Por Denis Tishin. Traducido por Ariel Morada. Publicado en “Komsomolskaia Pravda España” nº 48.
Con una cámara de cine en las manos de Roman Karmen pasó por todos los conflictos bélicos del siglo XX.
Para los españoles Carmen es un nombre común de mujer. Para nuestros compatriotas
rusos es uno de los principales símbolos de España. El francés Georges Bizet, al leer
la novela de su compatriota Prosper Mérimée, inmortalizó en la imagen de la escena
internacional de ópera la quema de los gitanos españoles, cantando coplas, "El
amor tiene alas como un pequeño pájaro." Mientras tanto, este personaje de ficción
de los anales de la historia nacional reciente tiene un "tocayo", cuyo destino está
estrechamente vinculado con España.
El 29 de noviembre se cumplieron los 105 años desde el nacimiento de la leyenda del
cine documental ruso y el maestro reconocido de la fotografía.
Roman Karmen fue uno de los principales cronistas de la época socialista. La vida
cotidiana en el Ártico, una hazaña de Magnitogorsk, el calor Turksib capturados en
sus cintas vanagloriaban el orden socialista. Pero por encima de todo, alabaron a
la gente que vivía bajo ese sistema. En su mayoría, Karmen mantuvo un ardoroso
interés hacia sus contemporáneos. Admiraba a la "locura de los valientes" en todas
sus manifestaciones, como los revolucionarios latinoamericanos, los soldados
internacionalistas en los lejanos frentes españoles, los exploradores, los astronautas,
los héroes del trabajo.
Los orígenes de su mundo están en su familia. Su padre, Lazar Osipovich, periodista
y escritor, ocupa un lugar destacado en la pléyade de los intelectuales, crecido en la
tierra de Odessa. Le llamaban el “Gorki de Odessa” por su amplio lirismo y dramatismo
en sus novelas dramáticas y cuentos sobre aquellos que son llamados "gente
corriente", por sus puntillosos y profundos bocetos de la vida urbana, por sus crónicas-
reportaje que sacudieron todo el mundo con los acontecimientos “potemkinianos” y
por mucho más.
Roman creció en un ambiente de creatividad activa, rodeado de gente cuyos nombres
se han convertido en el orgullo de nuestra cultura - Babel, Bunin, Paustovsky, Olesha,
Chukovsky ... Y cuando su padre le dio una pequeña cámara "Kodak", fue un comienzo
simbólico de su camino, el que hizo a Roman Karmen en aquél en quién al final se
convirtió: un gran cineasta, orgullo de nuestra cultura.
En 1923, Mijaíl Koltsov, revivió la revista "Ogoniok", invitando a la cooperación a
decenas de fotógrafos reporteros. Al joven Karmen le acompañó a la redacción su
madre, la cual trabajaba allí transcribiendo los textos de varios autores originales.
Mijail Koltsov tras examinar las preferidas imágenes de Roman, dio su aprobado y le
concendió una licencia de fotógrafo reportero.
Al fotógrafo principiante le interesaba todo. Karmen fotografía para la
revista "Ogoniok" y otras revistas muestras de la nueva vida existente, una vida del
Moscú posrevolucionario. En la lente de su cámara pasan escritores como Máximo
Gorki, Mijail Prishvin y Alexei Tolstoi. Pero pronto le resultó aburrido estar dentro de
un marco estático y comenzó a envidiar a los operadores de cine.
En 1932, Karmen Roman, una vez graduado en la Facultad de Cine del Instituto Estatal
de Cinematografía, se convierte en empleado del Estudio Central de Cine Documental.
Cuando le preguntaban qué es lo más interesante de su cámara, él respondía: "Las
personas, que no viven en el nombre de la gloria personal y la prosperidad, sino que
eligen caminos difíciles y peligrosos. Si no existiesen estas personas, mi vida sería
mucho más pobre."
En el objetivo, la guerra
La fama le llegó durante la guerra civil en España. Para ir a este país, tuvo que escribir
una carta a Stalin personalmente. La petición fue concedida.
En sólo un día, pasado en la ciudad vasca de Irún, en la frontera con Francia, el
operador Karmen rodó tanto material “de fuego”, que tuvo que regresar rápidamente
a su país de origen para su tratamiento. A los pocos días salió en los cines de Moscú
una sensacional “Edición número 1. Sobre los eventos en España". Las emisiones
totales que vieron los espectadores soviéticos fueron 22, y todas ellas eran de los
frentes de la lejana guerra.
Capturado en imágenes el territorio español sirvió de base para la película "España",
publicado en 1939, en el que Karmen participó como operador. Y en 1967, ya como
guionista y director, completó el cine-poema "Granada, Granada, Granada mía",
dedicado a los internacionalistas soviéticos.
