21 de diciembre de 2010

La medicina socializada

Escrito por el Dr. Raúl Felipe Cálix.

Conferencia impartida en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en 1971. Publicada en la Revista Médica de Honduras, volumen 39, páginas 27 y siguientes.


Para hablar sobre este tópico es necesario referirse al carácter de la Medicina en la Unión Soviética, a la forma en que ésta llega hasta las amplias capas de la población.

En este país la Medicina es socializada y se caracteriza por ser inminentemente preventiva, popular, gratuita y calificada. Su carácter preventivo descansa en la tesis de que es mejor para el organismo humano prevenir que curar una enfermedad. Este aspecto enlaza íntimamente la Medicina con el sistema social imperante, con los conceptos y categorías ideológicas y morales existentes.

El carácter preventivo de la Medicina soviética no es una medicina esporádica o experimental aplicada al azar y en contradicción con el medio. Esa profilaxis se aplica en toda la línea, desde la organización de la Salud Pública hasta los problemas de la táctica y estrategia médica, en la curación.

Veamos esto último en un ejemplo concreto y analicemos cual es la actitud de los médicos soviéticos respecto al empleo de antibióticos: en la U.R.S.S. las dosis masivas de antibióticos se emplean en casos excepcionales, como una peritonitis generalizada o una septicemia; se trata de sustituir el antibiótico por otros fármacos o procedimientos médicos cuyo empleo sea menos peligroso ya que para el médico se acrecientan dos problemas enormes, como son los pacientes alergizados y las floras resistentes. Si la enfermedad surge se trata, no solo de cortarla momentáneamente, sino de prevenirla para el futuro utilizando los medios más diversos.

La Medicina en la U.R.S.S. está orgánicamente ligada con las demás estructuras del sistema socialista, sin las cuales sería imposible su carácter preventivo. La atención que el Gobierno presta a la Salud Pública es colosal pues en la Unión Soviética existe una red de miles de hospitales, la que abarca hasta los últimos rincones del país. Existen centenares de institutos médicos de investigación científica, millones de técnicos médicos, especialistas y científicos; decenas de fábricas de medicamentos, instrumentos, aparatos y materiales médicos.

El trabajo está normado por prescripciones y conceptos médicos fijados por la ley. Por ejemplo, hay un sinnúmero de enfermedades que ameritan un cambio de trabajo o la suavización de este último: la úlcera séptica y las enfermedades neurospíquicas están en esta lista. Es más, en las ciudades y aldeas de la U.R.S.S. existen supermercados especiales donde se venden raciones dietéticas bien balanceadas para las enfermedades que así lo exigen. Igualmente, existen los comedores dietéticos.

Los enfermos con deficiencias cardíacas tienen derecho a vivir en los tres primeros pisos de los edificios, para evitar las subidas y la manipulación en el elevador [ascensor]. Para el caso, los enfermos con tuberculosis tienen derecho a un apartamento aislado provisto de todas las comodidades. Y así existen miles de cláusulas en los códigos de trabajo y de salubridad pública que constituyen un poderoso factor en la profilaxis de las enfermedades.

En la actualidad existe en la Unión Soviética la semana laboral de 5 días con 2 de descanso. Esto ha traído consigo el aumento de la red de casas de descanso, de sanatorios y balnearios auspiciados por el Ministerio de Salud con el objeto de propiciar al pueblo un descanso activo, variado y adecuado a las necesidades específicas de cada individuo.

En un país tan desarrollado como la U.R.S.S. el auge industrial trae consigo el traumatismo industrial y las enfermedades profesionales. Para prevenir éstos se ha desplegado una gran labor profiláctica en las fábricas y koljoses; cada día se instalan nuevos centros de investigación científica-médico-laboral para que la prevención médica marche al unísono con el auge industrial.

La diferenciación económica en cuanto a la calidad y dureza del trabajo, es bien marcada en la U.R.S.S.; así es como los profesionales y obreros sometidos a condiciones laborales más pesadas o insalubres devengan, no solo un sueldo más elevado, sino que tienen prioridad en cuanto al descanso en los mejores balnearios y sanatorios, así como también a una atención médica bien calificada. Estos centros laborales tienen condiciones higiénicas óptimas, viviendas sumamente cómodas para estos trabajadores y se pensionan [jubilan] a la edad de 55 años, mientras que los demás lo hacen a los 60 los hombres y a los 50 las mujeres. Este es el caso de los mineros, de los trabajadores de la industria química, de la industria atómica, etc.

Sería imposible hablar de Medicina Preventiva sin hablar de deporte. Esto último se convierte en factor determinante de la primera, siempre y cuando sea masivo, variado, científicamente y técnicamente fundamentado y goce, además, de la protección multilateral del Estado y de las organizaciones sociales. Este es el carácter que reviste el deporte en la Unión Soviética, que le ha permitido crear una juventud sana, fuerte y culta. El deporte se practica allá a nivel de la fábrica, del koljoz, de la escuela, de la Universidad, de la oficina y de la institución científica.

Para no alargar nuestra charla no mencionaremos con detalle los baños a vapor rusos que existen en cada barrio y que es practicado por el 80% de la población. Tienen enorme importancia en la profilaxis de las enfermedades de la piel, cardiovasculares y respiratorias.

Decíamos que la Medicina Soviética está indisolublemente ligada y, a su vez, determinada por todas las realizaciones de la sociedad socialista. Empecemos por el descanso de los trabajadores. Independiente de su profesión o calificación técnica los soviéticos tienen derecho a un mes de vacaciones cada año y los que se dedican a la docencia gozan de dos meses de vacación. Este descanso es subvencionado casi en un 50% por los sindicatos. Los balnearios y las casas de descanso tienen todo lo necesario, no sólo en comodidades, sino en supervisión médica para proporcionar un descanso reparador que prevenga a la vez una serie de enfermedades. En este aspecto tienen una enorme importancia los sanatorios donde descansan decenas de miles de ciudades con diferentes enfermedades crónicas.

No podemos pasar por alto las características de la construcción en la U.R.S.S., que es planificada a largo plazo y en función, antes que nada, de la Salud Pública. Así, por ejemplo, las fábricas o industrias que ensucian con sus desechos la tierra, la atmósfera y las aguas, solo pueden ser construidas en el así llamado anillo exterior de la ciudad, situado a varios kilómetros del núcleo poblacional, de preferencia hacia donde sopla el aire de la ciudad. Los médicos sanitarios vigilan constantemente porque en los centros laborales no se sobrepasen los índices o normas que puedan afectar la salud. La urbanización de las grandes metrópolis soviéticas juega un gran papel en la profilaxis pues nadie construye donde se le antoja, sino de acuerdo a un plan; así es como surjen ciudades con amplias calles, bien forestadas, que permiten la amplia circulación del aire.

El hacinamiento no existe en la U.R.S.S.; ningún ciudadano puede tener un cubometraje menor de 9 metros cúbicos per cápita, cantidad de vivienda que responde a las íntimas exigencias modernas.

La aldea soviética no está en desventaja respecto a la ciudad pues los médicos rurales o "felshers" se encuentran hasta en las más apartadas de ellas. Además, la Aviación Sanitaria de la U.R.S.S. es tan eficaz y rápida que aún en las duras condiciones invernales de la taiga o de la tundra, en cuestión de horas transporta los enfermos graves a los hospitales regionales y urbanos. Sería imposible abarcar en una charla tan corta los factores que determinan el carácter profiláctico de la Medicina Soviética; basta mencionar dos factores importantísimos, como son:

1) Gracias a tal carácter la Medicina en ese país ha logrado el promedio de duración de la vida más alto del mundo: 70 años y

2) En un país tan grande se han erradicado completamente un sinnúmero de enfermedades: paludismo, poliomielitis, encefalitis, enfermedades parasitarias, enfermedades venéreas, etc.

En los actuales momentos con todas sus fuerzas tienden a mejorar, desde el punto de vista clínico y organizativo, todo el sistema de diagnóstico temprano de las enfermedades más peligrosas y extendidas. En este sentido los esfuerzos principales se concentran en la lucha contra el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la cofagenisis y las enfermedades profesionales. Con este objeto existen, independientemente, los dispensarios oncológicos encargados de llevar un control total, periódico y obligatorio, de todos los ciudadanos, bien sea en los centros laborales o bien en las instituciones docentes o de investigación. A este nivel se verifica una intensiva propaganda médica destinada a elevar el nivel cultura de la población; en este sentido la radio y la televisión desempeñan un papel enorme.

