El pasado 17 de Enero se cumplieron 50 años del asesinato de Patrice Lumumba por las potencias imperialistas. Patrice Lumumba ha sido y será siempre uno de los mayores iconos de la legítima lucha de los pueblos contra el neocolonialismo. También ha supuesto uno de los principales asesinatos políticos del siglo XX, para vergüenza de aquellos países “desarrollados” que se dicen democráticos. Patrice Lumumba nació en 1925, en la región de Katako-Kombe, en el entonces llamado Congo Belga (1), la colonia que hasta 1908 había sido la finca privada del famoso genocida Leopoldo II (2). Patrice había sido periodista antes de convertirse en líder del pueblo congoleño. Al inicio, Patrice no creía en la posibilidad o necesidad de la independencia, aunque ya veía ver en sus artículos su falta de confianza en la palabra del hombre blanco. Hasta que en enero de 1959, estalla una revuelta popular en el Congo (de esas como la que hemos visto recientemente en Túnez, no creáis que nos pilla muy lejos). Es la época del proceso descolonizador en el mundo. Las autoridades belgas prometen la independencia y convocan unas elecciones para mayo de 1960, esperando que de éstas salga elegido un fiel lacayo de Bruselas. Pero hay un hombre que se llama Patrice Lumumba, que ha sabido deshacer, una por una, todas las mentiras e intrigas de los colonizadores, ganándose la confianza del pueblo congoleño, que ve en él a su portavoz. A la cabeza de una alianza de partidos nacionalistas (teniendo el concepto de nacionalismo, en este caso, su sentido más virtuoso, no como en otros casos). Patrice Lumumba se convierte en el primer ministro del Congo independiente. El día de la independencia, el 30 de junio de 1960, Patrice pronuncia un discurso inolvidable, con estas palabras: “Esta independencia del Congo, jamás ningún congoleño que sea digno de este nombre, podrá olvidar que fue lograda mediante la lucha (…) Esta lucha, que ha provocado lágrimas, sangre y fuego, estamos orgullosos de haberla llevado a cabo en lo más profundo de nuestro ser, porque fue una lucha noble y justa, una lucha indispensable, para ponerle fin a la humillante esclavitud que nos era impuesta por la fuerza. Habíamos conocido las ironías, los insultos, los golpes que debíamos aguantar por la mañana, a mediodía y por la tarde, porque éramos unos nègres(3)".
Evidentemente, este resultado no es del agrado del Imperio (sobre todo en Bruselas), porque Lumumba es un hombre que quiere hacer una política en interés de las necesidades del pueblo y no en interés de las potencias neo-colonizadoras. Esto, hoy en día, le habría valido ser tildado de “dictador” en Antena 3, Cuatro, Telecinco, El País, El Mundo, o en el medio de comunicación de masas (aunque tal vez sea mejor decir “medio de persuasión”), del cuño o color que sea. Previendo esta eventualidad, los belgas ya habían preparado alguna artimaña legal, gracias a las cuales, si bien Lumumba será primer ministro, no puede conseguir la mayoría en el senado congoleño, por lo que se ve obligado a compartir gobierno con un elemento leal a Bruselas, Joseph Kasavubu, que se convierte en presidente de la joven República.
