Cuba
ha apostado a planificar su economía desde el triunfo de la Revolución.
Resulta difícil cuantificar el verdadero impacto del acoso externo en
los problemas financieros que ha vivido el país desde entonces, pero sí
podemos hacer algunos análisis sobre el modelo.
La
economía cubana se construyó combinando estándares occidentales de
empresas que ya existían en Cuba y el modelo planificado que tenía la
URSS. Desde entonces ha existido un debate sobre la utilidad de
planificar las finanzas, agudizado por los avances del Laissez-faire
neoliberal que se puso de moda en los años ochenta.
Todavía
hoy se trata de construir una percepción de que la planificación y el
control estatal llevan automáticamente al fracaso, de que la URSS
fracasó como modelo económico y si Cuba persiste en tener un modelo
planificado le ocurrirá lo mismo. Nada más lejos de la verdad.
En
realidad la planificación fue uno de los factores claves en convertir a
la URSS en potencia mundial. Casi desde el inicio de la URSS hace 100
años, su modelo económico creció constantemente pese al acoso
internacional, excepto durante la Segunda Guerra Mundial. Después de la
guerra Europa occidental necesitó mucha ayuda económica de Estados
Unidos para recuperarse, la URSS no.
Los
defectos soviéticos hacen que la gente olvide cómo la vivienda, la
renta o la salud, es decir las necesidades básicas, representaban solo
el 30% de los salarios. Pusieron un hombre y una mujer en el espacio
antes que nadie, y si bien no era fácil tener un auto, el transporte
público era amplio y muchas veces gratuito. Si no podías permitirte un
hogar, el Estado la ofertaba a bajo precio o incluso la regalaba. Es
fácil olvidar todo eso cuando solo se piensa en los errores.
En
el año 1983 el diario El País publicaba: "en diciembre un estudio de la
CIA indicó que la URSS experimentó un crecimiento económico continuo y
una mejoría en el nivel de vida de su población durante los últimos
treinta años..." Ese mismo año Ronald Reagan hacía chistes continuamente
sobre el "fracaso" de la economía soviética. La CIA lo desmentía.
La
próxima crisis fue la final que dio al traste con el campo socialista.
La descentralización económica comenzada en los 70 comenzó a ralentizar
el crecimiento en la URSS y luego Gorbachov propuso liberalizar la
economía para solucionar el problema, fue peor y condujo a la crisis.
En
el fracaso soviético pesan más los errores internos de organización,
liderazgo, pérdida de capital simbólico y desmovilización social, que
una economía planificada que crecía regularmente. Se habla del fracaso
soviético, pero no de la encuesta realizada este año por el PEW Center
según la cual el 69% de los rusos lamenta el fin de la URSS. Los
jóvenes, menos nostálgicos por un modelo que no conocieron, muestran la
influencia de la campaña occidental contra el comunismo.
Nunca
sabremos qué habría ocurrido si la URSS hubiera sabido corregir sus
propios errores a tiempo, antes que fuera demasiado tarde. Sí sabemos
que su economía planificada, con todos sus problemas de voluntarismo y
verticalismo, funcionaba bien. Sí sabemos que en Cuba debemos corregir
los problemas que llevaron a los soviéticos al fin en lugar de
posponerlos o evitarlos por ser riesgosos. Debemos cambiar muchas cosas,
pero planificar la economía evidentemente no está en esa lista.
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