Por Luíz Felipe Albuquerque para Brasil de fato, traducido por Gerardo Gamarra.
Mucho se escucha decir y poco se conoce sobre Corea del Norte. El
país es constantemente presentado por la mayor parte de los medios de
comunicación como una dictadura belicista bajo comando de Kim Jung-Un,
con quien acostumbran bromear por causa de sus peinados y vestimentas, y
supuestamente responsable por mantener un pueblo oprimido y hambriento.
Sin embargo, el relato realizado a Brasil de Fato
por el consultor en Relaciones Internacionales, Rodrigo Ferreira,
retrata otra realidad poco conocida por brasileños y brasileñas, del
pueblo norcoreano. Ferreira estuvo en el país hacia finales de julio
junto a una delegación de La Via Campesina (organización que aglutina
internacionalmente movimientos populares del campo), y nos presentó sus
impresiones sobre un país extremadamente estigmatizado por los grandes
medios de comunicación.
"Si pudieran, los norcoreanos iban a preferir investir los pocos recursos del país en sectores productivos". Foto: Rafael Stedile.
Brasil de Fato: Usted viajo recientemente con una delegación a
la Republica Democrática Popular de Corea. ¿Cuál fue el objetivo de su
visita?
Rodrigo Ferreira: Fuimos invitados por la Embajada
de Corea en Brasilia (capital de Brasil), en articulación con el
Ministerio de Comercio de Corea y la Asociación Coreana de Ciencias
Sociales. El objetivo era promocionar los lazos comerciales (Brasil es
el octavo socio comercial de Corea), sobre todo en tiempos de ampliación
de las sanciones impuestas al país, por las Naciones Unidas,
consecuencia del programa de desarrollo y pruebas de misiles balísticos
intercontinentales.
En paralelo, buscamos también una mejor comprensión de la realidad
coreana, independiente de la visión filtrada por los grandes medios de
comunicación, con el objetivo de traer esta realidad a la militancia
brasileña y latinoamericana, a través de relatos como este o por la
lente del fotógrafo Rafael Stedile que cubrió el viaje.
En Occidente, todos los días salen noticias de una probable
guerra entre Corea del Norte y EEUU. ¿Cómo percibieron el clima del
país, en las ciudades, en la población en general? ¿Ellos quieren que la
guerra ocurra?
La visión que se tiene en Occidente, de un estado beligerante,
principalmente a partir de la adopción explicita de la política Songun
(priorización del sector militar) es bastante parcial. No se comenta, al
menos no lo suficiente, que se trata de un territorio estratégico
ambicionado por los EEUU desde la II Guerra Mundial, sobre todo por su
capacidad de cerrar el cerco con China, sumándose a las bases ya
establecidas en Japón, Corea del Sur, Guam, Taiwán, Singapur, para citar
algunas.
Los líderes norcoreanos no tomarían este rumbo, es muy probable que
se encuentren con la misma suerte que Hussein o Gadafi, mencionando
solamente ejemplos recientes de gobiernos que no se sometieron a la
hegemonía americana. En general, la población ve al Songun y al programa
nuclear como la única forma posible de defensa, no de ataque. Si fuera
posible, preferirían invertir los escasos recursos del país en sectores
productivos, pero les es dada esta opción cuando hay decenas de ojivas
nucleares esperando al otro lado de la frontera, listas a ser
disparadas.
En una conversación bastante abierta, luego de cenar, nos fue dicho
que el pueblo coreano quiere la paz y la reunificación del país, tanto
que detestan la expresión "Corea del Norte", pues consideran que hay una
sola Corea, que se intentó construir muchas veces, y que la revolución
surgió exactamente para la liberación del país, y que todo el pueblo
coreano está dispuesto a dar la vida para no caer nuevamente en la
subyugación extranjera, sea de Japón, como el pasado, o EEUU ahora.
¿Cuáles fueron sus impresiones sobre las condiciones de vida de la población?
La primera impresión que se tiene al llegar es que el lugar se detuvo
en el tiempo, en algún momento durante los años '70. Los autos son
modernos (en general chinos) y hay algunas edificaciones con
arquitectura más moderna, pero la impresión general es de cierto
anacronismo estético. Y este es un punto central de la contra
propaganda, sobre todo en Corea del Sur, para asociar al norte con el
retraso económico.
