Recientemente se ha proyectado en las pantallas la película "Rosa Luxemburg".
Una película de combate, militante, de gran interés social. La mujer cuya vida y obra nos inspira, fue una de las grandes revolucionarias del siglo XX, y una de las fundadoras de la corriente de pensamiento del socialismo democrático.
Hija de un comerciante judío de Varsovia, de gran inteligencia, estudió a pesar de los prejuicios que imperaban contra las
mujeres de entonces, y pese a la discriminación antisemita que
existía en Europa contra los judíos. Rosa Luxemburg hizo un doctorado en
una época en la que poquísimas mujeres iban a la universidad. Se dice
que hablaba once idiomas. Pronto destacó como una de los principales
dirigentes de la socialdemocracia europea.
La interpretación en la película que hace Bárbara Sukowa es impecable. Realizada por Margarethe Von Trotta con total credibilidad. Recoge las contradicciones de su vida, con quien fue su pareja, y sus diferencias sobre la vida que los hacen separarse. Pero lo más importante son sus discursos, ampliamente recogidos en la proyección. Apasionados discursos que desafían a la socialdemocracia, al revisionismo instalado en las mentes actuales, demostrando que no es suficiente la vía parlamentaria como entonces pregonaban Bernstein, Kautski, Bebel.
Una vida dedicada a la clase obrera
En 1889, a los 18 años, abandonó Polonia a consecuencia de la
persecución de la policía debido a su militancia socialista,
refugiándose en Suiza. Allí terminó sus estudios, entró en contacto con
revolucionarios exiliados y se unió a la dirección del joven Partido
Socialdemócrata Polaco. Contrajo matrimonio en 1895 con Gustav Lübeck
para adquirir la nacionalidad alemana y poder trabajar con el movimiento
obrero en este país.
Junto al político alemán Karl Liebknecht, fundó la Liga Espartaquista. Fue
redactora del periódico teórico marxista «Neue Zeit» y autora de varios
libros. Fue sentenciada (1903-1904) a nueve meses de prisión acusada de
«insultar al Kaiser» (emperador). Participó directamente en la
revolución de 1905 en Polonia. En marzo de 1906 fue arrestada y
encarcelada en Varsovia durante cuatro meses. Nueve veces Rosa fue encarcelada a lo largo de su vida.
Participó activamente tanto en el Congreso del partido
socialdemócrata alemán en 1906 como en el Congreso Socialista
Internacional celebrado en Stuttgart un año después, en el que intervino
en nombre del partido ruso y polaco. Su pensamiento representaba plenamente las posiciones de emancipación social de los trabajadores en el seno de la II Internacional.
En 1914 extalló la 1ª Guerra Mundial y el grupo parlamentario
socialdemócrata alemán (SPD) apoya unánimemente a los créditos de
guerra. Rosa Luxemburg, forma parte de la
oposición interna en el SPD, que difunde centenares de miles de folletos
para movilizar a la población contra la guerra, pues era una guerra de la burguesía. Arrestada nuevamente por incitar a los soldados a rebelarse contra el Kaiser, la sentencian a un año de prisión. El apoyo de los socialdemócratas a los créditos para hacer la guerra, llevarían a la escisión del partido en enero de 1917, fundándose el USPD (Socialdemócratas Independientes).
Hablando de Polonia, Rosa Luxemburg creía: "...que reconocer el derecho a la autodeterminación equivale a apoyar el nacionalismo burgués de las naciones oprimidas". Lenin le replicó: "Resulta que temiendo el nacionalismo de la burguesía de las naciones oprimidas Rosa Luxemburg favorece, en realidad, el nacionalismo ultrarreacionario de los rusos"...."Apasionada
por la lucha contra el nacionalismo en Polonia ha olvidado el
nacionalismo de los rusos, y este nacionalismo es ahora el más temible". Lenin explicaba que el nacionalismo ruso era más feudal que burgués y consistía en "el mayor freno para la democracia y la lucha proletaria". Lenin defendía la posición marxista en la cuestión nacional.
Lenin y Rosa Luxemburg, tanto en Ruisa como en Alemania desarrollaron las ideas socialistas contra
el capitalismo, por la emancipación de la clase obrera y contra el
reformismo socialdemócrata. Tenían varias diferencias de apreciación
entre ellos, en lo relativo
a la dependencia de un país "oprimido", Polonia, por otro "opresor",
Rusia. Rosa Luxemburg no sólo se enfrentó, por ello, a Lenin, sino también a la tesis del Partido Socialista de Polonia.
