“Era
el dolor, el más hondo de todos los dolores, el de una madre que pierde
a su hijo. Ya solo me quedaba Amaya, de los seis que traje al mundo.”
Dolores Ibárruri "Nuestra Pasionaria".
Había nacido en Muskiz, Valle del Somorrostro (Vizcaya) el 9 de Enero de 1920, hijo de padres comunistas (Dolores Ibárruri y Julián Ruiz Gabiña). De hecho hasta los diez años, junto a los breves días junto a su madre, fue criado por camaradas comunistas, pues sus padres durante quince años estuvieron siempre preseguidos, entre los registros de su casa familiar, cuando los policías buscaban armas o propaganda, siguiendo las detenciones y arrestos. Junto a su hermana Amaya, ésta comentará su dura vida: «Íbamos a visitarles. […] Me acuerdo que yo estuve con Dolores en la
celda, sentada con ella en su camastro. Yo tenía unos nueve años. Me
enseñó las labores que estaba haciendo, porque a mi madre le ha gustado
siempre hacer ganchillo».
Junto con ella, para preservarlos de cualquier atentado, tras la fallida Revolución Proletaria del 34, fueron mandados a formarse en la Unión Soviética en 1935. En el viaje, a su paso por Alemania, descubrió quienes eran los nazis. El ferrocarril se detuvo brevemente, y vió a aquellos tipos que se encaraban con las personas en el anden, caminaban a paso de ganso, con sus « botas altas, acharoladas », vistiendo camisas marrones (las fuerzas de asalto SA), con caras donde todo era ferocidad y fanatismo, con sus brazaletes con la esvástica.
Tiempos de aprendizaje
Llegó a la URSS. En Moscú estudió en el colegio nº 19 y a la vez se hizo mecánico en la fábrica "Lijachov" de automóviles. En 1936, pide volver a España para luchar contra los militares alzados en armas, siendo denegada sus peticiones. Pero tras tensas conversaciones con su madre, con dieciseis años vuelve.
Tan joven, junto a las Brigadas Internaciones, pasa de cabo a sargento, y es designado a estar junto al General Modesto en la Batalla del Ebro, en el cuerpo de observación del "Batallón Especial", donde aprendió de golpe, muchas enseñanzas militares. Tras pasar por el campo de concentración francés de Argéles-Sur-Mer, al acabar la resistencia en Cataluña, huyó de allí con otros camaradas a la embajada soviética en París, volviendo a la URSS.
Junto a otros camaradas se inscribe en el otoño de 1939, en la Academia Militar de
Btzika, en Moscú, escuela de infantería para cadetes de la que sale con
el grado de teniente.Y en 1941 cuando los nazis invadieron la Unión Soviética, se presentó voluntario junto con sus compañeros para ir al frente.
Así, es destinado a la 175.ª compañía de ametralladoras, de la 1.ª División Proletaria de Moscú, bajo cuyo mando marchó directamente al
frente. A comienzos de julio de 1941, en Bielorrusia, combate conteniendo un ataque alemán en
un puente del Beresina, cerca de Borisov.
Los alemanes lanzan medio
centenar de tanques, dos batallones de motocicletas, artillería y
aviación contra la compañía que defiende el paso desde hacía ya 48
horas. Se le encomendó que con su sección aguantara seis horas más
defendiendo el puente para proteger la retirada de otras unidades
soviéticas que tenían que cruzarlo. Así lo hizo. Fue uno de los supervivientes. Cuando las ametralladoras se quedaron sin
munición, atacaron al enemigo con granadas, luchando cuerpo a cuerpo, resultando gravemente herido. Hospitalizado en Orel, fue condecorado con la Orden de la Bandera Roja por su valentía frente al enemigo.
Ya en Moscú, se reunió con su madre y hermanas. «Tenía todo el brazo paralizado, pero él estaba alegre, como siempre.
Luego tuvo que pasar por muchos hospitales porque constantemente tenían
que sacarle trozos de metralla», señalaba Amaya. Su madre todo el tiempo estaba dando mítines y trabajando para la Internacional Comunista. Convalecía en Moscú cuando los organismos oficiales evacuaron la
capital. Marcha en tren, con su hermana, a Ufa, donde se había
trasladado su madre con los cuadros del Komintern.
