hasta sus propias tropas del territorio colonial. Aviones de bombardeo extranjeros destruyen sus ciudades y hacen espantosa carnicería en sus mujeres y niños... y todo esto se le llama nacional, a todas estas bribonerías que claman al cielo, se les llama , Dios, Orden público y Civilización.
Si las cosas fueran tal como las afirma la Prensa de Europa, servidora del interés económico, hace mucho tiempo que tendría ser completa la victoria del "orden" y de la "civilización" sobre la canalla marxista. Pero la chusma roja, como le gusta expresarse a la Prensa del interés económico, es decir, el pueblo español, defiende su vida, su elevada vida, con una valentía de león, que debería hacer reflexionar acerca de la fuerza moral que allí gobierna el entontecido siervo de lo económico.
"El derecho de autodeterminación de los pueblos", goza hoy, en todo el mundo, de la máxima veneración oficial. También nuestras dictaduras y estados totalitarios, le conceden importancia, por lo menos para fingir que tienen consigo el noventa o noventa y ocho por ciento de sus pueblos.
Ahora bien, los militares que se sublevaron contra la República española, esto es evidente, no tienen consigo al pueblo español y tampoco pueden fingir, que les apoya. Por medio de marroquíes y ejércitos invasores tienen que procurarse primero, la posibilidad de llegar a dominarlo. Acaso no esté establecido con toda evidencia lo que quiere el pueblo español. Pero lo que no quiere es perfectamente claro: no quiere al general Franco.
No obstante, los Gobiernos europeos interesados en la estrangulación de la libertad, en medio del estruendo de la guerra civil, por ellos sostenida, si no desencadenada por ellos, han reconocido la soberanía de este rebelde como la única legítima.
Esos poderes, que en su casa, muestran cierta sensibilidad, bien puede decirse, para las cuestiones que afectan a la alta traición apoyan a un hombre que entrega su país al extranjero.
Esos poderes, que se llaman nacionalistas, emplean toda su fuerza en elevar al poder a un colega de opiniones para quien no es nada la independencia de su patria, con tal de poder acabar con la libertad y los derechos del hombre, y que declara que mejor sería que murieran las dos terceras partes del pueblo español antes de que en el país venciera el "marxismo", es decir, un orden mejor más justo y más humano...
Es harto indignante, criminal y repulsivo."
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