25 de diciembre de 2016

Cuba. El único Museo de la Alfabetización en el mundo

Por José Raúl Concepción, en Cubadebate.


Hace 56 años el 23,6 por ciento del pueblo cubano era analfabeto. Una de cada cuatro personas no sabía leer ni escribir. Por eso el año 1961 trascendió tanto en la historia de este país. En menos de solo unos meses se alfabetizaron a 707 mil 212 cubanos. La estadística bajó al 3,9 por ciento, o sea cuatro de cada 100. Pero más allá del número, siempre frío, la Campaña de Alfabetización impactó en la identidad y el desarrollo económico-cultural de la nación.

Sin la Campaña no hubiese sido posible el desarrollo de la cultura cubana, esta Isla no se hubiera convertido en una de las potencias latinoamericanas de la música, el cine, la literatura, en fin, las artes, y también la ciencia, la medicina, la educación. O al menos el proceso hubiese sido mucho más largo. La Campaña fue un catalizador cultural. 1959 fue una Revolución, 1961 otra, que también tuvo sus mártires.

En esa etapa grupos armados intentaban sabotear todo lo que estuviera vinculado al triunfo de dos años antes. Con ese fin mataron al campesino Eliodor Rodríguez y a su maestro Conrado Benítez apenas el 5 de enero. Tenía 19 años y en su honor se nombraron a las Brigadas de vanguardias, inmortalizadas en el himno de Eduardo Saborit.

Los asesinatos no se detuvieron. 

El 26 de noviembre, casi al final, torturaron y ahorcaron a Manuel Ascunce Domenech, 16 años. Y también a su alumno, Pedro Lantigua.

Hubo otros seis asesinados y en total fueron 42 los que perdieron la vida durante la Campaña de Alfabetización, contando fallecidos por enfermedades y accidentes.

Pero nadie regresó, ningún maestro dejó a su alumno a medias.

Para rememorar la Campaña de Alfabetización en su 55 aniversario, nos trasladamos hasta el centro de Ciudad Libertad para visitar el lugar que guarda la memoria de aquel hito. Y conocer por qué Cuba es el único país del mundo con un museo dedicado a la Alfabetización. Cubadebate conversa con Luisa Campos, su directora.
La máster en Educación Luisa Campos Vallarde es directora del Museo Nacional de la Campaña de Alfabetización desde enero de 1997. Ejerce como profesora de Historia en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona y es autora de un programa para la enseñanza de José Martí a través de los propios textos del Apóstol.

Visitantes toman fotos en el Museo de la Alfabetización, fundado en 1964. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.
Visitantes toman fotos en el Museo de la Alfabetización, fundado en 1964. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.

¿Cómo surge la idea de inaugurar un Museo dedicado a la Alfabetización?

El Museo se funda el 29 de diciembre de 1964, pocos días después del tercer aniversario de la Campaña de Alfabetización. Aquí está toda la documentación de ese año 1961 y algunas anteriores, a partir de la intervención de Fidel en las Naciones Unidas (26 de septiembre de 1960).

El Museo fue inspiración del Comandante en Jefe, que dijo: “del mundo vendrán a preguntar cómo fue posible erradicar en un año el analfabetismo en un país”, entonces dónde se puede conocer de eso: en un museo. Aquí está toda esa historia. Además, el Comandante Fidel les decía a los miembros de la Comisión Nacional de la Campaña, entre ellos Armando Hart, ministro de Educación de esa época y ejecutor de la misma, y Mario Díaz, coordinador nacional de la Campaña, que se debía guardar toda la documentación para las próximas generaciones que no conocerían sobre este hecho.

Y quien inauguró este Museo fue Evelia Domenech, la madre de Manuel Ascunce, junto a Armando Hart.

Me comentaba antes de la entrevista que este es el único museo de su tipo en el mundo…

Sí, es el único dedicado a la alfabetización en todo el mundo. Hemos hecho un convenio con la Misión Robinson venezolana, que está parado en estos momentos, pero la idea es que como Venezuela fue el primer país libre de analfabetismo con el programa Yo sí puedo, sea la segunda nación que tenga un museo sobre el tema.

¿Cómo usted asumió el reto de dirigir este museo?

“Conocer es resolver”, esta es una de las ideas de José Martí que más me ha servido para el trabajo y la vida. Esas tres palabritas tienen una gran significación. Entonces, desde que comencé aquí me estudié toda la información: las cartas, los informes municipales, provinciales y de las escuelas de pescadores, en fin, todo lo que me sirve para enfrentar esta tarea.

