Debido a la agudización de la situación política en Petrogrado y en
el país, suscitada por la fallida ofensiva en el frente, los intentos
del Gobierno Provisional de sacar de la capital a los regimientos
revolucionarios y “descargar la ciudad” de obreros revolucionarios, el 1
de julio se convocó la II Conferencia Extraordinaria del POSD(b)R de la
ciudad de Petrogrado, que analizó el trabajo de organización y
agitación del partido entre las masas, la creación de la milicia y la
Guardia Roja, los problemas de los sindicatos, de las uniones
juveniles y otros.
El 3 de julio se supo que en la víspera habían salido del Gobierno
los ministros demócratas constitucionalistas Shingariov, Shajovskói y
Manúilov (primero presentó su dimisión también Nekrásov, ministro de
Transporte, pero después solicitó al Comité Central del partido de los
demócratas constitucionalistas, autorización para retirarse del
partido). El pretexto formal para la dimisión de los ministros
demócratas constitucionalistas fueron las divergencias con la mayoría
del Gobierno respecto a la cuestión ucraniana. En su declaración a la
Rada Central Ucraniana, el Gobierno Provisional prometió designar, por
consenso mutuo, el Secretariado General, órgano administrativo de
Ucrania, pero los demócratas constitucionalistas consideraban que esa
cuestión debía solucionarla sólo la Asamblea Constituyente. Sin
embargo, la causa real era la tendencia de los demócratas
constitucionalistas a provocar una crisis gubernamental con el fin de
intimidar a los partidos conciliadores y concentrar el poder en manos de
la contrarrevolución burguesa-terrateniente.
En el artículo ¿Con qué contaron los demócratas constitucionalistas al retirarse del Ministerio?, Lenin escribió:
“La retirada de los demócratas constitucionalistas sólo puede
interpretarse como el resultado de un cálculo. ¿En qué consiste este
cálculo?
…Los demócratas constitucionalistas, desde el punto de vista de su
clase, de la clase de los imperialistas explotadores, han calculado
bien: al marcharnos presentamos un ultimátum. Sabemos que los Tsereteli
y los Chernov no confían en la clase verdaderamente revolucionaria, no
quieren seguir ahora una politica verdaderamente revolucionaria. Los
asustaremos un poco. Sin los demócratas constitucionalistas significa
sin la “ayuda” del capital anglo-norteamericano, poderoso en todo el
mundo, significa hacer la revolución también contra él. ¡No lo
afrontarán los Tsereteli y los Chernov; no se atreverán! ¡Cederán ante
nosotros!”
Pero las masas revolucionarias reflexionaron de otro modo.
Consideraban que si los demócratas constitucionalistas se habían
retirado del Gobierno, el cual había demostrado una vez más su
incapacidad, el poder debía pasar por completo a manos de los Soviets.
Maduraba la tercera crisis política que tenía —incluso según el
periódico del partido de los eseristas, Dielo Naroda (“La Causa del Pueblo”), del 6 de julio—profundas raíces económicas y políticas.
Los obreros y soldados trataban de estimular al Soviet a realizar
acciones diligentes. La iniciativa pertenecía al 1º Regimiento de
Ametralladoras. En la mañana del 3 de julio se hicieron presentes dos
representantes de dicha uni dad en la sesión de la Conferencia de los
bolcheviques de la ciudad de Petrogrado y declararon que el Regimiento
se había alzado.
Un día antes se habían mantenido acaloradas discusiones en el club de
soldados de dicho Regimiento. Los anarquistas exhortaban a los
soldados a la insurrección inmediata; los bolcheviques consideraban que
la acción era inoportuna y que no se debía comenzar sin ser aprobada
por la Organización Militar del partido. Pero los soldados gritaban :
“¡No hay nada que esperar!”, “¡Abajo!” Como resultado de los debates,
se decidió comenzar la acción a las cinco de la mañana del 3 de julio,
elegir un comité revolucionario provisional (2-3 personas de cada
compañía) para sustituir el comité del regimiento y enviar
representantes a otras unidades de la guarnición y a las fábricas de la
capital.
Los participantes en la conferencia escucharon a los delegados del
Regimiento y les explicaron que la acción era inconveniente, por ser
prematura. Pero ellos declararon que preferían abandonar el partido
antes que ir contra la disposición del regimiento.
El Comité Central del POSD(b)R, reunido a las cuatro de la tarde,
acordó abstenerse de participar en la acción. A las cinco de la tarde,
la conferencia dispuso disuadir de la acción a las masas de obreros y
soldados. Con ese fin, el CC del POSD(b)R propuso lanzar un llamamiento
y enviar un mensaje al Comité Ejecutivo Central, exhortándolo a tomar
el poder en sus manos. Acto seguido, los delegados a la conferencia se
dirigieron a los distritos y empresas para contener a los trabajadores y
soldados revolucionarios. La Conferencia de los bolcheviques de la
ciudad de Petrogrado suspendió sus labores y sólo las reanudó el 16 de
julio.
