Por la AAHS. Extraído de diversos artículos, incluídos de la Agencia Espacial Europea y otros traducidos del ruso.
En una reciente entrevista a Stephen Walker, al periodico La Voz de Galicia, de sus investigaciones sobre la vida del cosmonauta Yuri Gagarin, en su libro "Más allá", relata cómo los soviéticos en el envío de un hombre al espacio, asumieron muchos riesgos. Pero recuerda que la mayoría de entrevistados confiaban en un futuro mejor, y así comenta la presencia de mujeres cosmonautas en la entrevista:
"... la Unión Soviética estaba más avanzada que Estados
Unidos, había mujeres pilotos en los años cincuenta y estaban bien
cualificadas para participar en este programa espacial. No tuvieron
oportunidad porque la URSS quería enviar a un hombre. Pero sí hubo mujeres
soldados de combate, pilotos en la Segunda Guerra Mundial. La primera
mujer que fue al espacio fue soviética, en 1963, veinte años antes de que lo
hiciera la primera estadounidense. Pude entrevistar a la médica de
Gagarin, que también fue la responsable de todas aquellas perritas que
fueron al espacio antes que él; una señora formidable que estaba llena
de amor por esos cosmonautas, y también por esos animales".
El espacio es materia de inspiración y los vuelos espaciales humanos, en particular, han motivado a muchos jóvenes a seguir carreras de ciencias e ingeniería. El espacio afecta hoy a nuestra vida cotidiana y hace una importante contribución a las economías del mundo.
Este es el legado de los primeros días de vuelos espaciales, aunque a menudo también se asocia con Yuri Gagarin y los astronautas que lo siguieron. En la Unión Soviética, con una planificación de futuro, gracias al extraordinario responsable del Programa Espacial Soviético, Serguéi Koroliov, poner un hombre en el espacio, era parte de esa planificación.
La gran diferencia entre las dos trayectorias de exploración espacial, soviética y estadounidense, es el futuro. El programa soviético, estuvo desarrollado desde los años 30 del pasado siglo y tenía un objetivo claro: el desarrollo del socialismo vía al comunismo, tanto en la tierra como fuera de ella.
Según los postulados del padre de la cosmonaútica soviética Konstantín Eduárdovich Tsiolkovski, y sus sucesores, no entendieron lo que decía la prensa occidental de una "carrera espacial", pues después de tantos avances, los propósitos siguientes serían:
- Estaciones espaciales permanentes, tipo escalas de viaje hasta la luna, tras el envío de la MIR, con desarrollo de animales y plantas.
- Creación de cohetes interestelares.
- Creación de cohetes interplanetarios.
- Estaciones Lunares Permanentes.
- Colonizaje lunar.
- Envío de exploraciones a otros planetas.
Pero como decían Tsiolkovski y Koroliov, el planeta tenía que cambiar de paradigma social, ser más humano, más colectivo, y avanzar sus habitantes hacia las sociedades que implantasen el comunismo.
Sí, es cierto que en la actualidad el espacio toca muchos aspectos de nuestra vida diaria: desde la función vital que desempeña en el control de nuestro planeta y en la protección del medio ambiente, hasta los avances técnicos que la exploración espacial ha supuesto para la ciencia de los materiales, la informática, la ingeniería, las comunicaciones, la biomedicina y muchos otros campos.
Los satélites son ahora capaces de mostrarnos nuestro planeta con extraordinario detalle y nos cuentan la forma en que lo estamos cambiando a escala local y mundial. Las sondas espaciales se han posado en planetas, lunas y asteroides distantes, y ahora mismo viajan hacia los propios bordes de nuestro Sistema Solar. Los telescopios astronómicos orbitales han dado a los científicos en tierra una perspectiva sobre la formación de la vida y del propio Universo.