Lenin, dijo: "No
sólo los pequeños Estados (refiriéndose a los tres pequeños Estados
bálticos) sino también Rusia, por ejemplo, dependen por entero, en el
sentido económico, de la potencia del capitalismo financiero
imperialista de los países burgueses ricos". Lenin aplicaba el concepto del internacionalismo tanto al proletariado como al capital.
Rosa Luxemburg |
En
1918 las fuerzas de izquierda
alemanas deseaban alcanzar las metas de la Revolución de Octubre.
El 28 de enero se declara la huelga general y se inicia la formación de
Consejos Obreros. El 31 de enero la huelga es prohibida y se declara el
estado de sitio, extendiéndose la represión. En marzo, Rosa Luxemburg es
encarcelada conjuntamente con Leo Jogiches y otros militantes
espartaquistas que difundían propaganda revolucionaria en el ejército.
El 9 de noviembre, a raíz de un levantamiento de marinos en Kiel,
estalla la “Revolución de Noviembre” con la conformación de Consejos de
Obreros y Soldados en todo el territorio nacional. El emperador
Guillermo II abdica.
La socialdemocracia reclama una nueva Constitución burguesa. Rosa Luxemburg, liberada dos días antes, llega a Berlín y coedita “Bandera Roja”, el periódico de la Liga Espartaquista, junto a Karl Liebknecht.
La socialdemocracia reclama una nueva Constitución burguesa. Rosa Luxemburg, liberada dos días antes, llega a Berlín y coedita “Bandera Roja”, el periódico de la Liga Espartaquista, junto a Karl Liebknecht.
El 30 de diciembre, 129 delegados Espartaquistas, la Organización
de la Juventud Socialista Libre y los Comunistas Internacionales de
Alemania (IDK) se reunieron y formaron el Partido Comunista Alemán,
conocido como el KPD.
Durante el discurso fundacional del Congreso del Partido Comunista, Luxemburg advirtió que no sería una victoria fácil, alertando que los socialdemócratas, contrarrevolucionarios de hecho, se unirían al militarismo alemán derrotado, y harían lo que fuera necesario para impedir la revolución, con la ayuda del aparato estatal conservador.
Pero desgraciadamente, los miembros del nuevo partido, comunistas de corazón, les faltaba la experiencia de los bolcheviques, estando alejados de la mayoría de los trabajadores. Los obreros en las ciudades estaban probablemente radicalizados, pero en las áreas rurales la revolución apenas había comenzado.
Durante el discurso fundacional del Congreso del Partido Comunista, Luxemburg advirtió que no sería una victoria fácil, alertando que los socialdemócratas, contrarrevolucionarios de hecho, se unirían al militarismo alemán derrotado, y harían lo que fuera necesario para impedir la revolución, con la ayuda del aparato estatal conservador.
Pero desgraciadamente, los miembros del nuevo partido, comunistas de corazón, les faltaba la experiencia de los bolcheviques, estando alejados de la mayoría de los trabajadores. Los obreros en las ciudades estaban probablemente radicalizados, pero en las áreas rurales la revolución apenas había comenzado.
Los Espartaquistas siguieron el
ejemplo de los revolucionarios rusos, intentanto disolver la Asamblea Constituyente. La diferencia, como Luxemburg señaló, era que los bolcheviques lo hicieron después de ganar la mayoría
en los Sóviets, y con su apoyo realizaron la Revolución de Octubre, disolviendo la Constituyente.
En Alemania, en 1918, la mayoría de las masas apoyaban al SPD y al USPD, veían a la Asamblea Nacional como un paso adelante. La tarea de los comunistas era la de ganar un apoyo mayoritario entre los trabajadores. Los jóvenes espartaquistas tendrían que pasar por las mismas experiencias que los bolcheviques. Lenin resumió estas experiencias en La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo.
En Alemania, en 1918, la mayoría de las masas apoyaban al SPD y al USPD, veían a la Asamblea Nacional como un paso adelante. La tarea de los comunistas era la de ganar un apoyo mayoritario entre los trabajadores. Los jóvenes espartaquistas tendrían que pasar por las mismas experiencias que los bolcheviques. Lenin resumió estas experiencias en La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo.
