Por Alexei Núñez.
En el 70º Aniversario de la terminación de la Gran Guerra Patria, a muchos de nosotros nos rodea el influjo de la gesta de nuestros antepasados. No solamente su inmenso legado, sino la fidelidad a unos principios de Humanidad y entrega que no he conocido hoy día.
También, la cultura soviética hizo su aporte. Fue una época dorada de inspiración y realismo. Cultura para toda la población, aún después de aquel 1945, entre ruinas, los trabajadores creaban obras de arte. Una de ellas fue la película "La Batalla de Stalingrado". La música es de lo mejor. Aram Katchaturián hizo una suite de orquesta, donde admiramos su carácter épico.
En el minuto 11,40 del visionado, viene la célebre melodía que me acompañó de niño. Donde celebra la irrupción liberadora del Ejército de trabajadores, campesinos y soldados, el Ejército Rojo.
En el las imágenes vemos las estatuas que decoran la Colina de Mamayev (Mamayev Kurgan). Recordando que al contrario que sus oponentes nazis, el Comandante de las fuerzas soviéticas I. V. Stalin junto con los responsables de los Ejércitos, preparó con sumo detalle la estrategia a seguir. Lanzó al combate a fuerzas entrenadas en el cuerpo a cuerpo, destruyendo los convoyes de comunicaciones, y fragmentando a aquel ejército invasor. Así, encerró a las mejores fuerzas hitlerianas en un caldero, donde se escocieron, y cuando estaban los suficientemente asados, envió a las mejores fuerzas de choque de la URSS, encerrando a los nazis en una potente tenaza. Fue el principio del triunfo del proletariado soviético.
En estos días, envío este pequeño homenaje.
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