Hace 110 años, nació el periodista checoslovaco, Julius Fucik. El ejemplo de sus escritos van unidos a su vida en la defensa del comunismo. Su principal obra recogida después de su fallecimiento es "Reportaje al pie de la horca", que tras su publicación tuvo una gran acogida entre escritores y lectores, realizándose extensas tiradas en diversos idiomas y países. Tras 1989 en la República Checa, las autoridades han querido borrar a los estudiantes y al resto de la población su recuerdo. Pero es imposible, porque su personalidad y actividad supera los marcos estrechos de la memoria burguesa. En este año, conmemorando su nacimiento se ha reinagurado su estatua en el cementerio de Olsany en Praga, (Prazsky Patriot 23.01.2013).
Hijo de un mecánico, vivió en Plzen (Pilsen) una de las ciudades más proletarias de toda Checoslovaquia. Gracias a la influencia de su tío compositor también llamado Julius Fucik, se interesó de muy joven por el teatro, la escritura y la literatura más actual publicada en checo. Graduado en Filosofía en la Universidad de Praga, en sus primeras anotaciones vierte en ideas prácticas de como mejorar la existencia de sus congéneres. Tras muy intensos debates con amistades y familia, comprende que sin transformar la sociedad, todos los esquemas, obras y deseos son inútiles. En 1921 se afilia al Partido Comunista. Compagina sus trabajos como crítico literario y teatral en diversas revistas culturales junto con sus estudios de marxismo-leninismo. Contribuye en 1929 a la creación del Frente de Izquierdas. Por esas fechas es corresponsal de "Rude Pravo", con estancias prolongadas en Moscú, desde donde remite sus célebres reportajes bajo el epígrafe "Desde la tierra donde el mañana ya es ayer" (publicados en 1932). A la vez es editor de la revista "Tvorba-La Creación".
Su compañero periodista en aquellos años, Josef Chuchma, así le describe: "Tenía un gran sentido del drama, excelente comunicador comercial, sus escritos son emocionantes y sugerentes, acercando al lector a los sentimientos esenciales tanto de sus pensamientos como de los personajes que retrataba" (1)
Desde 1933 a 1938 fue detenido varias veces, trabajando en la clandestinidad, continuamente perseguido por la policía. Sus escritos ya eran famosos en los ambientes combativos por su claridad y contundencia en la descripción de los peligros del fascismo, de la necesidad de la unión de los trabajadores, de que solamente con el socialismo es posible la salida de la sociedad capitalista. Por aquellos años, fruto de sus reflexiones y visiones de la construcción el socialismo en la Unión Soviética escribe su libro "En la tierra más querida" (publicado en 1947). En 1938 después de una gran amistad en la lucha se une con su camarada y compañera Augusta Kodeřicovou, llamada Gusta Fuciková.
Tras el "Pacto de Munich", Hitler invade Checoslovaquia en 1939. La actividad del Partido Comunista se incrementa y se desarrolla un movimiento clandestino de gran calibre. Julius se hace cargo de multitud de proclamas y publicaciones de grandes tiradas contra el invasor, bajo el pseudónimo "Doctor Horak". En 1941 con ayuda de otros camaradas despliega los escritos "Llamamientos Patrióticos" de amplia divulgación en los medios obreros, sociales, culturales y políticos, buscando aunar esfuerzos de toda la población, aunque cada persona tuviese unas posiciones ideológicas diferentes pero con el pensamiento de la inevitabilidad de la derrota del fascismo. En los "Llamamientos" se filtraban informaciones del curso de la guerra, de la falsedad de las noticias nazis. La Gestapo tenía la prioridad principal de silenciar como fuera esa voz tan directa y apremiante. Junto con otros compañeros y camaradas es arrestado el 24 de Abril de 1942.
En el juicio cuando le dan la palabra exclama "Ahora se va a leer el veredicto. ¡Es la muerte de un hombre, así es! Mi condena va impuesta hacia ustedes: ¡Muerte al fascismo! ¡Libertad del hombre! ¡El futuro es del Comunismo! Tras tremendas y horrorosas torturas, le llevaron al jefe de la Gestapo para que firmara una confesión contra sus camaradas, y le preguntó "¿Ud. cree todavía en la victoria del comunismo? Fucik terriblemente golpeado le respondió: ¡Por supuesto, no puede ser de otra forma! (1) Un colaborador checoslovaco se introdujo como guardia en la prisión, suministrándole lápiz y papel, y hoja a hoja fue sacándolas.
En sus reflexiones vertidas en su "Reportaje al pie de la horca", indica: "Camaradas, os veo, pero no en solitario de esta manera, sino juntos. Este es el mejor camino, o la cárcel o la muerte. O seguimos las reglas de la conspiración o dejamos de trabajar. Porque ambos conceptos son indisolubles, para con nosotros mismos y para los demás. Entendido." (2).
Esperando la ejecución, en su obra postrera concentra todas sus idas, profundamente de clase e ilusión, con gran claridad como demuestra en el siguiente pasaje: "Muchas veces he pensado lo desafortunada que es la última víctima de la guerra, un soldado al que a su corazón, en el último momento le llega la última bala. Pero alguien tiene que ser el último. ¡Y si yo se que después de mí, no habrá más víctimas, inmediatamente me iría a la muerte!" Sus últimas líneas es un llamamiento: "Contra la injusticia hay que luchar, ¡hombres estad alertas!" (2)
Fue ejecutado en Berlín el 8 de Septiembre de 1943. En 1950, el 2º Congreso Mundial de la Paz, otorgó a Julius Fucik, el Premio Mundial de la Paz. Los testigos declararon que cuando iba maniatado, entre los verdugos, cuando le llevaban a la horca cantó "La Internacional", seguida por todos los reclusos en sus celdas.
Notas:
1.- Josef Chuchma. "Julius Fucik, no ha terminado todavía". Praga. 2003 (En checo).
2.- "Reportaje al pie de la horca" Editorial Akal, Madrid 1985.
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