El 14 de marzo de 1883 falleció Carlos Marx, filósofo y economista alemán, cuya obra e influencia trascienden hasta hoy, como previó ante su tumba Federico Engels, fiel amigo y cofundador del socialismo y comunismo científicos.
Víctima desde hacía meses de una enfermedad pulmonar, su deceso ocurrió en Londres, serenamente como si estuviera dormido, a las tres menos cuarto de la tarde, y fue enterrado el 17 de marzo junto a su esposa Jenny, fallecida de cáncer el 2 de diciembre de 1881.
Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris (ciudad de la Prusia renana); estudió en las universidades de Bonn y Berlin, Derecho, Historia y Filosofía; escribió en varios medios de prensa, y sometió a su análisis y crítica las ideas filosóficas, económicas y políticas precedentes.
Su concepción materialista y dialéctica, en cuanto a la filosofía y la sociedad, lo llevan a fundar junto a Federico Engels (1820-1895) una nueva doctrina ideológica.
Marx era, ante todo y sobre todo, afirmó Engels, un revolucionario; el hombre más odiado y más calumniado de su tiempoâ��y muere venerado, amado, llorado por millones de obreros sembrados por todo el orbe, desde las minas de Siberia hasta la punta de California.
Y bien puedo decir con orgullo -aseveró- que, si tuvo muchos adversarios, no conoció seguramente un solo enemigo personal.
Así sigue siendo hasta nuestros días todo lo referente a Carlos Marx, venerado por millones y repudiado por otros que tratan de minimizar su prestigio más allá de los tiempos y la lógica.
Su vida estuvo íntimamente ligada al movimiento obrero y a la creación de la doctrina denominada marxista, la que más prevaleció desde entonces, incluidas sus variantes, no solo en el proletariado, sino entre las fuerzas de izquierda y socialistas en general.
Una buena parte de sus esfuerzos los dedicó a la ciencia económica y la demostración de su descubrimiento acerca de la plusvalía.
Es autor de numerosas obras, algunas en colaboración con Engels, como La sagrada familia, La ideología alemana y el Manifiesto Comunista.
Entre las más notables suyas están, Contribución a la crítica de la economía política (1859) y El Capital (tomo I, 1867); otros textos en este campo fueron publicados póstumamente.
Marx y Engels fundaron su amistad en 1844, en Paris, donde residía el primero, y luego de afiliarse a la sociedad secreta Liga de los Comunistas y asistir a su II Congreso (1847), redactaron a petición de la agrupación el Manifiesto (1848), sin duda un importante documento.
"Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma", comienza el texto y termina con la exhortación "¡Proletarios de todos los países, uníos!"
Fue también el mentor de la Asociación Internacional de los Trabajadores (1864-1872), la Iª Internacional, creada en Londres el 28 de septiembre de 1864; escribió su primer Manifiesto y diversos acuerdos, declaraciones y llamamientos.
Sus mayores aportes radicaron en el campo teórico, según expresó Engels ante su tumba.
Así como Darwin descubrió la ley de la evolución de la naturaleza orgánica, Marx, la ley por la cual se rige el proceso de la naturaleza humana y la especial que preside la dinámica del régimen capitalista de producción y de la sociedad burguesa engendrada por él (la ley de la plusvalía).
La primera la explica Engels con palabras sencillas: hasta él aparecía soterrado bajo una maraña ideológica que el hombre necesita por encima de todo, comer, beber, tener donde habitar y con que vestirse, antes de dedicarse a la política, a la ciencia, al arte, a la religión.
O, sea, la producción de los medios materiales e inmediatos de vida, el grado de progreso económico de cada pueblo o de cada época -subraya-, es la base sobre la que luego se desarrollan las instituciones del Estado, las concepciones jurídicas, el arte e incluso las ideas religiosas de las personas de ese pueblo o de esa época.
A la luz de su método, denominado materialismo histórico, escribió tres obras respecto a la historia francesa: Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850, El 18 brumario de Luis Bonaparte y La guerra civil en Francia (1870-1871).
No obstante la desaparición de la Unión Soviética y del llamado Campo Socialista a finales del pasado siglo, millones de personas están convencidas que "un fantasma recorre el Mundo: el fantasma de Carlos Marx", parafraseando el Manifiesto Comunista.
Desde el 2003, La Habana ha sido sede de varias conferencias internacionales con el título Carlos Marx y los Desafíos del Siglo XXI, con la participación de numerosos científicos sociales de diversa procedencia.
"Hoy Marx y Engels están más cercanos que nunca, porque nunca como ahora ha sido el capitalismo tan voraz y destructor", sostiene la profesora cubana Isabel Monal, una de los auspiciadores del foro y de la revitalización de sus ideas.
Premio Nacional de Ciencias Sociales (1998), Monal es Doctora en Ciencias Filosóficas, directora de la Cátedra de Estudios Marxistas, del Instituto de Filosofía, y directora de la revista Marx Ahora.
Cuenta en su aval los estudios realizados en la Universidad de La Habana, cursos en Educación y en Filosofía, en el San Francisco State College y en Harvard, Estados Unidos; así como trabajos de investigación en la Universidad de Humboldt, de Alemania.
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