Frente a esta impresión inicial, sin embargo, es importante notar el
mayor nivel de dignidad en la vida de la población, incluso en los
sectores rurales, que en la mayoría de los países, inclusive de
economías centrales, hoy están en crisis. Las ciudades son limpias y la
propiedad pública muy bien cuidada, con todas las limitaciones de
recursos. Los servicios básicos son gratuitos y de acceso universal; y
hasta el problema urbano más común, el acceso a la vivienda, es
inexistente. Con el casamiento, todos reciben del gobierno una
residencia que puede no ser lujosa, pero sin dudas digna.
Es preciso aclarar, gran parte de nuestra visita, y eso fue bastante
claro, fue en hospitales modelo, escuelas modelo, orfanatos modelo, que
ciertamente ilustran adonde Corea quiere llegar, pero no es la realidad
de todo el país. En cierto momento, pedimos parar el auto en una pequeña
comunidad rural que elegimos al azar, a 200 km de Pyongyang, y no hay
dudas que lo que vimos estaba mucho más allá de las condiciones de vida
de nuestra media rural no organizada y de casi la totalidad de las
periferias de nuestras ciudades.
Pudimos constatar que no hay, diferentemente de lo que se pregona en
la contra propaganda Occidental; un grave problema estructural de hambre
y desabastecimiento. Si hubo, luego del desmembramiento soviético o
consecuencia de grandes inundaciones a mediados de los '90, hoy estos
problemas parecen estar superados, al menos en las regiones visitadas.
¿Cuáles son los principales problemas que enfrentan, y cuál es la aspiración de la mayoría de la población?
El mayor problema es la auto resiliencia, en un mundo globalizado, es
casi imposible. Les gustaría mucho no ser amenazados, reunificar el
país por medio de un proceso de paz, pero todas las veces en las que se
avanzó en este sentido, el proceso fue saboteado por los EEUU. Y no
apenas eso, las sanciones impuestas al país, en respuesta a la única
alternativa que les es dada para el resguardo de su soberanía nacional,
son sanciones inhumanas. No tienen consideración por las crisis
humanitarias que causan. No hay distinción, por ejemplo, si determinada
limitación a las importaciones de hierro es para la fabricación de
misiles o de contenido para un medicamento o equipamiento hospitalario.
Eso es cruel, afecta directamente a la población civil.
Todavía, el país tiene grandes desafíos para romper el cerco
de Occidente y contraponerse a las acusaciones genéricas de violaciones a
los derechos humanos. No importa cuántos videos de tortura aparecieron o
cuántas denuncias surgen de prisiones ilegales, incluso de menores,
practicadas en Occidente, los medios occidentales siempre van a destacar
las denuncias contra países como Corea del Norte, aun cuando no puedan
acompañar esas informaciones con evidencias. Vencer este tipo de ataque
ideológico es un desafío para el país.
Aquí en el Occidente siempre se coloca como folclore el
comportamiento del presidente de Corea, y también se dice que el pueblo
tiene verdadera admiración por sus dirigentes. ¿Cómo explica ese
fenómeno?
La relación entre el pueblo y su representante es bien diferente de
la nuestra, en las democracias occidentales. El culto al líder no es ni
una particularidad de los gobiernos de izquierda ni de Corea, como
quiere hacer pensar la propaganda occidental, ni siquiera de Oriente.
Aun dentro de Oriente, varios otros ejemplos de verdadero culto a
autoridades imperiales, como en el propio Japón, Tailandia, etc. En
Occidente el nazismo es otro ejemplo de eso.
Pero el culto a la imagen, sobretodo de líderes vivos, toma sin dudas
proporciones aún mayores en sociedades de base confucionista, donde hay
una personificación del Estado en la figura de su líder. La relación
entre gobernantes y gobernados es una de las cinco relaciones
principales del confucionismo. Mientras que la revolución burguesa
represento una insurrección contra la figura del monarca absolutista en
Occidente, la ideología Juche es de autoría atribuida al líder como se
habla abiertamente para confundir Estado, Partido y Líder.
La expresión más clara tal vez sea el exagerado número de estatuas,
fotos y broches que todos cargan al pecho. Hay una adoración a la imagen
que tal vez no encuentre paralelo en otro lugar o época. Un tema
interesante de debate es la contradicción de eso con la construcción de
material colectivo, en el marxismo.