Los delegados del 1º Regimiento de Ametralladoras ya habían estado en
la fábrica Putílov y en otras empresas de la ciudad. Los obreros de las
fábricas “Russki Renault” y “Novi Lessner” se unieron a los soldados
después de escuchar sus intervenciones.
A los cuarteles del Batallón de Reserva del Regimiento de Granaderos
llegaron dos automóviles con ametralladoras. Los bolcheviques
miembros del comité del batallón no lograron oponerse a ellos. Por la
noche (a eso de las nueve), cerca de 1.500 granaderos se dirigieron al
Palacio de Kshesínskaya, para encaminarse luego al Palacio de Táurida.
Sus consignas eran: “¡Abajo los diez ministros capitalistas!”, “¡Todo
el poder a los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos!”
Por el camino hacia el Campo de Marte se unieron a ellos el Regimiento
de Pávlovski, el 3º Regimiento de Fusileros de Reserva y el 180
Regimiento de Infantería de Reserva. Cerca de la calle Sadóvaia se
abrió fuego contra los granaderos.
Frente al Palacio de Kshesínskaya se conglomeraron más de 5.000
personas. Había ametralladoristas y granaderos, representantes de casi
todas las fábricas y unidades del distrito de Viborg. Desde el balcón
del palacio, los miembros del Comité Central aconsejaron, reiteradas
veces, a los manifestantes regresar a los cuarteles y a las fábricas, no
dar pretexto para acciones provocadoras de la burguesía. Pero era
imposible contener a las masas.
Teniendo en cuenta el estado de ánimo de los trabajadores, los
bolcheviques acordaron orientar el movimiento hacia una manifestación
pacífica organizada. Con tal fin, la sesión extraordinaria de la
Sección Obrera del Soviet de Petrogrado aceptó la resolución
bolchevique, y eligió un comité organizador provisional, integrado por
15 personas. Los eseristas y mencheviques, que quedaron en minoría,
abandonaron la sesión.
Llamamiento a los obreros y soldados de Petrogrado para celebrar una manifestación pacífica organizada el 4 de julio de 1917
Camaradas obreros y soldados de Petrogrado:
Después de que la burguesía
contrarrevolucionaria ha actuado claramente contra la revolución, el
Soviet de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos de toda Rusia debe
tomar el poder en sus manos. Tal es la voluntad de la población
revolucionaria de Petrogrado, la cual tiene derecho a demostrar su
voluntad —a través de la manifestación pacífica y organizada— a los
comités ejecutivos de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y
Campesinos de toda Rusia que ahora sesionan.
¡Viva la voluntad de los obreros y soldados revolucionarios!
¡Viva el poder de los Soviets!
El Gobierno de coalición se quebró se
desintegró, por no estar en condiciones de cumplir las tareas en aras de
las cuales fue formado. Ante la revolución se plantean tareas
grandiosas y muy difíciles. Se requiere un poder nuevo que, en unión con
el proletariado, el ejército y el campesinado revolucionarios, se
dedique resueltamente a consolidar y ampliar las conquistas del pueblo.
Ese sólo puede ser el poder de los Soviets de Diputados Obreros,
Soldados y Campesinos. Ayer, la guarnición revolucionaria de Petrogrado y
los obreros se pronunciaron para proclamar esta consigna: ¡Todo el
poder al Soviet! Exhortamos a convertir este movimiento, que estalló en
los regimientos y en las fábricas, en una revelación pacífica y
organizada de la voluntad de todo el Petrogrado obrero, soldado y
campesino.
Comité Central del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
Comité petrogradense del POSDR
Comité interdistrital del POSDR
Organización Militar del Comité Central del POSDR
Comisión de la Sección Obrera del Soviet de Diputados Obreros y Soldados
El llamamiento a abstenerse de realizar la acción prematura, enviado durante el día al Pravda por
indicación del Comité Central, fue retirado del periódico durante la
noche. Se quería sustituir por consignas nuevas de la manifestación
pacífica. Pero como ya era muy tarde, se logró hacer el trabajo a
medias: se retiró el llamamiento, pero no se pudieron incluir las
consignas. Por este motivo el Pravda del 4 de julio salió con un trozo en blanco allí donde se preveía publicar la advertencia de que era inoportuno el movimiento.
Los periódicos progubernamentales publicaron el comunicado sobre la
prohibición de toda manifestación armada. El ministro de Guerra y
Marina ordenó al jefe de la Región Militar de Petrogrado patrullar las
calles y desarmar a todas las unidades y regimientos manifestantes.