El cuidado y la protección de la madre y del niño empiezan desde la gestación misma; para ésto funcionan infinidad de centros gineco-obstétricos y pediátricos que no permiten que a lo largo y ancho de ese país nazca un tan solo niño fuera de los hospitales, donde se les da una atención médica especializada. La madre recibe vacaciones por 52 días antes y 52 días después del parto, con sueldo de 100% y durante esos períodos se encuentra bajo la observación médica intensiva. Los jardines de infancia y las casas cunas no sólo permiten a los padres trabajar sino que garantizan al infante soviético educación eficiente y una salud total a base de control estricto de los sistemas de vacunación, alimentación y vigilancia médica general.

El control de la salud de la población está garantizada gracias al principio organizativo de la territorialidad, es decir, que los complejos policlínico-hospitalario tienen a su cargo un número determinado de habitantes de su región respectiva. Estos no tienen derecho, excepto en caso de emergencia, a tratarse en otro hospital que no sea aquel en el que está inscrito. Si el paciente necesita ayuda médica más calificada se remite al centro adecuado. Este sistema evita la aglomeración de enfermos en unos pocos centros y a su vez permite un control y una atención más efectivas.

Analicemos ahora el segundo carácter de la Medicina Soviética: su popularidad. Con ello se quiere decir que la Medicina está al alcance de los 250 millones de habitantes de la U.R.S.S. En este terreno han sido grandiosos los buenos éxitos que se han conseguido. Dan una idea de ello las siguientes cifras: existen alrededor de 400 habitantes por médico, el índice más alto del mundo después de Israel.

En la Unión Soviética no se observa un fenómeno muy peculiar en Occidente: la concentración excesiva de médicos en las grandes ciudades, en detrimento de las regiones sub-urbanas y rurales. Esta distribución se regula a base de leyes establecidas y de estímulos económicos y técnico-profesionales, es decir, que a aquellos médicos que trabajan en la periferia les pagan mejores sueldos y gozan de prioridad en cuanto a las oportunidades para superar su calificación profesional.

El Gobierno, a su vez, está haciendo un desplazamiento del centro a la periferia; así se están creando multitud de institutos especializados en el corazón mismo de Siberia y de las regiones esteparias; ahí se instalan, también, grandes combinados médico-industriales. Los aparatos modernos y las últimas adquisiciones de la Medicina se distribuyen equitativamente en todas las regiones; así, por ejemplo, se encuentran "riñones artificiales" para hemodiálisis tanto en Moscú, como en Vladivostok o en Bakú. Lo mismo sucede con los especialistas.

Una de las manifestaciones más soberbias de la popularidad de la Medicina Soviética es la protección general y total que reciben los viejos y los inválidos. Después de los 60 años (o de los 55 para las profesiones pesadas) todo ciudadano recibe una pensión hasta el fin de sus días, el monto de la cual es proporcional al sueldo devengado (cerca del 50-100%). Para los inválidos existen leyes especiales de evaluación de las pensiones. En los últimos años se ha instituido que aquellos inválidos que han perdido sus dos extremidades inferiores se les hace entrega de un automóvil con mecanismos automáticos para ser guiados sólo con las manos.

Aunque la U.R.S.S. es un país que tiene 22 millones de kilómetros cuadrados, con inmensas zonas inhóspitas (como la tundra donde el frío llega a 70º bajo cero o las regiones esteparias o desérticas) aún en estas últimas regiones sus habitantes gozan de una atención médica calificada gracias, en primer lugar, a un servicio eficiente de emergencia, como lo es la aviación sanitaria que transporta los pacientes a los grandes centros hospitalarios en pocas horas. La aviación sanitaria tiene a su disposición centenares de helicópteros, avionetas e, incluso, aviones de retropropulsión para las regiones polares. En segundo lugar, existen los Médicos Rurales o "felshers" que se encuentran hasta en las aldeas más alejadas. El "felsher" pertenece a una profesión paramédica y se caracteriza por lo siguiente:

1) tener sólidos conocimientos en cuestiones de salubridad, sobre todo en epidemiología,

2) tener capacidad y autorización para tratar las enfermedades más extendidas en dicha región,

3) tener capacidad para tratar la mayoría de los casos de emergencia y

4) poseer capacidad y autorización para clasificar y remitir los pacientes a los centros hospitalarios.

La existencia de ellos ha permitido, en gran parte, que la U.R.S.S. haya erradicado muchas enfermedades y que en el pueblo se haya creado una alta cultura sanitaria, que de por sí es un poderoso factor profiláctico.

El tercer carácter de la Medicina Soviética es su gratuidad. Esta cuestión vale analizarla por cuanto abundan las malas interpretaciones. Empecemos por decir que en la U.R.S.S. la medicina es gratuita en todos los niveles y para toda persona residente en ese país. No solo es gratuita la consulta y la atención médica, las medicinas y los hospitales sino que lo son igualmente los viajes, la permanencia y curación en sanatorios y balnearios; gratuitos son los asilos para los ancianos con enfermedades crónicas que no tengan familiares o que no quieran vivir con ellos.

Algo importantísimo es el hecho que los soviéticos conservan durante su enfermedad la totalidad de su sueldo, independientemente de las causas de ésta. Una aspirina, una operación en el cerebro o un transplante de riñón vale lo mismo en la Unión Soviética, es decir, ¡nada!

Un hecho importante para que la población reciba una atención médica gratuita y calificada es que el transporte es sumamente barato, lo que permite un desplazamiento masivo de la población (el pasaje en avión o en tren vale lo mismo).

¿Cuáles son las premisas principales de la Medicina Socializada? En primer lugar, un alto presupuesto y, en segundo lugar, un ejército gigantesco de cuadros técnicos. Para formarnos una idea de la enorme cantidad de médicos especialistas citamos las cifras siguientes: en la actualidad existen alrededor de 50.000 cirujanos y en la Rusia zariana apenas había 1.000; hay 85 Institutos de Medicina; existen, además, los Centros de Investigación Científica, Academia de Ciencias, en los que se preparan especialistas de alta calidad, por lo general consejeros científicos de hospitales investigadores.

Sólo Institutos Quirúrgicos de Investigación Científica de la Academia de Ciencias existen más de una docena en Moscú; Hematológicos en Jarkov, Leningrado, Tashkent, Lbad, Moscú; de Traumatología y Ortopedia en Leningrado, Kiev, Jarkov, Moscú, Svierlovsk, Kazan; institutos de emergencia de investigación se encuentran en casi todas las grandes ciudades; los Institutos Oncológicos se encuentran en Kiev, Moscú, Leningrado y Jarkov y se les dedica especial atención dada la alta frecuencia del cáncer. Existen varios Institutos de Neurocirugía, de Cirugía Cardiovascular y Cirugía Pediátrica. He mencionado las subespecializaciones de una de las ramas de la Medicina. Como vemos, hay una repartición equitativa de estos centros en todo el territorio soviético.

En cuanto a la preparación de cuadros técnicos existe la tendencia a la superespecialización. La primera gran división existente es en médicos sanitarios y médicos terapeutas, estos últimos dedicados a la curación en el más amplio sentido de la palabra; los primeros se dedican exclusivamente a los problemas de la organización de la salud pública. Unos y otros estudian en institutos diferentes y con programas distintos. Los médicos terapeutas se subdividen en pediatras y médicos del adulto. La especialización comienza en el 4º año de la Facultad. En lo referente a las especializaciones de postgraduado existen:

1) El postgraduado puramente práctico llamado "ordinatura". Lleva 2 años y su objetivo es preparar médicos en una rama especializada donde adquiere los últimos conocimientos y técnicas, sin defensa de tesis de grado. Después irá a trabajar como especialista a los centros hospitalarios.

2) El postgraduado con preponderancia teórica llamado "aspirantura". Dura 3 años y durante ellos debe escoger un tema bien específico para desarrollarlo y comprobarlo casuísticamente con conclusiones que no se repitan ni en la literatura soviética ni extranjera. Se corona defendiendo una tesis de grado para adquirir el título a candidato a Ciencias Médicas. Esta clase de especialista es dedicado a la investigación científica ligada o no a la clínica o al trabajo práctico.

