Por Aporrea.
Es uno de los presos políticos por más tiempo encarcelados en todo el planeta. 200 indígenas norteamericanos se encuentran encarcelados en
este país por razones políticas, a lo que se suman afroamericanos,
algunos tan conocidos como Mumia Abu-Jamal.
La lista también la engrosan independentistas puertoriqueños.
La cifra supera 357 prisioneros políticos, si a ello se suman
los 166 islamistas, retenidos en la prisión sin juicio alguno, en el
centro de torturas de Guantamo, la cifra de prisioneros políticos en
Estados Unidos llega a 523.
Mientras Barack Obama diserta, sin sonrojarse, sobre las virtudes de
la “democracia”estadounidense y sermonea sobre los derechos humanos, un
inocente languidece, en su celda, totalmente aislado, esperando sólo la
muerte o que el Presidente haga lo que puede hacer pero no hace.
Leonard Peltier, -Lakota, dirigente del American Indian Movement
(AIM), escritor y poeta-, acaba de cumplir cuarenta años de prisión y es
uno de los presos políticos por más tiempo encarcelados en todo el
planeta.
Cuando lo apresaron en febrero de 1976 era un joven luchador por los
derechos de los pueblos originarios y ya había conocido desde temprano
la represión y la cárcel. Hoy, casi ciego y muy enfermo sufre un
cautiverio cruel y totalmente injustificado.
Condenado sin prueba alguna en un proceso viciado de manipulación e
ilegalidades fue sentenciado a dos cadenas perpetuas consecutivas (SIC)
que ha estado sirviendo en prisiones de máxima seguridad, sometido a
condiciones particularmente duras, de una inhumanidad que no toma en
cuenta siquiera su frágil estado de salud ni su edad avanzada.
En la década de los Setenta del pasado siglo el carácter represivo y
racista del régimen norteamericano descargó su violencia contra los que
se oponían a la guerra de Viet Nam y también contra los negros, los
puertorriqueños y las poblaciones originarias que habían sido despojadas
de sus tierras y encerradas en las llamadas “reservaciones”.
En 1973 se produjo la masacre de Wounded Knee, el mismo lugar, por
cierto, donde había ocurrido en 1890 el mayor enfrentamiento entre los
indígenas y los invasores blancos.
En ambos sucesos perdieron la vida cantidades innombrables de
“indios”, incluyendo niños, mujeres y ancianos y nadie fue llevado a
juicio por tales crímenes.
La atrocidad de Wounded Knee II y la creciente presencia de agentes
del FBI y de grupos paramilitares crearon un ambiente de terror en la
zona en la que recientes descubrimientos de yacimientos de uranio y
otros minerales atraían la codicia anglosajona.
La solidaridad irradió a otros sectores.
Marlon Brando ganador en 1973 del Oscar por su memorable actuación en
El Padrino convirtió la ceremonia en una singular denuncia: en lugar
suyo envió a una actriz apache, Sacheen Littlefeather y protestó por el
trato dado al pueblo aborigen y por la masacre de Wounded Knee.
“Me pareció absurdo ir a la ceremonia de entrega de los premios.
Resultaba grotesco festejar a una industria que había difamado y
desfigurado sistemáticamente a los indios norteamericanos a lo largo de
seis décadas”, proclamó entonces Brando.
Los ancianos, asediados en Oglala, en la reservación de Pine Ridge,
Dakota del Sur, pidieron protección al AIM que envió al lugar a varios
activistas, entre ellos Peltier.
En junio de 1975 se produjo allí un extraño incidente en el que
perdieron la vida dos funcionarios del FBI y un número de nativos,
civiles, desarmados, cuya cifra y sus nombres han quedado en la sombra.
En cualquier caso varios hechos eran evidentes.
Los indios estaban acosados, en su refugio, del que no salieron para
atacar a nadie. Quienes penetraron allí, antes del incidente, fueron
decenas de agentes del FBI fuertemente armados como armados estaban los
paramilitares a su servicio. Si algún indio hubiese disparado, algo que
no pudo demostrarse, habría sido un acto desesperado de autodefensa.
Las autoridades formularon cargos solamente contra los nativos.
Peltier buscó refugio del lado canadiense donde fue capturado el 6 de
febrero de 1976. Entretanto sus compañeros fueron liberados por falta
de pruebas.
La acusación contra él fue fabricada de pies a cabeza por el FBI.