Aviso del Gobierno Provisional sobre la prohibición de la manifestación del 4 de julio de 1917
En virtud de las acciones de algunas
unidades militares, que tuvieron lugar el 3 y en la noche del 4 de
julio, como resultado de las cuales hubo heridos, se prohibe
terminantemente toda manifestación armada.
Orden de A. F. Kerenski, ministro de Guerra y Marina, al general mayor P. A. Pólovtsev, jefe de la Región Militar de Petrogrado
4 de julio de 1917
Le ordeno poner fin, de inmediato, a la
aparición de bandas armadas de soldados en las calles de Petrogrado,
utilizando para ello patrullas a caballo y a pie. En caso de nuevos
intentos, desarmar en el acto a las unidades, desposeerlas de las
ametralladoras y enviarlas al frente. Transmita al primer fiscal militar
mi orden de comenzar ahora mismo la investigación de los
acontecimientos sucedidos el 3 de julio, para enjuiciar a todos los
culpables. Usted debe recordar que en la retaguardia es intolerable toda
vacilación cuando en el frente se logra el avance de las tropas con
tantos esfuerzos. Le propongo emplear de aquí en adelante clave
telegráfica en sus informes sobre los acontecimientos que se reflejen
de manera extremadamente nociva en el frente.
Kerenski
La grandiosa manifestación realizada en Petrogrado el 4 de julio al
mediodía, en la que participaron medio millón de obreros, soldados y
marineros, tenía un carácter indudablemente pacífico, aunque habían
salido a las calles regimientos de la guarnición, algunas unidades de
Petrogrado, Oranienbaum, Kronstadt, Krásnoie Seló. Esta manifestación
transcurrió bajo consignas bolcheviques.
Por la mañana, Lenin se dirigió directamente desde la estación del
ferrocarril al Palacio de Kshesinskaya (estaba muy agotado y, con su
hermana María, desde el 19 de junio descansó en la aldea de Neivol,
cerca de la estación de Mustamiaka). Lamentó que no se hubiese logrado
detener la acción pero, al mismo tiempo, aprobó la decisión del CC y el
Comité petrogradense de participar en el movimiento, para convertirlo
en una “revelación pacífica y organizada de la voluntad de todo el
Petrogrado obrero, soldado y campesino”.
La manifestación del 4 de julio en la Avenida Nevski.
Recibido con clamorosos aplausos, Lenin intervino ante los
revolucionarios de Kronstadt, exhortándolos a dominarse, mantenerse
firmes y estar alerta. Al apreciar el papel del Partido Bolchevique en
los acontecimientos de julio, escribió más tarde: “Nuestro partido
cumplió su deber incuestionable, al marchar el 4 de julio con las masas
legítimamente indignadas y al tratar de ímprimir a su movimiento, a su
manifestación el carácter más pacífico y organizado posible. Pues el 4
de julio, aún era posible el paso pacífico del poder a los Soviets, aún era
posible un desarrollo pacífico de la revolución rusa”. Pero los
contrarrevolucionarios abrieron fuego contra los manifestantes. Las
calles de la capital se tiñeron con la sangre de obreros y soldados.
En la reunión de los miembros del Comité Central y el Comité
petrogradense del partido, convocada en la tarde del 4 de julio y
presidida por Lenin, se acordó cesar organizadamente la manifestación.
Gracias a este paso oportuno, el partido logró preservar de la derrota a
las principales fuerzas de la revolución.
Del Llamamiento del CC del POSD( b)R exhortando a poner fin a la manifestación
5 de julio de 1917
Camaradas:
El lunes ustedes salieron a la calle; el
martes decidieron continuar la manifestación. Ayer los invitamos a
participar en una manifestación pacífica. Nuestro propósito era mostrar a
todas las masas de trabajadores y explotados la fuerza de nuestras
consignas, su peso, su significado, su necesidad para liberar a los
pueblos de la guerra, del hambre, de la muerte.
El objetivo de la manifestación se ha
alcanzado. Las consignas del destacamento avanzado de la clase obrera y
el ejército se han mostrado de manera imponente y con dignidad.
Algunos disparos de los contrarrevolucionarios contra los manifestantes
no pudieron quebrantar el carácter general de la manifestación.
Camaradas:
En el curso de la presente crisis
política se alcanzó nuestro objetivo. Por eso hemos acordado terminar
la manifestación. Que todos y cada uno terminen pacífica y
organizadamente la huelga y la manifestación.
Esperemos el desarrollo ulterior de la
crisis. Continuemos preparando nuestras fuerzas. La realidad está a
favor nuestro, el desarrollo de los acontecimientos demuestra la
validez de nuestras consignas.
Momento
cuando se abrió fuego contra los manifestantes en la esquina de las
avenidas Nevski y Liteini de Petrogrado el 4 de julio de 1917.