"Al principio del período mencionado [Febrero a Octubre, 1917] no incitamos a derribar el gobierno, sino que explicamos la imposibilidad de hacerlo sin modificar previamente la composición y el estado de espíritu de los Sóviets. No declaramos el boicot al parlamento burgués, a la Asamblea Constituyente, sino que dijimos, a partir de la Conferencia de nuestro Partido, celebrada en abril de 1917, dijimos oficialmente, en nombre del Partido, que una república burguesa, con una Asamblea Constituyente, era preferible a la misma república sin Constituyente, pero que la república "obrera y campesina" soviética es mejor que cualquier república democrático burguesa, parlamentaria. Sin esta preparación prudente, minuciosa, circunspecta y prolongada, no hubiésemos podido alcanzar ni consolidar la victoria en octubre de 1917 [...] En primer lugar, los comunistas "de izquierda" alemanes, como se sabe, ya en enero de 1919 consideraban el parlamentarismo como "políticamente caduco", contra la opinión de dirigentes políticos tan eminentes como Rosa Luxemburg y Carlos Liebknecht. Como es sabido, los "izquierdistas" se equivocaron.” (Lenin, La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo).
El boicot de los ‘comunistas’ a la Asamblea Nacional significó el aislamiento de las masas trabajadoras que todavía participaban y apoyaban las
elecciones, especialmente con la introducción del voto universal.
Mientras los comunistas boicotearon las elecciones, el 83% de la
población participó. La mayor participación en la historia de Alemania.
Lenin advirtió al respecto: "En efecto, ¡¿cómo se puede decir que el "parlamentarismo ha caducado políticamente", si "millones" y "legiones" de proletarios son todavía, no sólo partidarios del parlamentarismo en general, sino hasta francamente "contrarrevolucionarios"?! Es evidente que el parlamentarismo en Alemania no ha caducado aún políticamente. Es evidente que los "izquierdistas" de Alemania han tomado su deseo, su ideal político por una realidad objetiva. Este es el más peligroso de los errores para los revolucionarios.” (Lenin, La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo, p. 52).
Lenin advirtió al respecto: "En efecto, ¡¿cómo se puede decir que el "parlamentarismo ha caducado políticamente", si "millones" y "legiones" de proletarios son todavía, no sólo partidarios del parlamentarismo en general, sino hasta francamente "contrarrevolucionarios"?! Es evidente que el parlamentarismo en Alemania no ha caducado aún políticamente. Es evidente que los "izquierdistas" de Alemania han tomado su deseo, su ideal político por una realidad objetiva. Este es el más peligroso de los errores para los revolucionarios.” (Lenin, La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo, p. 52).
Con respecto al gobierno, los jóvenes comunistas también tomaron una
posición ultraizquierdista. De acuerdo a ellos, el partido debía
proponer la consigna del derrocamiento del Gobierno de
Ebert-Scheidemann. Luxemburg les advirtió no tendría ningún efecto. El gobierno no caería con las proclamas, sino que tenía que ser socavado a
través de la acción de la mayoría de la población obrera.
Las tendencias ultraizquierdistas también se expresaban en el
congreso en dos mociones proponiendo que la militancia en un sindicato
era incompatible con la militancia en el Partido Comunista, que los comunistas debían salir de los sindicatos y hacer
lo necesario para abstenerse de participar en los mismos ya que había
una mayoría socialdemócrata en ellos. La dirección del Partido Comunista
logró impedir la votación pasando el problema a una discusión en la
comisión de trabajo sindical. La dirección del partido entendía que un
boicot a los sindicatos los aislaría de las masas. Igual que en Rusia en
1905 (como lo describió Rosa), el movimiento revolucionario en Alemania
significaba que las masas, recientemente radicalizadas, inundaron los
sindicatos: la forma de organización obrera más básica. Antes de la
revolución, había 1,5 millones de obreros organizados. Para el final de
diciembre de 1918, el número era 2,2 millones y aumentó hasta 7,3 en
1919. La dirección del Partido Comunista argumentaba que la tarea de los
comunistas al trabajar en los sindicatos para poder conectar con las
masas y alejarlas de la influencia política de los socialdemócratas.
Pero debido a la oposición entre los militantes, pasó un año entero
antes de que el KPD decidiera hacer trabajo en los sindicatos
controlados por el SPD.
Durante todo el congreso hubo negociaciones con los representantes de
los Delegados Sindicales Revolucionarios, pero ellos estaban
preocupados por las tendencias ultraizquierdistas entre los comunistas.
Por consiguiente, elaboraron una lista de condiciones que el partido
tenía que cumplir antes de que se unieran. Entre ellas, la oposición al
boicot de las elecciones, que la comisión dedicada al programa político
tuviera representación paritaria y que cualquier referencia a los
espartaquistas fuera removida del nombre del partido.