Para lograr la oportunidad de ser uno de éstos es necesario tener no sólo un magnífico curriculum sino, también, pasar un concurso de selección. De tal manera que es la gente más capaz la que hace y dirige la Ciencia y la Técnica; la rutina se deja para los menos capaces. La no comercialización de la Medicina impide el imperio de la rutina. Una de las formas más efectivas para luchar contra este mal es el plan de superación médica existente, el que consiste en renovar constantemente los conocimientos y técnicas de la masa de los médicos. Con este objeto se han creado en las principales ciudades Institutos de Superación Médica donde se reciben cursos de diferente duración. Los catedráticos son los científicos más renombrados; además, los médicos son distribuidos durante estos cursos en las mejores clínicas y centros científicos bajo planes exclusivamente individuales.

Otra forma de superación es la llamada "Comandiriock" o sea el intercambio de médicos a nivel de hospital, ciudades, etc., o giras de científicos y organizadores del centro a la periferia.

Existe, además, una serie de medidas organizativas insustituibles para la superación profesional y la evolución de la Medicina. Por ejemplo, la autopsia es general y obligatoria; esto de por sí comprueba la calidad de la clínica, el diagnóstico y el tratamiento, lo mismo que la calidad individual de cada especialista y la forma de organización de la Medicina. Las divergencias entre el diagnóstico anatomopatológico y el clínico son objeto de análisis minuciosos y severos; estos análisis son fuente de conclusiones y medidas prácticas valiosas. Para ello se reúnen por lo menos 2 veces al mes en conferencias anatomoclínicas, a las cuales es obligatoria la asistencia de todos los médicos, del hospital.

En la U.R.S.S. las asociaciones no son por profesión sino por especialidades. Así tenemos las asociaciones de cirujanos, de pediatras, de urólogos, de dermatólogos, de ginecólogos, etc., que funcionan a nivel de ciudad, región, provincia, república y de toda la Unión. En las ciudades se reúnen semanalmente y su objetivo es presentar los casos más interesantes en su rama y para otros objetivos científicos. Estas sociedades sobrepasan los congresos a diferentes niveles.

Ahora hablemos a grosso modo de la organización de la Salubridad Pública. La unidad principal es el complejo policlínico-hospitalario que existe desde hace alrededor de 10 años; antes de este tiempo existían aisladamente las policlínicas.

El papel de la policlínica consiste en realizar todo el trabajo ambulatorio (curaciones, tratamientos, etc.), clasificar los enfermos para hospitalización en base de consultas especializadas, es decir, que sus gabinetes son atendidos no por médicos generales sino por especialistas; esta policlínica tiene en sus archivos todas las fichas de los habitantes de su región y lleva el control de la salubridad en general (vacunaciones, exámenes generales, etc.) Como unidades aparte existen en cada barrio los Dispensarios Oncológicos, Tisiológicos, Gineco-Obstétricos y Pediátricos. Aisladamente existen las llamadas Estaciones Epidemiológicas.

Los hospitales adjuntos a las policlínicas pueden ser generales, terapéutico-quirúrgicos o semiespecializados, ya que los especializados existen como unidades independientes.

Vale la pena anotar que los centros de producción, como las fábricas y los koljoses, así como los centros docentes y los grandes centros administrativos, tienen los llamados Puntos Médicos ("Med-punct"), exclusivamente dedicados a los casos de emergencia, a tratamientos sintomáticos y a la propaganda Médico-Sanitaria.

La autoridad administrativa máxima es el Ministerio de Salubridad, del cual dependen los Ministerios de Salubridad de las 13 Repúblicas Federadas, la Academia de Ciencias Médicas y los Institutos Unificados de Investigación Científica.

De los Ministerios de las Repúblicas dependen los hospitales regionales, provinciales, urbanos, locales, rurales, los dispensarios, los puestos médicos, los sanatorios y balnearios ubicados en su territorio. Adjuntos a los Ministerios y, en general, a los hospitales, funcionan los Consejos Científicos "Nauchnie Sovieti", encargados de los problemas científico-técnicos.

Esto es lo que, a grosso modo, podemos decir acerca de la Salud Pública en la U.R.S.S.

12 de diciembre de 2010

Dos claveles para el camarada Stalin

Movimiento Por la Unión Soviética

www.sovinform.ru


¡Larga vida y prosperidad a nuestra patria! (cartel de 1949)

El Kremlin se ha preparado para la campaña de la “desestalinización”. Ésta ya la hubo cuando
intentaron borrar el nombre de Stalin de nuestra historia, intentaron ensuciarlo, intentaron
de acusarle de represiones ilegales y de crueldad. ¿Dónde están estas personas hoy? Unos
se pudren en el cementerio de la historia, y nadie se acuerda de ellos, otros aún vivos están
malditos por su pueblo.

Los actuales lacayos proamericanos instalados en el Kremlin les falta comprender que Stalin
siempre permanecerá en los corazones del pueblo soviético y ruso. Y cuanto más denigran
el nombre de Stalin, cada vez más se levanta la figura del padre y del jefe del pueblo, del
generalísimo victorioso de la Unión Soviética.

En el aniversario del nacimiento de I.V. Stalin, el 21 de Diciembre de 2010, a las 11:00 horas
iremos a su monumento en la Plaza Roja y depositaremos allí dos claveles.

¡No permitiremos a los ocupantes burlarse del nombre del camarada I.V. Stalin!

En la Unión Soviética se vivía mejor

Por Juan Carlos Argüello

La instauración del capitalismo ha significado un retroceso para todos los países de Europa del Este, tanto en el plano económico como en el social. Un informe de las Naciones Unidas declara : "El paso de una economía planificada a la economía de mercado ha sido acompañada de grandes cambios en la repartición de la riqueza nacional y del bienestar. Las cifras muestran que son los cambios más rápidos jamás registrados. Esto es dramático y ha acarreado un costo humano elevado."

Entre 1990 y 2002, el producto interno bruto (PIB, el conjunto de bienes y servicios producidos en un año) por habitante de los países de Europa del Este, ha disminuido en un 10%, mientras que ha aumentado en un 27% en países de nivel comparable. Esto representa una pérdida efectiva de casi el 40%. Esta regresión vale para todos los países, salvo Polonia y Eslovenia. Hoy, el PIB por habitante de los antiguos países comunistas de Europa central y oriental es inferior por un cuarto al de América Latina. Para las repúblicas de la ex-Unión Soviética, la situación es más dramática aún. En los años '90, el PIB bajó en un 33%. Ucrania ha tenido incluso una disminución del 48% entre 1993 y 1996, y Rusia del 47%...


Las acciones de la economía del Estado se vendieron a precios ridículamente bajos. Una gran parte del poderoso aparato económico e industrial se desmanteló. En algunos años, la gran potencia industrial que era Rusia, se convirtió en un país del tercer mundo. El PIB de Rusia (144 millones de habitantes) es más bajo que el de los Países Bajos (16 millones de habitantes). La Unión Soviética ha retrocedido en unos 100 años. Al momento de la revolución socialista en 1917, el PIB por habitante alcanzaba el 10% del de Estados Unidos. En 1989, a pesar del hecho de que la Unión Soviética salió completamente agotada y destruida en gran parte de la segunda guerra mundial, el PIB por habitante alcanzaba el 43% del de Estados Unidos. Hoy, es menos del 7%.

La situación social


Según un estudio reciente de la Unicef, uno de cada tres niños de los antiguos países del Este vive hoy en la pobreza. Un millón y medio de niños viven en orfanatos. En Rusia, el número de niños abandonados se ha duplicado, a pesar de la fuerte disminución de nacimientos. En Bucarest, la capital de Rumania, centenares de niños viven en la calle, 100 mil niños han sido abandonados. Más de 100 mil niños del antiguo bloque del Este son empujados a la prostitución. La acogida de la infancia ha sido casi desmantelada. Para muchas mujeres, el paso al capitalismo es también una verdadera catástrofe: "Un número creciente de mujeres es víctima de la violencia. Muchas mujeres que han buscado desesperadamente un trabajo y una vida mejor son empujadas a la prostitución, organizada por redes criminales." Cada año, alrededor de medio millón de mujeres de la región son literalmente exportadas hacia Europa occidental.


Cerca de 150 millones de habitantes de la ex-Unión Soviética (es decir, el número de habitantes de Francia, Gran Bretaña, los Países Bajos y los países escandinavos reunidos) fueron sumidos en la pobreza a principios de los años '90. Tienen menos de 4 dólares por día . El número de pobres que viven con menos de un dólar por día se multiplicó por veinte. En Bulgaria, Rumania, Rusia, Kasajstán, Ucrania, Kirguizistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Moldavia, el número de pobres alcanza del 50 al 90% de la población.