El 4 de julio se celebró una reunión conjunta del Comité Ejecutivo
Central de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados y del Comité
Ejecutivo del Soviet de Diputados Campesinos, a la que asistieron
representantes de las fábricas de Petrogrado y de las organizaciones de
soldados. En sus intervenciones exigían la entrega del poder a los
Soviets, la dimisión de los ministros capitalistas, la entrega de la
tierra al pueblo, la implantación del control sobre la industria y la
anulación de las órdenes dirigidas contra el ejército revolucionario.
Esta vez, incluso los izquierdistas de los partidos conciliadores
apoyaron abiertamente la idea de formar un Gobierno sin representantes
de la burguesía. El “defensista revolucionario” Y. Steklov constataba :
“Nueve décimas partes de la población acogerá con entusiasmo el
Gobierno socialista, tal vez con más entusiasmo que el derrocamiento de
la casa de los Románov”. Mártov señalaba: “Aquí se ha dicho que los
participantes en la acción son minoría en el país, pero esa minoría
manifiesta gran actividad y nos apoya, mientras que la mayoría es
pasiva… La historia exige que ostentemos el poder”. Los representantes
de los eseristas de izquierda B. Kamkov y M. Spiridónova se expresaron
también a favor de establecer el poder absoluto de los Soviets. Todos
ellos apoyaron la resolución dada a conocer por A. Lunacharski: “Debido
a que la experiencia de dos meses del Gobierno coalicionista manifestó
la total impotencia del bloque de representantes del Soviet con los
representantes de la burguesía, no concedió ninguna reforma seria,
condujo a la agudización del desbarajuste económico y situó a la
revolución al borde de la muerte, la reunión dispone: La única salida
de la nueva crisis del poder, originada por el paso de los demócratas
constitucionalistas al campo de la contrarrevolución, es la entrega de
todo el poder al Gobierno Provisional integrado por delegados del
órgano central de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y
Campesinos de toda Rusia”.
Pero los eseristas de derecha y sus líderes se obstinaban en que la
burguesía mantuviera el poder. Tsereteli se expresó con gran franqueza
sobre el particular. Al señalar que se trataba no simplemente de
cambiar la composición del Gobierno, sino también de modificar el curso
político, dijo: “Si nosotros, la mayoría en el Soviet, tomáramos el
poder en nuestras manos, ¿acaso ustedes, desde Mártov hasta Lenin, no
nos exigirían acciones que condujesen no “a la ofensiva, sino al
armisticio”? Pero nosotros no aceptamos esa política”.
En la noche del 5 de julio, la mayoría eserista-menchevique en los
comités ejecutivos de los Soviets aprobó una resolución que condenaba
las acciones de los obreros, subrayaba que en lo sucesivo, hasta la
aparición de una nueva resolución (la cuestión se aplazó por dos
semanas, hasta que supuestamente, se reuniera, la “composición total” de
los Comités ejecutivos), “todo el poder deberá permanecer en manos del
Gobierno actual.”
En el informe del Comité Central al VI Congreso se señalaba que el
“punto de viraje” en la manifestación fue cuando se publicaron los
documentos que originaron una desenfrenada campaña difamatoria contra
los bolcheviques. El 5 de julio, el periodicucho burgués
ultrarreaccionario Zhivoie Slovo (“La Palabra Viva”) publicó
un documento falso sobre los vínculos de Lenin con el Estado Mayor
General alemán, con la finalidad no sólo de denigrar al guía de los
bolcheviques, sino también de deslucir a todo el partido, hacerle
responsable de las víctimas y el fracaso de la ofensiva mal preparada y
absurda de junio y, al mismo tiempo, provocar una nueva ola de
“ultrapatriotismo” que tanto necesitaba el Gobierno Provisional…
Por entonces se supo que el ejército alemán había roto el frente
ruso. “Este hecho —señalaba Stalin— produjo en los líderes (del Soviet. —A. N.)
confusión… Personas que antes nos hablaban como camaradas, de pronto
llamaron tropas para proteger el Palacio de Táurida, decían que habíamos
provocado la insurrección armada y nos declararon traidores de la
revolución. Se produjo un viraje brusco en los acontecimientos;
a pesar de nuestra decisión de cesar al día siguiente la manifestación,
pues considerábamos que los manifestantes habían revelado
suficientemente su voluntad”.
El 5 de julio, en la reunión conjunta. del Comité Ejecutivo Central
de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados y el Comité Ejecutivo
del Soviet de Diputados Campesinos de toda Rusia se aceptaron las
medidas del Gobierno Provisional contra los obreros y soldados de
Petrogrado y se decidió formar una comisión especial integrada por
Skóbelev y Lébedev, representantes del Gobierno Provisional, y Avxéntiev
y Gots, del Comité Ejecutivo Central de los Soviets, para adoptar
“medidas resueltas”.
