12 de agosto de 2014

10.000 muertos

Recibido de "El territorio del Lince"


Y los progres, de vacaciones. Cansados de las manifestaciones de repulsa a la matanza de Gaza, tienen derecho a su descanso. Además, la guerra impuesta por la junta neonazi de Kiev contra el Donbáss no sale ni en las teles, ni en las radios, ni en los periódicos y medios oficiales –o sea, burgueses- ni en los “alternativos” (¿?). Es curioso, o no tanto, ver cómo los medios “alternativos” (¿?) cada vez con mayor frecuencia se hacen eco de lo que publican medios oficiales como Público o El Diario. ¡Ah, que no os parecen oficiales! Pues entonces podéis disfrutar tranquilamente del verano a la espera de que os digan con qué otra cosa hay que indignarse. Parece que, desde luego, no con el Donbáss antifascista ucraniano aunque se están multiplicando los comités de apoyo a la lucha antifascista. Esfuerzos loables, pero aún minoritarios en vista de la movilización que ha supuesto la matanza de Gaza. 

Mientras, la junta neonazi de Kiev está cerrando el cerco sobre las ciudades de Donetsk y Lugansk porque, gracias al tercer reclutamiento puesto en marcha hace 40 días, ha conseguido incrementar sustancialmente el número de soldados y miembros de la Guardia Nacional –compuesta en su práctica totalidad por nazis del Sector Derecho, armados y pagados por el oligarca Igor Kolomoisky- hasta llegar a los 60.000 efectivos combatiendo a los antifascistas del Donbáss.

Ya os dije que la censura que la junta de Kiev impone hace difícil saber tanto el número de tropas como el de muertos que están sufriendo y están provocando, pero la semana pasada hubo dos hechos notables: un grupo de parlamentarios ucranianos pertenecientes a un partidillo que se llama “Por la Paz y la Estabilidad” denunció en la Rada (Parlamento) que el número de víctimas mortales que está causando la llamada por la junta neonazi de Kiev “Operación Anti Terrorista” supera las 10.000, de las que 2.500 son soldados y guardias ucranianos. Esta es la segunda novedad. El resto serían civiles, sobre todo, y en mucha menor medida, milicianos puesto que todo el mundo reconoce que pese a su abrumadora inferioridad numérica y armamentística son veteranos que saben combatir. Esta es una foto de una sala del hospital de Jarkov y los cadáveres son de militares ucranianos.


Estas cifras están en consonancia con las que os ofrecía hace unos días en unos documentos secretos que lograron ser filtrados por algunos patriotas ucranianos que se oponen a la guerra contra el Donbáss. Vuelvo a resaltar que la superioridad armamentística y humana de la junta neonazi de Kiev es de 10 a 1, lo que resalta más el valor y arrojo de unas milicias que han sido capaces durante varios meses de parar la ofensiva, aunque se haya llegado a un punto de inflexión importante porque, como también os decía, la junta de Kiev está a punto de cerrar el cerco contra Donetsk y Lugansk. Se sigue combatiendo y aunque la situación es difícil, no es desesperada todavía. 

Hay que prepararse para lo peor, pero también insistir en que es posible revertir la situación no sólo por la valentía de las milicias, que en estos momentos tienen totalmente rodeadas a las Brigadas 30 y 95 del Ejército ucraniano entre las localidades de Rayo Rojo y Antracita. les han ofrecido un ultimátum: o rendición, con entrega de todo el material bélico que tienen intacto, o muerte. Porque el Ejército ucraniano tiene orden de destruir todo el material bélico a su disposición si ve que puede ser rodeado. Os dejo un espectacular vídeo donde se puede ver este hecho. Según lo que he podido leer, esto es lo que hicieron los 438 soldados que decidieron refugiarse en Rusia recientemente.

La diferencia entre la junta neonazi de Kiev y las milicias es que los primeros no tienen inconveniente en enviar a reclutas a la muerte como carne de cañón y los segundos tienen un mayor aprecio a la vida, además de la carencia de material militar y municiones, por lo que no dudan en retirarse para economizar los daños y las víctimas, sobre todo civiles.

Pero la resistencia antifascista tiene aún bazas por jugar, como el control de la mayoría de los pasos fronterizos tras la derrota de las fuerzas neonazis en el llamado "Caldero del Sur", como lo pone de manifiesto ahora, otra vez, el cerco a las brigadas 30 y 95 de que os hablaba antes.

Es probable que la junta neonazi de Kiev haga algún anuncio triunfalista en los próximos días, pero no debe llevar al desánimo: también lo ha hecho el Israel nazi con todas las matanzas de Gaza, lo hizo con la guerra de Líbano y la resistencia terminó triunfando. El ejemplo de Hizbulá está ahí y no debe perderse de vista. La junta tiene que ofrecer alguna "victoria" a sus patrocinadores occidentales ahora que Rusia ha decidido responder a las sanciones e imponer las suyas propias. La junta tiene que demostrar que el "sacrificio" occidental al apoyarla no ha sido en vano. Y tiene que hacerlo antes de la llegada del otoño tanto por las anunciadas elecciones como por el inicio del frío y el costo de la energía. Aquí tenéis cómo han aumentado los precios desde abril, cuando se produjo el golpe del Maidán y los referendos de autodeterminación en Donetsk y Luganks, y el inicio de la guerra contra ambos en mayo. Esclarecedor.


Pero a poco que se mantenga la resistencia, el futuro no está con la junta. Los rechazos a participar en la guerra comienzan a generalizarse en Ucrania, las cifras reales de muertos cada vez se pueden ocultar peor porque la constante llegada de cadáveres hace que sea imposible -aunque no se ven en los medios oficiales, que se imponen a sí mismos una censura insultante y una manipulación alucinante- y la llegada del frío va a generar un importante malestar que sólo será posible encauzar con la represión.

A nosotros nos compete la solidaridad, aunque romper el muro que se alza sobre la guerra contra los antifascistas del Donbáss está tornando bastante difícil. Esa es nuestra responsabilidad. Sostener al Donbáss antifascista, también.

El anuncio hoy de un envío humanitario ruso al Donbáss pone de manifiesto que Rusia tiene decidida la intervención para evitar la masacre. Es sólo una cuestión de tiempo y, aunque suene cínico, del número de muertos. Solo falta que los progres, que ahora están de vacaciones agotados por el esfuerzo de solidaridad con Gaza, no digan eso de ¡Putin es culpable! o ¡La culpa es de Rusia! para seguir con su inacción.

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