Antes del paso al capitalismo, la región conocía un bienestar social garantizado. Un informe de las Naciones Unidas dice: "Antes de los años noventa, los equipos sociales en los países de Europa central y oriental y en los países de la CEI eran notablemente buenos. Había una alta seguridad social de base. El empleo de tiempo completo estaba garantizado de por vida. Igual si el ingreso monetario era bajo, era estable y seguro. Muchos bienes de consumo y servicios básicos eran subsidiados y el aprovisionamiento era regular. Había suficiente alimentación, vestido y vivienda. El acceso a la educación y a la salud era gratuito. La pensión estaba asegurada y las personas podían disfrutar de muchas otras formas de protección social". El informe continúa: "Hoy, una educación correcta, una vida sana y una alimentación suficiente no están aseguradas. La tasa de mortalidad aumenta, nuevas epidemias potencialmente destructivas amenazan y tornan la vida (y la sobrevivencia) en un creciente y alarmante peligro".


Consecuencia: ciertos países se despoblan dramáticamente. En Ucrania, la población ha disminuído en 1.2 millones desde 1991. En Rusia, entre 1992 y 1997, la población ha disminuído por 5.7 millones, a pesar de la llegada de 3.7 millones de inmigrantes de países vecinos. Lo que quiere decir que hay 3500 rusos menos por día. Las Naciones Unidas estiman que si la tendencia no se invierte, la población de los antiguos países del Este habrá disminuído en 20% de aquí al 2050: de 307 a 250 millones.

¿Qué piensa la gente?

La población oscila entre la decepción, la resignación y la cólera. Algunos ejemplos.

Polonia salió más indemne de la transición. En este país tan católico, el comunismo no tuvo la vida fácil jamás. Sin embargo, hoy, 44% de los polacos juzgan el periodo del bloque del Este como positivo. 47% estiman que el socialismo es una buena doctrina, que "ha sido mal aplicada". 37% de los polacos incluso hacen una apreciación positiva del partido comunista que estuvo en el poder de 1945 a 1989. 31% están descontentos con este periodo. Sólo el 41% encuentra que el capitalismo es un mejor sistema.

76% de los alemanes del Este estiman que el socialismo es "una buena idea que ha sido mal aplicada" y sólo uno de tres está satisfecho con la forma en que funciona la democracia.

Según una encuesta de 1999, 64% de los rumanos preferían la vida bajo Ceausescu.

En Rusia, Lenin es aún popular. 67% de los rusos emiten una opinión positiva a su sujeto. Sólo el 15% hablan del rol de Lenin en términos negativos.

Hay una multitud de insatisfacciones y el potencial de revolución es grande. Las heridas del pasado están aún frescas y la confusión ideológica es aún grande, pero no está excluído que, en un futuro próximo, se regrese al socialismo, pero esta vez "bien aplicado".

Desde la instauración del capitalismo, Europa del Este parece más y más un país del tercer mundo.

- Un décimo de los habitantes de los antiguos países del Este está subalimentado. En Rusia, es un niño de siete quien sufre de subalimentación crónica.

- Por primera vez desde 50 años, el analfabetismo reapareció.

- La tuberculosis está de nuevo casi tan expandida como en el tercer mundo.

- El número de casos de sífilis era en 1998 en Rusia cuarenta veces más elevado que en 1990.

- La esperanza de vida de los rusos de sexo masculino pasó de 63.8 a 57.7 años entre 1992 1994. En Ucrania disminuyó de 65.7 a 62.3 años.

- Desde 1992, el número de alcohólicos se duplicó en Rusia.

- Por 100 embarazos, hay 60 abortos en Rusia. Consecuencia: 6 millones de mujeres son estériles.

- En Polonia, el número de suicidios aumentó en 25%. En ciertos países de la ex-Unión Soviética, este número se ha incluso doblado.

- El número de delitos, en Bulgaria, es cuatro veces más elevado que en 1989, en Hungría y en la República Checa, se ha triplicado. En Polonia, ha aumentado en 60% el número de muertos, en otros países, ha aumentado hasta el 250%.

- Las Naciones Unidas estiman que el número de muertos en los antiguos países socialistas que se atribuyen a las nuevas enfermedades (fácilmente curables) y a la violencia (guerra), es de 2 millones en los primeros 5 años del paso al capitalismo.

URSS, la clase obrera en el poder, las bajadas de precios de los años 50.

Extraído del

libro del Presidente de la asociación de Toda Ucrania, “ZUBR”, Elena Mazur y Nikolai Lativok, “Años 1932-1933. El hambre en Europa y América. Los años 1992-2009: el genocidio en Ucrania. Hechos y documentos. Análisis. Serie “Por la Unión de Ucrania, Bielorrusia y Rusia”. (http: //za. zubr. in. ua/2009/04/30/2714/).


Traducido por Marina Svetlova


En 1948, el volumen de la producción industrial en la URSS no solo alcanzó el nivel de anteguerra, sino que lo superó. La industria fue reconstruida en un tiempo excepcionalmente corto. Al cabo de la guerra civil, el país necesitó seis años para reedificar la economía. Las enormes pérdidas en la Gran guerra Patria son con nada incomparables. Sin embargo, la reconstitución de la industria fue efectuada en apenas dos años y medio.

Como resultado del heroico trabajo de los obreros y de la incansable actividad organizativa del Partido, el cuarto Plan quinquenal en la industria fue cumplido en cuatro años y tres meses. Durante esos años fueron construidos y puestos en funcionamiento más de seis mil empresas industriales, es decir, casi tantos como en el primero y el segundo quinquenio juntos. La producción industrial global en 1950 superó el nivel de anteguerra en 73%, mientras según el Plan se suponía una superación en 48%. Fue superado el nivel de anteguerra en la fundición de arrabio en 29%, en extracción de carbón, en 57%, en la de petróleo, en 22%. El rendimiento del trabajo en la industria creció en 37%. En comparación con el año 1940, en 1953 el Producto bruto social de la URSS creció en 161%, el beneficio nacional realizado, en 164%. La producción de los medios de producción creció en 1950 en 204%, la producción de la ganadería, en 104%, la puesta en uso de los fondos básicos, en 192%, las inversiones básicas, en 196%, el número de los obreros y empleados, en 119%, el rendimiento del trabajo en la industria, en 145%, en la agricultura en 100%, en el transporte ferroviario en 110%, en la construcción en 125% (Economía nacional de la URSS en 60 años. Página 14. Moscú, 1977). Este ritmo de la época de Stalin perduró, y aún, después de su muerte.

En 1949, los koljoses, los parques de máquinas y tractores, y los sovjoses, recibieron 2 veces más de tractores y de técnica agrícola que en 1940. Se desarrolló la electrificación de los koljoses, sovjoses y los parques de máquinas y tractores. Se completó la cantidad del ganado de las regiones occidentales a cuenta de los orientales.

A finales del 1952, salió a la luz el último trabajo de Stalin, Los problemas económicos del socialismo en la URSS. En esta obra, I. V. Stalin – en la base del la teoría del marxismo-leninismo – reveló el objetivo de la producción capitalista: “El objetivo de la producción capitalista consiste en la extracción de los beneficios. En cuanto al consumo, el capitalismo necesita de éste en la medida de que éste le garantiza la tarea de extracción de los beneficios. Fuera de ello, la cuestión del consumo pierde el sentido para el capitalismo. La persona con sus necesidades desaparece su campo de visión.” Más adelante, Stalin examinó las cuestiones básicas de la economía política del socialismo, de gran importancia para el Estado soviético y el Partido comunista. Apoyándose en las obras de Marx, Enguels y Lenin, generalizando la experiencia de la Historia mundial y en la experiencia de la construcción del socialismo en la URSS, I.Stalin formuló la Ley básica de la economía socialista: “La garantía de la máxima satisfacción de las crecientes necesidades, materiales y culturales, de toda la sociedad es el OBJETIVO de la productividad socialista; el constante crecimiento y perfección de la producción socialista en la base de una maquinaria superior, es un MEDIO para alcanzar el objetivo.” (I.V.Stalin. Problemas económicos del socialismo en la URSS. Pájina 76, 78. Moscú, 1952).

