Por KFA (Asociación de Amistad con Corea)
Jo Yong Sun, con 51 años de edad, trabaja como costurera en la Fábrica de Géneros de Punto para los Niños de Pyongyang, y es una de las trabajadoras coreanas que llevan decenas de años en un oficio.
Siendo esposa de un oficial y madre dos hijos, se destaca como innovadora renombrada de la Fábrica.
Al terminar los estudios secundarios, llegó a su actual centro de trabajo y se esforzó mucho para saber manejar distintas máquinas, llegando incluso a estar en vela muchas noches. En cierto año, en cooperación con los ingenieros de la Fábrica, inventó un aparato auxiliar capaz de facilitar el trabajo y elevar la productividad. Este hecho causó gran asombro de quienes no la conocían bien. Las personas suelen llamarle afectuosamente “mujer obstinada”.
Por supuesto, cuando se casó y tuvo un hijo, no fue fácil cuidar al bebé trabajando a la vez. Se aplicó tanto al trabajo, que se olvidaba a veces de la hora de lactancia. Entonces la ayudaron las niñeras de la casa cuna de la Fábrica.
A la pregunta de por si no le era difícil el trabajo, Jo Yong Sun solía contestar: “Para las madres, confeccionar con sus propias manos las ropas de los niños constituye un trabajo orgulloso. También es una alegría para mí.”
En el proceso de estudiar incorporada al sistema de enseñanza compaginada con el trabajo, ideó las ropas del tejido de punto de varias formas y colores, conforme a la edad y característica psicológica de los infantes.
Cada año sobrecumplió el plan anual y, en consideración de sus méritos laborales, recibió varias condecoraciones estatales de alta categoría, y participó como delegada en el acto conmemorativo por el 70 aniversario de la fundación de la República Popular Democrática de Corea.
“Yo amo este centro de trabajo, donde se inició y pasa mi vida laboral, y estoy rebosante de orgullo y júbilo” – expresó Jo Yong Sun.
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