Facebook acaba de censurar la página de Raúl Antonio Capote. Este es un primer aviso, porque la corporación, que presume de ser un facilitador de la libertad de expresión y de información, tendrá que dar una respuesta al censurado. Ya conocíamos los documentos probatorios de la colaboración de esta y otras grandes empresas con el Gobierno y los organismos de inteligencia estadounidenses; por esa razón, el ex agente Snowden, quien los reveló, es hoy un perseguido político. El propio Capote, un profesor y escritor revolucionario al que la CIA creía haber reclutado, ha expuesto los planes de esa organización para influir en el sector cultural y derrocar al Gobierno de Cuba. Su libro Enemigo, se convirtió en un best seller entre los lectores de su país, y sus conferencias en universidades y centros docentes atraen a miles de jóvenes. En su página de Facebook no había pornografía o incitaciones a la violencia, ni se empleaba un lenguaje soez. Pero Capote molesta: no solo posee las vivencias (las pruebas) insustituibles de la fallida obsesión imperialista por aplastar a la Revolución cubana, sino la capacidad pedagógica y el arsenal teórico para su exposición razonada. A los ilusos que creen en los presupuestos "democratizadores" de Internet, Facebook les recuerda que la libertad termina donde empiezan sus intereses imperiales. (E. U. G.)
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