Esta ley se convirtió en la base de la actividad de todos los partidos comunistas en vías de la construcción del socialismo y, hasta de los gobiernos de algunos países capitalistas que aspiraban a atenuar las consecuencias de las crisis económicas. Sobre ello se hablará más adelante.

La baja de los precios de la época de Stalin y la subida del salario, es nada más que una subida de las inversiones de los obreros y los empleados, de los pensionistas y los estudiantes de todo un enorme país en su economía. Por ejemplo, si la capacidad de consumo de un ciudadano aumenta, éste gasta más dinero en la alimentación e, invirtiendo de ese modo los medios en la agricultura, en la industria alimentaria, incrementa el volumen de su realización y, naturalmente, los intereses de estas ramas. Si han aumentado las ganancias de éste, él gasta más dinero en la ropa y el calzado, ayudando con ello a la industria ligera. Si tiene suficiente dinero, se construye una nueva vivienda o mejora la que tiene ya, adquiere los materiales de construcción, haciendo con ello que la rama de los materiales y de las empresas de construcción se vuelva más rentables, etc. Y si al ciudadano, después de las compras imprescindibles, le quedaba el dinero, o si éste tenía necesidad en ahorrarlo para una compra grande, lo ingresaba en una caja de ahorros, con lo que se desarrollaba el banco de ahorros. El depositante cobraba los intereses y el banco le garantizaba la seguridad de su dinero. Una economía así garantizaba un desarrollo constante de todas las ramas de la economía del país sin las crisis.


Las bajadas anuales de los precios de menudeo de anteguerra.

Ya dentro de dos años y medio después del término de la Gran guerra Patria, en diciembre de 1947, en la URSS fue realizada una reforma monetaria, fueron suprimidas las cartillas, introducidos unos únicos precios estatales rebajados de menudeo para los artículos de consumo masivo. Durante esta primera etapa de la bajada de los precios, el abaratamiento de los artículos de consumo masivo, solo en las ventas estatales de menudeo, sumaron a lo largo del año 57 mil millones de rublos. Además, en el mercado de los koljoses y las cooperativas, los precios fueron bajados en 29 mil millones de rublos. En total, las pérdidas del presupuesto por causa de las bajadas de los precios de menudeo sumaron, en 1947, 86 mil millones de rublos. Esta suma representaba una pérdida neta para el presupuesto estatal, que fue cubierta gracias al crecimiento de la productividad del trabajo, al aumento de la producción de artículos de consumo masivo y a la bajada del precio de coste de la producción.

El 1 de marzo de 1949 se concluyó la segunda etapa de las bajadas de precios de demanda masiva en las ventas estatales, en suma de 48 mil millones de rublos; además, en las ventas koljosianas y cooperativas sumó 23 mil millones de rublos.

En el Decreto del Consejo de Ministro de la URSS y del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, señaló que “como resultado de la nueva bajada de precios, de nuevo subirá considerablemente la capacidad adquisitiva del rublo y mejorará el curso del rublo en comparación con el curso de las divisas extranjeras; nuevamente crecerá el salario real de los obreros y los intelectuales, y de nuevo considerablemente bajarán los costes de los campesinos en las compras de los artículos industriales.”

“En esa medida del partido bolchevique y del gobierno soviético, con nuevas fuerzas se manifestó una gran preocupación por los trabajadores, por su prosperidad, el crecimiento de su bienestar y cultura”, informaba el artículo de fondo del periódico “Pravda”, el 1 de marzo de 1949.

Según dicho Decreto del Consejo de Ministros de la URSS y del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique), fueron rebajados los precios en las siguientes dimensiones:

•pan, harina y productos de harina, grano y macarrones, carne y embutidos, pescado y productos de pescado, mantequilla, tejidos de lana y seda, pieles, artículos de metal de uso doméstico y artículos electrodomésticos, cámaras de foto y prismáticos, y una serie de otros productos, en 10%;
•abrigos, trajes, vestidos y otros artículos de confección de lana, en12%;
•vestidos, camisas, blusas y otros artículos de confección de seda, calzado, tocados de la cabeza, en 15%;
•quesos y brinzas, artículos de perfumería, artículos ferretería y talabartería, artículos de confección individual, vajilla y aparatos domésticos de plástico, motociclos y bicicletas, radiorreceptores, pianos, acordeones, acordeones cromáticos, discos de gramófono, artículos de joyería, máquinas de escribir, en 20%;
•televisores y vodka, en 25%;
•sal, cemento, gramófonos, relojes, heno, en 30%.

De acuerdo con el mismo Decreto, fueron rebajados los precios en los restaurantes, comedores, teterías y otras empresas de alimentación pública. (El periódico “Pravda”, 1 de marzo de 1949).

En todo el territorio del país se celebraron reuniones y mítines, donde fue puesto en conocimiento de los trabajadores el Decreto “Sobre la nueva bajada de los precios…”

La bajada de los precios de menudeo en
la URSS, especialmente, después de la Gran Guerra Patria, en vida de Stalin, se realizaba anualmente. El primer plan quinquenal de posguerra de reconstrucción y desarrollo de la economía popular de la URSS fue cumplido anticipadamente, en cuatro años y tres meses. Considerablemente creció la producción de cereales, carne, mantequilla, algodón, lino y lana. La renta nacional, en el último año del quinquenio, creció, en comparación con el año 1940, en 64%, el último año, en 12%. El artículo de fondo del periódico “Pravda” del 1 de abril de 1952 señalaba: “El camarada Stalin enseña que los rasgos esenciales de la ley fundamental de la economía soviética consisten en asegurar la satisfacción de las crecientes demandas, materiales y culturales, de toda la sociedad mediante el continuo crecimiento y la perfección de la producción socialista, basada en una maquinaria superior”. Esa política de Stalin aseguró el desarrollo de la economía de la URSS sin las crisis a lo largo de muchas décadas.

A partir del 1 de abril de 1952, apoyándose en un vigoroso auge de la industria y la agricultura, fue efectuada la quinta, después de la guerra, bajada de los precios en la suma total de 53 milliardos de rublos, que despertó un júbilo general de la población.

Hasta qué punto fueron altos los grados de crecimiento de la industria, en los años de los quinquenios bajo la secretaría general de Stalin, hablan los siguientes datos: “La renta nacional producida en 1959, en comparación con el 1913, aumentó en 8,8 veces; toda la producción de la industria, en 13 veces; la producción de los medios de la producción (el grupo A), en 27 veces; la productividad del trabajo público, en 8,4 veces”. (Economía nacional de
la URSS en 60 años. Página 12. Moscú, 1977).

Anualmente subía el salario de todas las categorías de los trabajadores, se aumentaban las pensiones y las becas. Junto con el simultáneo aumento de los volúmenes de la producción, las bajadas de los precios aportaban un crecimiento palpable del nivel de vida de la población.

Después de la muerte de Stalin, y hasta después de la reprobación del culto a su personalidad, se realizaba la política de las subidas regulares de los salarios; los precios quedaban invariables.

Junto con el fin de las bajadas de los precios del menudeo empezaron a bajarse los ritmos del crecimiento de la renta nacional. En 1980–85 este crecimiento era, por término medio al año, tan solo del 3%. XXII congreso de PCUS se propuso el objetivo de aumentar el ritmo del crecimiento de la renta nacional en los años 1986-90 hasta el 5%, por término medio al año (Materiales del XXII congreso de PCUS. Página 228. Moscú, año 1987). Recordamos que en el período del gobierno de la URSS en tiempos de Stalin, el ritmo del crecimiento de la renta nacional era del 9–12% al año.



Nota: El libro se puede adquirir en:

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(198103,
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27 de noviembre de 2010

Como China ayuda al Movimiento Obrero

Extraído de unionproletaria.net

En el movimiento obrero hay desconfianza e incluso rechazo hacia la política china. Muchos comunistas la consideran capitalista y muchos sindicalistas de Europa y Norteamérica la culpabilizan del cierre de empresas y del deterioro de los salarios. Por su parte, los imperialistas hacen negocios con China, pero ven en ella al enemigo a largo plazo: por ejemplo, Gorbachov, en su confesión anticomunista de 1999, destacaba a China como el gran problema pendiente. ¿Será beneficioso para los trabajadores unirse a la cruzada de los capitalistas contra China?

