Casa de niños de Leningrado nº 9
A partir del 22 de Junio de 1941, el país soviético sufrió los horrores de una guerra todavía más destructiva que lo había sido la guerra civil española. Ello afectó gravemente a los niños españoles evacuados ya que fueron afectados por ella en el mismo grado que el resto de la población soviética. La mayor parte, fueron evacuados hacia la región de los montes Urales y a las repúblicas soviéticas del Asia Central. La finalidad de tales evacuaciones, fue alejarles de los territorios más duramente afectados por la guerra. No obstante, buena parte de los niños mayores, incluso falsificando su edad real, se alistaron en las Fuerzas Armadas Soviéticas para defender a la nación que tan bien les había acogido. Se estima en unos 300 los antiguos niños que perecieron defendiendo la URSS. Algunos de ellos, fueron hechos prisioneros por los alemanes, en las proximidades de Leningrado y entregados a las autoridades franquistas para su repatriación a España. Entre ellos, figuraba Nestor Rapp, que luego compartió conmigo reclusión en el Penal de Burgos por nuestras actividades antifranquistas.(*1)
El ataque del ejército alemán a la Unión Soviética en tres frentes de manera simultánea, por el norte, cercando la ciudad de Leningrado, por el centro rompiendo la defensa hasta Moscú y por el sur al ocupar Ucrania. En estos tres frentes estaban situadas las Casa de Niños que se vieron obligadas a una rápida evacuación. Los niños que se encontraban en las dos Casas de Leningrado sufrieron los primeros meses del bloqueo, durante el duro invierno de 1941-1942.(*2)
Inmediatamente después de las evacuaciones de los niños, fueron enviados a través del río Volga a Stalingrado, donde pasaron aproximadamente un año, hasta que se inició, en la misma ciudad, la más cruel y salvaje batalla de toda la Segunda Guerra Mundial. El resto de los niños fueron a Leningrado.
El viaje no alejó a los niños de la tragedia de la guerra ya que incluso durante todo el trayecto fueron bombardeados por la aviación alemana. Poco a poco, el insoportable frío y la progresiva falta de alimentos hicieron mella en ellos.
Meses después, todos los niños españoles, fueron reagrupados y llevados de nuevo a Moscú para ser enviados a Samarcanda, en Uzbekistán, un viaje que se eternizó 38 días.
Ese año, el frío fue especialmente duro, de nuevo, junto con los bombardeos alemanes, y la falta de alimentos hizo aún más duro el viaje, incluso algunos niños pequeños perecieron al no poder soportar tan terrible situación. Saliendo de Moscú, pasando por los Urales y por el transiberiano, finalmente, llegaron a Samarcanda. (segunda ciudad de Uzbekistán, República Socialista Soviética de Uzbekistán).
Sin faltarles su alojamiento y su educación, empezaron a trabajar en algo nuevo para ellos: los duros campos agrícolas soviéticos, los koljoses.
Sin faltarles su alojamiento y su educación, empezaron a trabajar en algo nuevo para ellos: los duros campos agrícolas soviéticos, los koljoses.
Según el testimonio de uno de los niños de la guerra, Francisco Vega: “Era la guerra, había que trabajar”. Más adelante, ya con el ataque alemán más debilitado y en progresiva retirada ante el ejército soviético, los niños más jóvenes fueron siendo enviados a las inmensas fábricas de armamento militar para abastecer al frente y al inmenso ejército.
En 1944, se inició el viaje de vuelta a Moscú. No mucho menos duro que el de ida, en este viaje había un deseo no muy lejano en los niños y el pueblo soviético; el fin de la guerra.
A su llegada a Moscú, los niños fueron repartidos en los albergues especialmente adaptados para su estancia, que en muchos casos se hizo muy larga. Muchos empezaron a trabajar al llegar, gran parte todavía para equipar al ejército Rojo, a punto de librar la última batalla, Berlín.(*3)
*1- Extracto del libro de María José Devillard y otros, Los niños españoles en la URSS (1937-1977), 2001
*2-Los niños de la Guerra - UGT
*3- Otras fuentes
Fresador en la planta No. 654 Nikolai Martianov
que cuplía su norma de trabajo al 200%. 25 julio 1942
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