Por rbth.com
Durante el conflicto bélico no solo siguió transportando
gente sino que también acogió a gran cantidad de hombres y mujeres. Era
un lugar para dormir y comer que también contaba con una biblioteca y
hasta un lugar donde se proyectaban películas.
En
1941, cuando Alemania atacó a la URSS en la Segunda Guerra Mundial, en
Moscú había tres líneas de metro, con un total de 21 estaciones. Durante
la guerra el metro transportaba pasajeros durante el día y por la noche
se convertía en un refugio antiaéreo. Durante los bombardeos de 1941,
acogió a un total de 13,9 millones de personas. En 1942, cuando los
ataques aéreos se hicieron menos frecuentes, se redujo a 303.000
personas. El último proyectil cayó sobre Moscú en junio de 1943, pero el
metro siguió como refugio antiaéreo hasta el final de la guerra.
La primera señal de un
ataque aéreo sonó en la capital rusa un mes después del comienzo de la
guerra. En ese momento se escondieron en las estaciones y túneles
alrededor de medio millón de personas. La noche siguiente hubo otro
ataque aéreo y uno de los proyectiles dañó el túnel entre las estaciones
de Smolénskaia y Arbátskaia, otro golpeó el paso elevado de un puente
del metro y otro explotó a la entrada de Arbátskaia. Decenas de personas
murieron, incluso por las estampidas a la entrada de las estaciones.
Poco después se establecieron las reglas para usar el metro como refugio
antiaéreo.
En los años de la guerra, el
metro funcionaba hasta las 10 de la noche. Desde esa hora hasta las 5 de
la madrugada servía como como refugio para la gente. En caso de un
ataque aéreo, los trenes se detuvieron inmediatamente y el personal del
metro se preparó para recibir a las personas. Moscú sufrió su peor
bombardeo en octubre y noviembre de 1941. En ese momento los trenes del
metro dejaron de funcionar entre las 5 y las 7 de la tarde. Los
moscovitas se instalaron durante la noche en los vagones, las estaciones
y los túneles.
Según
los archivos del metro, en las estaciones se instalaron un total de
3.800 cunas y 4.600 camas para adultos. En los andenes se colocaron
fuentes de agua y grifos así como 25 aseos. En todo momento había
médicos de guardia en las estaciones. Por las tardes, los niños recibían
leche y pan blanco. Además en algunas estaciones incluso organizaron
proyecciones de películas.
En noviembre de 1941, se
estableció una sucursal de la Biblioteca de Historia en la estación de
Kúrskaia. “Lo visito casi a diario, –comentaba uno de los
usuarios.– No porque mi viaje a casa pase por esta estación, sino porque
vengo a leer periódicos y otras cosas... El único inconveniente es que
no puede eliminar el aire circulante del movimiento de los trenes ni el
flujo continuo de pasajeros”.
La estación de Chistie Prudí (que en
aquel entonces se llamaba Kírovskaia) fue cerrada a los pasajeros y
convertida en un cuartel del Estado Mayor. Al comienzo de la guerra, el
comando operativo, encabezado por Stalin, tenía su base en una casa
cerca de la entrada de la estación, desde donde se podía tomar el
ascensor hasta el complejo subterráneo del puesto de mando y cruzar un
paso de peatones hacia la estación.
El andén estaba protegido de
los trenes que pasaban con un tabique de madera contrachapada y se
colocó un muro de hormigón armado frente a las escaleras mecánicas, que
extinguiría una onda expansiva en caso de un impacto directo de una
bomba aérea. Los demás puestos de mando militar estaban situados en las
estaciones de Krasnie Vorota, Belorússkaia y Plóshchad Sverdlova
(actualmente Teatrálnaia).
A pesar de los bombardeos, el metro de
Moscú siguió transportando a millones de personas. El único día de su
historia en que el metro no abrió a tiempo fue el 16 de octubre de 1941.
El día anterior, los dirigentes soviéticos habían decidido destruir el
metro para no entregarlo al enemigo y evacuar sus trenes y otros equipos
a la retaguardia. En la noche del 15 al 16 de octubre, se iniciaron los
preparativos para inundar las estaciones, se cortaron los cables
eléctricos y se desmantelaron las escaleras mecánicas, pero por la
mañana se canceló la decisión. A las 18:45 el metro volvió a funcionar.
Sin embargo, parte del equipo fue evacuado a Uzbekistán, dejando solo
105 vagones del metro en Moscú. Si antes de la guerra el metro
transportaba 27 millones de pasajeros al mes, en octubre de 1941, la
cifra era de sólo 8 millones (hoy en día, el metro de Moscú transporta
este número de pasajeros en menos de un día).
Durante la guerra,
cuando la mayoría de los hombres eran reclutados, el metro contaba sobre
todo con personal femenino. El primer “tren sólo para mujeres”, que
solo funcionaba con conductoras, partió el 8 de marzo de 1942. Las
mujeres también continuaron trabajando en el metro después de la guerra.
Algunos depósitos (por ejemplo, el de la estación de Sókol) se
utilizaban para fabricar cuerpos de misiles y proyectiles.
El metro siguió
construyendo nuevas estaciones y nuevas vías a pesar de la guerra. En
1943, se construyó un túnel bajo el río Moscova, desde Teatrálnaia hasta
Avtozavódskaia, y en 1944, desde Kúrskaia hasta el parque Izmáilovski.
Siete estaciones del metro de Moscú tienen placas conmemorativas que
dicen: “Construido en los días de la Segunda Guerra Mundial”.
Enlace original:
https://es.rbth.com/historia/84159-refugio-personas-metro-moscu?utm_source=Newsletter&utm_medium=Email&utm_campaign=Email&fbclid=IwAR34scXqVaavW99FRbZCmWjxYw0gg7_CGPJcRUFRvWcQezF8lpznHyHfCCc
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