Escrito por Zhu Deng
Analizar la historia de dicha entidad, y su posterior desarrollo para explicar por qué los comunistas no podemos bajo ningún concepto “comprender” , y mucho menos “apoyar” dicha construcción del imperialismo.
La entidad sionista o Estado de Israel es una estructura debida al nacionalismo judío, sorprendentemente, al nacionalismo judío de izquierdas, los sionistas de entreguerras son socialistas y en algunos casos comunistas soviéticos, (en el primer viaje de Golda Meir a Moscú en 1948 se sorprende de ver la gran cantidad de miembros del Ejercito Rojo de familia judía que vienen a darle su apoyo). La concepción de estos militantes es fundar un estado socialista de corte soviético o similar en Palestina, ¿Por qué Palestina? Por ningún motivo religioso, al contrario que la extrema derecha judía (Jawotinsky, muy minoritaria) se elige Palestina porque ya hay un germen de granjas colectivas creada en la primera inmigracion judía a Palestina. Así pues tenemos un movimiento nacionalista de izquierdas que pretenden formar un estado socialista ligado a la Unión Soviética, al menos de manera formal. ¿Qué tenemos al otro lado?
Pues nada menos que al Imperio Británico, muy mermado eso sí, pero Imperio todavía, pues controla conjuntamente con Francia, todo el norte de África, Arabia Saudita, Siria, Transjordania, Irak y el Líbano, controla a sus gobiernos por medio de reinos títeres y controla sus ejércitos por medio de oficiales incrustados. Al Imperio no le hace mucha gracia la infiltración de elementos bolcheviques en su mandato en Palestina, (en ese momento la identificación con Palestina de los sionistas socialistas es clara, ellos mismos se autodenominan “palestinos”). La composición social de la Palestina colonial es latifundista con terratenientes que arriendan sus tierras a pobres campesinos sin preocuparse de su mísero nivel de vida. La llegada de los socialistas provoca una convulsión y un rechazo entre la población, mayoritariamente musulmana y de costumbres medievales. Los socialistas traen nuevos métodos de trabajo, propugnan la abolición de la propiedad privada y la emancipación de la mujer, lo que cho frontalmente con la concepción de la vida de un país musulmán anclado en el medioevo.Terminada la II GM, la agencia judía tiene prisa por enviar a los supervivientes del exterminio nazi a Palestina. Naturalmente los británicos, totalmente comprometidos con los gobiernos de las satrapias árabes que ellos mismos sostienen, se niegan.
Después de una sorda guerra de guerrillas, los británicos ceden y la ONU acuerda un plan de partición por el cual, los judíos tendrán las tierras sobre las que ostenten títulos de propiedad y los árabes el resto. Es un mal acuerdo pero una acuerdo al fin y al cabo, el problema es que ni el Imperio Británico, ni sus sátrapas quieren tener ni por asomo en su seno a un estado bolchevique, apoyado por la Unión Soviética, todavía no se ha declarado la guerra fría y los yanquis y soviéticos mantienen una “luna de miel” que no tardara en romperse, en este contexto los israelíes proclaman, según lo acordado en la ONU, su independencia, que es inmediatamente reconocida por la URSS y los Estados Unidos. Como es de esperar, el Imperio Británico y sus auxiliares les declaran la guerra. Inmediatamente la Unión Soviética hace llegar a los sionistas socialistas gran cantidad de material de guerra, mientras los Estados Unidos, que en realidad no se hacen mucha idea de lo que pasa, dudan, pero el lobby judío en USA, mueve sus hilos y decanta al gobierno Truman hacia el estado hebreo.