De la resolución adoptada por el
Buró del Comité Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados Obreros y
Soldados y del Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados Campesinos de
toda Rusia sobre el apoyo a las medidas del Gobierno Provisional en la
lucha contra el movimiento revolucionario
5 de julio de 1917
… Aprobando la decisión del Gobierno
Provisional respecto a la unificación de todas las acciones para
restablecer y mantener el orden revolucionario en la Región Militar de
Petrogrado, el Buró del Comité Ejecutivo Central del Soviet de Diputados
Obreros y Soldados y el Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados
Campesinos de toda Rusia dispusieron facultar a los camaradas A. R.
Gots y N. D. Avxéntiev para establecer las relaciones más estrechas
posibles con los delegados del Gobierno Provisional y adoptar todas las
medidas pertinentes, manteniéndose pleno contacto con la Comisión
Militar, adjunta a ambos comités ejecutivos.
En otra reunión conjunta de los dos comités, celebrada el 9 de julio,
se aprobó una resolución declarando que el país y la revolución
estaban en peligro. La nueva composición del Gobierno Provisional,
reorganizado el 8 de julio, se consideraba Gobierno de “salvación de la
revolución”. En lugar del príncipe Lvov, que había dimitido, el cargo de
Primer Ministro lo ocupó Kerenski, quien conservó la cartera de
ministro de Guerra y Marina. Los ministros socialistas Skóbelev,
Chernov y Peshejónov permanecieron en sus cargos. Tsereteli, quien
continuó desempeñando el cargo de ministro de Correos y Telégrafos,
encabezó también el Ministerio del Interior. La resolución de los
comités ejecutivos de los Soviets reconocía poderes ilimitados a este
Gobierno.
Terminó la dualidad de poderes. La contrarrevolución pasaba a la
ofensiva. La tercera crisis política, desencadenada por la traición de
los líderes eseristas y mencheviques en los Soviets, confirió el poder
unipersonal a la burguesía. Como declaró oficialmente Dan, miembro del
presidium del Comité Ejecutivo Central, el 11 de julio, “no sólo
estamos dispuestos a apoyar al Gobierno Provisional, no sólo le hemos
delegado toda la plenitud de poder, sino que exigimos que el Gobierno
utilice ese poder”.
En estas palabras se reflejó con precisión toda la profundidad de la
decadencia de los líderes de los partidos conciliadores. No obstante,
este hecho es poco para comprender la esencia de sus posiciones. El 21
de julio, el periódico Novoe Vremia publicó el artículo Hay que distanciarse, con
la exigencia de “distanciarse, con ayuda de medidas resueltas, del
bolchevismo transgresor y ponernos fuera de sospechas en el apoyo
camaraderil a Lenin”. Y el 24 de julio, los mencheviques escribieron en
el llamamiento a todos los miembros del partido, en nombre del Comité
Organizativo, que desempeñaba el papel de su CC:
— La aventura delincuente, proyectada por el Estado Mayor leninista,
podría adquirir dimensiones y ser peligrosa para la causa de la
revolución, sólo debido a que tras ese Estado Mayor fueron
considerables sectores de los obreros y a que la socialdemocracia
resultó demasiado débil para paralizar la demagogia con su injerencia
organizada… Ya es hora de decir en voz alta y con claridad que el
“bolchevismo”, cuyo portavoz y guía es Lenin, se alejó tanto de la
socialdemocracia, se saturó tanto de ideas anarcosindicalistas, que sólo
por incomprensión, por cierta fuerza de inercia, se oculta aún con la
bandera del POSDR…
Con estas apresuradas declaraciones, los mencheviques y eseristas
hacían el resumen de todo el ciclo de su propio desarrollo: desde la
conciliación con el capital hasta la entrega total del poder a sus
manos.
El Gobierno Provisional comenzó las represiones contra los bolcheviques. Se cerraron los periódicos Pravda, Soldatskaia Pravda y otros. La imprenta del Trud, adquirida
con recursos de los obreros, fue destruida. Se reformaron las unidades
militares que —en opinión del Gobierno— estaban “contagiadas con el
bacilo del bolchevismo”. Se desarmaban los destacamentos obreros;
comenzaron los registros y las detenciones.
El jefe de la Región Militar ordenó desalojar el Palacio de
Kshesínskaia. Las conversaciones sobre esta cuestión, entre el Comité
Ejecutivo Central y los militares, corrieron a cargo de Stalin. “Me da
la impresión — señalaba— que estos señores quieren realizar a toda
costa una sangría”.
Llamamiento del Comité Central y
el Comité petrogradense del POSD(b)R, la Organización Militar adjunta
al CC del POSD(b)R y el Comité Interdistrital de los Socialdemócratas
Internacionalistas Unificados, exhortando a los obreros y soldados a mantener serenidad y firmeza
6 de julio de 1917
Serenidad y firmeza
¡Obreros! ¡Soldados!
