Por Estéban Zúñiga
2 de octubre de 1940.
"Los días más luminosos de la vida fueron aquellos tres años de ojos brillantes, cuando la palabra camarada sustituyó al señor, y la vida generosamente dada sustituyó a la mezquina..."
(María Teresa León. "Memoria de la melancolía". Editorial Losada. Buenos Aires, 1970).
Tras la derrota de la República española en 1939, María Teresa León y Rafael Alberti, como otros muchos españoles, abandonaría España camino de exilio, inmersos en la incertidumbre de lo que les depararía el destino.
Su primer destino sería París, donde residirían, al principio con cierta tranquilidad, hasta que el Gobierno francés de Philippe Pétain les retiraría el permiso de trabajo al ser considerado ambos como "peligrosos militantes comunistas". En el año 1940, ante la sería amenaza de la invasión de Francia por parte de las tropas alemanas nazis, optarían por trasladarse a América del Sur.
Así, desde Marsella y acompañados por su amigo el poeta chileno Pablo Neruda, embarcarían en el buque "Mendoza", rumbo a Buenos Aires, a donde arribarían el 2 de marzo de 1940. Un exilio en América Latina que les llevaría a vivir en Argentina, Chile y, también, en Punta del Este (Uruguay).
El 2 de octubre de 1940, aparecería en la revista semanal -que se publicaba los miércoles- "ESPAÑA DEMOCRÁTICA", editada en Montevideo y que era el Órgano del Comité Nacional de Ayuda al Pueblo Español, un artículo firmado por María Teresa León, titulado "UNA REFUGIADA MÁS EN PARÍS", que correspondía a sus vivencias insertas en su diario personal cuando vivía en París, en 1939.
Un texto en que nos relataba algunos breves recuerdos de sus últimos días en la España sufriente, y los primeros días en París, como una española más refugiada en Francia.
Además en estas palabras escritas haría una mención sobre el sentido y emocionante pésame recibido por la muerte de Antonio Machado por parte de un diplomático amigo.
Respecto a la revista "España Democrática" veamos algunos detalles:
El día 24 de octubre de 1936 y en Montevideo (Uruguay), aparecería el primer número de la revista semanal "ESPAÑA DEMOCRÁTICA" -Órgano del Comité Nacional Pro-Defensa de la República Democrática Española y que contaba con más de setenta y dos organizaciones en todo el país-, firme partidaria de la República Española, siendo el portavoz de la institución conocida como la "Casa de España", y que reunía a las fuerzas que conformaban el Frente Popular en España.
Desde su inicio haría un importante acompañamiento, tanto completo como profundo, a lo que sucedía en la guerra contra el fascismo en que en aquellos momentos estaban inmersas las fuerzas del Frente Popular, además, de proclamar su defensa de la República española. Aparte de mantener una importante tarea en actividades varias y actos diversos, que pudieran servir de ayuda y soporte a la República.
En los inicios de la década de 1940, tras producirse diversos enfrentamientos ideológicos entre las distintas tendencias existentes en el seno de la "Casa de España", "España Democrática" pasaría a tener una clara orientación comunista y sería editada como el "Órgano del Comité Nacional de Ayuda al Pueblo Español".
"UNA REFUGIADA MÁS EN PARÍS"
Por MARÍA TERESA LEÓN.
(Fuente: "España Democrática". Órgano del Comité Nacional de Ayuda al Pueblo Español. Montevideo, 2 de octubre de 1940).
"He llegado con las manos vacías a Francia, como nos contaba la Tata María que entraban en el cielo los justos. Apenas si vino, enredado en los pensamientos de un árbol, una última yerba, un río.
El 3 de marzo de 1939 mi terraza, cumpliendo la consigna de la primavera comenzaba a llenarse de tiernos brotes verdes. Junto los geranios populares y encendidos habíamos plantado lechugas y acelgas. ¡Íbamos a tener ensalada!
En aquella terraza se conservaba aún la historia viva de nuestra gran ilusión magnífica y quijotesca. El último en sentarse a tomar el sol fue Paco Galán. El día antes, el coronel Modesto escuchaba leer a Rafael recuerdos de su infancia marinera cuando, condiscípulos en el colegio de los jesuítas, toreaban vaquillas en los campos que mancha de humo el trenecito que va a Sanlúcar.
Aquel día 3 de marzo, escuchando Moscú, se nos aparecieron los grandes pasteles escoltados por vasos de té en aros de plata que sellan la amistad en aquellas cálidas tierras de simpatía. Sobre la chimenea del comedor, duro, antipático, como una piedra de injuria estaba un trozo de pan de los que los aviones enemigos tiraron sobre nuestra hambre. ¡Sin saber que era hambre de gloria!
Al comenzar a irse la tarde llegó a nuestra puerta un diplomático, a quien su oficio impidió vernos durante dos años largos. Subió 105 escalones para manifestarnos su pésame por nuestro Antonio Machado. Después, con una vacilación de pudor nos ofreció su casa...
Y aún más. Nos aseguró que los ingleses habían decidido terminar el asunto de España.
Y aún más. Que Franco había dicho que únicamente entablaría negociaciones de paz con el coronel Casado y Miaja... y aún más. Que el coronel Casado se lo había creído...
