“Las autoridades hacen todo lo posible para asegurarse de que nuestros camaradas se pudran en la cárcel”
Artículo publicado por Alexei Albu, miembro electo del consejo regional de Odessa y activista de Borotba en su perfil de Facebook en relación a la situación política en Odessa a los seis meses de la masacre del 2 de mayo en la casa de los sindicatos.
Acto del 4 de Mayo, en Odessa.
Me gustaría llamar la atención sobre cómo ha cambiado la situación en Odessa en los últimos siete meses. El 4 de mayo, los odessitas asaltaron el departamento de policía de la ciudad para liberar a decenas de antifascistas detenidos el 2 de mayo.
¡Y fue una victoria! ¡Odessa despertó y mostró su poder! Pero sin una organización o un plan de acción claro, todo el proceso de la protesta fue prácticamente inconsciente. No hubo organización alguna, sino que fue un impulso espontáneo, un grito del corazón.
Las protestas en Odessa no acabaron el 2 de mayo. Acabaron el día 4. Cuando la población acudió al departamento de policía, todo el mundo sabía que la extrema de recha no tenía una gran influencia en Odessa. Todos comprendían que no habían sido odesitas quienes llevaron a cabo la masacre del 2 de mayo. En realidad, solo había entre ellos una pequeña parte, una minoría. Pero cuando el 4 de mayo, tras el asalto, los habitantes de Odessa acudieron al centro de la ciudad, los asesinos volvieron. Vimos a una masa neo-Nazi marchando y después acudiendo al campo de Kulikovo. No eran solo animales, sino animales agresivos que pueden matar, como lo hicieron el 2 de mayo.
La mayor parte de los habitantes pacíficos de Odessa, que habían acudido a Kulikovo durante la primavera, lo comprendieron perfectamente. Los ciudadanos de Odessa supieron entonces que no había nadie para protegerlos. Todos los defensores estaban muertos, en el exilio o en prisión. Tras la masacre del 2 de mayo, todo el que tuvo el valor de luchar fue arrojado a prisión. Hay unos 100 habitantes de Odessa encarcelados; aquellos que se atrevieron a retar el sistema de terror y violencia. Algunos lograron difundir el mensaje, pero ni siquiera conocemos los nombres de muchos héroes. La información de que disponemos se encuentra en la web del Comité por la Liberación de Odessa (2May.org).
La injusticia más hipócrita es que los acusados son gente ordinaria que no atacó a nadie. Tratan de destruir en prisión a aquellos que no murieron en la casa de los sindicatos. Las autoridades hacen cuanto pueden por asegurarse de que nuestros compañeros, colegas y camaradas se pudran en la cárcel. Incluso los jueces comprenden que estos chicos no son culpables de nada. No quieren oír hablar de este caso tan apresuradamente fabricado. La corte de Primorsky ha decidido apartarse y no participar en esta deshonra. Después de todo, los jueces aún tienen que vivir en Odessa y mirar a los ojos a sus compatriotas. El caso fue trasladado a la Corte de Apelaciones de la Región de Odessa, que a su vez tomó la decisión de devolver el caso a Primorsky.
¿Qué podemos hacer? Debemos apoyar a los acusados y acudir a la corte Primorsky. Después de todos, ya no hay en Odessa el número de militantes fascistas que había en abril o mayo. Muchos de ellos ya han muerto en la “operación antiterrorista” protegiendo los intereses de Kolomoisky o de Poroshenko. Debemos estar en el juzgado porque los presos políticos deben sentir nuestro apoyo. Tienen que saber que no están solos. Tienen que comprender que todo lo que hicieron no fue en vano. No hablo de asaltar el juzgado, aunque creo que sería justo; hablo principalmente de mostrar apoyo moral a los camaradas.
Todo el mundo comprende que el régimen en el poder hoy en Ucrania no puede durar mucho. La junta caerá y todo el que ayudó al castigo y a la operación antiterrorista, que atacó a nuestros seres queridos, que arrojó a nuestros amigos en prisión responderá por ello. La seguridad de retribución inmediata es la que endurece los ataques fascistas. Entienden que el final es inevitable, lo que les hace incluso más obstinados en sus actos. Pero el péndulo de la historia ya ha comenzado a volver atrás y no hay cómo evitarlo.
Deteción de un activista
Original: Borotba
El 8 de diciembre, en la ya tradicional concentración de los domingos frente a la casa de los sindicatos, un residente de Odessa portaba una cinta de San Jorge. Al verla, la policía le exigió que se la quitara. Como informó el corresponsal de la web “Odessa News”, el hombre hizo una pregunta más que razonable: “¿Por qué?” la respuesta recibida fue: “Estás provocando”. El odesita prosiguió: “Mostradme una ley en Ucrania que diga que está prohibido llevar esta cinta”.
Según los testigos, el coronel de policía Alexei Vdovichenko trató de arrancarle el lazo de San Jorge, pero el odesita se defendió. Tras ello, el policía procedió a detener al activista bajo pretexto de insultos a la policía. El detenido fue llevado a la furgoneta policial junto al Campo de Kulikovo. Durante más de dos horas, los activistas exigieron su liberación. Su hijo de ocho años, presente durante la detención, estaba atemorizado y llorando. Testigos afirman que padre e hijo habían acudido al estadio, donde el chicho había participado en un partido de fútbol.
Finalmente el padre fue liberado y citado a declarar en la investigación policial sobre el “ataque a la autoridad policial”.
Comentario de Alexei Albu
Original: Borotba
El diputado del Consejo Regional de Odessa, Alexei Albu, comentó la detención de un activista en el Campo de Kulikovo, detenido por llevar una cinta de San Jorge.
“Cuando pregunté por la cuestión de celebrar un referéndum de autonomía en la región de Odessa, me di cuenta de que podían detenerme. Después del asalto de la administración regional, las llamadas del SBU, el registro de mi domicilio y las continuas amenazas, solo me quedaba el temor de que me detuvieran delante de mis hijos.
No tenía miedo de ser detenido o apaleado; tenía miedo de que mis hijos tuvieran que pasar por el trance de ver a su padre detenido por enmascarados. Después de todo, las mentes de los niños son frágiles y no tienen culpa alguna de nada de lo que está pasando en Ucrania.
La detención del activista de Kulikovo delante de su hijo fue un acto vil, únicamente posible para quienes no defienden nada. Viendo las lágrimas de ese niño de ocho años, comprendo que no hay vuelta atrás. Ni para mí, ni para ese chico”.
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