Los imperialistas deciden ir a por Lumumba rápidamente. El Congo es un tesoro demasiado preciado para sus voraces apetitos de dominio, explotación y beneficio, a costa de lo que sea. Deciden jugar la carta del separatismo en la región de Katanga, en el sureste del país, para desestabilizar al gobierno. Allí, el ejército belga se permite intervenir, violando la soberanía del país, bajo la excusa de que allí hay unas revueltas (que como se demostró a posteriori, fueron provocados por el mismo general del ejército belga, Janssens). Huelga decir que los imperialistas suelen recurrir frecuentemente a esta táctica cuando quieren justificar una criminal intervención armada, desestabilizar un país, o simplemente trocearlo para obtener un mayor control. Lo hemos visto con Croacia, Eslovenia y Bosnia (si es que eso puede tan siquiera llamarse “país”) en el caso de la ex - República Federal de Yugoslavia, lo hemos visto con Lituania, Ucrania, Georgia… (paro de contar) en el caso de la ex - Unión Soviética, lo hemos visto con el caso de República Checa y Eslovaquia (separación decidida unilateralmente, sin que ningún checo o eslovaco la deseara), lo hemos visto con Chechenia en el caso de Rusia, lo hemos visto con esa cosa que llaman Kosovo en el caso de Serbia, y lo vemos ahora con el Tíbet y con la región del Oriente de Bolivia. Es repugnante ver cómo los amos del mundo juegan a los defensores del derecho de autodeterminación cuando responde a sus espurios intereses. Desgraciadamente para otros pueblos, como el saharaui o el palestino, acostumbrados a ser vejados o masacrados día sí y día también, parece ser que los amos del mundo no tienen la misma consideración para con ellos que la que tienen con monjes feudales tibetanos, montenegrinos, uigures o kurdos (claro que ahora mismo, la cosa cambia mucho en función de si el ciudadano kurdo ha nacido en el estado iraquí o en el estado turco).
Tras esta breve reflexión sobre cuestión nacional, vuelvo a la historia de Patrice. Con la intervención de los belgas, se declaró inmediatamente la proclamación del Estado independiente de Katanga (que iba a existir hasta el año 1963), con Moise Tshombe como presidente. Una región que, todo sea dicho, es inmensamente rica en minerales como cobalto, cobre, estaño, radio, uranio y diamantes. Hay revueltas en el norte de Katanga, en apoyo al gobierno central de Lumumba. El 20 de julio de 1960, Lumumba hace un llamamiento por radio: “Preferimos morir por nuestra liberad antes que vivir otra vez bajo la esclavitud. (…) En Katanga, algunos colonos (blancos) dicen: (el Congo) se hace independiente y todas sus riquezas van a servir a la nación de los negros. Hace falta que Katanga sea un Estado independiente.” Lumumba también denuncia al estado belga: “El banco central belga no solamente ha acaparado nuestro dinero, sino también nuestras reservas de oro. El gobierno congoleño acaba de anunciar que, si en un plazo de 15 días, el gobierno belga no los restituye, expropiaremos todos los bienes pertenecientes a los belgas. El pueblo espera de nosotros una mejora de sus condiciones de vida. Para nosotros, no hay independencia mientras no tengamos una próspera economía nacional para elevar el nivel de vida de nuestros hermanos.”
Las tropas belgas se niegan a retirarse del país. Por su parte, Washington y otras potencias europeas se han sumado al carro de la rapiña. La CIA y otros servicios de inteligencia reclutan a mercenarios congoleses y ofrecen cuantiosas subvenciones a los elementos leales al imperialismo. Ingenuamente, Lumumba cometió el error de recurrir a Naciones Unidas (ese organismo internacional que muchas veces nos parece estar investido de autoridad moral por su supuesto carácter “neutral”), con la esperanza de darle una solución al problema de Katanga. Las tropas de la ONU llegaron al país pero no apoyaron al gobierno central (de hecho, a la postre contribuirían a la desestabilización del país y al derribo de Lumumba). Lumumba decide pedirle ayuda a la Unión Soviética, que en el plazo de 6 semanas le envía una cuantiosa ayuda militar y alrededor de un millar de asesores técnicos, así como agentes militares. También insta al resto de líderes africanos a que se solidaricen con el Congo.