Revelaciones posteriores al juicio, obtenidas tras largos esfuerzos
de sus defensores basados en la Ley de Libertad de Información prueban
el carácter fraudulento de todo el proceso: testimonios falsos obtenidos
mediante el chantaje y la amenaza, presentación como “prueba” de un
arma que no estaba en el lugar, ni fue usada por Peltier ni tuvo
relación alguna con el incidente.
En una audiencia ante la Corte de Apelaciones en 1978, uno de los
fiscales que actuó contra él tuvo que admitirlo: “Nosotros no sabemos
realmente quién disparó a los agentes”.
El tribunal, sin embargo, ratificó la condena.
El juicio contra Peltier fue una farsa de proporciones monumentales.
Lo demostró convincentemente otro gran artista norteamericano, Robert
Redford, en su documental “Incident at Oglala: the Leonard Peltier
Story” producido en 1992 pero sometido a una severa censura que lo ha
convertido en algo que muy pocos han podido ver.
Las razones son obvias.
Según el Washington Post del 22 de mayo de 1992: “Es muy difícil ver
‹‹Incident at Oglala›› sin concluir que Leonard Peltier es inocente…su
juicio no fue otra cosa que una farsa cocinada por el Gobierno. Este
documental directo e iluminador muestra hasta donde llegó la falta de
escrúpulos de los fiscales y del FBI para castigar a este hombre”.
Por su liberación se pronunciaron Nelson Mandela, el Parlamento
Europeo y numerosas personalidades en todo el mundo. El reclamo tiene
más de cuatro décadas, hasta ahora sin resultado.
Hace ya algún tiempo, lo advirtió Ramsey Clark ex Fiscal General de
Estados Unidos:”Hasta que esto suceda, cada día es un nuevo crimen, cada
amanecer es un nuevo crimen, cada atardecer es un nuevo crimen contra
la dignidad del pueblo indio y contra el honor de los Estados Unidos de
América. Porque mientras Leonard Peltier esté en prisión, todos lo
estamos”.
Cuando Peltier fue arbitrariamente encarcelado, Obama era un
adolescente y no fue responsable de esa injusticia. Pero hace ocho años
que sí lo es pues como Presidente nada ha hecho para liberarlo. Él sabe
que “Sí se puede” pero prefiere ser cómplice del crimen.
La historia:
Leonard Peltier (nacido el 12 de septiembre de 1944) es un hermano
indio de la nación Sioux-chippewa (anishinabe-lakota) de lo que hoy se
llama EEUU, activista y parte del American Indian Movement, encarcelado
desde el año 1976.
En 1977 fue declarado culpable y condenado sin pruebas a dos cadenas
perpetuas consecutivas por el asesinato de dos agentes del FBI que
murieron durante un tiroteo en 1975 en la reserva india de Pine Ridge,
en los territorios sagrados Sioux de Dakota del Sur donde se había
encontrado meses antes uranio y carbón.
En ese acoso al pueblo Lakota murieron asesinadas más de 250 personas
de la etnia, pero a día de hoy aún no se ha investigado ningún crimen
cometido por los “ayudantes” de los agentes federales que realizaron el
«trabajo sucio de los crímenes».
Ha habido mucho debate sobre la culpabilidad de Peltier y la imparcialidad de su juicio. Aún son inclasificables más de 10.000 folios con pruebas categóricas que absolverían de inmediato al condenado.
Algunas organizaciones, entre ellas Amnistía Internacional,
consideran que es un preso político. Esta organización dice que “aunque
no ha sido confirmado como un preso de conciencia, existe la
preocupación acerca de la imparcialidad de las actuaciones conducen a su
condena y se cree que factores políticos pueden haber influido en la
manera en que el caso fue procesado”.
Peltier está encarcelado en una cárcel estatal en Lewisburg, Pennsylvania.
Debido a los 40 años en prisión, la salud de Leonard Peltier es precaria; es diabético y le falla la visión de un ojo. Sin embargo desde el año 1985 dibuja óleos expresando falta de todo rencor.
Nelson Mandela propuso su liberación al ex-presidente Bill Clinton, que se la denegó, tras recibir presiones del F.B.I.
Robert Redford fue el productor de una película documental de título Incident at Oglala: The Leonard Peltier Story, basada en los sucesos acaecidos en la reserva en 1975 que no ha sido distribuida a los cines ni americanos ni europeos para su visionado.
Grandes personalidades mundiales como Dalái Lama y el ya mencionado
Nelson Mandela intercedieron ante varios presidentes de EE.UU. sin éxito
para conseguir indulto.
Ya es hora de que nuestro hermano deje de sufrir por la invasión de
territorios a que los pueblos originarios de lo que hoy se llama estados
Unidos han sido sometidos.
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