Sin su cámara no se quedó ninguna guerra. Después de España fue China, donde
Karmen pasó el año 1938, y, por supuesto, la Gran Guerra Patria [así llaman los rusos a
la Segunda Guerra Mundial].
En la sitiada Leningrado Karmen se movía gracias al camión. Los operadores recibían
en la ciudad sitiada escasas raciones en comparación con el resto de la población: 125
gramos de pan al día. Esta cifra, la censura la sacó del reportaje de Karmen: el tamaño
de la baja calidad de bloqueo era un secreto militar.
Increíble pero cierto: el primer "Oscar" del cine nacional lo ha traído el talento de
Karmen. Antes de las películas recreativas de "Guerra y Paz" (1968), "Dersu Uzala"
(1975), "Moscú no cree en las lágrimas" (1981) y "Quemados por el sol" (1994), el
más prestigioso premio de cine lo recibió el documental "La derrota de las fuerzas
alemanas ante Moscú", lanzado en 1942, y al año siguiente premiado con el "Oscar".
Con su cámara de cine estuvo en Stalingrado ante el aprisionamiento de Paulus, en
la Varsovia liberada, sobre las ruinas de Berlín, al firmar el acta de capitulación, en el
juicio de Nuremberg, donde hizo su famosa película "El Tribunal de las naciones". Allí
se cumplió aquello con lo que ya pensaba en España: por primera vez en la práctica
judicial los documentos de cine fueron aceptados como prueba contra los acusados.
Tras la Victoria Karmen filmó mucho en el extranjero. Una etapa importante en su
periodismo político estaba trabajando en un ciclo de cine dedicado a la lucha por la
liberación de los pueblos de América Latina, que le ocupó en su trabajo alrededor de
15 años.
Asuntos de familia
Durante décadas, la principal compañera de vida de Karmen era una cámara de cine.
Era un adicto al trabajo, trabajaba de sol a sol, a menudo y durante mucho tiempo se
encontraba de viajes de negocios. ¿Qué familia puede soportar tales pruebas? Y sus
esposas, una tras otra, le dejaban.
La primera fue María Gubelman, hija del secretario del Partido Comunista Emilian
Yaroslavsky, y que dejó a Karmen por un destacado diplomático. La segunda
esposa fue Nina Orlova. En 1942, optó por Vasili Stalin [el hijo de Stalin]. Karmen
presentó, ante su desesperación, una denuncia... al padre de Vasili. Según la
leyenda, José Vissarionovich Stalin convocó al general Vlasik [diminutivo de Vasili] y
ordenó: "Devuelve a esa tonta a su legítimo propietario, y al coronel Stalin arrestadle
por 15 días". La voluntad del "padre de los pueblos" de la familia fue restaurada,
aunque no por mucho tiempo. Sin embargo, según Alexander Romanovich Karmen,
hijo del famoso cineasta, toda esta historia no son más que chismes. La tercera esposa
legal se había ido Carmen en el período más difícil en su vida - mientras se trabaja
en la película-epopeya "La Guerra Desconocida". La persona por la que le dejó Maya
Karmen fue el también famoso y por aquel entonces joven, el escritor Vasily Aksionov.
Legado
Cuanto más lejos se marcha en la historia el siglo XX, tanto más valor adquieren las
películas de Roman Karmen, se convierten en auténticos documentos históricos y
obras de arte cinematográfico. La película de 20 series "La Gran Guerra Patriótica" (en
la taquilla de EE.UU., "La Guerra Desconocida") fue el canto del cisne del maestro: él
estaba terminando el trabajo del cuadro ya gravemente enfermo.
En los años 70, los estudios sociológicos en los EE.UU. dedujeron que casi el 40% de
los jóvenes estadounidenses no saben de qué lado luchó la Unión Soviética. El director
artístico del proyecto de la película, la cual debía restablecer la verdad histórica, fue
Roman Karmen, donde pusieron a actuar al famoso actor, un ex veterano de la guerra
Burt Lancaster. Para millones de espectadores extranjeros, esta cinta épica se ha
convertido en un verdadero cataclismo, que mostró el enorme precio que tuvo que
pagar el pueblo soviético para liquidar el fascismo.
El gran cineasta murió 28 de abril 1978 tras el tercer ataque al corazón durante la
audición de la película. Carmen se fue a las puertas de los cambios que cambiaron su
país. La gente de Odessa inmortalizó a su gran compatriota, nombrando una calle de
la ciudad en el nombre del Héroe del Trabajo Socialista, del Artista del Pueblo de la
URSS, laureado con el Premio Stalin (tres veces), los premios Lenin y del Estado ruso,
nativo de Odessa, el director artístico de la Universidad Cinematográfica Estatal Rusa,
el secretario de la Unión de cineastas soviéticos Roman Karmen.
Fuente del texto original: http://www.russianspain.com/news/article6554.html
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