Además, intento que los visitantes no vean al museo como algo plano, aquí hay que respirar amor, patriotismo… porque eso fue lo que hicieron los alfabetizadores y los analfabetos. Si no hubiesen entendido el mensaje del Comandante en Jefe, no se hubiera terminado en un año la Campaña de Alfabetización.

¿Qué actividades realizan en el Museo y cómo es su vínculo con la docencia y la investigación?

Realizamos actividades con las generaciones que no vivenciaron la campaña, espacios de intercambio de experiencias de los alfabetizadores con estudiantes de las diferentes enseñanzas, en las cuales se propicia el interés y el conocimiento de aquella etapa. Estos encuentros generacionales tienen lugar en el propio museo o en las escuelas, cuando los estudiantes están recibiendo esta temática como contenido de estudio.

Otra de las actividades que desarrollamos anualmente es la conmemoración del 8 de septiembre, Día Internacional de la Alfabetización, declarado por la UNESCO. Además de talleres, presentaciones de libros, exposiciones de arte, relacionados con la temática de la alfabetización.

Igualmente tenemos contacto con amigos de otras nacionalidades que se interesan por la Campaña de Alfabetización para desarrollar investigaciones. Por ejemplo, un alemán se hizo doctor en esta temática, hay tres norteamericanos haciendo el doctorado y otros tantos sus maestrías.

Además de los cubanos, que existen dos que son doctores en esta especialidad. Jaime Canfux que fue el primero en realizar su doctorado en esta especialidad y Felipe Pérez, que discutió su tesis de doctorado muy joven, demostrando lo que decía Fidel que las nuevas generaciones deberían conocer sobre la Campaña.

Y el Museo ha logrado que alfabetizadores escriban sus memorias de la Campaña y se publiquen en libros, entre ellos El pueblo dice. Además está el libro Y no hubo domingo de Chaterine Morphy, una escritora y realizadora norteamericana que lo presentó en la pasada Feria Internacional y que ha dirigido tres documentales sobre la Campaña.

¿Qué es lo que más resalta cuando ofrece los recorridos por el museo?   
Cuando atiendo a los visitantes, sean cubanos o extranjeros, siempre destaco el papel que jugó la familia cubana. Las brigadas Conrado Benítez estaban conformadas por estudiantes que fueron a los campos a enseñar y sus edades eran entre 10 y 16 años. En esa etapa, los hijos no salían solos, mucho menos las muchachitas, y de esa brigada el 52 por ciento era del sexo femenino. Por tanto, los padres debían firmar autorizaciones para sus hijos. Quiere decir que se debe reconocer a la familia cubana en aquel momento.

Además de la actitud de la familia, ¿qué es lo más impresionante de la Campaña? Según su criterio como historiadora. 

La actitud de los alfabetizadores, en su mayoría jóvenes estudiantes que se separaron de sus hogares, que se enfrentaron a un contexto totalmente desconocido.

Una vez reunidos con Fidel en Varadero, el Comandante expresó: “Ustedes van a aprender más de lo que van a enseñar”. Y sí, aprendieron a enfrentar la vida, a asumir responsabilidades, a decir sí se puede.

Un visitante observa la lista de mártires de la Campaña de Alfabetización. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.
Un visitante observa la lista de mártires de la Campaña de Alfabetización. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.

¿Cómo se organizaron los alfabetizadores?

Habían tres tipos: las brigadas Conrado Benítez eran los estudiantes que fueron a los campos (la mayoría menores de edad), los Patria Muerte estaban conformadas por trabajadores y también fueron a los montes y los Alfabetizadores Populares se quedaron en las ciudades y los pueblos, porque si no se enseñaba en esos lugares no se terminaba la Campaña. Pero todos para mí tienen el mismo mérito.

Además, estaban los profesores graduados que fueron los responsables de toda la preparación metodológica de aquellos que se sumaron a enseñar y que no eran maestros. Algunos también acudieron a los campos donde supervisaban el trabajo de los Conrado Benítez y los Patria o Muerte.

Todos cumplieron con el Comandante en Jefe, no hubo rajados. Los que no regresaron a sus casas fue porque perdieron la vida, unos asesinados por la contrarrevolución, otros por enfermedades o accidentes. Todos los demás no cogieron miedo ni siquiera en Playa Girón. Cuando los mercenarios atacaron allí había estudiantes-maestros, incluso el primer herido fue uno de ellos que apenas tenía 15 años y hubo cinco que estuvieron prisioneros, pero siguieron enseñando.

