7 de noviembre de 2024

7 de Noviembre. La canción sobre el enemigo de clase. Bertolt Brecht

CCCP

Por Esteban Zúñiga.

"En tiempos oscuros, habrá nombres que lucharán por la luz." 
(Bertolt Brecht).

En 1933, BERTOLT BRECHT escribiría "LA CANCIÓN DEL ENEMIGO DE CLASE"; versos que serían musicalizados por el antifascista alemán Hans Eisler (1898-1962). Un poema, siempre presente, y con el que se enfrenta al interclasismo y al abandono de la lucha de clases. 

En un mundo dominado por una democracia interclasista y en el que todos somos iguales cuando votamos cada cuatro años. Es el Vademecum de las democracias liberales al que Bertolt Brecht se enfrenta con estos versos, realizando un llamamiento a la necesidad de reconocer al enemigo de clase, y, en segundo lugar, a comprometerse con la idea esencial de que para ser libres era necesario e imprescindible luchar hasta derrotar al enemigo de clase.

Unos versos y un firme llamamiento a la resistencia frente a las falsedades, medias verdades y engaños de la ideología dominante, teniendo siempre en cuenta, que la última que oferta es la "paz", el recoger las miajas que caen de la mesa del capital y de la burguesía...

Siempre bajo la consigna del capital de que si ahora aguantamos calamidades más tarde recogeremos los frutos de nuestros sacrificios, pues "Después de una crisis mayor / ¡Viene un auge mayor!"

Y esta situación que se repite, y se repite en todas las crisis cíclicas de las sociedades capitalistas, cuando el enemigo de clase viene a recoger sus cuantiosas ganancias y beneficios... olvidando que cuando hablan del tiempo bueno y benefactor, se refieren a su tiempo.

Siempre nos quedará la posibilidad, mediante el "ascensor social", de trabajar y emular alcanzando a ser ¿¿¿¿"clase media"????

A continuación, compartimos este poema, entresacado de "El Viejo Topo", del jueves, 17 de diciembre de 2015:

"LA CANCIÓN DEL ENEMIGO DE CLASE".

-I-

Cuando pequeño, fui a la escuela
y aprendí, 
lo que es mío y lo que es tuyo.
Y cuando todo se había aprendido,
me parecía que no era todo.

Y no tenía desayuno que comer,
y otros si tenían:
y así fue que sí, 
lo aprendí todo,
sobre la naturaleza del enemigo de clase.

Y aprendí, por qué y debido a qué razón,
hay un desgarrón atravesando el mundo.
Y este perdura entre nosotros, 
porque la lluvia
cae de arriba hacia abajo.

-II-

Y me dijeron: Si soy dócil,
entonces llegaré a ser como ellos.
Pero pensé: Si soy su oveja,
entonces jamás llegaré al carnicero.

Y vi más de uno de entre nosotros,
que tragó su anzuelo.
Y cuando le aconteció, 
lo que nos aconteció a ti y a mí,
entonces me extraño.

Más a mí, a mi no me extraño,
pronto descubrí su fuego:
La lluvia, así es, 
corre hacia abajo
y no corre, así es, 
hacia arriba.

-III-

Por ahí escuché que redoblaron los tambores,
y todos hablaron de eso.
Ahora deberíamos conducir guerras
por un lugarcito en el sol.

Y voces enronquecidas nos prometían
cielo, mar y tierra.
Y cabecillas gordos y grasientos
gritaron: ¡no os postréis ahora!

Y creímos: no quedan más que unas horas,
luego tendremos esto y aquello.
Pero otra vez la lluvia corría hacía abajo,
y durante cuatro años tragamos hierba.

-IV-

Y una vez de repente se escuchó:
¡Ahora proyectemos la República!
Y ahí un hombre se parecerá al otro,
sea flaco o gordo.

Y los que estaban cansados por el hambre
jamás no habían estado 
tan esperanzados.

Pero los que estaban saciados, 
porque comían,
estaban esperanzados como ellos.

Y dije: Aquí hay algo, 
que no puede ser cierto,
y estaba lleno de dudas turbadas.
Que sí, no es cierto, 
lo de la lluvia que
parece que corre, 
hacia arriba.

-V-

Nos dieron papelitos para votar,
entregamos las armas.

Nos dieron una promesa
y dimos nuestro fusil.