Mi última visión de Madrid: los comercios y los cafés medio cerrados, un inválido que grita al pasar: ¡Todavía está aquí María Teresa León! Y una mano impaciente que en un muro de la calle Velázquez había escrito PAZ...
Camino de Elda me zumba en los oídos una frase: A mi cuñado lo fusilan en cuanto entren. A ellos solos dejó su opinión sobre los ejércitos de Franco.
Estoy en Francia. Y los que no están viven en mí tan intensamente, tan dolorosamente que no vivo...
6 de mayo. ¿Un centro español de cultura?
Querrán ustedes decir un centro español de combate. Porque estamos incapacitados para cumplir la promesa de dejar a los muertos que entierren a los muertos. ¿Estamos muertos?
No, ahora es cuando hay que sonreír:
a...Francia que perdíó su voluntad democrática, a... Chamberlain que discutía si era objetivo militar una escuela de Valencia, al... mundo entero porque Don Quijote, descalabrado, sonríe porque sólo el conoce exactamente el origen de su infortunio y la medida de sus fuerzas.
Ha llegado Pablo Neruda. Sentí que al abrazarle latía su corazón al par que el mío. Nos abrazábamos con ESPAÑA EN EL CORAZÓN.
Viene para llevarse a Chile esa valiente flor popular que mal vive en los campos tristes que Francia alambró, cerró, incomunicó.
¿Y los que quedaron en Alicante, en la costa luminosa y centelleante aguardando que una mano amiga se tendiese y tirase de ellos?
¿Y los otros, en la cárcel, en el escondite improvisado, debajo de un árbol, en una cueva?
Amigos, ¡estáis en España! ¡Qué suerte la vuestra que no tenéis que sufrir la humillación, la tortura de este aire de primavera que nos llama: Apátridas, apátridas...!
La orden, la consigna del campo de concentración es la fraternidad. Están agrupados en hormiguero y labran. Tienen algunos barracones y calles. La que va lugares excusados, se llama en castigo castizo y maloliente: Daladier.
Los antiguos combatientes recobran la personalidad que nunca perdieron del todo. Vuelven a un artesonado pintoresco, moralizador. "Si te quieres evadir, necesitas botas, Juan Ortega te echa media suela y tacones a precios módico".
En el Quai de L´Horloge suben y bajan los amigos recuperados. Delia abre sus brazos ¡tan fraternales! Allí está también con su brillante cabeza negra, hermosa y fuerte Amparo Moni. Para esta mujer argentina la tragedia de España ha sido la sangre de sus venas .Y con esa sencillez con que la sangre camina por un cuerpo ella está bañada de nuestra angustia hasta las últimas fibras.
Nos ha contado hoy que un refugiado vive de sacar a paseo un perro. Un precioso perro, carísimo, que come bizcochos y ternera. Ahora se reparten la comida. El miliciano confiesa que no se atreve a comerse el perro.
Se ha corrido la voz que hay que ir muy correctamente vestidos. Ahora la policía francesa no pide documentación, nada más, que a los que tienen aire cuidado, y cruzan exactamente por el corredor claveteado que separa en cada calle el paso de los peatones.
Le dijeron que su mujer estaba a punto de tener un hijo en el sórdido y más que triste refugio donde, como ganado pestoso, metieron a las heroicas mujeres de España. El hombre se quedó sombrío, despiojándose al sol de Saint Cyprian.
Las decisiones de los cerebros honrados son lentas. Al fin llamó a un amigo que componía el altavoz del campo cuando se estropeaba, con unos alicates: "Tira". Y le abría la boca, "Tira, son de oro".
Así, manchaditas con una sangre pura como la que oscurece ese diente primero que se cae en la infancia, entregaron a la mujer que iba pronto a oír llorar a un niño desterrado, dos muelas de oro...
Rumia con poca suerte en un escalón de su barraca de emigrante. Él había echado durante la guerra para ser guardia nacional, pero desde pequeño, que soñara con ser guardia civil, la suerte le fue adversa.
Un día el jefe del campo de Argelés cuelga en las barracas las condiciones para alistarse como trabajadores en el África Ecuatorial. Les darán un franco diario, nada dicen del viaje de vuelta.
El campo entero se convulsiona, protestando, pero él quiere ir: "¿Por qué has firmado?" "¿No ves que es humillante?" "Sí, pero a lo mejor al cabo de un mes me hacen guardia civil de negros."
¿Qué día es hoy? No sé. Dicen que es día de fiesta. Vamos a comer con el escriitor André Chamson, conservador de Versalles. Una cortesía versallesca nos iba ganando de frío los huesos.
La amistad de los que nada pueden devolver le interesa poquísimo. El conservador del palacio del rey, no está hecho para tragos tan amargos. Creo que vuelve a oír en el viento del congreso de escritores las explosiones de Madrid, los cantos tan tiernos de los niños de Minglanilla, la clara y tensa atmósfera moral, lealísima, que era nuestro cielo...
Quiere escabullirse. Está aterrado de que le pidamos algo. ¡Qué divertido! Pero de pronto me escarba un gusano de tristezas. ¿Conservarán por mucho tiempo estos conservadores el palacio de Versalles?
(Diario de María Teresa León. París, 1939)."
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