3 de mayo de 2016

Actualización del Partido Comunista de Cuba: Los nuevos (y no tan nuevos) líderes de Cuba


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Por William M. LeoGrande*, publicado en el Progreso Semanal, 27 de abril de 2016

Aludiendo a su propia mortalidad, Fidel Castro dijo a los delegados al VII Congreso del Partido Comunista que él fundó que ese probablemente sería su último discurso en una reunión de este tipo. Cuando los miembros del nuevo Comité Central fueron anunciados al día siguiente, Fidel no estaba entre ellos.

La sucesión generacional es una prioridad en la agenda de la dirigencia de Cuba, todavía dominada al más alto nivel por los “históricos”  –la generación que combatió de conjunto contra la dictadura de Batista y fundó el régimen revolucionario. En el anterior Congreso del Partido en 2011, Raúl Castro hizo hincapié en la necesidad de construir un contingente de hombres y mujeres jóvenes experimentados para la inevitable sucesión. Para suavizar la salida de la vieja guardia, introdujo límites a los mandatos de los cargos más altos del gobierno y del partido –no más de dos períodos de cinco años– y se comprometió a cumplir él mismo con el límite y dejar la presidencia en 2018.


En el Congreso este mes, Raúl reiteró la importancia de rejuvenecer el partido. Un liderazgo envejecido “nunca fue positivo”, dijo, recordando a los oyentes que tres dirigentes del Partido Comunista soviético murieron a los pocos meses el uno del otro pocos años antes de que colapsara. Por tanto, Castro propuso que 60 fuera la edad máxima de admisión en el Comité Central, y 70 sería la edad máxima para asumir cualquier posición de liderazgo.

Sin embargo, la renovación de la dirección implicará un “período de cinco años de transición para evitar hacer las cosas de prisa”, explicó Castro, haciéndose eco de su consigna para la actualización de la economía: “Sin prisa, pero sin pausa”. La combinación de viejos y jóvenes se hizo visible en el nuevo Buró Político. Sólo dos de los catorce miembros en el órgano anterior quedaron fuera –el general Abelardo Colomé Ibarra, quien se retiró como ministro del Interior en octubre de 2015 debido a su mala salud, y Adel Yzquierdo Rodríguez, quien fue removido como Ministro de Economía y Planificación en 2014.

José Ramón Machado Ventura, el arquitecto del aparato del partido a lo largo de décadas anteriores, retuvo su puesto como segundo secretario, a pesar del hecho de que es ampliamente considerado como un conservador, escéptico de la reforma económica. En 2013, Machado dejó el cargo de primer vicepresidente del Consejo de Estado, sustituido por el aparente heredero Miguel Díaz-Canel. La retención de Machado como segundo secretario del partido sugiere que Raúl Castro tiene la intención de mantener la unidad en la cúspide  –a pesar de las diferencias de opinión– a medida que el partido navega por las aguas políticamente traicioneras del cambio económico.

Se añadieron cinco nuevos miembros jóvenes y sus profesiones señalan los asuntos que la dirección ve como críticos de cara al futuro. Tres son tecnócratas: uno es ministro de Salud, otra trabaja en la biotecnología, y otra más trabaja en tecnología de la información –todos ellos campos de alto valor añadido que Cuba espera que formarán la base de su economía del siglo 21. Los otros dos nuevos miembros son los líderes de la federación de sindicatos y la federación de mujeres, organizaciones que, entre ellas, comprenden a casi todos los adultos cubanos. La inclusión de estos dos líderes es evidencia de la necesidad del partido de mantener los oídos pegados a la tierra en busca de signos de alerta temprana del descontento popular, desatado por las reformas económicas.

La composición del nuevo Comité Central también sugiere cómo el liderazgo está preparando a su equipo para el futuro. Veinticinco por ciento del antiguo comité fue sustituido, pero el número de miembros se amplió de 116 a 142 para acomodar la adición de 55 miembros más jóvenes, todos por debajo de los 60 años, con lo que el promedio de edad del cuerpo es de 54,5  –más joven que el comité elegido en 2011. El nuevo comité tiene también 44,4% de mujeres, comparado a un 41,7% en 2011 y solo un 13,3% en 1997; y el 35,9% de afrocubanos, comparado a 31,3% en 2011 y solo un 10,0% en 1997.

El Comité Central del partido representa un grupo ampliado de líderes, cuyos miembros suelen tener otros puestos importantes en diversas instituciones del Estado. La relativa influencia burocrática de estas instituciones se puede ver en el cambio de la composición del Comité Central.

El mayor aumento de la representación en el nuevo comité es para los funcionarios públicos que trabajan en los campos económico y científico. Ellos representan el 23,2% del nuevo Comité Central, frente a sólo el 19,8% del comité de 2011. Presumiblemente, estas personas tienen una mentalidad más tecnocrática, y son más propensos a apoyar la reforma económica. La representación del aparato del partido aumentó sólo ligeramente, al 32,4% de la comisión, comparado con el 31,0% en 2011.

Contrariamente a los expertos que insisten en que el régimen cubano en realidad está dirigido por los militares, las fuerzas armadas y la policía fueron los grandes perdedores en la renovación del Comité Central. A pesar de que el comité se amplió de 116 a 142 miembros, el número de funcionarios militares y de seguridad disminuyó en términos absolutos. Ellos comprenden solo el 9,2% de los miembros, por debajo del 13,8% en 2011. Por otra parte, la tendencia a largo plazo en el número de funcionarios militares y de seguridad en activo en el Comité Central ha sido descendente desde 1965.

Fidel Castro no fue el único Castro prominente no incluido en el nuevo Comité Central. Ni el hijo de Raúl, el coronel Alejandro Castro, quien negoció el acuerdo del 17 de diciembre para normalizar las relaciones con Estados Unidos, ni la hija de Raúl, la activista LGBT Mariela Castro, fueron incluidos. Su ausencia fue, sin duda, una decepción para los opositores a la apertura de EE.UU. a Cuba que han estado prediciendo que Alejandro iba a suceder a su padre, consolidando así una dinastía de la familia Castro  –una Corea del Norte en el Caribe.

El nuevo Comité Central del Partido Comunista de Cuba refleja las prioridades y el estilo de su primer secretario. El propio partido mantiene el papel principal, pero el comité tiene una inclinación más tecnocrática, posicionándola para las complejas tareas económicas que tiene delante.

Combina una gran y nueva cohorte de miembros más jóvenes, al tiempo que conserva un núcleo de ancianos con experiencia, para suavizar la transición generacional. El aumento de la representación de mujeres y de afrocubanos refleja el importante papel de ambos en la sociedad y la política, lo cual conecta al partido con estos electores clave. En resumen, la nueva dirección es un ejemplo de un partido que se actualiza a sí mismo para el futuro, sin renunciar a su pasado.

* William M. LeoGrande es coautor con Peter Kornbluh de  “Diplomacia secreta a Cuba: la historia oculta de las negociaciones entre  Washington y La Habana”.

Fuentes:

“Comité Central del Partido elegido en el VI Congreso”, Granma, 20 de abril de 2011; 2016.  
“Presentan nuevo Comité Central del Partido”, Granma, 19 de abril de 2016

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