La manifestación del 3 y 4 de julio ha terminado. Ustedes han dicho a los círculos gobernantes cuáles son sus objetivos.
Fuerzas tenebrosas y delictivas han
ensombrecido la acción, provocando el derramamiento de sangre. Junto con
ustedes y con toda la Rusia revolucionaria, lamentamos los caídos en
estas jornadas.
… La responsabilidad por las víctimas
recae sobre los enemigos ocultos de la revolución. Pero ellos no han
logrado ni lograrán tergiversar el sentido de su manifestación. Ahora
es preciso esperar qué repercusión encontrará en todo el país su llamado
“¡Todo el poder a los Soviets!” La manifestación ha terminado;
comienzan de nuevo los días de agitación tenaz, de educación de las
masas atrasadas, de la atracción de las provincias a nuestro lado.
Camaradas obreros y soldados:
Les exhortamos. a la
serenidad y la firmeza! No conceder a la reacción frenética ningún
motivo para que les acusen de violencia, no se entreguen a las
provocaciones. Ninguna acción en la calle, ningún enfrentamiento.
Camaradas obreros:
¡Retornen pacíficamente al trabajo!
Camaradas soldados:
¡Permanezcan pacíficamente en sus unidades!
La realidad está a favor nuestro. La victoria será nuestra. Ninguna acción improvisada.
Tenacidad, firmeza y serenidad: ¡Ésta es nuestra consigna!
Desarme del 1º Regimiento de Ametralladoras.
La contrarrevolución trataba de reprimir, ante todo, a los guías del
partido leninista. Por insistencia del Comité Central, Lenin pasaba a
escondidas de un domicilio a otro.
Después de que el periódico Zhivoie Slovo publicara
infundios contra Lenin, el Comité Ejecutivo Central de los Soviets de
Diputados Obreros y Soldados formó —por exigencia del grupo
bolchevique— una comisión para investigar las falsas acusaciones.
El 28 de julio, el periódico Proletarskoie Dielo publicó el
texto de la carta de Lenin a la redacción. Estaba firmada también por
G. Zinóviev, uno de los dirigentes de la organización de los
bolcheviques de Petrogrado, a quien se le acusaba asimismo de
“espionaje”.
“Hemos modificado —escribían, dirigiéndose a los lectores— nuestro
propósito de acatar la orden de detención dictada contra nosotros por
el Gobierno Provisional… En el momento actual no hay garantía alguna de
justicia en Rusia… Entregarse ahora a las autoridades significaría
ponerse en manos de… los contrarrevolucionarios enfurecidos, para
quienes todas las acusaciones que se nos hacen son un simple episodio de
la guerra civil”.
El 7 de julio, cuando el Gobierno Provisional acordó arrestar a Lenin
y a otras personalidades del Partido Bolchevique inculpándoseles La organización de la acción armada en la ciudad de Petrogrado, el 3-5 de julio de 1917, contra el poder estatal, la
comisión renunció a sus facultades. Esto demostraba otra vez la
capitulación total de los líderes del Soviet. El último punto de este
acto fue la resolución adoptada en la sesión conjunta del Comité
Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados y el
Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados Campesinos de toda Rusia, del
13 de julio, en la que los mencheviques y eseristas declararon que
consideraban totalmente intolerable que Lenin no compareciera ante el
tribunal.
Lenin, profundamente indignado por las calumnias, al principio se
inclinaba a comparecer ante el tribunal del Gobierno Provisional, pero
cuando se supo que el Comité Ejecutivo Central y el Soviet de
Petrogrado no garantizaban su seguridad en caso de ser detenido, se
decidió que no debía comparecer.
Mientras tanto, la contrarrevolución realizaba acciones cada vez más
abiertas. El día 14 de julio lo convirtió en una manifestación solemne
y, bajo el toque de las campanas de todas las iglesias de Petrogrado,
enterraba no a los manifestantes víctimas de la contrarrevolución, sino
a siete cosacos que murieron cuando intentaban dispersar a soldados
armados. Los líderes eseristas y mencheviques del Soviet marchaban
tras los féretros junto con los ultrarreaccionarios y monárquicos. Para
el obrero revolucionario había desaparecido por completo toda
diferencia entre el atamán cosaco Dútov y el menchevique Tsereteli, que
caminaban uno al lado del otro.
