Los antecedentes de la lucha de clases internacional.
España.
Acuerdos del fascismo con el imperialismo.
La URSS quedó sola contra la Alemania Nazi.
- Triunfo en la Gran Guerra Patria, debilitamiento del socialismo.
Si, la URSS ganó la Gran Guerra Patria, pero acabó perdiendo la lucha por construir el socialismo.
- Ascenso y descenso de la influencia del socialismo en los países del mundo.
- 1945-1948.
Guerra Fría.
Ataque al comunismo en los EEUU.
Alianza con la burguesía nacional.
Grecia.
Alemania.
Yugoslavia.
Doctrina bélica contra la URSS (OTAN,
guerra nuclear).
Plan Marshall.
Disolución de la Komintern y creación del Kominform.
Perfiles por la creación del Kominform.
- 1949-1951
Partición de Alemania.
Fin de la hegemonía nuclear.
China Popular, triunfo del Partido Comunista de China.
Guerras de Corea y Vietnam.
Lucha contra el colonialismo, apoyo al socialismo.
Incremento de golpes de estado en Latinoamérica y Asia.
- 1952-1953
Últimas luchas de la dirección bolchevique de la URSS contra las tendencias oportunistas (19º Congreso, Problemas económicos en la URSS).
– Conclusión
– Notas
– Fuentes consultadas
– Enlaces digitales
Los antecedentes de la lucha de clases internacional.
En los años 1933-1937 se acentuaron contradicciones entre los países
capitalistas, por una serie de causas económicas y políticas profundas.
Las crisis económicas mundiales empezaron a ser visibles en 1932, en
este año las economías de los países capitalistas permanecían
prácticamente estancadas al nivel de 1929. Un ejército de parados en los
países capitalistas no bajaba de 14 millones de trabajadores. En 1937
tuvo lugar una nueva crisis que se hizo evidente en que la producción
industrial de los EEUU descendió en 1938 el 81 % del nivel de 1929 y, en
Francia, el 76 %. En las mentes de los industriales europeos y
norteamericanos, impulsaron a sus gobiernos a la creación de focos de
preguerra en Europa, utilizando la subida del fascismo en Alemania con
el Régimen Nazi.
Subido al poder en 1933, con un apoyo fundamental de los consorcios
industriales alemanes, desde el primer día, enfocó su estrategia a corto
y medio plazo en el terror contra los trabajadores alemanes y sus
organizaciones socialistas y comunistas, encerrando en las cárceles y
los primeros campos de concentración y exterminio a millones de obreros.
Pero en política exterior los fascistas alemanes tenían como objetivo
desencadenar una nueva guerra europea.
Se salieron de la Sociedad de Naciones e iniciaron un rearme militar
sin precedentes, con la ayuda de los círculos empresariales
imperialistas de los EEUU, Inglaterra y Francia, realizando acuerdos
antisoviéticos secretos para dirigir ese rearme contra la URSS. Así, en
1933, suscribieron en Roma el pacto de cuatro potencias –Inglaterra,
Francia, Alemania e Italia- contra “el peligro soviético”.
La Unión Soviética luchaba por conjurar la guerra que se avecinaba y
defendía una política de seguridad colectiva. El 16 de Noviembre de 1933
se reanudaron las relaciones diplomáticas con los EEUU. En 1934 con
España, Checoslovaquia y Rumanía. Por ello 30 estados pidieron a la URSS
el ingreso en la Sociedad de Naciones, que en 1934 aceptó, esperando
que con su gesto mover a este organismo a la lucha contra la agresión
fascista en ciernes.
Pero los hechos del fascismo con la connivencia del imperialismo occidental fueron mucho más allá:
En Marzo de 1935 se implantó en Alemania el
servicio militar obligatorio (ni los EEUU, Alemania y Francia hicieron
nada, sabiendo que era una violación del tratado de Versalles).
Sin declaración de guerra, en Octubre del año 35, tropas italianas agredieron a Etiopía.
Se firmó un tratado anglo-alemán para crear la
marina de guerra en proporción igual a la marina de guerra francesa.
En Marzo del 36, introdujeron los nazis sus tropas en la zona desmilitarizada del Rhin.
La Unión Soviética respondió con un tratado entre Francia y la URSS
de ayuda mutua contra una posible agresión de una tercera potencia.
Igualmente hizo lo mismo con Checoslovaquia.
El VII Congreso de la Internacional Comunista (julio y agosto de
1935) aprobó un informe de Georgi Dimitrov sobre “La ofensiva del
fascismo y las tareas de la Internacional Comunista en la lucha por la
unidad de la clase obrera contra el fascismo” que, junto a otro informes
de W. Pieck, D. Manuilski, M. Thorez y P. Togliatti y diferentes
resoluciones, trazó un programa de acción para las fuerzas de la
democracia y el socialismo en el mundo, por la unidad entre las fuerzas
antifascistas en Frentes Nacionales como condición inexcusable para
poder luchar con éxito por la paz y contra el fascismo.
España
En España, el Frente Popular había obtenido como en Francia un
rotundo éxito sobre la reacción. Pero ésta asestó un golpe de Estado
militar a la República Española.
