Por Ilka Oliva Corado
En
Guatemala el chiste se contó solo: en el 2015, agarraron los sábados
para ir a broncearse a las plazas del país y tomarse la foto del
recuerdo, mientras se colgaban de los nombres de los mártires de la
dictadura; con carteles, revolcaderas en el pavimento y somatando nicas,
todo con tal de salir en la tele para después ponerse a gatas votando
por la continuidad de las mafias en el gobierno. Cuando tenían la
oportunidad de decir no a las elecciones e ir por la Asamblea Nacional
Constituyente. Ejemplo claro de cómo no se deben hacer las cosas cuando
lo que se busca es un cambio. Pero pues, estamos hablando de Guatemala.
El
pueblo raso, los campesinos, los Pueblos Originarios salieron a
manifestar entre semana, lo que hicieron estos mismos que salían a
broncearse los sábados a las plazas y que se creían iluminados porque
habían cursado en la universidad, fue insultarlos y señalarlos de
haraganes, ignorantes y mantenidos. ¡A los únicos con agallas en el
país! Las agallas no las dan los títulos universitarios, las agallas
nacen de la dignidad y del amor a la tierra.
Bueno,
hoy Honduras nos dicta cátedra respecto a lo que en Guatemala es ser
haragán y mantenido: el pueblo está en las calles, sin importar
horarios, trabajos, hambre, cansancio, miedo. El pueblo está en las
calles luchando por su libertad. Y vea usted, Honduras está pegadito a
Guatemala. ¿Qué tiene Honduras que no tienen Guatemala y El Salvador?
Agallas.
El
Salvador aún no se levanta, tiene a un presidente que coquetea cuando
le conviene con el progresismo Suramericano, le guiña el ojo de cuando
en cuando mientras firma alianzas con Estados Unidos: Plan Maya-Chortí y
Plan Alianza para la Prosperidad, un presidente que a la ONU manda
mensajeros a decir que los salvadoreños se van de indocumentados a
Estados Unidos buscando riquezas y no porque tengan necesidad. Mientras
él, allá, jampón, en su butaca, durmiendo la mona, deja que Estados
Unidos y las oligarquías militaricen y minen su territorio, oprimiendo a
su pueblo y asesinándolo en algo a lo que llaman ajuste de cuentas
entre maras. Justo como sucede en Guatemala y Honduras. Lindo el
presidente que como Lenín Moreno fingió ser fiel al pueblo. El Salvador
también debe despertar y sacar a los oportunistas que en nombre de las
ideologías y de los mártires gozan de la buena vida a costillas del
sacrificio de su pueblo.
Toque
de queda, ordenó el dictador hondureño, y el pueblo se reveló. ¡Toque
de queda será la gran tiznada! Toque de queda y no se dejaron majear
como en Guatemala. Salieron a las calles desde ese mismo instante y no
han regresado a sus casas porque lo que está en juego en la patria y la
vida.
Toque
de queda dijo, y la policía se reveló, cosa que ni en las películas, y
le puso un alto al dictador diciéndole que ellos también son pueblo.
¡Por fin! Se reveló porque vio a su gente en las calles, luchando por su
libertad. Aunque parezca increíble, está sucediendo. Las utopías
también son realizables. ¿Se revelará también el ejército o saldrá a las
calles junto con el ejército gringo a reprimir al pueblo y a llevarse a
los policías entre las patas, justificando la masacre con la excusa de
defender la patria del comunismo?
Lo
que tuvo que suceder en Guatemala en el 2015, está sucediendo en
Honduras ahora mismo, un pueblo indignado y cansado de los saqueos, del
irrespeto y de la violencia gubernamental, se revela y sale a las calles
a defender sus derechos.
Dándole
un ejemplo no solo al triángulo norte de Centroamérica, también al
mundo. Centroamérica, una región olvidada en el mapa, en las noticias y
la sociedad, hoy le grita al mundo que está cansada y que quiere que se
largue el dictador y el sistema corrupto.
Lo
que está pasando en Honduras, es cátedra para las generaciones de la
desmemoria: los golpes blandos, golpes de Estado y golpes preventivos
solo sirven para mantener el sistema intacto y darle continuidad al
saqueo y a la opresión. Por eso la prensa internacional hasta el momento
sigue solapando con su lenguaje tibio y manipulado, la dictadura que
vive el país.
Honduras
resiste, y nosotros debemos estar con el pueblo hondureño, alentándolo,
aplaudiéndolo y ayudándolo a denunciar la dictadura que vive. Porque
Honduras también somos nosotros, los hijos de la Patria Grande.
Honduras
es hoy la llamarada, la lava de volcán, el candil y la rebeldía del
triángulo norte de Centroamérica. Poniéndole el pecho a los pijazos que
sean, ¡así se defiende la patria!
¡Resistan catrachos, resistan!
Sobre la rebelión de los policías hondureños:
http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/12/04/honduras-el-tirano-juan-hernandez-reprime-a-policias-quienes-anuncian-paro-manana-5-de-diciembre/
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