Esta unidad “conmovedora” confirmaba precisamente con evidencia que
el Soviet se había convertido en un apéndice, sin poder alguno, del
Gobierno Provisional. La derecha ya no se afanaba en seleccionar las
expresiones. Después de enterrar a los cosacos, el periódico Den (“El
Día”) se atrevió a llamar a los obreros petrogradenses: “esclavos
amotinados, idiotas, sedimento tenebroso, infección extranjera feroz,
alucinamiento diabólico”. En la reunión privada de la Duma (18-19 de
julio), para el Soviet de Diputados Obreros y Soldados
menchevique-eserista no se encontró otra designación que: “puñado de
fantaseadores locos, granujas y traidores”. Aquí declararon traidor
también al propio Gobierno Provisional. De los soldados rusos que no
deseaban morir por intereses ajenos, se hablaba solo como de una banda
de cobardes que traicionaba a la patria. La ofensiva de la reacción se
ampliaba.
El 18 de julio se promulgó el Manifiesto sobre la disolución de la Dieta finlandesa. Al
general Kornílov se le designó comandante en jefe, aunque era bien
conocido por su actitud antidemocrática. Ese mismo día se envió una
nota especial a los aliados, en la que se declaraba que la
manifestación de julio había sido una “insurrección organizada por
agentes adversarios”, que el ejército se había “olvidado de su deber
ante la patria” y que la decisión de continuar la guerra era
“inflexible”.
Lenin con peluca y maquillaje.
En las calles de Petrogrado, los contrarrevolucionarios
envalentonados llamaban a apalear a los bolcheviques. Una turba
enfurecida asesinó al obrero bolchevique I. Vóinov que divulgaba el Listok Pravdi (“La Hoja de la Verdad”), sin que después se hubiese hecho alguna investigación ni recurrido al tribunal. Lenin constataba:
“Lo que el poder necesita no es un proceso judicial, sino
acosar a los internacionalistas. Encerrarlos y tenerlos presos: eso es
lo que precisan los señores Kerenski y Cía. Asi fue (en Inglaterra y
Francia) y así será (en Rusia).
¡Que los internacionalistas trabajen ilegalmente en la medida de sus
fuerzas, pero que no cometan la tontería de una comparecencia
voluntaria!”.
Los bolcheviques pasaron a la clandestinidad. Lenin, perseguido por
el Gobierno Provisional, se fue en la noche del 10 de julio a un pueblo
cerca de Razliv, lugar de veraneo cerca de Petrogrado, y se instaló en
casa del obrero N. Emeliánov. Allí residió cierto tiempo en el desván
de la leñera y, más tarde, como si fuera un segador, se trasladó a una
choza en la otra orilla del lago. Junto con Lenin, en Razliv se
ocultaba también Zinóviev.
Lenin mantenía contacto permanente con el Comité Central. Por encargo
de éste, A. Shotman iba casi todos los días a visitarlo y le comunicaba
las decisiones y los asuntos del partido. Le visitaban también G.
Ordzhonikidze, J. Stalin, V. Zof y E. Rajiá.
Lenin realizaba un trabajo grande, intenso, para preparar el VI
Congreso del partido de los bolcheviques, que definiría cuestiones
relativas al desarrollo de la revolución, incluida la nueva táctica
según la situación que había cambiado. Sin contar las cartas y notas,
escribió en Razliv 11 artículos. Aquí trabajó con las tesis La situación política, el folleto A propósito de las consignas, los artículos Una respuesta, Acerca de las ilusiones constitucionalistas, El comienzo del bonapartismo, Las enseñanzas de la revolución, etc.
Después de analizar profundamente el desarrollo de los
acontecimientos y la situación política en Rusia, Lenin determinó la
nueva táctica del Partido Bolchevique para esa etapa de la revolución,
que excluía la posibilidad de su desarrollo pacífico.
De las tesis La situación política, escritas por Lenin el 10 (23) de julio de 1917
… La consigna de “¡Todo el poder a los
Soviets!” era la consigna de desarrollo pacífico de la revolución,
posible en abril, en mayo, en junio y hasta el 5-9 de julio, es decir,
antes de que el poder efectivo pasara a manos de la dictadura militar.
Ahora, esta consigna ya no es justa, pues no tiene en cuenta ese paso,
ya operado, ni la traición total y evidente de los eseristas y
mencheviques a la revolución. No son las aventuras ni los motines, no
son las resistencias parciales ni los intentos desesperados de
oponerse aisladamente a la reacción los que pueden ayudar en este
asunto. Sólo pueden ayudar la clara conciencia de la situación, la
firmeza y la tenacidad de la vanguardia obrera, la preparación de las
fuerzas con vistas a una insurrección armada, cuyas condiciones para la
victoria son ahora terriblemente difíciles, pero, pese a todo, posibles
si coinciden los hechos y las tendencias señaladas en el texto de la
tesis. Nada de ilusiones constitucionalistas y republicanas, nada de
ilusiones acerca de un camino pacífico, nada de acciones dispersas; no
hay que dejarse llevar ahora por las provocaciones de las
centurias negras ni de los cosacos; hay que reunir las fuerzas,
reorganizarlas y prepararlas con firmeza para una insurrección armada,
siempre que la evolución de la crisis permita hacerlo a verdadera
escala de masas, de todo el pueblo. El paso de la tierra a los
campesinos es imposible ahora sin una insurrección armada, pues la
contrarrevolución, al adueñarse del poder, se ha unido por entero con
los terratenientes como clase.