La crisis económica ha llevado a tasas de crecimiento negativas a casi todos los países capitalistas desarrollados y, pese a ello, el crecimiento global ha sido posible gracias a la contribución de los países a los que se llama “emergentes”: Brasil, India y, sobre todo, China. La crisis ha afectado a este país sobre todo por la reducción de la demanda internacional. El crecimiento del gigante asiático bajó desde más del 10% hasta el 7%, pero este año remontará previsiblemente por encima del 9%. China se está convirtiendo en una de las primeras potencias económicas del mundo en cifras absolutas. Claro que si se matiza este dato con el hecho de su elevadísima cifra de población, la riqueza por habitante es todavía bastante baja, si la comparamos con la de los países más avanzados. No obstante, es una potencia cada vez más influyente en el escenario internacional. Pero, ¿es una potencia socialista o una potencia capitalista, incluso imperialista? Debemos hallar la respuesta correcta a esta pregunta porque así podremos concretar mejor la política que necesita la clase obrera para avanzar lo más rápidamente posible hacia su emancipación.

Antes incluso de desentrañar la naturaleza política de la sociedad china, vamos a examinar las consecuencias del desarrollo de China en el proceso de la revolución proletaria mundial, aun en el caso de que sus dirigentes quisieran instaurar plenamente el capitalismo.

China está transformando el mundo

Es un hecho objetivo y reconocido por todos que las autoridades chinas han favorecido un crecimiento importante de las relaciones de producción mercantiles e inclusive capitalistas, y que, como consecuencia de ello, se han desarrollado mucho las fuerzas productivas. La propaganda de los imperialistas ha aprovechado esto para, en primer lugar, decretar el fin del socialismo en el país más poblado de la Tierra y, en segundo lugar, para confirmar su prejuicio de que el socialismo sólo sirve para repartir la pobreza, mientras que el capitalismo y su egoísmo son el único medio capaz de crear riqueza. Todo esto, obviamente, con la intención de desmoralizar a los comunistas y a los obreros con conciencia de clase. Sin embargo, los imperialistas son los primeros en no creerse del todo su propia propaganda al constatar que el imperio del capital tropieza en China con serios límites y que este país supera la prueba de la crisis económica mejor que las grandes potencias de Occidente. De ahí que tomen partido por los independentistas tibetanos y uigures; de ahí que le concedan el Premio Nobel de la Paz al opositor Liu Xiaobao; etc., etc.

Pero, volvamos al frío análisis de los resultados. En China, están creciendo las fuerzas productivas, el carácter social de las mismas (es decir que la gran producción está ganando terreno sobre la pequeña producción), el número y la proporción de proletarios sobre el conjunto de la población, su movimiento huelguístico y sindical, etc. Y todo eso, precisamente allí donde se concentra una quinta parte de la humanidad. Nada más que por eso, porque se debilitan los obstáculos materiales con los que tropezó el socialismo en el pasado, debemos reconocer que la política que sigue China ayuda objetivamente a la revolución proletaria mundial. Y el impacto de esta política no queda encerrado en sus fronteras nacionales, sino que se extiende a todo el planeta.

En primer lugar, el movimiento de capitales hacia China en condiciones internacionales de sobreproducción capitalista provoca, en el seno de los países imperialistas, un deterioro acelerado de la economía productiva y de la situación de las masas laboriosas. Este factor, combinado con la actual crisis, da como resultado en estos países un brusco empeoramiento de la situación de la clase obrera, una reducción de la “clase media” y una tendencia a la homogeneización en las condiciones de vida del proletariado internacional. Sin embargo, contrariamente a lo que nos cuentan los políticos burgueses, la causa de este fenómeno no radica en China, donde la situación de los trabajadores mejora continuamente. Los únicos responsables son los magnates financieros de las grandes potencias que exportan sus capitales para sacar mayor provecho, aunque con ello perjudiquen a la mayoría de sus compatriotas. El resultado objetivo, en última instancia, es que aparecen condiciones objetivas que impulsan la lucha de clases, motor principal del progreso hacia el socialismo en países de capitalismo desarrollado.

En segundo lugar, aunque sólo sea porque China necesita materias primas (petróleo, minerales, etc.) y carece de los vínculos tradicionales coloniales y de instrumentos neocoloniales que tienen las potencias occidentales, establece sus relaciones económicas con los países del Tercer Mundo en condiciones ventajosas para éstos y, con ello, está contribuyendo al desarrollo de los mismos. Existe un reconocimiento generalizado de que así es: de que el trato de China con los países de África, Asia y América Latina se distingue, por ahora, del habitual expolio imperialista. Como consecuencia de esta novedad, los países atrasados están desarrollando sus infraestructuras, una incipiente industria, el nivel cultural de sus pobladores, etc., y así no necesitarán tanto malvender sus materias primas en el extranjero. Esto, a su vez, va a reducir las superganancias que, de esta fuente, obtenían los monopolios y mermará la capacidad de éstos para sobornar permanentemente a la aristocracia obrera en sus países, lo cual redundará en beneficio de la independencia política del proletariado y del auge de su lucha de clase.

En tercer lugar, y éste es uno de los reproches más habituales de la propaganda imperialista, China no atiende a criterios políticos o geopolíticos a la hora de establecer relaciones económicas con otros países. Esto le lleva a no respetar los bloqueos y embargos decretados por los cárteles imperialistas y a comerciar e invertir capital en países socialistas y otros que sin serlo sufren el hostigamiento imperialista. Cuba, Corea, Vietnam, Laos y también Venezuela, Irán, Sudán, Eritrea, la R. D. del Congo, etc., agradecen esta ayuda material de China, la cual debilita el dominio imperialista internacional y favorece el desarrollo de la lucha antiimperialista y su unidad.

En cuarto lugar, la política exterior china se opone a la guerra y al hegemonismo, aunque al mismo tiempo trate de evitar los conflictos con el imperialismo a veces a costa de dolorosas concesiones al mismo. No estamos ante un ejercicio tan explícito de internacionalismo proletario como el que realizaron la URSS y la China de Mao, pero la correlación de fuerzas ha empeorado políticamente. Lo que más beneficia hoy a la causa obrera internacional es el máximo desarrollo de las tendencias económico-sociales hasta aquí explicadas, antes de que estalle la guerra a gran escala. Así, en el caso de que ésta ocurra, en el caso de que la revolución no madure lo suficientemente rápido como para adelantarse a la guerra imperialista, ésta se enfrentará a un movimiento obrero y a unos países socialistas más fuertes. Recapitulando, aunque los dirigentes chinos fueran unos revisionistas partidarios de desarrollar plenamente el capitalismo en su país, su labor es útil al proletariado internacional porque están subvirtiendo el sistema de relaciones internacionales que sustentó al imperialismo durante el siglo XX.

La evolución política de China

Dicho esto, no podemos dejar de tener en cuenta también la declaración de intenciones de los gobernantes chinos, contrastada con los resultados de su política. Dicen que su objetivo es el comunismo y que están construyendo el socialismo, todavía en su etapa primaria. La propiedad de los medios de producción es estatal o cooperativa en su tres cuartas partes. Han sacado de la pobreza a cientos de millones de sus compatriotas. Están llevando a cabo el mayor plan de inversiones de la historia para reducir las diferencias sociales y territoriales. El gobierno lo ejerce un partido comunista que proclama basarse en el marxismo-leninismo y que aplica una dictadura contra los elementos burgueses domésticos y foráneos que intenten subvertir el orden político interno. El PC de China tiene relaciones preferentes con los partidos comunistas y participa en los debates y resoluciones del movimiento comunista internacional, etc. ¿Intentan engañarnos con palabras y apariencias? ¿Se engañan a sí mismos, haciendo concesiones innecesarias y fatales a la burguesía? ¿O su política, aunque innovadora y arriesgada, es correcta según el criterio marxista, es decir, proletario?

Para saberlo, tenemos que examinar la evolución de este país científicamente, desde el punto de vista del materialismo histórico, sin idealismo, sin dogmatismo.

China emprende el camino del socialismo en 1949, con la ayuda militar, política y económica de una gran potencia como era la Unión Soviética y bajo una correlación de fuerzas de clase más favorable al proletariado que la actual: el socialismo y el movimiento obrero y democrático acababan de derrotar al fascismo, engendro del gran capital. Aunque fuera un país tremendamente atrasado, mucho más que la Rusia prerrevolucionaria, y empobrecido por décadas de guerras, el contexto internacional le permitía avanzar con cierta rapidez en la construcción del socialismo y en la destrucción de las relaciones sociales feudales y capitalistas.