¿Usted cree que la población quiere la reunificación con el sur? ¿Por qué?
La paz y la reunificación, como dije antes, fue siempre un sueño
coreano. En un rápido resumen sobre el proceso histórico, la primera
iniciativa se dio a partir del Norte el 4 de julio de 1972, cuando se
firmó el programa de Paz, Independencia y Reunificación. Para el Norte,
el fin del conflicto estaría condicionado a estos tres factores, cosa
que la presión norteamericana sobre el Sur hizo que esto no fuera
posible. Vean que, la cuestión de la independencia proponía incluso el
respeto a la diferencia de los dos regímenes, en un proyecto de
reunificación con molde de la experiencia adoptada por China en la re
anexión de Hong Kong, un país con dos sistemas.
El 15 de julio de 2000, sucedió el primer encuentro pos-guerra de dos
jefes de Estado en la zona desmilitarizada en Panmunjom, incluso se
creó un parque industrial conjunto (hoy desactivado) y, el 4 de
diciembre de 2007, la primera visita de un presidente del Sur a
Pyongyang. Sucede que con cada tentativa histórica de reaproximación,
hay siempre una intervención norteamericana masiva en el proceso
electoral para imponer un gobierno nacionalista y conservador que
boicotease el proceso.
Vale recordar, no solo la presencia norteamericana en Corea del Sur,
con más de 300 mil soldados, ya sería un motivo suficiente la grave
situación política. Sino que también entra en juego la disputa con otras
potencias como China y Rusia.
¿Podría destacar algún hecho pintoresco que llamó su atención
en la visita y que pueda ser interesante a la militancia de Brasil y
América Latina?
Hay muchos. El sistema de toma de decisiones colectivas por voto y
hasta la palabra "voto" eran desconocidas para un representante del
gobierno responsable por nuestros cuidados. En otra ocasión, al
preguntar qué escuchaba por los audífonos, mencionó que era una música
relacionada al amor materno. Quedamos admirados, después de tantos días
de viaje, donde todas las referencias eran relativas a la doctrina,
"amor de madre" o sea el partido.
Más allá de esa omnipresencia de la propaganda y la construcción
ideológica que es algo que impresiona. Es difícil criticarlos cuando el
mundo occidental desarrolló formas tan sofisticadas de dominación
cultural, pero al mismo tiempo me pregunto qué pensaría Pablo Freire
sobre ilustraciones infantiles de tanques y ojivas nucleares en jardines
de infancia.
Un punto importante para nuestra militancia, la política
aislacionista hizo que la mentalidad en relación a determinados asuntos
sea comparable con nuestra media de una persona de 50/60 años. Eso se
percibe sobre todo en la defensa de intereses de las minorías, como es
el caso de las cuestiones de género. Al tratar el feminismo o la
homosexualidad, por ejemplo, no hay mucha diferencia entre conversar con
un norcoreano que con un conservador brasileño.
Si, por un lado hay grandes avances en frenar individualismos y
restablecer lo colectivo, perdido con la revolución burguesa, eso se dio
al costo de ignorar por completo los derechos de las minorías y no a
partir de la unidad en la diversidad, utilizando un término de Houtart.
No hubo, ni mínimamente, una preocupación en superar el carácter
extremadamente patriarcal de la sociedad coreana.
Corea del Norte ya participó del Mundial de Futbol, por
ejemplo en 2010, y parece que están bien posicionados en las
clasificatorias del grupo de Asia. ¿Es importante el futbol allí?
Durante nuestra estadía, Corea del Norte se clasificó para la Copa
Asiática Sub-23, después de vencer a Hong Kong, Taiwán y Laos. El futbol
es el segundo deporte más importante del país, solo el vóley lo supera.
Hay un campeonato nacional y las escuelas de educación primaria y
secundaria que, al mismo tiempo entrenan jugadores, y pudimos visitar
una de esas escuelas. La relación entre el deporte y el espectador si es
diferente a la nuestra. En el sub-23 por ejemplo, todos los
simpatizantes eran jóvenes universitarios, recién salidos de clase. Nos
pareció mas una forma de promoción de la identidad nacional y del
patriotismo que una relación espontanea con el equipo.
La admiración por el brasileño es unánime. Hay sin embargo, menos
programas de intercambio con clubes brasileños que con los de Europa.
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