Por Narciso Isa Conde
Foto: Escena de Children of Men es una película dirigida por Alfonso Cuarón
Es evidente la aceleración de la crisis de decadencia de la civilización burguesa, la profundización y extensión de la multi-crisis del sistema capitalista mundial
y muy especialmente del imperialismo occidental hegemonizado por EEUU;
crisis económica, social. político-institucional, medio-ambiental,
moral, militar, urbanística…
Es un dato incontrovertible de la realidad la continua recurrencia y
el progresivo ascenso de las diversas expresiones dramáticas de esa
crisis tanto en el centro como en la periferia del sistema mundial, amén
de la potenciación de la tendencia parasitaria y destructiva del
capitalismo imperialista en fase senil.
Alarma el auge del militarismo imperialista y el ejercicio
persistente a su cargo de la “guerra global” y del terrorismo de Estado
con manidos pretextos anti-terroristas, reales motivos de control
geo-estratégicos y desbordados afanes de conquistas y reconquistas de
territorios ricos en “recursos” naturales estratégicos vitales para la
prolongación de su modelo derrochador.
Las agresiones a Irak, Afganitán, Libia, Palestina, Siria, Yemen,
Ucrania, Colombia… y las amenazas contra Irán, Venezuela, la
Amazonía…son manifestaciones de esa impronta inaceptable.
Tanta ha sido la crueldad social y militar de ese imperialismo, que
ahora EUROPA OCCIDENTAL se encuentra bajo el impacto estremecedor de una
crisis migratoria agudizada por la incontenible y justificable
avalancha humana procedente de África y Medio-Oriente, generada por la
intensificación del saqueo y las guerras; así como atemorizada por el
constante accionar de células extremadamente agresivas.
Al mismo tiempo asistimos a un creciente y brutal deterioro ambiental.
Al agravamiento del calentamiento global.
A la afectación en escalas nunca vistas de las fuentes de aguas,
bosques, mares… A la depredación, degradación, desertificación de la
corteza terrestre a niveles trágicos, acompañadas de una peligrosa
contaminación consustancial al sistema dominante y a su patrón de
acumulación.
En este mismo periodo ha repuntado en grande la putrefacción de los
Estados carcomidos por la corrupción en países capitalistas de diversos
niveles de crecimiento, con periódico e intensos brotes de
inestabilidad y parálisis.
En un contexto en que fluyen desigualdades brutales, guerras
desvastadoras y se eleva el empobrecimiento de pueblos y territorios,
crece la indignación como contrapartida y se multiplican las
resistencias y movilizaciones populares contra los efectos desgarradores
de las recetas neoliberales y neo-conservadoras impuestas;
registrándose periódicas oleadas de rebeldías victoriosas con balbuceos
alternativos que quiebran el partidismo tradicional en importante
países de llamado “primer mundo” y sobre todo en su periferia
dependiente azotada en mayor grado por impresionante desigualdades
sociales, corruptelas estatales y modelos generadores de miseria.
- Fracturas que lo debilitan.
Concomitantemente tiene lugar el fraccionamiento y la segmentación de
la globalización del capital y sus sedes estatales, a partir de la
evidente declinación de la tendencia a la unipolaridad geopolítica a
favor de EEUU (registrada después del colapso de la URSS) y pese a la
subordinación de la Unión Europea a los designios militares
estadounidenses.
En ese aspecto son palpables las tendencias centrifugas en EUROPA,
las pugnas inter-potencias, el separatismo inglés de la UE y la
tendencia a una crisis de integración al servicio de los grandes
monopolios con preeminencia alemana.
En Europa y a escala mundial perturba en grande la tradicional
hegemonía y la tranquilidad del Imperialismo Occidental la evidente
recomposición de la Federación Rusa como superpotencia militar, con su
actual impronta imperialista.
Tal fenómeno tiene lugar en el contexto de la guerra global desatada
con un enorme despliegue de prepotencia por EEUU en compañía de sus
aliados europeos de la OTAN, que se ha visto seriamente bloqueada por
la intensa competencia ejercida por Rusia en sus propias áreas de
influencia y en otras en disputa; exhibiendo la Rusia de Putin
capacidades militares para asestarle fuertes reveses o contener la
ofensiva euro-estadounidense en Irán, Siria, Ucrania y para a la vez
desplegar sus fuerzas de alta tecnología en todos los continentes,
incluyendo el llamado “patio trasero” de EEUU.