Los Delegados Sindicales Revolucionarios decidieron mantenerse fuera
del nuevo Partido Comunista y se unieron al USPD. Esto fue un duro golpe
que debilitó seriamente a los comunistas. Los Delegados Sindicales
Revolucionarios tenían los vínculos más fuertes con los trabajadores de
las fábricas de Berlín. Sin ellos, los comunistas no tenían ningún
vínculo sólido con la clase obrera industrial. Al mismo tiempo, esto
significó que se dejaba a los obreros más radicales en las fábricas de
Berlín sin dirección política revolucionaria y quedaron bajo la
influencia de la izquierda del USPD que estaba políticamente dividida.
El Estado Mayor y los ministros socialdemócratas planeaban una confrontación sangrienta con los espartaquistas quienes, desde la formación del KPD, habían dirigido una campaña para derrocar al gobierno. La meta era deshacerse de la revolución y abrir paso a una solución ‘militar’. El nuevo ministro socialdemócrata de defensa Noske, estaba preparado para dirigir a las tropas contrarrevolucionarias al ataque.
Aunque eran bien conscientes del peligro, Luxemburg y Liebknecht se
negaron a escapar de Berlín. Sentían que su deber era permanecer con los
obreros. Fue una decisión errónea. Luxemburg, el 25 de diciembre, escribió a Clara Zetkin que
había recibido “alerta inmediata” de fuentes oficiales “que los
asesinos nos están buscando a Karl y a mi, y no podemos dormir en
nuestros hogares” (citado in Nettl, p. 475)
Después de las Jornadas de Julio en Rusia, los bolcheviques
estuvieron en una situación similar: el partido fue ilegalizado y se
emitieron órdenes de arresto contra varios de los líderes del partido.
Lenin quería aparecer ante el tribunal para defender la posición
política de los bolcheviques. Pero sus camaradas los persuadieron de que
debía esconderse en Finlandia. No se trataba de cobardía: era una
necesidad práctica.
La presencia de un partido revolucionario es crucial en una situación
revolucionaria y que dentro del mismo, la dirección del partido es
vital. Los principales dirigentes revolucionarios juegan un papel decisivo, cuando las
masas necesitan de su dirección para la revolución, así su preservación física
decidirá si la revolución triunfa o pierde. Lenin fue un elemento
crucial en el éxito de la revolución rusa. En Octubre, cuando los
Bolcheviques deliberaban si empezaban el levantamiento, todavía había
resistencia en la dirección del partido. Fue Lenin quien, con su
autoridad organizativa y política dentro del partido, superó esta
debilidad. Esta autoridad no era el tipo de autoridad que se ve en un
ejército, sino una autoridad construida a
través de la práctica, de décadas en la cuales las ideas y análisis de Lenin fueron puestos a prueba. Luxemburg era la autoridad política
más alta del nuevo Partido Comunista Alemán y tal vez la única que
podría haber superado las tendencias ultraizquierdistas en su seno.
El
15 de enero 1919, Rosa Luxemburg y su coideario Karl Liebknecht fueron asesinados en Berlín por los soldados que reprimieron el levantamiento. Sus
cuerpos son arrojados a un canal.
Los principales dirigentes de la revolución alemana fueron asesinados
a sangre fría. La contrarrevolución había cortado la cabeza del
movimiento revolucionario. El gobierno inició una campaña terrorista, donde muchos dirigentes del
movimiento obrero fueron arrestados y asesinados. Las manifestaciones y
levantamientos fueron aplastadas con brutalidad. Miles de trabajadores
fueron asesinados en enfrentamientos con el ejército y el Freikorps (unidad paramilitar protofascista, formada por exoficiales del Kaiser), bajo
la dirección del SPD.
El último llamamiento escrito por Rosa será profético:
"¡El orden reina en Berlín!’
¡esbirros estúpidos! Vuestro orden está edificado sobre arena.
Mañana la revolución ‘se levantará de nuevo con estruendo’ y proclamará, para terror vuestro, entre sonido de trompetas:
¡esbirros estúpidos! Vuestro orden está edificado sobre arena.
Mañana la revolución ‘se levantará de nuevo con estruendo’ y proclamará, para terror vuestro, entre sonido de trompetas:
‘¡Fui, soy, seré!’”
(El orden reina en Berlín, Escritos Políticos)
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