Por Manuel Pérez Vasilevski
Creo que, por mis estudios y mi propia investigación, en España tienen que cambiar de forma urgente la política cultural, en todos los ámbitos, no solamente en las escuelas, en el modo de producción, y en las conciencias.
Repasando mis notas, hace unos años hablando con algunos bailaores y bailaoras, me comentaban la desolación que tenían de no ser apreciado su trabajo, que la sociedad, ni la juventud les interesaba que tuviesemos una de los patrimonios de danza más impresionantes del mundo.
Y todos ellos me decían, que se debía a las muy estrechas rendijas de como se ve el espectáculo. Escuchaban muchas palabras sobre arte, pero era un vocablo asociado a "inmensas minorías". Al igual que en Europa, (allí había más dinero para las compañías) donde todo es mercancía a vender.
Y siempre angustiados, me comentaban que hasta el más importante bailarín del siglo XX continua silenciado, ha sido repudiado e incomprendido en su propio país: Antonio Gades.
Este hecho me ha hecho reflexionar, en la importancia del Régimen Social que imprenga su carácter, en todas las manifestaciones artísticas del ser humano.
Cuando desde niño, he comprado las impresionantes diferencias entre la formación socialista y la capitalista, entendí que las personas que emanaban de sus aulas, tenían una diferente visión de la realidad del mundo.
En las taifas europeas, hay muchas asignaturas pendientes. Una de ellas es la danza para los jóvenes. En la URSS, excelente pedagogos, crearon una multifijación de pautas científicas formativas, unicas en el mundo.
Siempre, se ha dicho que en la Unión Soviética, los auténticos privilegiados eran los niños. Porque desde la cuna hasta la Universidad, todas las capacidades de los chavales eran potenciadas. Mediante esta especie de polinización de capacidades. De ahí, que muchas artes y disciplinas deportivas fueran impresionantemente desarrolladas por la población.
Era una relación-social fuera de los arquetipos actuales alrededor del beneficio y la compra/venta. El factor principal no era las taquillas, sino la calidad de lo que un espectador quería ver. Así la música, el ballet, la gimnasia, el patinaje artístico, etc.
En el Reino de España, esta formación no existe. Sino que los profesionales que quieren dedicarse a especialidades muy minoritarias (como el baile y la música), tienen que subsistir realizando todo tipo de actividades que no potencian sus habilidades.
Estamos regidos por una sociedad "clientelar del espectáculo", y por ello aún emerge con toda su crudeza, la figura de Antonio Gades. Y a pesar de sus giras, sus promociones, sus actuaciones repetitivas, va comprendiendo que tenía que dar un giro en su vida. Cómo gradualmente fue buscando las raíces del arte y de los impedimentos sociales.
Por ello apoyó también, que la solución a estas contradicciones es el Comunismo.
Por ello comprendía que su legado, era para las generaciones que realizasen la Revolución Socialista.
Y, por ello, el país más cercano a nuestra cultura, donde podía investigar y desarrollar las técnica coreográfica fue Cuba, donde entendían que la formación y comprensión de las artes, tenían que elaborarse desde niños.
Antonio Esteve Ródenas era su nombre. Aprendió de los mejores bailarines pero sobre todo de su mentora y descubridora, la profesora bailaora Pilar López.
Existen cientos de biografías de su figura. Mas quiero centrarme en su calidad artística y mensaje social.
Antonio Gades ha sido el más grande innovador de la Danza Española. Renovó absolutamente, los estándares recibidos del periodo clásico anterior a los años 60. Es por estos años cuando como trabajador infatigable, comprende la singularidad del argumento bailado de una obra, que tiene que ser la expresion de cada ejecutante y del conjunto, habiendo una relación casi filial entre la música y el baile. De hecho, en toda su obra hay una belleza polícroma que se une, que es conjunción, una especie de simbiosis lírica del arte escénico.
Esta simbiosis-recreación imprimió a sus montajes de una fuerza expresiva muy acentuada. Creo, que sus creaciones van desarrollando una visión nueva del arte. Es este metódico trabajo de observación, comprobación, impulso de nuevo lenguaje, lo que hace que sus montajes sean únicos.
El colectivo de trabajo, para él, esencial.
Le conocí en 1984, junto a su compañera Pepa, y a bastantes miembros de su compañía de entonces (las hijas de Arturo sobre todo). Sus ojos, su gesticulación, la entrega absoluta a sus ideas, eran la clave para entender su progresión.
Influían todos, y a todos inyectaba. Adoptó los metódicos sistemas de movimientos teatrales en el baile, y de los más importantes avances coreográficos del siglo XX, como han sido los impresionantes hallazgos de las compañías soviéticas. Sus milimétrica puestas en escenas, disciplina de conjunto y creación de bases evolutivas, depuradas entre lo clásico y lo moderno.
Entendió que cada día se aprende, que un montaje solamente termina
"cuando se aborda una nueva fase de ideas, que germinan en un mejor montaje de la misma obra".
Era un obrero de la danza.
Se crecía ante las dificultades (y en España tuvo demasiadas). Aún hoy, quienes conocemos como se desarrolló su calidad, pensamos qué hubiera realizado si no tuviera que haber escalado durante tantos años, sobre tanta escoria, y tantos muros de incomprensión.
Así en 1975 disolvió su compañía por los fusilamientos franquistas, porque no entendía a la sociedad española, que no cambió de actitud, frente al terror impuesto. Solamente después de exiliarse en Cuba, (allí es donde, a lo aprendido de sus nociones estilísticas del flamenco, se nutre, aprende, compensa y actualiza su acervo coreográfico) comprende también que su aporte tiene que realizarlo en el Reino de España, y así regresa en 1978.
Cuando le cesan en 1980, como Director del Ballet Nacional Español que fundó; con sus bailarines que no querían que cortaran su formación, crea una cooperativa de baile. Es en esta época determinante en su forma de entender la danza, cuando alcanza las mayores metas creativas. Rueda con Saura tres películas (Carmen, Bodas de Sangre y El amor brujo), y enfoca de forma artística y política sus descubrimientos.
Crea la revolucionaria producción de Fuenteovejuna. Expresión de su tesis:
"el baile no es un ejercicio, el baile es un estado anímico que sale a través de un movimiento".
En el momento de su fallecimiento estaba desarrollando otra obra, extraida de nuestro acervo cultural, "Don Quijote".
Es su identidad con una nueva sociedad, como es el socialismo, fundamental en el avance del baile flamenco. Por ello gran parte de su vida la realiza en Cuba (desde 1976 hasta el año 2004).
Muchas de sus propuestas no han sido tenidas en cuenta: La educación primaria y secundaria de una asignatura de música y baile, la inversión en Palacios de Danza, o como mínimo de un Teatro Central de la Danza, etc...
Entiende que el nacimiento y progresión de un desarrollo cultural de toda la población, sólo puede realizarse cambiando de sistema social, que es como se logrará empezar a transformar. Así, más allá de sus producciones, su inquebrantable labor de elevación del arte flamenco a una manifestación universal, parte de reconocerse como obrero de la danza.
Es su impresionante legado, que tendrá que desarrollarse en un futuro cercano, lo que más nos acerca a su firme posición frente a la actual sociedad.
Perteneció al Partido Comunista de los Pueblos de España y al Partido Comunista Cubano.
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