Alemania e Italia apoyaron descaradamente el golpe militar. Alemania,
aprovechándose de la ayuda financiera de los monopolios
norteamericanos, envió armas y tropas, e Italia, más de 130.000 soldados
y material de guerra. En lugar de combatir esta injerencia, los
gobiernos francés e inglés aplicaron una “política de No Intervención”
que, de hecho, era un bloqueo a la República Española.
En aquellos terribles momentos del pueblo español, solamente la Unión
Soviética (y, en menor medida, México) socorrió al gobierno republicano
elegido democráticamente, enviando vituallamientos de materias primas y
armas, bloqueados por las llamadas “democracias” y atacados por los
barcos fascistas italianos y alemanes en el Mar Mediterráneo.
En muchos países los obreros, los Partidos Comunistas y los Frentes
antifascistas enviaron víveres, fondos recolectados para la lucha y
medicamentos, e incluso vinieron a combatir al fascismo como voluntarios
de la Brigadas Internacionales.
Acuerdos del fascismo con el imperialismo “democrático”
En Julio del 37, la camarilla fascista japonesa invadió China. El
ejército chino bajo el mando de los nacionalistas, no confiaban en su
pueblo, ni le asistieron en la invasión ni le armaron, sufriendo
continuas derrotas. Pero el Partido Comunista chino movilizó a los
campesinos y obreros y la fácil campaña que esperaban los imperialistas
nipones se convirtió en un fracaso al no poder avanzar hacia las zonas
liberadas por los comunistas.
Los imperialistas dejaron hacer a Japón. De hecho, sacrificando al
pueblo chino, contaban que aquél desplazara sus tropas contra la URSS.
Mientras, al contrario que ellos, la URSS firmó un pacto de No Agresión y
Ayuda Mutua con China, enviando armas, combustibles y empréstitos a
ésta en su justa guerra de liberación.
Mas la crisis general del capitalismo del 37 se manifestaba como una
lucha soterrada entre los monopolios imperialistas por los mercados, las
materias primas y el reparto del mundo. Tanto los círculos
imperialistas occidentales como los Estados fascistas alemán, italiano y
japonés, hacían sus cálculos para el desencadenamiento de una guerra
mundial con nuevas anexiones para salir de la crisis.
Y el campo imperialista, de los dos bandos, esperaba un ataque alemán
y japonés contra la URSS. Para ello, en 1938, las potencias británica y
francesa abandonaron a Austria que fue anexionada por Alemania y, poco
después, obligaron a Checoslovaquia a integrarse en Alemania. Fue el
llamado “Pacto de Munich”. A la vez, en Rumanía, Polonia y Hungría, se
implantaron dictaduras profascistas. El cerco a la Unión Soviética era
evidente.
La URSS quedó sola contra la Alemania Nazi
El único país que apoyó la independencia de Checoslovaquia fue la
URSS, fiel a los acuerdos de Ayuda Mutua suscritos. Pero el gobierno de
Benes no aceptó la intervención soviética en ayuda de su país, pues
temía un levantamiento revolucionario, plegándose a las exigencias
imperialistas.
Los EEUU aprobaron el Pacto de Munich. Y en la primavera del 39, los
militares españoles con la complicidad de reacción internacional
vencieron la heroica resistencia republicana. En Marzo, los nazis
obligaron a Lituania a entregarles la región de Memel. Y entregaron a
Hungría la región de la Ucrania subcarpática checoslovaca, después de
crear un gobierno pelele con nacionalistas ucranianos. En Abril, Italia
ocupó militarmente Albania. Entonces, los fascistas alemanes exigieron
al Gobierno polaco la entrega de extensos territorios fronterizos.
La URSS propuso a Inglaterra y Francia un Acuerdo de Ayuda Mutua para
parar la agresión en ciernes. La presión de Hitler contra Polonia
crecía. Pero los gobiernos inglés y francés daban largas al acuerdo
militar con los soviéticos. A la vez, Inglaterra mantenía conversaciones
secretas con Hitler para alcanzar un Pacto de NO Agresión, ofreciéndole
áreas de influencia en la URSS ocupada y China si los fascistas
alemanes agredían a la Unión Soviética, desentendiéndose de los pactos
de defensa suscritos por los ingleses con Polonia.
En el Lejano Oriente los EEUU suministraban al Japón todos los
materiales estratégicos que necesitaban: petróleo, hierro y acero, con
la intención de que desde China atacase las fronteras soviéticas. El
primer paso en esta dirección fue en 1938, traspasando las fronteras en
el Lago Jasán cerca de Vladivostok, agresión que fue rechazada por los
guardafronteras soviéticos. Pero, no escarmentados, en 1939 invadieron
la República Popular de Mongolia en el sector de Jaljin-Gol. La URSS
respondió al Acuerdo de Ayuda Mutua con el gobierno mongol y, uniendo
sus fuerzas, aplastaron a las fuerzas invasoras niponas.
Pero la situación en Agosto del 39 era sumamente crítica para la
URSS, pues los anglo-franceses se negaban a llegar a un Acuerdo de
Defensa Mutua, y los polacos tampoco quisieron ningún acuerdo. Y la
Inteligencia Soviética supo de las conversaciones anglo-alemanas.
La URSS no podía entrar en un conflicto bélico, no estaba preparada.
Así, a propuesta de la Alemania fascista, firmó el 23 de Agosto en Moscú
un Pacto de NO agresión.
Triunfo en la Gran Guerra Patria, debilitamiento del Socialismo.