Recientemente se han registrado avances de Rusia frente a EEUU en
Siria, Turquía y en algunos Emiratos Árabes, debilitando su influencia
tradicional en zonas muy estratégicas. Esto, claro está, no descarta
pactos puntuales entre ambas superpotencias militares cuando los
intereses de ambas coinciden contra terceros fuera de su control, como
aconteció en la batalla por el control de Alepo.
Nuevas y graves dificultades les generan también a los planes de
reconquista militar de EEUU y la OTAN la reciente concreción de la
alianza estratégica de RUSIA con CHINA POPULAR y la importante
contribución de ambas potencias a la formación de nuevos bloques fuera
del control de EEUU y la UE, como los BRICs.
Eso, además, se produce en el marco de la emergencia de China con
tendencia a convertirse en primera potencia económica mundial, no sin
fuertes condicionantes determinados por la creciente interdependencia al
interior del gran capital transnacionalizado. A esto se agrega un
significativo fortalecimiento de su poderío militar.
En la actualidad son más complejas, intensas y peligrosas las
fracturas sociales y políticas al interior del sistema
capitalista-imperialista mundial y al interior de cada una de sus
potencias centrales.
Repuntan, además, con gravitación internacional y local, corrientes
fascistoides con altas dosis de chauvinismo ultra-derecha, racismo,
xenofobia y pretensiones de supremacía blanca; con altas posibilidades
de ser gobierno en varias potencias y en no pocos países periféricos.
Algo muy propio de la grave descomposición que afecta al capitalismos y
sus modelos de dominación siete décadas después de derrotado el
nazi-fascismo y de proclamado el amor del capitalismo “adulto” por la
democracia liberal burguesa.
A ese fenómeno corresponde el separatismo en el Reino Unido, el auge
de Len Pen en Francia, la victoria de TRUMP en EEUU y el rebrote de la
derecha anti-globalización de corte ultranacionalista, racista y
anti-migrantes; así como los avances de un conjunto de fuerzas
ultraderechistas y ultra-neoliberales que operan en nuestra América con
patrocinio de poderosos enclaves del poder estadounidense.
- Trump: un engendro perturbador.
La avalancha Trump ha sobrepasado temporalmente el
“establecimiento tradicional” republicano y demócrata. La misma merece
una atención especial al escenificarse en el centro del sistema imperial
occidental y al representar fractura aberrante al interior de la clase
dominante estadounidense llamada a perturbar y/o dislocar en mayor
escala esa sociedad y el mundo, y a generar más indignaciones masivas,
como ya puede observarse.
En el curso de sus decadencias las civilizaciones generan engendros
que las debilitan y le llegó el turno a la civilización burguesa.
Y es que la transnacionalización del gran capital norteamericano, el
impacto de la globalización en la expansión empresarial fuera de sus
fronteras y sus efectos empobrecedores sobre la clase obrera asalariada,
la precarización incluso de las condiciones de vida de la clase obrera
blanca, la intensificación del flujo migratorio del tercer mundo hacia
EEUU, los efectos perverso del parasitismo usurero contra la tradición
productiva industrial y las contradicciones en la esfera de lo militar,
han re-engendrado esa y otras corrientes que ahora –con rasgos propios
de la época- pasa a ser gobierno; optando por un modelo de
re-acumulación interna que fractura la clase dominante y genera más
tensiones en vista de la actual hegemonía de la especulación y el
parasitismo desligado de los procesos productivos a escala global.
Por otra parte, las dificultades y reveses sufridos por EEUU a nivel
extra-continental han potenciado su tendencia al repliegue y a la
intensificación del contra-ataque violento en nuestra América contra
todos los procesos que no controlan y contra las rebeldías de clase y
los anhelos de soberanía y cambio social presente en nuestras
sociedades; generando nuevas confrontaciones, dado que los virajes
ultraderechistas que impone se tornan ingobernables y generan nuevas
indignaciones y rebeldías masivas más radicales.
En lo esencial el choque entre un imperialismo agresivo por senil y
decadente, y la necesidad de la revolución gestora de una nueva
civilización podrían tender a ser dominante a mediano plazo.
La barbarie y el caos tendrán que ser enfrentados por un proyecto
transformador de socialización de la economía y del poder en todas sus
acepciones, de las relaciones entre los seres humanos, de los derechos y
libertades, camino a un mundo solidario.
Fuente:
Resumen Latinoamericano (República Dominicana)
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