Enviado por Cubadebate.
Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro
Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura
del Octavo Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del
Poder Popular en la VIII Legislatura, en el Palacio de Convenciones, el
27 de diciembre de 2016, “Año 58 de la Revolución”.
Compañeras y compañeros:
Los días finales del año, como ya es habitual, se han caracterizado
por una intensa actividad. El pasado sábado efectuamos la reunión del
Consejo de Ministros que aprobó presentar a esta Asamblea el Plan de la
Economía y el proyecto de Presupuesto para el año 2017, que analizamos
en el día de hoy.
A diferencia de sesiones anteriores, no se realizó en esta ocasión la
evaluación de la marcha del proceso de actualización del Modelo
Económico y Social, teniendo en cuenta que se continúa trabajando en la
propuesta de su Conceptualización, así como en las bases del Plan de
Desarrollo Económico y Social hasta el año 2030, luego de concluir, por
mandato del Séptimo Congreso del Partido, el profundo y democrático
debate llevado a cabo con las organizaciones del Partido y la Juventud,
representantes de las organizaciones de masas y de amplios sectores de
la sociedad.
Esperamos que en el transcurso del primer semestre del próximo año,
el Pleno del Comité Central apruebe ambos documentos programáticos.
En la sesión ordinaria de diciembre de 2015 advertí que el desempeño
de nuestra economía en el año 2016 enfrentaría limitaciones financieras
a causa de la caída en los ingresos de las exportaciones por la
disminución de los precios de los principales rubros, así como
afectaciones en las relaciones de cooperación con otros países.
Ya en julio del presente año los hechos confirmaron esas
proyecciones, sobre lo cual informé a nuestro pueblo desde este
Parlamento. Ciertamente, las limitaciones en los suministros de
combustibles y las tensiones financieras se agravaron en el segundo
semestre, conduciendo al decrecimiento del Producto Interno Bruto en un
0,9%. A pesar de ello se preservaron los servicios sociales gratuitos,
como la educación y la salud pública a toda la población. No se
produjo el colapso de nuestra economía ni el regreso de los apagones
que padecimos en los momentos más difíciles del período especial, como
auguraban no pocos malintencionados medios internacionales de prensa.
Asimismo, en medio de este desfavorable escenario se mantuvo el
cumplimiento estricto de las obligaciones contraídas como resultado del
reordenamiento de la deuda externa cubana. Sin embargo, no ha sido
posible superar la situación transitoria que atravesamos en los atrasos
de los pagos corrientes a los proveedores, con cuyo fin se ejecutaron y
realizan un conjunto de gestiones que permitirán aliviar el panorama
descrito.
Agradezco, una vez más, a los socios comerciales por su comprensión y
confianza hacia Cuba y reitero la voluntad del gobierno de restablecer
paulatinamente la normalidad en esta importante esfera y sentar las
bases para evitar su repetición en el futuro.
Al referirnos al desempeño de la economía cubana, no se pueden
olvidar los efectos negativos que nos genera el bloqueo económico,
comercial y financiero de Estados Unidos que, como ustedes conocen, se
mantiene en vigor. Ejemplo de ello es que Cuba sigue sin poder realizar
transacciones internacionales en dólares estadounidenses, lo que impide llevar hacia adelante muchos e importantes negocios en perspectiva.
Tampoco deben omitirse los cuantiosos daños que ocasionó el peligroso
huracán Matthew que se abatió con inusual virulencia sobre seis
municipios del extremo este del país, los días 4 y 5 de octubre del
presente año, con un saldo significativo de destrucción de viviendas,
centros educacionales y de salud, almacenes, instalaciones industriales y
hoteleras, así como severas afectaciones a la infraestructura vial,
eléctrica, hidráulica y de telecomunicaciones.
Afortunadamente, gracias a las medidas adoptadas para la protección
de la población, no tuvimos que lamentar ninguna pérdida de vida humana,
como por desgracia sucedió en los demás Estados ubicados en la ruta de
este fenómeno meteorológico, incluyendo varias decenas en el propio
territorio de Estados Unidos.
A la memoria me viene que un huracán mucho más débil que ese, de
categoría dos, un día como ese, pero en 1963, hace unos 53 años, el
Flora, nos ocasionó más de 1.200 bajas humanas. De ahí surgieron varias
cuestiones, entre ellas todas las presas que tenemos, que antes apenas
existían cuatro o cinco presas en el país, y en este último huracán,
como ya les dije, no tuvimos ni una sola baja, ni siquiera un herido
grave. Se sigue trabajando y continuaremos.