Tras el ataque alemán a la URSS, en 1941, la población soviética y su
gobierno casi en solitario lograron frenar y derrotar a la bestia
fascista. En el informe para el 28 Aniversario de la Gran Revolución
Socialista de Octubre, del 7 de Noviembre de 1945, Molotov resumió el
impacto de la guerra: los invasores germano-fascistas había destruido
1.710 ciudades y 70.000 pueblos, derruido 6 millones de edificios,
destruido o dañado 31.850 establecimientos industriales, arrasado o
saqueado 98.000 granjas colectivas y privado de techo a 25 millones de
personas. También se estima que 24 millones de soviéticos perdieron la
vida.
Si, la URSS ganó la Gran Guerra Patria, pero acabó perdiendo la lucha por construir el socialismo.
Debido a una combinación de traiciones, lucha internacional del
imperialismo contra el comunismo y ofensiva del imperialismo por
incrementar su poder militar y político sobre todo en Europa, no se pudo
mantener el nivel ideológico necesario para seguir construyendo el
socialismo en el camino del comunismo. Fue así, no solamente en la URSS,
sino en los demás países donde se erigieron sociedades con democracias
populares que articularon medidas socialistas.
A partir de 1917, los obreros soviéticos aprendieron a superar
durante un largo decenio enormes escollos para la recuperación económica
y social de la URSS. Esta lucha les proporcionó las lecciones
necesarias para dirigir el primer Estado Socialista.
Para ello, hubo que combatir las ideas revisionistas que expresan los
intereses de la burguesía. Éstas fueron vencidas pero resurgían a cada
vez que la construcción del socialismo tropezaba con dificultades. Así,
desde el propio partido bolchevique, los trotskistas y bujarinistas
intentaron un golpe de Estado entre 1936 y 1939 para “sistemáticamente
tirar hacia atrás al Partido e intentar de todas las maneras llevarlo
por la vía ‘ordinaria’, capitalista, de desarrollo”(1). También durante
la Gran Guerra Patria, se manifestaron concepciones militaristas en el
seno del Ejército Rojo (2).
Solamente una reducida vanguardia, alrededor de la mayoría del Comité
Central hasta la muerte de Stalin, tenía claro que la lucha de clases
era la principal herramienta para el desarrollo del socialismo hacia el
comunismo.
Ascenso y descenso de la influencia del socialismo en el mundo
1945-1948 Guerra Fría.
En las Conferencias de Yalta y, sobre todo, de Postdam, los Ministros
de Asuntos Exteriores aliados de Inglaterra, EEUU y la URSS acordaron
los diferentes tratados de paz con los países vencidos, Italia, Rumania,
Bulgaria, Hungría, Finlandia y Alemania. Se instituyeron mecanismos de
consulta para hacer imposible el desencadenamiento de una nueva guerra.
En contra de los propósitos de la Unión Soviética para que la comunidad
internacional hiciera responsable a los jerarcas nazis e italianos por
los crímenes de guerra cometidos en España, el Régimen militar
franquista fue protegido por las potencias occidentales que continuaron
así la política de No Intervención. En palabras de Truman, el régimen
político de España “es un asunto entre los españoles”.
Para Alemania, las cuatro potencias se comprometieron en Potsdam a
realizar las cuatro D: desmilitarización, desnazificación,
descartelización y democratización.
En los meses posteriores, estas medidas no se aplicaron en la Trizona
Occidental. La propaganda en los medios de comunicación hablaba de
contrarrestar el expansionismo ruso, pero la verdadera intención de los
ejecutores occidentales era debilitar a la URSS y, en el caso de los
EE.UU., de asegurar su total dominación económica, política, cultural y
militar sobre Occidente.
La historiadora francesa Annie Lacroix-Riz sintetiza así la trayectoria del capitalismo en su lucha contra la Unión Soviética: “En
adelante, sería Washington quien llevaría la dirección de la coalición
contra el primer país que había realizado la abolición de la propiedad
privada de los medios de producción y de cambio, coalición que Londres y
París habían dirigido en los años 20 y, luego, el Reich en el decenio
de 1930 hasta la guerra… Para juzgar las responsabilidades de Stalin y
de la URSS en la coyuntura internacional, hay que tomar en consideración
decididamente los papeles respectivos reales del vencedor militar
exhausto de la Segunda Guerra Mundial y del vencedor económico en busca
de potencia mundial”.
Poco tardó el presidente norteamericano Truman en expresar las ideas de los círculos agresivos dominantes en su gobierno: “la victoria coloca al pueblo norteamericano ante la necesidad permanente y apremiante de dirigir el mundo”
(Discurso al Congreso de los EEUU, Estado de la Unión, Message to the
Congress on the State of the Union and on the Budget for 1947,January
21, 1946. [Dated
January14,1946]Recuperado,de,internet/http://www.trumanlibrary.org/whistlestop/tap/11446.ht).
Los EEUU, a pesar de los acuerdos suscritos, demostraron fríamente
que no tenían ninguna voluntad de paz. Lo demostró primeramente el
gigantesco bombardeo angloamericano de la ciudad alemana oriental de
Dresde, el 13 de febrero de 1945. La llamada “Florencia del Elba”, a
pesar de la propaganda norteamericana y británica, no era un objetivo
militar y estaba llena de refugiados y deportados. En dos días de
bombardeo bestial, fueron asesinadas alrededor de 25.000 personas. El
ataque incendiario lo realizaron coincidiendo con la Conferencia de
Yalta para intimidar a los soviéticos.