El objetivo de la insurrección armada
sólo puede ser el paso del poder al proletariado, apoyado por los
campesinos pobres, para realizar el programa de nuestro partido.
La crisis gubernamental se dilataba. Los demócratas
constitucionalistas se negaban a entrar en el Gobierno y Kerenski, en
acto demostrativo presentó su dimisión.
Por decisión oficial, el Comité Ejecutivo Central de los Soviets le concedió a Kerenski el derecho a formar el nuevo Gobierno.
El 24 de julio, el Comité Central del partido de los demócratas
constitucionalistas permitió a sus miembros (con el beneplácito de
Kerenski) entrar en el Gobierno. Ese mismo día, el nuevo Gobierno
Provisional se formó definitivamente. Kerenski continuó en el cargo de
Primer Ministro.
El estado vacilante del poder —señalaba Lenin— ha terminado y el
poder pasó a manos de la contrarrevolución. Caracterizaba, además, esta
etapa de desarrollo de la revolución como el fin de la etapa pacífica y
orientaba al partido hacia formas nuevas, no pacíficas de lucha.
Proponiendo retirar temporalmente la consigna de “¡Todo el poder a los
Soviets !”, pues los líderes de los Soviets cometieron una traición sin
precedentes a la revolución, subrayaba al mismo tiempo la necesidad de
realizar una labor política activa para conquistar la mayoría en los
Soviets. Argumentando la inevitabilidad y la necesidad de la
insurrección armada ante la nueva situación, Lenin exigía la
preparación minuciosa y multilateral para llevarla a cabo.
Sus preceptos tácticos, precisos y claros, fueron la base de las resoluciones del VI Congreso del POSD(b)R.
El Congreso, que representaba al mayor partido político del país,
tuvo que sesionar en la semiclandestinidad. En la prensa apareció sólo
un anuncio sobre su convocatoria, pero sin indicarse el lugar de
reunión. Se inauguró el 26 de julio en el distrito de Víborg, en la
sede de la antigua cofradía de Sampsoni. Aquí, en uno de los distritos
de Petrogrado más proletarios se instalaron —después de las jornadas de
julio— el Comité Central y el Comité petrogradense del Partido
Bolchevique.
En la prensa burguesa aparecieron muchos artículos contra los
bolcheviques y su Congreso, que falsificaban los objetivos de su
convocatoria y exigían la detención de los delegados. Con la
participación de los ministros socialistas —tal vez por iniciativa de
ellos—, el 28 de julio el Gobierno Provisional decidió conceder a los
ministros de Guerra y del Interior el derecho de clausurar los
congresos y reuniones que pudieran “representar un peligro en el
sentido militar o para la seguridad estatal…”
El periódico Utro Rossii (“El Amanecer de Rusia”) comunicó
que, según algunos miembros del Gobierno Provisional, “el Congreso de
los bolcheviques que sesiona en Petrogrado, ha expresado en varias de
sus resoluciones propósitos absolutamente determinados, que, en caso de
materializarse, podrían desorganizar la defensa del país. Por eso… se
considera imprescindible adoptar represiones contra dicho Congreso,
tanto más por cuanto sus asistentes mantienen contactos permanentes con
personas que deben comparecer ante el tribunal, acusadas de alta
traición”.
Edificio
de la Avenida Bolsháia Sampsónievskaia de Petrogrado (hoy no existe). A
finales de julio de 1917 aquí se celebró el VI Congreso del partido,
que emprendió el curso hacia la insurrección armada.
Al VI Congreso del POSD(b)R asistieron representantes de las zonas
más importantes de Rusia. 157 delegados tenían derecho a voz y voto y
110, a voto consultivo.
Sin esperar la terminación del congreso, Lenin abandonó el refugio
inseguro en Razliv, al anochecer del 29 de julio, llegó a la estación de
Udélnaya, cerca de Petrogrado, y, en las primeras horas de la madrugada
del 31 de julio, atravesó sin impedimentos la frontera aduanera con
Finlandia en la locomotora del maquinista Jalava, la cual le llevó a la
aldea de Jalkala (hoy Ilichiovo), cerca de Terioki (hoy Zelenogorsk).
Después de varias mudanzas peligrosas, el 9 de agosto se estableció en
Helsingfors (hoy Helsinki) desde donde continuó comunicándose
regularmente con el Comité Central y dirigiendo toda la actividad
política del Partido.
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