Apoyado por Bélgica, así como por los Estados Unidos y Francia, el presidente congoleño, Kasavubu, acusa a Lumumba de llevar al país a una guerra civil, y considera necesario revocarle de su cargo. Lumumba reacciona en la radio nacional: “Kasa-vubu ha traicionado públicamente a la nación (…) Es una maniobra de los belgas.” Al día siguiente, el gobierno decide anticiparse y destituye al presidente Kasavubu en un consejo extraordinario. Kasavubu reacciona designando a Joseph-Désiré Mobutu como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Inmediatamente, Mobutu da un golpe de estado orquestado por la CIA, afirmando que solamente está llevando a cabo una “revolución pacífica”. En situación de arresto domiciliario, Patrice decide huir el 27 de noviembre de 1960 hacia Stanleyville (ciudad conocida hoy como Kisangani), pero es arrestado por los soldados de Mobutu, que le llevan al campamento militar de Thysville. Posteriormente, el propio jefe de las fuerzas de la ONU, Kart von Horn, un hombre leal a Washington, haría las siguientes declaraciones: “Francamente, el país entero habría terminado en guerra civil si Lumumba hubiese llegado a Stanleyville”. Tenía motivos para pensarlo: más de la mitad del ejército se mantenía fiel al gobierno central. Lumumba tenía que morir si el neocolonialismo quería seguir dominando, y así lo ordenó el presidente de EEUU Eisenhower (sí, ese mismo al que tanto obedecía el Caudillo). Para llevar a bien esa operación, se envió al agente de la CIA Frank Carlucci, que luego sería Secretario de Defensa con Ronald Reagan. Lumumba fue trasladado a Katanga, donde fue torturado brutalmente por mercenarios europeos y congoleños traidores. El 17 de enero de 1961, un mercenario belga lo ató a un árbol en medio de un descampado, y fue ejecutado por un escuadrón del régimen de Tshombe. Nada hicieron las tropas de la ONU para impedirlo.
Por otra parte, según ha relatado recientemente el jurista belga Ludo Witte, se sabe que el rey Balduino del Bélgica recibió una carta de un coronel belga informándole de los planes de eliminación de Lumumba. El Rey no informó del contenido de la carta al gobierno belga, como le obligaba la Constitución belga. No solo eso, sino que mandó una carta a Moise Tshombe donde le dedicó todo tipo de elogios a él así como a los opositores a Lumumba.
Días antes, Patrice le había escrito a su esposa: "Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado, porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados".
El resto, puede que lo conozcáis: 37 años de dictadura, genocidio y destrucción, con el propio Mobutu arrebatándole el poder a Kasavubu. Pero ésa es otra historia.
Queden para el recuerdo estas palabras de Patricio Lumumba:
“Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres".
No podemos evitar, al menos de momento, que el imperialismo doblegue por la fuerza a los líderes que se niegan a arrodillarse ante el Imperio así como a los pueblos que luchan por su emancipación. Pero lo que sí podemos hacer es evitar que eso se haga en nuestro nombre, evitar que los crímenes del imperialismo se cometan con nuestro consentimiento. Para ello, es fundamental que mantengamos una actitud escéptica ante la propaganda con la que nos bombardean los principales medios de comunicación (medios de comunicación que son propiedad de grupos empresariales compuestos por elementos con los mismos intereses y la misma catadura moral que aquellos que derribaron y asesinaron a Lumumba).
2.- Hasta el año 1908, en que fue cedido al Estado belga, el entonces llamado Estado Libre del Congo era propiedad privada del rey Leopoldo II de Bélgica. Leopoldo II hizo fortuna con la producción de látex en Congo, después de que John Dunlop inventara el neumático de caucho. El rey belga impuso a los esclavos de su finca personal un ritmo de trabajo forzoso con cuotas de producción muy elevadas, obligando a la población indígena a trabajar en la obtención del caucho, mediante métodos coercitivos muy violentos y brutales prácticas de terror, como la mutilación, el asesinato o la amenaza de muerte. Era una práctica común el aplicar la amputación violenta en caso de desobediencia. Se calcula que durante los años de dominio de Leopoldo II sobre el Congo, fueron exterminados unos diez millones de nativos.
3.- Término francés equivalente en inglés a nigger
1 comentario:
No has dicho q patrice se presenció en USA para solicitar ayuda al país que hasta aqel entonces, el conocía como defensor de los derechos humanos y fue ignorado totalmente. De ahi su decision de pedir ayuda a la URSS
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