Desde la fabricación de la bomba atómica, Truman la concibió como un
arma de terror masivo, capaz de asegurarle a los EE.UU. la hegemonía
mundial. Escribió en sus memorias: “Yo veía en la bomba una arma
militar y jamás he dudado que sería utilizada. Cuando hablé con
Churchill, éste me dijo sin vacilar que estaba a favor de la utilización
de la bomba nuclear.” (3)
A pesar de los acuerdos de Yalta que habían fijado la intervención de
la URSS contra Japón en Agosto, el 6 y 8 de Agosto de 1945, los EEUU
destruyeron mediante sendas bombas atómicas las ciudades niponas de
Hiróshima y Nagasaki. De golpe asesinaron a más de 443.000 seres
humanos.
Fue una advertencia del imperialismo yanqui al mundo y, sobre todo,
al campo del socialismo para que se sometiera a su dictadura
política-económica de mercado y proseguir la explotación de los
trabajadores. También iba dirigido contra la independencia de los países
colonizados y de las democracias populares.
El gobierno de la Unión Soviética y José Stalin estaban firmemente
convencidos que había que frenar los planes de guerra del imperialismo
norteamericano. Al mismo tiempo, ayudaban a los movimientos
revolucionarios y anticolonialistas de los diferentes pueblos.
Así en política exterior, tomaron cuatro medidas para luchar contra el sistema capitalista mundial:
- a) Reforzar la defensa de la URSS y proseguir los importantes avances sociales conseguidos, como ejemplo para el movimiento comunista internacional.
- b) Ayudar a los pueblos que habían decidido entrar en la vía de la democracia popular y el socialismo.
- c) Apoyar a todos los pueblos colonizados que aspiraban a la independencia.
- d) Crear un movimiento internacional para conseguir frenar la nueva política belicista del imperialismo, reforzando las Naciones Unidas.
Ataque al comunismo en EEUU
En los años 30 tras la gran depresión financiera y expansión del
desempleo, el gobierno de Roosevelt, para salir de la profunda crisis
social, adopta una serie de medidas copiadas del Socialismo, llamadas
New Deal, que no era más que una intervención estatal del gobierno sobre
la economía.
Se promulgaron leyes de reforma de los bancos, programas de
asistencia social urgente, programas de ayuda para el trabajo, o incluso
programas agrícolas. El Gobierno realizó así inversiones importantes y
permitió el acceso a recursos financieros a través de las diversas
agencias gubernamentales. Pero los resultados económicos fueron muy
moderados, limitándose a un tipo de caridad para que no hubiese una gran
mortandad por falta de alimentación de la población. A pesar de las
medidas, en 1938 había más de 11 millones de parados en los EEUU.
Pero paralelamente los grandes monopolios se encargaron, mediante la
prensa y los jueces, de atacar las medidas regulatorias de las ganancias
de las grandes fortunas. Diferentes cadenas de prensa, radios y
agencias de comunicación tildaban al New Deal de «forma degenerada de
socialismo, y degradación del capitalismo».
La Corte Suprema de Justicia desde 1937 a 1943, invalidó varias
medidas, posicionando así al Gobierno en una difícil situación.
Consideraban que los códigos de competencia leal iban en contra las
disposiciones comerciales de la Constitución Estadounidense.
Entre 1940 y mediados los 50 fue una época de represión en Estados
Unidos, sobre todo tras el fallecimiento de Roosevelt y el ascenso de
Harry S. Truman como presidente. Éste, en 1947, dictó la Doctrina Truman
o Doctrina de contención del comunismo, con la que se vieron amenazadas
las libertades civiles.
El imperialismo económico de los monopolios de los Estados Unidos
sobre Europa veía muy peligrosa la influencia de las ideas socialistas
en buena parte de los países del mundo. Además diversos Estados
respaldaban estas ideas con políticas de Democracias Populares, como en
Hungría, Checoslovaquia, Alemania, Polonia, Rumanía y Bulgaria.
Apoyados por los poderes económico-políticos, los dirigentes de los
EEUU desataron en su propio país una “caza inhumana de comunistas”. El
gobierno, en su proclama por descubrir actividades de espionaje y para
luchar contra la amenaza del comunismo, inició varios programas que
llevaron a un clima de terror y persecución de ideas. Linchamientos,
asesinatos, despidos, marginación y acoso laboral de millones de
norteamericanos por discrepar de esas persecuciones o apoyar la libre
circulación de ideas.
El Comité de Actividades Antiamericanas del Senado (HUAC), creado en
1938, y que durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizado para
prevenir actividades de japoneses y alemanes hostiles al gobierno dentro
de Estados Unidos, se reactivó a partir de 1947 como una fuerza
agresiva anticomunista, bajo el liderazgo de Edward McCarthy.
Como modelo para los países europeos, mediante la Ley McCarran, se
estableció que los integrantes del partido comunista debían registrarse y
se les prohibió viajar fuera del país. Fueron despedidos miles de
funcionarios federales por simpatizar con el socialismo, y en muchos
estados, para acceder a un puesto de trabajo, se les hacía jurar “que no
tenían ideas socialistas o comunistas”.