Increíble cómo a pesar de los asesinatos nadie abandonó la Campaña…

Cuando entrevisté a Evelia Domenech en 1996, ella me contaba cómo en el velorio de su hijo Manuel, muchos padres marcados por el dolor la apoyaban, pero había otros que le mostraban el ticket de la guagua o el tren que tenían preparado para ir a buscar a sus hijos cuando conocieron cómo fue el asesinato de Ascunce.

Pero ella a través de la prensa hizo un llamado a los padres de los alfabetizadores para que no fueran a buscar a sus hijos, que el asesinato de Ascunce no fuera un motivo para abandonar la Campaña, al contrario, debía asumirse como un incentivo para seguir luchando por erradicar el analfabetismo en Cuba. La muerte de él fue el 26 de noviembre, y aún quedaba un mes para culminar la campaña.

A veces comparo a esta mujer con Mariana Grajales, pues ante el dolor por la pérdida de su hijo, fue capaz de tan valiente acto.

¿Cómo fue la muerte de Manuel Ascunce Domenech?

No fue solo el ahorcamiento, le amarraron las manos y le dieron 14 punzonazos en el cuerpo y le trituraron los órganos genitales. Lo arrastraron, le dieron patadas y ya cuando estaba moribundo lo ahorcaron.

La historiadora Luisa Campos, directora del Museo. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.
La historiadora Luisa Campos, directora del Museo. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.

La Campaña no solo impactó en la educación, sino en otros sectores y sobre todo en la identidad de los cubanos.

Los Conrado Benítez regresaron de las zonas rurales con collares, al igual que los combatientes del Ejército Rebelde cuando derrocaron a la tiranía de Batista, esta vez, habían derrocado el analfabetismo, lo cual significaba no solo un desarrollo cultural para Cuba, sino también económico porque los alfabetizados podían superarse en sus trabajos.

Fue una campaña muy cubana, los documentos de estudio que se emplearon como referente fueron diseñados por nuestros pedagogos, fue implementada por alfabetizadores cubanos, aunque también participaron algunos extranjeros.

Y existen personalidades de la cultura muy conocidas que fueron alfabetizadores…

Sí, de las ciencias y la cultura. Entre ellos Agustín Lage, Carlos Gutiérrez, las actrices Mirtha Ibarra, Adria Santana; los músicos Adalberto Álvarez, Silvio Rodríguez y Carlos Alfonso.

De alguna manera, la Campaña de Alfabetización no quedó solo en Cuba, sino que se extendió a otros paises.

De 1976 a 1998 realizamos procesos de alfabetización en Nicaragua, Angola y otros países de África, a través del método de la alfabetización presencial, similar a lo que habíamos hecho en Cuba. Ya a partir de 1999 en Haití realizamos un programa de alfabetización a través de la radio. En el 2003 se crea el programa Yo sí puedo en Venezuela, utilizando los medios de comunicación y las tecnologías como la televisión, el DVD, etc.

Cuba extendió su experiencia para ayudar a alfabetizar otros pueblos, el programa "Yo sí puedo" es uno de los métodos de alfabetización más conocidos. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.
Cuba extendió su experiencia para ayudar a alfabetizar otros pueblos, el programa “Yo sí puedo” es uno de los métodos de alfabetización más conocidos. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.

 

Letra del Himno de las Brigadas Conrado Benítez o Himno de la Alfabetización

¡Cuba! ¡Cuba!
¡Estudio, trabajo, fusil!
¡Lápiz, cartilla, manual!
¡Alfabetizar, alfabetizar! ¡Venceremos!

Somos las Brigadas Conrado Benítez,
somos la vanguardia de la Revolución,
con el libro en alto cumplimos una meta,
llevar a toda Cuba la alfabetización.

Por llanos y montañas el brigadista va,
cumpliendo con la patria,
luchando por la paz.
¡Abajo imperialismo, arriba libertad!

Llevamos con las letras la luz de la verdad.
¡Cuba! ¡Cuba!
¡Estudio, trabajo, fusil!
¡Lápiz, cartilla, manual!

¡Alfabetizar, alfabetizar! ¡Venceremos!

Uniforme de los alfabetizadores Conrado Benítez. oto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.
Uniforme y farol de los alfabetizadores. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.

Luisa muestra algunos de los documentos que guarda el Museo a una delegación de estadounidense que se encontraba de visita. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.
Luisa muestra algunos de los documentos que guarda el Museo a una delegación de estadounidense que se encontraba de visita. Foto: José Raúl Concepción/ Cubadebate.

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