Este detalle será determinante en la evolución de la situación. El gobierno sionista socialista no se conforma con lo establecido en el plan de partición, sobre todo a partir de la segunda tregua cuando comienza a llegar gran cantidad de material de guerra norteamericano. Está claro que quien paga, manda. Así pues, se saltan el acuerdo de la ONU y ocupan gran cantidad de terreno correspondiente al Estado árabe de Palestina, al mismo tiempo las presiones de los Estados Unidos sobre su aliado británico hacen que éste retire su apoyo a los reinos árabes. El resultado es la derrota de los ejércitos árabes a manos de la bien pertrechada maquinaria israelí, armada “a la americana”. Los sátrapas árabes, que siguen siendo títeres del Imperio, ocupan militarmente los despojos del estado árabe palestino, Egipto la franja de Gaza y Transjordania, Cisjordania.
El triunfo del lobby judeo-americano es evidente, gracias a sus aportaciones e influencia política ha conseguido que el gobierno americano apoye sin condiciones al nuevo estado, pero esto no será gratis. En 1949 da comienzo la guerra fría y los sionistas socialistas dejan de tener influencia en el carácter del nuevo estado. Por otra parte la guerra fría hace que vayan cayendo uno a uno los reinos árabes tributarios del Imperio y siendo sustituidos por regímenes nacionalistas de corte “socialista árabe” que naturalmente son recibidos con los brazos abiertos por Moscú. Para 1956 el cambio de alianzas es total, por un lado los estados árabes son todos repúblicas “socialistas” con partido único, mientras que Israel se va convirtiendo poco a poco en un trozo de Manhattan. Los socialistas sionistas quedan como piezas de museo, exhibidos como en un zoo. El estado hebreo se convierte de hecho en una colonia yanqui, o mejor dicho en una sucursal del lobby judío norteamericano.
Conclusión, la actitud de los comunistas frente a la entidad sionista la dejó clara el camarada Stalin: apoyo cuando llevaban la vía socialista y confrontación como enemigos de clase e instrumentos del imperialismo. Desgraciadamente para ellos y sobre todo para los palestinos, la entidad ha ido degenerando hasta convertirse en una base norteamericana en la práctica. No se sabe ya quién domina a quién, si el lobby judío al estado yanqui o viceversa, la prueba palmaria es la incapacidad del gobierno yanqui de hacer la minima critica a las políticas agresivas de sus “socios”.
Desde el ideario comunista la única solución seria el establecimiento de un estado auténticamente socialista en Palestina, donde las diferencias de etnia, si es que existe alguna, pues ambos son semitas, estuvieran excluidas. El actual estado de Israel es una entidad ultracapitalista, religiosa y agresiva, instrumento o cerebro de la política yanqui.
Como observo cierto prejuicio hacia el actual estadio de desarrollo árabe, les diré a los camaradas que en esta tesitura, la postura comunista pienso que debe ser la de apoyo a los movimientos marxistas dentro del mundo árabe y colaboración matizada con los movimientos de corte religioso revolucionario (“los enemigos de mis enemigos, son mis amigos”). Cada pueblo tiene que superar por si mismo su nivel de contradicciones, las revitalizaciones religiosas como las del islamismo radical se dan allí donde las fuerzas socialistas no se han sabido imponer. Es una constante histórica, que da para tema de otro post.
Mi postura personal es la de apoyar a los movimientos revolucionarios palestinos, no la de “comprender” a los imperialistas y sus instrumentos.
3 comentarios:
Yo pienso que debería haber un solo estado, democrático y laico (dificilmente será socialista por ahora ). Incluso podría denominarse Israel y Palestina (con nombres compuestos existen otros paises ),ya no hay sionismo de izquierda ni kibutzim ni nada de aquello por lo que un día Israel gozó de cierta simpatía, hoy es un estado fascista, gobernado por el lobby judío de Wall Street al servicio del imperio yanki
Totalmente de acuerdo. Pero también es un hecho que el socialismo es la solución al entendimiento entre los pueblos, el internacionalismo proletario.
Israel se lo gano a ese pequeño territorio fue perseguido , torturado , y mas cosas que ni pronuncias se pueden . Esa parte antes hera puro decierto y apantano ellos lucharon siempre por esa parte
.Tambien es malo que los palestinos se queden sin tierras pero si es que harian pasificamente la protesta sieria mucho mas facil encabmio lo hacen con atentados , muertes injustas y mas
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