Juicios políticos
Entre 1948 y 1949, se desarrollaron espectaculares juicios políticos
contra dirigentes del Partido Comunista estadounidense, contra presuntos
espías de la Unión Soviética y contra algunos funcionarios del
Departamento de Estado acusados de haber escondido su pertenencia a las
filas de este partido. La cacería se ensañó con artistas de Hollywood.
Era suficiente haber escrito un guión o dirigido o actuado en una
película de argumento social, para ser acusado de comunista. A veces,
solo se necesitaba ser amigo o conocido de alguien con ideas
progresistas.
Hollywood era de por sí un mundo politizado, con luchas por
reivindicaciones laborales y el derecho a la libertad creativa, lo que
había levantado acusaciones de simpatías marxistas y lo había puesto en
la mira de la comisión senatorial desde 1940. Militares y artistas
fueron sometidos a interrogatorios humillantes en público.
Siete guionistas, dos directores y un productor de cine fueron
condenados a la cárcel por un año al negarse a responder: quedaron en la
historia como “Los 10 de Hollywood”.
Cientos de otros fueron relegados a
una lista negra, lo que impidió a muchos trabajar en los años
subsiguientes.
Se requirió el control de los libros de texto en universidades, se
examinó la posición política de miles de empleados y muchos renunciaron a
su puesto para no tener que pasar por los procesos judiciales. El
físico de la bomba atómica Robert Oppenheimer y el general Marshall se
vieron involucrados en sospechas. El propio presidente republicano
Dwight Eisenhower fue blanco de la campaña.
Esta oleada de paranoia anticomunista producto de la persecución de
las ideas socialistas, sigue viva en la conciencia de la mayoría del
pueblo norteamericano.
Alianza con la burguesía nacional
La alianza de la clase obrera con la burguesía nacional en la
formación de los estados liberados de los nazis fue un paso necesario
para derrotar al fascismo y desarrollar la hegemonía proletaria entre la
población. Por otro lado, también suponía un paso atrás del
proletariado internacional, una concesión, una retirada, etc., como lo
había sido la NEP en la URSS. Por ello, esta táctica imprescindible fue
aprovechada por los revisionistas y la socialdemocracia contra los
esfuerzos del proletariado para conseguir el poder en los países
europeos y para la construcción del socialismo.
Era preciso desarrollar la lucha ideológica contra este peligro en el
seno de los Partidos Comunistas. Sin embargo, no todos sus dirigentes
estuvieron a la altura de esta exigencia. Las direcciones de varios
partidos comunistas europeos creyeron equivocadamente que, apoyando la
estabilidad de débiles Estados liberados, accederían a realizar las
reformas que permitirían llegar en cada país al socialismo.
Tergiversaban el objetivo central de los Partidos Comunistas, pues esta
política entreguista tuvo un nocivo calado en la clase obrera que
aspiraba a su liberación, a su emancipación de la opresión capitalista.
Nuestra clase vio cada vez más a los partidos comunistas como
continuadores de los parasitarios partidos burgueses. Los pactos para
apoyar a demócratas cristianos, liberales y socialdemócratas, y así a
las burguesías nacionales de los diferentes países mostraban la postura
entreguista y conciliadora de estos partidos, mientras que las maniobras
legales y extralegales de los capitalistas alejaban del poder a la
clase obrera.
Grecia
En el país heleno, el Partido Comunista unió a la mayoría de la
población contra los nazis, infligiéndoles pérdidas muy graves y se
convirtió en la vanguardia efectiva de los trabajadores griegos.
Cuando los alemanes evacuaron Atenas el 12 de octubre de 1944, los
70.000 resistentes armados controlaban casi todo el territorio. El
Ejército inglés intervino para impedir al pueblo griego fundar un poder
revolucionario. El 5 de diciembre, Churchill escribió al general Scobie:
“No dude en actuar como si estuviese en un país conquistado en donde una revuelta local se desarrolla.” (4)
Es así como se inició la larga guerra de los anglo-americanos contra
los antifascistas griegos, masacrando precisamente a las fuerzas
antifascistas que habían derrotado a los nazis.
Desde la izquierda, se ha criticado la falta de un apoyo más decidido
de la Unión Soviética hacia los revolucionarios griegos. Sin embargo,
el gobierno soviético había estudiado la situación de Grecia y había
concluido que los británicos tenían fuertes intereses en Grecia, hasta
donde no había llegado ni podía llegar el Ejército Rojo, sin
desencadenar una guerra contra sus aliados de entonces, guerra para la
que carecía de fuerzas. Los angloamericanos tenían una relación muy
estrecha con el gobierno griego en el exilio y estaban dispuestos a todo
para impedir que triunfara la revolución. La URSS no podía hacer más
que apoyar a los elementos progresistas de Grecia y a objetar a sus
aliados occidentales por la represión que habían desatado en este país.
Alemania
Hacia finales de 1944, los tres aliados ya habían convenido exigir la
rendición incondicional de Alemania, dividir este país –al igual que su
capital, Berlín- en zonas militares de ocupación americana, británica,
francesa y soviética, y crear una comisión de control aliada para
coordinar la política de los aliados durante la ocupación. Los
soviéticos también exigían reparaciones en especie (fábricas,
máquinas,…) a Alemania por la destrucción que había causado a la URSS,
lo que además debilitaría su capacidad de rearme. Los acuerdos logrados
se ratificaron en 1945 en la Conferencia de Yalta.