Aprovecho la ocasión para agradecer las muestras de solidaridad y el
apoyo material que hemos recibido de muchos países y de las
organizaciones internacionales del sistema de Naciones Unidas para
contribuir a la recuperación de esos territorios. Mención especial
merece la ayuda proporcionada por la hermana República Venezolana a
iniciativa de su presidente, el compañero Nicolás Maduro Moros.
En cuanto al plan y el presupuesto para el 2017 debo alertar que
persistirán tensiones financieras y retos que pudieran incluso
recrudecerse en determinadas circunstancias; sin embargo, prevemos que
la economía cubana retome la senda ascendente y que el Producto Interno
Bruto crezca moderadamente en el entorno del 2%.
Con ese propósito deberán cumplirse tres premisas decisivas, que son:
garantizar las exportaciones y su cobro oportuno; incrementar la
producción nacional que sustituye importaciones; y no menos importante,
reducir todo gasto no imprescindible y utilizar racional y
eficientemente los recursos disponibles. Al propio tiempo, en medio de
las dificultades, continuaremos ejecutando los programas de inversiones
en función del desarrollo sostenible de la economía nacional.
Concedemos gran importancia a la necesidad de dinamizar la inversión
extranjera en Cuba, en correspondencia con el Lineamiento Nº.78 de la
Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobado en el
Séptimo Congreso.
Reconozco que no estamos satisfechos en esta esfera y que han sido
frecuentes las dilaciones excesivas del proceso negociador. Es preciso
superar de una vez y por siempre la mentalidad obsoleta llena de
prejuicios contra la inversión foránea.
Para avanzar resueltamente en esta dirección debemos despojarnos de
falsos temores hacia el capital externo; no vamos ni iremos al
capitalismo, eso está totalmente descartado, así lo recoge nuestra
Constitución y lo mantendrá, pero no debemos cogerle miedo y ponerle
trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes. Ello
requiere, en primer lugar, asegurar la preparación y capacitación
sistemática de los cuadros y especialistas que negocian, así como
profundizar en las deficiencias y errores cometidos en el pasado para
nunca más repetirlos.
Como es sabido, esta pequeña isla no produce todo el combustible que
necesita, debiendo importar volúmenes considerables, cuyo costo pende
como espada de Damocles sobre nuestra economía. Sin renunciar al
incremento de la producción nacional de petróleo, para
lo cual también se necesitan inversiones, debemos acelerar el
desarrollo de las Fuentes Renovables de Energía, que actualmente sólo
significan un 4,65% de la generación de electricidad.
Condiciones para ello tenemos más que suficientes en las energías
solar o fotovoltaica, eólica y la biomasa. Este es uno de los sectores
estratégicos donde debemos potenciar decididamente la inversión
extranjera.
Precisamente estos dos últimos temas que estoy tocando, fueron temas
que también abordamos en la última reunión del Consejo de Ministros
hace unos pocos días, y mantener —les decía— la cifra del 24% a la que
se aspira, según el Plan hasta el año 2030; pero, realmente, trabajar
por superarla para esa fecha.
Pasando a otro asunto. En la mañana de hoy, esta Asamblea acordó
continuar trabajando hasta la conclusión de la actual Legislatura en el
año 2018, en el experimento que se aplica en las provincias de Artemisa
y Mayabeque, en interés de separar la dirección de los consejos de la
administración de las asambleas provinciales y municipales del Poder
Popular.
El mencionado experimento, que se ejecuta desde hace un quinquenio,
coincidiendo con la creación de ambas provincias, ha permitido poner en
práctica un conjunto de principios organizativos y de funcionamiento de
los órganos de gobierno, permitiendo que las asambleas locales del
Poder Popular incrementen la atención a los consejos populares, los
delegados de circunscripción y la población en general.
Igualmente, se logró deslindar las funciones estatales de las
empresariales en el ámbito local, conformándose a nivel de esas
provincias un sistema de empresas para prestar servicios al pueblo. Todo
ello ha facilitado reducir de manera sensible las plantillas de
funcionarios y cuadros de las estructuras de dirección en provincias y
municipios.
No obstante, se pusieron de manifiesto un conjunto de deficiencias
que, sin invalidar los conceptos esenciales del experimento, impidieron
la consolidación del modelo de gestión puesto en práctica, de modo que
su ulterior generalización al resto del país constituya un éxito.