Mítin de Dolores Ibárruri
Stalingrado
Comprendía Rubén, que no era tiempo de permanecer en la retaguardia y que su experiencia y enseñanzas eran importantes para la lucha contra los nazis. A pesar de las heridas, y del poco tiempo de sanatorio, ingresa de nuevo en el Ejército Rojo, en una unidad de Choque: la 35º División de Fusileros de la Guardia. Como teniente mayor, fue destinado a Stalingrado en una sección de ametralladoras. En una carta a su madre le decía: « Puedes estar segura de que cumpliré con mi deber de joven comunista y de soldado. Estoy muy orgulloso por luchar en el ejército rojo contra los
opresores."
La 35º División fue de las primeras fuerzas en enfrentarse al 6º Ejército Nazi. Así, "...en extenuantes combates en el arrabal de Vasovka, por defender la estación de ferrocarril de Kotluban, después de que el comandante de su batallón cayera, Ruben
asumió el mando, hasta que al día siguiente fue
gravemente herido, entonces su compañía estaba literalmente liquidada. Fue llevado al hospital de campaña que había en el poblado de Srednaia Ajtiuva. Hicieron lo que pudieron, pero por sus graves heridas, dejó de respirar, sin recobrar el conocimiento".
Su madre fue informada de su fallecimiento.... «La
compañía de ametralladoras, mandada por Rubén Ibárruri, destrozó las
primeras líneas del enemigo... En esta batalla, el Teniente Mayor de la Guardia Rubén Ibárruri, cayó mortalmente herido y fue trasladado por sus
compañeros al hospital. Pese a los esfuerzos de los médicos por salvar
la vida del joven español, al amanecer del 3 de septiembre Rubén dejó de existir». Era el 3 de Septiembre de 1942.
El 22 de septiembre, fue ascendido a capitán, y también recibió a título póstumo, una segunda condecoración
con la Orden de la Bandera Roja, por la defensa de Stalingrado.
El 23 de Agosto de 1956, le fue otorgado a título póstumo, la más importante condecoración de la URSS, Héroe de la Unión Soviética.
La muerte de Rubén, marcó la vida de
Dolores, pues era su único hijo varon que sobrevivía. «Para mi madre fue un golpe terrible. En pocos días se le llenó
el pelo de canas. Pero lo sobrellevó con entereza, como siempre ha
hecho... Siguió trabajando. […] Rubén quería mucho a la Unión Soviética,
murió defendiéndola, pero siempre tenía presente a España», relata
Amaya.
El 23 de septiembre de 1942, Dolores Ibárruri recibiría una carta de Gueorgui Dimitrov, Secretario General de la Internacional Comunista:
"Querida Dolores:
El golpe personal más trágico que la suerte pudiera asestarle es sin duda la muerte de su magnífico hijo. La muerte de Rubén, admirable joven revolucionario español criado y educado por usted, es una gran pérdida para todos nosotros, para el Partido Comunista de España y para la Internacional Comunista.
Créame, estamos con el corazón y con el alma a su lado, acompañándola en su dolor. Pero el mejor consuelo para usted y para nosotros está en la conciencia y el orgullo de que Rubén cayó valientemente luchando contra los agresores fascistas alemanes y precisamente en la heroica defensa de la gloriosa ciudad de Stalingrado.
La muerte de Rubén, al igual que la de muchos miles de otros valientes defensores del país del socialismo, nos llama a todos nosotros a una lucha más intensa y sin cuartel contra los bandidos fascistas para su plena derrota.
No dudamos ni un instante que usted, querida Dolores, sabrá transformar su gran dolor en fuente de nuevas fuerzas, energías e implacabilidad hacia el odiado fascismo, para temor del fascismo y para bien del pueblo español y de toda la humanidad progresista.
Le estrecho fuerte, muy fuerte, la mano."
Jorge Dimitrov.
El 2 de noviembre de 1948, sus restos fueron trasladados al Túmulo
Mamáev en la plaza de Volgogrado (Stalingrado) en unión de otros héroes
de los combates por la ciudad, es el actual Monumento a los Caídos en Mamáev Kurgán en la sección de "Héroes Caídos".
En la fotografía monumento a R. Ibárruri en Volgogrado.
Fuentes:
- Biblioteca Mundo Obrero: https://prensahistorica.mcu.es/es/consulta/registro.do?id=4700
- Ibárruri, Dolores (1984). Memorias De Pasionaria, 1939-1977: Me Faltaba España. Barcelona. ISBN978-84-320-5830-1.
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