Acordaron desnazificar las instituciones y realizar plebiscitos democráticos entre los alemanes.
Mientras la Unión Soviética luchaba consecuentemente por la
democratización y la desmilitarización de Alemania, en un Estado Unido,
soberano y amante de la paz, las potencias occidentales se apoyaban en
las élites empresariales-políticas que contribuyeron al ascenso del
nazismo. Por iniciativa del gobierno soviético, en las sesiones del
Consejo de Control previsto en el Acuerdo de Potsdam, se impulsaron las
medidas dirigidas a la formación de un gobierno panalemán central, a
extender a toda Alemania la formación de partidos políticos y
sindicatos, y a la elaboración de un sistema único electoral.
El secretario de Estado norteamericano D. Acheson afirmó en 1949, que
los problemas de la moneda, la exportación e importación alemanas,
etc., no podían examinarse sobre la base de los Acuerdos de Postdam y
que a ello, precisamente, obedecía la división efectiva de Alemania. No
se autorizó la creación de sindicatos y partidos políticos alemanes a
escala de todo el país.
En la parte soviética, la Administración Militar Soviética de Alemania (AMSA) “no
tomó ni una sola medida para cambiar el régimen económico-social,
porque consideraba que éste era un asunto interno del pueblo alemán. Por
eso, no sólo la puesta en práctica, sino también la elaboración y
adopción de todas las leyes y disposiciones que acometían profundamente
el régimen social existente y formaban parte importante de las
transformaciones antifascistas, democráticas y revolucionarias (reforma
agraria, confiscación de la propiedad de los criminales de guerra y los
nazis activos, creación del sector estatal, reforma democrática de la
escuela, etc.) corrían a cargo de las fuerzas democráticas y patrióticas
del pueblo alemán y de los organismos parlamentarios, estatales y
administrativos creados por ellas” (16)
En Alemania Oriental se autorizó, antes que en las demás zonas de
ocupación, la formación de partidos políticos y sindicatos. En junio de
1945 se organizaron el Partido Comunista de Alemania (PCA), el Partido
Social-demócrata de Alemania (PSDA), la Unión Cristianodemocrática
(UCD), el Partido Demócrata Liberal (PDL) y la Unión de sindicatos
alemanes libres, ayudando entre todos –en el marco de un “Bloque
Antifascista”- a democratizar la vida político-social. Durante todo el
resto del año funcionaron ya los órganos de administración local.
En Abril de 1946 el PCA y el PSDA se unieron, formándose el Partido
Socialista Unificado de Alemania (PSUA). En Septiembre y Octubre se
eligieron diputados a las Asambleas Populares, comunales, distritales y
provinciales. Uno de los principales decretos fue la Reforma Agraria que
puso fin a la dominación de los junkers, clase terrateniente que apoyaba el militarismo.
En las ciudades los sindicatos alemanes libres realizaron, de acuerdo
con los partidos políticos, la incautación de los bienes de los
criminales de guerra y nazis activos. Grandes corporaciones pasaron a
propiedad del pueblo IG Farbenindustrie, Hermann Goering, AEG, Siemens, Flick y otras, poniéndose fin al dominio de los monopolios en el Este de Alemania.
En las tres partes restantes de las Administraciones Militares
occidentales, la población seguía las transformaciones democráticas que
se estaban realizando en la zona soviética.
Y en todos los antiguos
Landstag (provincias) servían de ejemplo. En Hesse (zona norteamericana)
hubo un plebiscito que aprobó el 70 % del electorado para la
nacionalización de las empresas mineras, las plantas metalúrgicas,
ferrocarriles, y la subordinación de bancos y seguros al control y
dirección del Estado. El comandante en jefe Clay impidió que se pusiese
en práctica.
Así, en las zonas de ocupación occidentales no aceptaron las demandas
de la población sobre la nacionalización de los grandes trusts
monopolistas, ni la reforma agraria, ni la desnazificación. Los
criminales nazis siguieron en sus cargos, en sus empresas y en la
policía, (60 % de los jueces, 76 % de los fiscales), incumpliendo
descaradamente los acuerdos logrados en Postdam.
El 26 de noviembre de 1945, el representante soviético en el Consejo
de Control Aliado en Alemania hizo lectura de un memorándum denunciando
que, en la zona británica, se había formado con unidades hitlerianas el
grupo de ejércitos Norte con más de 100.000 hombres y que, en la
provincia de Schleswig-Holstein, cerca de un millón de soldados y
oficiales seguían en sus cuarteles. Los oficiales ingleses prometieron, a
más tardar a últimos de enero, disolver esas unidades. En las otras
zonas de ocupación ocurría la misma situación. Pero en realidad, después
del plazo señalado, las camuflaron como “batallones de trabajo”,
“compañías de seguridad”, “grupos de servicio alemanes de vigilancia”,
“policía industrial”.
En julio 1947, en su discurso para el 30º aniversario de la
Revolución de Octubre, Molotov denunciaba el cerco de bases militares
británicas y americanas a la URSS y explicaba que la alternativa en el
mundo después de la guerra era entre una paz democrática y una paz
imperialista. A la propuesta soviética de instaurar un gobierno central
alemán, los occidentales opusieron la exigencia de que los principios
económicos del nuevo régimen fueron convenidos con antelación, algo
fundamentalmente diferente de lo acordado en Potsdam.