Sin embargo, esta tendencia política internacional beneficiosa para la revolución pronto se invirtió: el imperialismo concentró sus fuerzas en la “Guerra Fría” contra el comunismo y algunos países socialistas no tardaron en ceder, emprendiendo un proceso contrarrevolucionario. No se trataba solamente de un repliegue táctico, sino que el PCUS y otros partidos comunistas rompían ostentosamente con su pasado y con los principios del marxismo-leninismo, para experimentar una desnaturalización pequeñoburguesa, una socialdemocratización. Los dirigentes comunistas chinos con Mao Zedong a la cabeza se oponen a esta deriva y pierden por eso el apoyo que recibían de la URSS y sus aliados. China busca entonces el modo de proseguir su revolución socialista en estas nuevas circunstancias. Primero, intenta acelerarla a través del “Gran Salto Adelante” y las Comunas Populares, pero, al parecer, los resultados no son muy positivos. Aplica luego, durante cinco años una política más moderada, con más concesiones a las viejas relaciones sociales, consiguiendo estabilizar la situación y mejorarla. Entonces, Mao y otros dirigentes consideran que el país corre el peligro de deslizarse hacia el capitalismo y desencadenan la llamada Gran Revolución Cultural Proletaria que, con sus altibajos, duraría unos diez años, desde 1966 hasta poco después de la muerte de Mao en 1976. En este período también se intenta acelerar la adopción de relaciones sociales nuevas, de tipo comunista, como motor del desarrollo de la economía, de las fuerzas productivas sociales. En el ámbito internacional, China convierte a la URSS en su principal enemigo, consuma la ruptura de un movimiento comunista internacional seriamente afectado de revisionismo y busca un acercamiento con EE.UU. que le beneficie.

Al fallecer Mao, la dirección política china dará un viraje considerable. Se reprime a los partidarios de continuar la “revolución cultural” y se impone una política de “apertura y modernización socialista” por la que se permite el desarrollo de empresas capitalistas y de inversiones extranjeras capitalistas, con la única condición de desarrollar las fuerzas productivas y respetar el orden político del país. El precedente más conocido de una política de concesiones a la burguesía practicada por un gobierno comunista es la NEP en la URSS de los años 20. Sin embargo, la nueva política china va mucho más allá. ¿Es por ello revisionista? ¿Conduce a la plena instauración del capitalismo y a la dominación de la burguesía?

¿Dogmatismo o marxismo?

La respuesta será afirmativa si nos atenemos a la experiencia soviética y a la de otros países socialistas; y, sobre todo, si nos quedamos en la letra, si elevamos a la categoría de principios las decisiones adoptadas en ellas. Pero la teoría de la revolución socialista no puede limitarse a las primeras experiencias de ésta. Por supuesto, tiene que asimilarlas, pero sin convertirlas en modelo absoluto. Sobre todo tiene que entenderlas desde la concepción del mundo del marxismo-leninismo, que es mucho más que cualquier experiencia particular. No tenemos ninguna dificultad en entender eso cuando decimos que, si bien apreciamos el sindicalismo como forma básica del movimiento obrero, no estamos dispuestos a que el comunismo se quede en eso, en “economicismo”. Sin embargo, nos cuesta mucho más adoptar la misma actitud científica con respecto a la Unión Soviética, porque tememos que eso nos lleve a despreciarla para abrazar alguna teoría política atrasada, como el anarquismo, el trotskismo o el “Socialismo del Siglo XXI”. La teoría, como decía Stalin, es la práctica concentrada o acumulada, y el marxismo-leninismo es la teoría que concentra la práctica soviética, como una de las más avanzadas, pero no sólo ella, sino también la práctica de la clase obrera e incluso de la humanidad a lo largo de toda la Historia. Es, por eso mismo, mucho más rica que la práctica soviética y es la única base teórica válida para enjuiciar la política actual de China.

Pero comprender esto no basta para ponernos a salvo del dogmatismo y del doctrinarismo. Para orientarnos, no tenemos más instrumentos de navegación que los que nos ha legado el pasado, que son muy numerosos y complejos, incluso infinitos. Pero la realidad viva, presente y futura, lo es mucho más. Por eso, a Lenin le gustaba la cita del Fausto de Goethe: “gris es toda teoría, y verde es el árbol dorado de la vida”. No podemos, pues, ocupar todo nuestro tiempo estudiando e investigando. No podemos esperar a agotar la labor teórica para tomar posición y actuar, por miedo a equivocarnos. Eso no es propio de proletarios marxistas, sino de intelectuales pequeñoburgueses. Marx completa la maduración proletaria de su pensamiento con la última tesis sobre Feuerbach que dice así: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.” Por eso, Engels y Lenin, insistían en que estudiáramos la teoría del marxismo, pero que no la convirtiéramos en un dogma, sino en una guía para la acción.

Ser audaces sin ser temerarios

Dicho esto, y para simplificar la cuestión, ¿quién tiene razón: Stalin y Mao que implementaron un proceso relativamente rápido de construcción del socialismo, o Deng Xiaoping que lo ralentizó o lo hizo retroceder? En otros términos, se trata de ver hasta qué punto la voluntad, la subjetividad, pueden intervenir en la realidad concreta acelerando su desarrollo necesario, sin violentarla produciendo un efecto contrario al deseado. Veamos la respuesta de Lenin al socialdemócrata Sujánov:

“Para implantar el socialismo -decís- hace falta cultura. Perfectamente. Pero, entonces, ¿por qué no habíamos de crear primero en nuestro país premisas culturales como la expulsión de los terratenientes y de los capitalistas rusos y, después, iniciar ya el movimiento hacia el socialismo? ¿En qué libros habéis leído que semejantes variaciones del orden histórico habitual sean inadmisibles o imposibles? Recuerdo que Napoleón escribió: ‘On s’engage et puis... on voit’, lo que traducido libremente quiere decir: ‘Primero hay que entablar el combate serio y después ya veremos lo que pasa’. Pues bien, nosotros, en octubre de 1917, entablamos primero el combate serio y después ya hemos visto los detalles del desarrollo (desde el punto de vista de la historia universal, éstos, indudablemente, son detalles), tales como la paz de Brest, o la nueva política económica, etc. Y hoy no cabe ya duda de que, en lo fundamental, hemos obtenido el triunfo.

Nuestros Sujánov, sin hablar ya de aquellos socialdemócratas que están más a la derecha, incluso no se imaginan que las revoluciones, en general, no pueden hacerse de otra manera. Nuestros pequeños burgueses europeos no piensan ni por soñación que las ulteriores revoluciones en los países del Oriente, con una población incomparablemente más numerosa y que se diferencian mucho más por la diversidad de las condiciones sociales, les brindarán sin duda más peculiaridades que la revolución rusa.

Ni que decir tiene que el manual escrito siguiendo a Kautsky fue, en su época, cosa muy útil. Pero ya es tiempo de renunciar a la idea de que este manual había previsto todas las formas del desarrollo de la historia universal. A los que piensan de tal modo es hora ya de llamarles simplemente imbéciles.”

Lenin sostiene que, a diferencia de los oportunistas y acomodados socialdemócratas, debemos actuar, aunque no se den las mejores condiciones para alcanzar nuestra meta. Incluso dice que esas condiciones se pueden conquistar de una manera distinta de la habitual. Eso es lo que él hizo y lo que han hecho más tarde todos los grandes revolucionarios proletarios como Stalin, Mao, Hoxha, Che Guevara, Fidel Castro, Kim Il Sung, Ho Chi Minh, etc. Pero, al mismo tiempo, ninguno de ellos sostuvo que la voluntad es omnipotente, que querer es poder o que cualquier deseo se puede convertir en realidad, porque eso sería subjetivismo y voluntarismo, idealismo a fin de cuentas. Lo que han intentado todos ellos es sacar el máximo provecho de las condiciones objetivas, acelerar al máximo su desarrollo. Para lograrlo, claro está, hay que estar bien atento a cuáles son las condiciones concretas en las que intervenimos, a cómo están evolucionando, y apoyarse en el conocimiento que tenemos de cuál es el desarrollo necesario de la realidad.