Uno de los principales factores detectados es el elevado nivel de
fluctuación de los cuadros en esas instancias, así como el insuficiente
completamiento de las plantillas, a consecuencia de subestimar la
selección, preparación y control del personal. A ello se suma la
insuficiente atención y supervisión por los organismos y entidades
nacionales al proceso de experimentación, retrasándose la implementación
de las decisiones adoptadas.
Considero que los errores han sido identificados y que es adecuada la
decisión de prorrogar el experimento. Ahora lo que nos corresponde a
todos y en especial a la Comisión Permanente para la Implementación y
Desarrollo, de conjunto con las estructuras del Partido en las
diferentes instancias, es superarlos y avanzar, sin retrocesos, en su
culminación en el nuevo plazo concedido.
Realmente se estimó, desde el principio, que era una tarea fácil, y
la vida nos está demostrando que no hay tarea fácil en este terreno y
que de tareas difíciles están llenos todos los acuerdos para el
perfeccionamiento. Nada es fácil, a todo hay que dedicarle el tiempo
que requiere y ninguna de esas tareas puede realizarse exitosamente con
superficialidades y mucho menos atendiéndolas de vez en cuando.
Compañeras y compañeros:
En mis palabras el 3 de diciembre, en la Plaza de la Revolución Mayor
General Antonio Maceo Grajales, en Santiago de Cuba, anuncié la
voluntad del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz,
de que su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar
instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios
públicos, ni erigir en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras
formas similares de tributo.
En el día de hoy nuestro Parlamento ha consagrado en Ley la voluntad
expresada por el compañero Fidel hasta las últimas horas de vida.
El líder histórico de la Revolución Cubana nos legó su ejemplo imperecedero, su irrenunciable optimismo y fe en la victoria.
En mi opinión, y de modo similar a lo manifestado por el compañero
Lazo en la apertura de esta sesión, el mejor monumento a sus ideales y
obra es hacer realidad cada día los postulados contenidos en su
brillante definición del concepto de Revolución, que hizo público el
1º. de mayo del 2000, y que millones de cubanos suscribimos en el marco
de las actividades organizadas para rendirle el merecido homenaje a
quien nunca defraudó a su pueblo, y tal como expresó en el premonitorio
discurso que pronunció el 8 de Enero de 1959 — al llegar a la capital,
en el campamento militar conocido por Columbia, hoy Ciudad Libertad—,
hace hoy casi 58 años, cuando la Caravana de la Libertad entró triunfal
en La Habana —como a mí me dejó de jefe en la provincia oriental, en
Santiago de Cuba, como capital entonces de las hoy cinco provincias
orientales, vi este discurso por televisión, ya de noche, los que tienen
más edad recordarán cómo fue, muy emotivo, hasta las palomas blancas
que se le posaron en los hombros, etcétera, yo no recordaba bien esto
que les voy a leer, sí recuerdo cómo empezó: “La alegría es inmensa,
pero queda mucho por hacer todavía… no nos imaginemos que desde ahora
todo será más fácil, tal vez desde ahora todo sea más difícil.”
Pero de esta otra que les leeré no la recordaba con esa claridad, y
antes de expresarlo aquí busqué la grabación, además de lo que estaba
escrito, y está textualmente así. Dice en aquel momento, cito:
“Sé que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una
muchedumbre semejante” —se está refiriendo al recibimiento aquí en La
Habana y en todo el recorrido—, “excepto en otra ocasión —en que estoy
seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en
que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba,
ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros
¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!” Fin de la cita (Aplausos).
Fidel se marchó invicto, pero su espíritu de lucha permanecerá en la
conciencia de todos los revolucionarios cubanos, de hoy, de mañana y de
siempre, y así lo demostraremos en la Revista Militar y marcha del
pueblo combatiente el próximo 2 de enero, en ocasión del 60 aniversario
de la heroica sublevación en Santiago de Cuba y del Desembarco de los
expedicionarios del Granma, Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias,
en homenaje al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana y a nuestra
juventud.
Ya solo me resta expresarles que en pocos días, festejaremos un
aniversario más del triunfo de la Revolución y el advenimiento del nuevo
año. Llegue al querido pueblo de Cuba nuestras calurosas
felicitaciones.
Eso es todo.
(Aplausos)
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