Y escuchamos: 
que los que saben de las cosas,
ahora nos ayudarán.
Deberíamos emprender el trabajo,
ellos harían el resto.

Entonces me dejé conmover otra vez
y me quedé quieto, 
conforme a lo pedido
y pensé: Que bueno la lluvia,
sigue queriendo, 
correr hacia arriba.

-VI-

Y poco después escuché decir,
ahora ya está todo arreglado.
Si aguantamos, 
la calamidad menor,
se nos dispensará la mayor.

Y tragamos, 
al frailuco Brüning,
para que no sea el Papen.

Y tragamos, 
al junker Papen,
puesto que de lo contrario, 
sería el turno de Schleicher.
Y el frailuco,
 cedió su puesto al junker,
y el junker lo cedió, 
al general.

Y la lluvia, 
corría hacia abajo,
corría copiosamente, 
de verdad.

-VII-

Mientras anduvimos 
con papeletas para votar,
cerraron las fábricas.

Cuando dormimos frente 
a las agencias de empleo,
que nos sellan la constancia,
les evitamos, 
la preocupación por nosotros.

Escuchamos dichos como estos:
¡Siempre tranquilo! 
¡Qué esperáis, no más!
Después de una crisis mayor
¡viene un auge mayor!

Y dije a mis colegas:
¡Así habla el enemigo de clase!
Cuando él habla, 
de buen tiempo,
se refiere a su tiempo, 
al suyo.

La lluvia no puede ir, 
hacia arriba,
aún cuando súbitamente 
tenga buenas condiciones,
para nosotros.

Lo que puede ser: 
puede acabar,
y será 
cuando brille el sol.

-VIII-

Un día los vi marchando,
detrás de nuevas banderas.
Y muchos de los nuestros dijeron:
¡No más hay que 
enemigos de clase!

Entonces vi, 
encabezándolos,
jetas que ya conocía,
y escuché voces, 
berreando,
en el antiguo tono del sargento.

Y tranquilo, 
entre banderas y fiestas,
corría la lluvia noche y día.

Y cada uno, 
que estaba acosado en la calle,
podía sentirla.

-IX-

Se entrenaban con aplicación, 
para tirar,
y hablaban ruidosamente 
del enemigo...

y señalaban furiosamente 
más allá de la frontera.

Y es que se referían a nosotros.
Pues nosotros y ellos, 
somos enemigos
en una guerra, 
en que solo gana uno.

Pues viven de nosotros, 
y revientan
si no somos más sus esclavos.

Y es por esto también que,
no debáis extrañaros,
cuando se echan sobre nosotros, 
como la lluvia
se echa sobre el suelo.

-X-

Y ese de entre nosotros, 
que falleció de hambre,
que cayó en una batalla.

Y ese de entre nosotros, 
que murió,
ha sido asesinado.

Que recogieron con sus soldados,
tener hambre, 
no le agradó.

Al que le rompieron, 
la mandíbula a patadas,
había pedido pan.

Al que habían prometido el pan,
ahora le dan caza.

Y al que traen en el ataúd de zinc,
porque dijo la verdad.

Y ese que entonces 
les daba confianza
cuando pretendían ser sus amigos,
lo que así imaginó
era que la lluvia 
corría hacia arriba.

-XI-

Ya que somos enemigos de clase,
sea lo que sea, 
lo que nos digan:
Ése de entre nosotros, 
que no se atrevía a luchar,
pero se atrevía a morir de hambre.
¡Somos enemigos de clase, tamborilero!

Este, ¡tu soniquete no lo tapa!
Empresario, general y junker
nuestro enemigo 
¡eres tú!

¡Por esto, nada será inmovible,
porque nada ahí,
será arreglado!

La lluvia no corre, 
hacia arriba,
¡pues no se le exige tal cosa!

-XII-

Por más 
que tu pintor retoque,
¡no va a tapar el desgarrón!
Uno de los dos perdura, 
y el otro debe dejar su lugar,
o yo, o tú.

Y sea como sea, 
aprenderé,
pues este sigue siendo, 
el abecé:

¡Jamás nada tendré de común,
con las tramas del enemigo de clase!

No se encontrará 
la palabra,
que un día nos pegue a ambos.

¡La lluvia 
corre de arriba hacia abajo.
Y tú eres mi enemigo de clase!

Bertolt BRECHT, 1933".

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