Más concretamente, nuestros precursores trataron de acelerar el paso al comunismo, sin dejar de tener en cuenta las condiciones reales. Por eso, al tiempo que Lenin combate así la pasividad derechista de los Sujánov, lucha por una Nueva Política Económica que resucitaba en parte la propiedad privada, el comercio, la explotación de los obreros por los capitalistas e incluso buscaba atraer las inversiones extranjeras con ciertas restricciones. Así es como se proponía conseguir las condiciones que le faltaban a la construcción del socialismo en Rusia. “Después del triunfo del proletariado, aunque sólo sea en un país, aparece –según Lenin- algo nuevo en la relación entre las reformas y la revolución. En principio, el problema sigue planteado del mismo modo, pero en la forma se produce un cambio, que Marx, personalmente, no pudo prever, pero que sólo puede ser comprendido colocándose en el terreno de la filosofía y de la política del marxismo… Después del triunfo, ellas [las reformas] (aunque en escala internacional sigan siendo el mismo ‘producto accesorio’) constituyen, además, para el país en que se ha triunfado, una tregua necesaria y legítima en los casos en que es evidente que las fuerzas, después de una tensión extrema, no bastan para llevar a cabo por vía revolucionaria tal o cual transición. El triunfo proporciona tal ‘reserva de fuerzas´, que hay con qué mantenerse, tanto desde el punto de vista material como del moral, aun en caso de una retirada forzosa.” (Acerca de la significación del oro en la actualidad y después de la victoria completa del socialismo) Stalin añade que tales reformas no están llamadas “a descomponer a la revolución, sino a las clases no proletarias.” (Fundamentos del leninismo)

En ese esfuerzo por aprovechar las condiciones reales para avanzar de la manera más rápida hacia el comunismo, los grandes revolucionarios pudieron cometer errores de apreciación y errores prácticos, pero no por eso dejan de ser para nosotros un ejemplo del que debemos inspirarnos. A priori, es imposible saber si vamos a acertar, si nos vamos a pasar o a quedar cortos. Hay que estar dispuesto a asumir riesgos.

En otras palabras, debemos ser audaces en la acción, pero evitando caer en la temeridad. Esta exageración de la audacia –la temeridad- es lo que reprochan los dirigentes chinos actuales al Mao de los últimos años, al tiempo que defienden el carácter globalmente positivo de su actuación y de su legado (no como hizo Jruschov respecto de Stalin). Por ahora, parece que el desarrollo de China les da la razón. Los comunistas vietnamitas primero y, ahora, los comunistas cubanos emprenden caminos similares, a la vez que todos los países socialistas superan sus contradicciones mutuas y estrechan su colaboración.

La base científica de la política comunista

Precisamente, para ser audaces sin ser temerarios, debemos conocer los límites –elásticos, pero límites al fin y al cabo- que no debe traspasar nuestra audacia y ese conocimiento nos lo proporciona el materialismo histórico. Examinemos, a la luz de todo lo anterior, la exposición sintética que del mismo hace Marx en el prólogo a su obra Crítica de la Economía Política:

“… en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales”.

Existe pues una dependencia de las relaciones de producción con respecto a las fuerzas productivas. Esto significa que es más difícil construir relaciones sociales comunistas en una sociedad de escasas fuerzas productivas como es todavía China que en una sociedad desarrollada por el capitalismo como la europea o la norteamericana. Claro que esa dificultad no significa imposibilidad, sino que puede vencerse si, por ejemplo, China recibiera la ayuda de alguna potencia socialista desarrollada, como pudo ser la URSS o podrían ser algunos países como el nuestro si fuéramos capaces de transformar nuestro revolucionarismo verbal en hechos.

Los dirigentes chinos actuales estimaron que, en las condiciones internacionales dadas, no les era posible avanzar en la construcción del socialismo si, previamente, no desarrollaban y socializaban sus fuerzas productivas pobres y desperdigadas haciendo parcialmente uso del capitalismo. No obstante, cabe la posibilidad de que hayan exagerado las dificultades y hayan hecho concesiones exageradas a la burguesía.

En cualquier caso, esta ley fundamental del desarrollo de la sociedad nos permite comprender y explicar a las masas por qué el capitalismo es capaz de desarrollar las fuerzas productivas en los países emergentes como China (donde se combina con la fuerza de la propiedad social y la planificación central) y por qué, en cambio, estrangula la producción en los países desarrollados, sustituyéndola por la especulación, la rapiña y la corrupción: esto simplemente significa que el capitalismo está agotando su papel histórico progresivo y debe ser sustituido por el socialismo allí donde ha creado potentes fuerzas productivas de carácter social.

De la observación de Marx también deducimos que el desarrollo de las fuerzas productivas en China permitirá sustituir más fácilmente las relaciones de producción capitalistas por otras socialistas, si existen condiciones políticas y voluntad política para ello. En cuanto a esas condiciones políticas e ideológicas, Marx explica sus vínculos con la base material y productiva de la sociedad:

“El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.

Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella.”

Por consiguiente, a mayor desarrollo económico, como el que ha experimentado el mundo desde la II Guerra Mundial y China en particular, mayor posibilidad de difusión de la conciencia revolucionaria. Pero no se trata de una difusión espontánea o automática, sino en lucha contra la conciencia difundida a su vez por la clase dominante. En China reviste gran importancia que la dominación la ejerza el Partido Comunista, que propugna la ideología del proletariado, y que no la ejerza la burguesía a la que se ha permitido crecer en los últimos 30 años.

Después del bandazo derechista contra los excesos de la revolución cultural, China sufrió la revuelta de Tien An Men, una tentativa de contrarrevolución política burguesa a la que hizo frente con éxito. Desde entonces, parece que ha corregido un tanto su enfoque excesivamente unilateral sobre el desarrollo de la fuerzas productivas a cualquier precio y, desde el último Congreso del PCCh, se aprecia cierto giro a la izquierda.

“Ninguna formación social –continúa Marx- desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización.”

En esto se apoyan los actuales dirigentes chinos para fomentar la producción mercantil simple y capitalista en su país, así como para sostener que al capitalismo todavía le queda cuerda. Ciertamente, el capitalismo no está del todo agotado y quizás supere superficialmente esta última crisis, pero no tardará en caer en otra aún peor y la tendencia a la conflagración mundial va a acentuarse a un ritmo exponencial. Los comunistas chinos parecen confiar excesivamente en evitar que, en su país, la burguesía tome el Poder político y que, a escala mundial, desencadene un gran conflicto. Quizás sean demasiado confiados con el enemigo y demasiado desconfiados con el potencial revolucionario de los trabajadores, pero no existen fundamentos sólidos para afirmar que son revisionistas partidarios del capitalismo. Al contrario, su línea política, aunque heterodoxa, respeta las bases científicas del marxismo y está haciendo mucho más de lo que parece para ayudar a la causa proletaria. Si queremos contribuir a que los comunistas chinos corrijan sus posibles errores derechistas, los revolucionarios de los países más desarrollados no debemos condenarlos sino apoyarlos. Y, además y sobre todo, somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de recuperar la iniciativa del socialismo internacional ya que disponemos de las mejores condiciones para construir la nueva sociedad.

En general, no se trata de esperar a un agotamiento total de las posibilidades del capitalismo para desarrollar las fuerzas productivas. Esto no lo ha hecho ningún modo de producción anterior: la burguesía pasó a dominar el mundo sin esperar a que se desarrollara el capitalismo en todas partes; incluso empezó a dominarlo cuando la mayoría de los países todavía vivía en condiciones de semi-feudalidad y hasta se apoyó en eso para acelerar la acumulación de capital. El proletariado chino también está apoyándose en el capitalismo para avanzar hacia el socialismo. En países avanzados como España, hay que comprender y explicar esta dialéctica, y apoyarnos en todas las circunstancias objetivas favorables que se están desarrollando para avanzar resueltamente hacia la revolución socialista proletaria. Aquí sí que el capitalismo está suficientemente agotado, y la clase obrera debe conquistar el Poder político para emprender un proceso de socialización de la propiedad sobre los medios de producción. Tal es el objetivo estratégico necesario determinado por el desarrollo de la contradicción entre el carácter ya enteramente social del grueso de las fuerzas productivas en España y las relaciones de producción de capitalismo monopolista. Sin embargo, no todas las condiciones empujan en una dirección revolucionaria y tenemos que tenerlas todas en cuenta. En particular, se da un gran desfase entre las condiciones objetivas y las subjetivas, entre la necesidad económica y la conciencia y organización social que han de satisfacerla. Es más, estas últimas siguen una evolución diametralmente opuesta que augura un agudo conflicto político. Los comunistas de China y de Occidente también seguimos métodos opuestos, pero avanzamos hacia la misma meta común: el socialismo.