> Yugoslavia
Desde 1948, la corriente socialdemócrata y antisoviética copó la
cabeza del Partido Comunista yugoslavo, por la entrada de centenares de
miles de nuevos miembros, llegados en gran parte de corrientes
socialdemócratas, y con unos comunistas con escasa formación teórica en
la lucha por la línea proletaria. En 1941, en el momento de la invasión
alemana, el clandestino Partido Comunista yugoslavo contaba con 12.000
miembros; 8.000 de ellos cayeron muertos en el curso de la guerra. Pero,
durante la resistencia, llegó a ampliarse hasta 140.000 miembros y
llegó a tener 360.000 en mayo de 1948. Decenas de miles de kulaks,
burgueses y elementos pequeño-burgueses habían entrado en el Partido.
(6)
Tito se apoyaba cada vez más sobre estos últimos en su lucha contra
los auténticos comunistas. El Partido no había vivido una vida interna
normal, no había habido debates políticos en su seno, y como
consecuencia no hubo críticas ni autocríticas marxistas-leninistas; los
dirigentes no habían sido elegidos jamás, sino cooptados. (7) En junio
de 1948, el Buró de información de los partidos comunistas, que agrupaba
a ocho partidos, publicó una resolución criticando al Partido
yugoslavo. Señalaba que Tito no prestaba ninguna atención a la
acentuación de las diferencias de clase en el campo ni al crecimiento de
los elementos capitalistas en el país. (8) La resolución afirmaba que,
partiendo de una posición nacionalista burguesa, el Partido yugoslavo
había quebrantado el frente unido socialista contra el imperialismo. El
texto decía: “Esa línea nacionalista no puede conducir más que a la degeneración de Yugoslavia en una república burguesa ordinaria.” (9)
En 1948 los titistas retomaron públicamente la vieja teoría
socialdemócrata del paso del sistema burgués al socialismo sin lucha de
clases. Así Bebler, vice-ministro de Negocios extranjeros, declaraba en
abril de 1949: “No tenemos kulaks como los que había en la URSS.
Nuestros campesinos ricos han tomado parte en masa en la guerra popular
de liberación. (…) ¿Sería un error si consiguiéramos hacer pasar a los
kulaks al socialismo sin lucha de clases?” (10). De esta forma las
relaciones de producción capitalistas se extendieron a todos los ámbitos
de la economía yugoslava, las medidas marxistas y socialistas en favor
de la clase obrera fueron destruidas. Así los precios de los bienes
pasaron a ser determinados por el mercado, es decir por la oferta y la
demanda y los salarios fueron fijados sobre la base de la renta o de los
beneficios de la empresa, decidiendo pues las empresas de forma
independiente lo que producen y la cantidad de la producción.
Y en 1951, el equipo de Tito declaraba que los “koljoses
(soviéticos) son un reflejo del capitalismo de Estado que, mezclado con
los numerosos restos del feudalismo, forman el sistema social de la
URSS.” Desarrollando las concepciones de Bujarin, los titistas reemplazaron la planificación por el mercado libre: “Nadie, fuera de las cooperativas, fija las normas ni las categorías de lo que se debe producir.” Organizaron “el
paso a un sistema que deja más libertad al funcionamiento de las leyes
económicas objetivas. El sector socialista de nuestra economía está a
punto de sobrepasar las tendencias capitalistas por medios puramente
económicos.” (11)
En 1951 Tito comparó a los comunistas partidarios del
marxismo-leninismo con una quinta columna hitleriana, justificando con
ello la detención de los 200.000 comunistas y simpatizantes, según
testimonió el coronel Vladimir Dapcevic. Tito escribió: “Los ataques
de los agresores fascistas han probado que se le da mucha importancia a
un elemento nuevo: la quinta columna. Ésta es un elemento político y
militar que entra en acción en el momento de los preparativos de la
agresión. Hoy, se intenta de nuevo el hacer alguna cosa parecida en
nuestro país, bajo diferentes formas, particularmente por parte de los
países kominformistas.” (12)
Fue así como Tito se convirtió en simple peón en la estrategia anticomunista de los Estados Unidos. Tito declaró en 1951 al New York Herald Tribune que
“en caso de ataque soviético, no importa en cual parte de Europa sea,
incluso si pasa a miles de kilómetros de las fronteras yugoslavas, (él)
lucharía inmediatamente del lado de Occidente… Yugoslavia se considera
como una parte del muro de solidaridad colectiva construido contra el
imperialismo soviético.” (13)
Doctrina bélica contra la URSS (OTAN, guerra nuclear)
Durante la Primera Conferencia del Kominform de nueve Partidos
Comunistas, en septiembre de 1947 en Polonia, Andréi Zhdánov presentó un
informe cuyas posiciones merecen nuestra atención, no solo en razón de
su pertinencia, sino también porque fueron atacadas y rechazadas, punto
por punto, nueve años más tarde, después del golpe de Estado de
Jruschov: “El objetivo que se plantea el nuevo curso expansionista
de los Estados Unidos es el establecimiento de su dominación mundial.