Pero tras los logros soviéticos, Occidente y los EEUU, no tienen continuación. Hay un estancamiento profundo, así como le ocurre a las sociedades donde persiste el capitalismo. Amasar fortunas, utilizar los cohetes para impregnar de miedo a la población con las guerras, generar mercados para nuevas ganancias, los avances espaciales conseguidos para turistas ricos.
Porque sin la existencia de la URSS, hubiera sido imposible lograr esos avances.
El legado de Gagarin
Para ello, los progresos soviéticos se sucedieron, desde el lanzamiento del primer satélite artificial Sputnik en octubre de 1957, se sucedieron una serie de avances espaciales impresionantes. Pusieron en el espacio a la primera criatura viviente, la perra Laika, en noviembre de 1957 y enviaron la sonda Luna 1 para que pasara cerca de la Luna en enero de 1959. Luna 2 sería la primera sonda en chocar con la Luna en septiembre de 1959 y Luna 3, la primera en fotografiar su cara oculta en octubre del mismo año.
En febrero de 1961, Venera-1, la primera sonda verdaderamente planetaria, fue lanzada hacia Venus: un hito importante en el diseño de naves espaciales.
En el lado norteamericano, los progresos fueron igualmente impresionantes. El Explorer 1 se lanzó en enero de 1958 y, además de ser el primer satélite de EE.UU., es conocido por el descubrimiento de los cinturones de radiación de Van Allen. Este éxito fue seguido rápidamente por otros satélites, en particular el primer satélite de comunicaciones SCORE, también lanzado en 1958, y la Pioneer 5, la primera sonda científica que orbitó el Sol, lanzada en marzo de 1960. TIROS-1, el primer satélite meteorológico, y Transit, el primer satélite operativo de navegación, se lanzaron un mes después.
Así pues, ¿cuál sería el legado de Gagarin?
Hasta que las fotos de Gagarin aparecieron en los periódicos, no hubo ‘héroes del espacio” reales con los que el público se identificara. Los científicos e ingenieros que trabajan entre bastidores rara vez aparecen en los medios de comunicación. En Occidente, los jóvenes tenían personajes de cómics, leían ciencia ficción y podían aspirar a ser pilotos de aviones a reacción. Los astronautas de la misión Mercury de EE.UU., a pesar de aparecer en revistas como Life desde su selección en 1959, todavía tenían que demostrar su valía.
Con Gagarin llegó el primer rostro humano a la exploración espacial. Las fotografías de este valiente explorador espacial con casco se convirtieron en un icono del siglo XX y definen la imagen del cosmonauta tanto como la imagen de Buzz Aldrin en la Luna en 1969. Lo que la mayoría de la gente recuerda de Gagarin es su sonrisa. Las imágenes de su rostro sonriente humanizaron el espacio para el público, y también le otorgaron calidad humana a la sociedad soviética del momento.
Las autoridades soviéticas eligieron bien a su primer hombre. Parecía que también miraban más allá de los vuelos espaciales, es decir, querían convertir a Gagarin en embajador de la Unión Soviética. Ciertamente, las imágenes del primer explorador espacial humano trascendieron las diferencias políticas y atrajeron la atención de personas de todo el mundo. Gagarin proyectó una imagen de confianza, profesionalidad, espíritu de equipo, modestia, valentía, liderazgo y preocupación por los demás, lo mismo que sus homólogos estadounidenses (todos tenían la misma formación como pilotos militares, por lo que no es tan sorprendente). Esas cualidades quedaron para siempre asociadas a los cosmonautas y astronautas, y continúan inspirándonos en la actualidad.
Pero estas cualidades tendrían que implementarse no solamente en los cosmonautas, sino en la sociedad. El legado de Gagarin fue la confianza en el futuro. Que la humanidad tendrá un futuro extraordinario, y así todos los habitantes de este planeta, trabajarán por esa gran oportunidad, que hará del esfuerzo colectivo el gran reto de la humanidad.
Yuri Gagarin con sus hijas Elena y Galina
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