Hay algunos libros que dejan huella emocional en el espíritu. Durante ese tiempo, mientras lo vamos leyendo acostumbrándonos al argumento, se empieza a sentir que forma parte de ti mismo y te acompaña. Mentalmente va expresando sus opiniones como tuyas sobre cualquier tema, aprobando las acciones de alguien o viceversa condenando a alguien.
Para escribir un buen libro, es necesario tener una gran cantidad de talento. No sólo como un escritor, sino también debe tener la facultad de extraer de la vida todas sus manifestaciones, la capacidad de observar los conflictos y mostrar decididamente una opinión, esa es la capacidad de reflejar no sólo lo que está pasando, sino su proyección en el mañana. Por último, tiene que ser un hombre, capaz de entender la mayor felicidad en la tierra, convivir con las personas y para las personas.
Este singular escritor fue un gran pedagogo soviético, Anton Semiónovich Makárenko, que tomó una profesión digna, para que muchas personas vivieran mejor. Cerca de tres mil niños y adolescentes privados de la vida normal por la guerra, el hambre y la devastación, pasaron por sus manos pedagógicas y su gran corazón. Pero acercándonos a su figura, ¿porqué eligió el camino más difícil y espinoso diario, superando las dificultades de los docentes y estudiantes, dejando con meticulosidad y gráficamente, descritas en sus obras?
En el libro "Banderas en las torres" Makárenko describen una vida colectiva real, él la creó, la Comuna Dzerzhinski, que en su obra se llama "Colonia 1º. de mayo". Habla de cómo la vida que estaba perdida y rota para esos niños, y como se convirtieron en personalidades únicas, brillantes, colectivistas disciplinados, responsables y miembros avanzados de la sociedad.
La prueba más convincente de la eficacia del sistema pedagógico Makárenko es que todos sus estudiantes abandonaran sus vicios llamados "lazos del pasado", puesto que muchos de ellos habían sido criminales, traidores, sinvergüenzas o perezosos ...
En un encuentro con sus lectores en el Palacio de la Cultura de Leningrado "S. M. Kirov", Makárenko dijo: "Yo realmente no creo, y estimo que mis alumnos fueran "moralmente defectuosos", y no habían sido defectuosos ni un solo día. Durante todo el tiempo con nosotros no hubo un día negro, no arrastraban problemas. No quiero decir que fue un milagro. Este hecho era la norma. Creo que bien tenemos que hablar acerca de los métodos defectuosos, porque las personas no son defectuosas ...".
En las Colonias y Comunas los alumnos participaron activamente en la reconstrucción del mundo y en su propia relación con "las leyes de la belleza". Belleza en la naturaleza y en la vida social, y esto está en armonía, evocando un sentimiento hermoso y sublime en el ser humano. La violación de las conductas morales era incondicionalmente considerado como un fenómeno atípico y repugnante.
Un gran papel lo constituyó mantener la limpieza y la higiene permanentemente. Especialmente en la plantación de las flores ornamentales. Esta estética aparición tuvo en cada alumno un gran impacto.
Teniendo en cuenta la educación sexual, como uno de los aspectos importantes de la educación moral, Makárenko dijo: "La educación sexual debe ser la educación del cariño, que es grande y de profundos sentimientos, sentimientos que decoran la unidad con la construcción de vida, de aspiraciones y esperanzas". Makárenko advertía que para él era extremadamente importante, poner en cuestión aquellos intentos de contraponer como una especie de rama educativa la educación sexual, al margen de la labor educativa. En estos asuntos, "no son decisivas ninguna de las técnicas independientes para la educación sexual, sin unirse de forma general con la labor educativa, en el panorama general educativo". Las relaciones mostradas abiertamente y plantear las cuestiones sexuales prematuramente, es signo de cinismo que vemos en todas partes en los adultos.
En el libro define claramente el papel del trabajo infantil. La conciencia de los valores sociales en la participación laboral, le hacía tener un papel perfecto en la educación. Cada niño iba teniendo la oportunidad de sentirse útil a la sociedad. Utilidad que pudo apreciar minuciosamente cada uno, y que fue un importante incentivo para trabajar.
"Mi principio básico ha sido siempre: en lo posible conseguir todos los requisitos para construir una persona, pero al mismo tiempo tener una estima constante con ella", dijo Makárenko. El requisito respecto de la persona, se manifiesta en la organización de colonos hacia la "vida humana plena": el trabajo, la educación, la recreación. A todos los chicos les hablaba en condiciones de igualdad. Makárenko trataba de organizar a sus equipos desde edad muy temprana, para que fueran conscientes de sus errores y corregirlos. En la Comuna Dzerzhinski era como uno de ellos, quizá más que otra sonrisa y una palabra amable de un compañero, pero les inculcaba a la vez una voluntad para observar la disciplina de hierro bolchevique, y superar las dificultades para suplir las necesidades con una integridad inquebrantable. En este caso, formulaba las demandas Makárenko para que cada uno fuera responsable de sus actos y él mismo respondía del cuidado de cada alumno.
"Banderas en las torres" está completamente imbuida de la idea del colectivismo, que contiene la solidaridad de la clase obrera. De ahí los ataques virulentos de los ideólogos burgueses, con gritos de "supresión de la personalidad", "de borrar su identidad", "de disolver a la multitud", etc. Sin embargo, los resultados positivos de Makárenko son innegables. Prueba de ello es que su actividad fue real, con personas vivas, los estudiantes de sus instituciones. De entre ellos surgieron trabajadores prominentes, directivos exitosos, portadores de galardones y héroes en la Gran Guerra Patria.
El hombre nuevo debe construirse "con una nueva manera de hacerlo", dijo Makárenko. Tuvo una fuerte resistencia de la burguesía y de los profesores eclesiásticos. Para ellos, el sistema era "ateo" y "no llevaba el hombre a Dios". Sin embargo, el fracaso de los métodos burgueses de la educación se observa con claridad desde hace más de veinte años, por no mencionar el hecho de que sigue siendo igual que antes de la llegada del poder soviético.
Makárenko antes de la revolución desarrolló una regla que siguió hasta los últimos días de su vida: "Me he hecho a mi mismo, dejar que otros me lean". Desafortunadamente, muy pocos están familiarizados con la obra de este talentoso innovador. Seguimos su obra, y es nuestro deber recomendar a todos los que no han leído sus obras, el estudio de una producción de obras de un ser humano verdaderamente excepcional. Esto ayudará más profundamente a comprender integralmente, el genio representado por las ideas y métodos que forman la base del legendario sistema educativo soviético, que es la envidia del mundo.
Otros artículos ver:
http://amistadhispanosovietica.blogspot.com.es/2010/04/makareno-la-vision-comunista-de-la.html
Подробнее: http://comstol.info/2012/10/obshhestvo/4862#ixzz2mFmu4boX
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