Este nuevo curso, tiende a la consolidación de la situación del
monopolio de los Estados Unidos sobre los mercados, monopolio que se ha
establecido después de la desaparición de sus dos concurrentes más
importantes -Alemania y Japón- y por el debilitamiento de sus compañeros
capitalistas, Inglaterra y Francia. Este nuevo curso se basa en un
amplio programa militar, económico y político, cuya aplicación,
establecerá en todos los países concernidos la dominación política y
económica de los Estados Unidos, reduciendo a estos países y Estados a
meros satélites e introducirá regímenes interiores que eliminen todo
obstáculo a la explotación de estos países por el capitalismo
americano”. “Los políticos imperialistas más rabiosos y desequilibrados
han comenzado, después que lo hiciese Churchill, a establecer planes con
vistas a organizar, lo más rápidamente posible, una guerra preventiva
contra la URSS, realizando abiertamente un llamamiento a la utilización
contra los soviéticos del monopolio temporal americano del arma
atómica.” “El plan militar estratégico de los Estados Unidos prevé la
creación, en tiempos de paz, de numerosas bases y plazas de armas, muy
alejadas del continente americano y destinadas a ser utilizadas con
fines de agresión contra la URSS y los países de la nueva democracia.”
“Los monopolios americanos nutren esperanzas particulares sobre el
restablecimiento de una Alemania capitalista, considerándola como la
mayor garantía para el éxito de la lucha contra las fuerzas democráticas
de Europa.” “Pero en el camino de sus aspiraciones a la dominación
mundial, los Estados Unidos se topan con la URSS, con su influencia
internacional creciente, como bastión de la política antiimperialista y
antifascista, con los países de la nueva democracia que han escapado al
control del imperialismo anglo-americano y con los obreros de todos los
países.” “Las concesiones a la nueva orientación de los Estados Unidos
de América y al campo imperialista pueden incitar a sus inspiradores a
ser más insolentes y más agresivos. Es por ello que los partidos
comunistas deben colocarse a la cabeza de la resistencia, en todos los
campos, contra los planes imperialistas de expansión y de agresión.” (5)
En mayo de 1946, Molotov decía a su colega de exteriores yanqui: “No
hay rincón en el mundo donde no se vea a los Estados Unidos. Los
Estados Unidos tienen bases aéreas por todas partes: en Islandia, en
Grecia, en Italia, en Turquía, en China, en Indonesia y en otros lugares
más y tienen incluso más bases aéreas y navales en el Pacífico. Los
Estados Unidos conservan tropas en Islandia a pesar de las protestas del
gobierno islandés, así como en China, mientras que las tropas
soviéticas han sido retiradas de este país y de todos los demás
territorios extranjeros. Es la prueba de un verdadero expansionismo y
este expresa los pasos emprendidos por ciertos círculos americanos hacia
una política imperialista”.
Plan Marshall
Como un parásito, así se comportó el gobierno de los EEUU, impidiendo
que la parte más rica de Alemania controlada por las tres potencias
pudiera convertirse en una nación soberana, y haciéndola depender de los
yanquis como una colonia más. Es más, con la excusa de poder hacer
viable el comercio y la producción de las plantas y fábricas alemanas
pusieron a sus antiguos amos (colaboradores de los nazis) al frente de
las corporaciones industriales, imponiendo los comandantes
norteamericanos y los asesores de sus multinacionales la producción y su
venta de activos, junto a Gran Bretaña y Francia que eran pedigüeños de
la ayuda yanqui. Así los gobernantes norteamericanos se aseguraban un
cierto déficit del comercio exterior alemán para que la URSS nunca
pudiera cobrar reparaciones de guerra, previstas en la Conferencia de
Postdam, de las ricas zonas occidentales de Alemania.
En 1947 los Estados Unidos, plantean crear una red de financiación,
que lleva como nombre: Plan Marshall. El congreso estadounidense aprueba
una “ayuda” de 13 mil millones de dólares, que tenía como objetivo
fomentar el mercado europeo, la compra de bienes de consumo excedentes
en los EEUU, la asignación de obras, acopio de materias primas y
endeudamiento de las economías europeas.
Su finalidad no era altruista sino que implantó un profundo
endeudamiento de las sociedades occidentales, a fin que esas sociedades
no realizasen medidas socialistas. Para ello impusieron a los gobiernos y
les obligaron a adoptar medidas económicas a cambio de créditos,
impidiendo que los países europeos comerciaran entre ellos, sin el
consentimiento de los EEUU.
De hecho impidieron a la mayoría de los estados una reconstrucción
pacífica como la de las Democracias Populares del Este de Europa,
llenando a los diferentes países de deudas con las multinacionacionales.
Otro componente esencial fue la militarización de los ejércitos
europeos occidentales, para dar salida a la industria armamentística
estadounidense.
Así por ejemplo, la mayor parte de los ingresos irían al presupuesto
militar, y otra parte al bolsillo de los monopolios estadounidenses. El
rearme de la zona Oeste de Alemania incumplía los acuerdos de Postdam.
Noam Chomsky aclara que: “De los 13 mil millones de dólares de ayuda
que manejó el Plan Marshall, alrededor de 2 mil millones fueron a parar
directamente a los bolsillos de las compañías petroleras
estadounidenses. Este hecho formó parte del propósito de hacer que
Europa pasara de una economía basada en el carbón a una economía basada
en el petróleo, para que así algunos sectores de aquel continente se
volvieran más dependientes de Estados Unidos”.
1 comentario:
Gracias por esta nueva serie de historia del socialismo. Verdaderamente interesante.
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