29 de junio de 2016

Mientras tanto, en el lejano Oriente...

Por El territorio del Lince

Mientras ese muerto viviente, ese zombie que es la Unión Europea intenta buscar algún síntoma de vida que devorar para mantener la ficción de que, a su vez, sigue viva y que sirve para algo; mientras en el Estado español (España, para otras latitudes) se busca la razón por la que los progres han perdido un millón de votos (basta que levantasen la vista y mirasen hacia la izquierda para encontrarla), en el lejano Oriente...

Ver el enlace anterior (http://elterritoriodellince.blogspot.com.es/2016/05/cuando-hierve-la-sangre-estos-dias.html) "Cuando hierve la sangre", sobre la lucha de la población china contra las reformas liberales.

 
Recordaréis que os comenté hace un mes que en dos universidades de China, las de Henan y Nanjing, profesores y estudiantes habían comenzado a desarrollar una campaña que con el lema "Más Marx, menos Occidente" pretende presionar al gobierno chino para que se aumente "de inmediato", es decir, para el próximo curso, el número de asignaturas marxistas en el sistema de enseñanza.

Bien, pues este mes de junio ya se ha sumado una tercera universidad a la campaña: la de Liaocheng. La campaña "Más Marx, menos Occidente" está resultando muy eficaz y está siendo seguida casi con fervor por un número cada vez mayor de estudiantes y profesores. Ya son más de un millón los estudiantes y los profesores que se han sumado a la campaña (los universitarios chinos son unos 25 millones).

Las tres universidades, Henan, Nanjing y Liaocheng, están elaborando programas de estudio -todavía sin el visto bueno del Ministerio de Educación, pero no tendrá más remedio que ceder- en los que se recupera y perfecciona el método de enseñanza marxista de muchas de las disciplinas que se imparten. Otra universidad, la de Changchun, está estudiando en estos momentos si se adhiere a la campaña y la pone en marcha para el próximo curso.

La historia comenzó hace dos años, cuando el profesorado de Henan se dio cuenta de la "pérdida de valores y confusión social" en que se encontraban los estudiantes ante una sociedad que va perdiendo de forma progresiva su propia cultura en detrimento de los valores occidentales al calor de las prácticas capitalistas que se han implantado desde hace casi 30 años en China. La causa, según ellos, era la occidentalización de la enseñanza. Pusieron entonces en marcha un programa, llamado "Jóvenes Marxistas", en el que por medio de conferencias, discusiones colectivas y trabajos universitarios -con especial énfasis en la discusión a través de las redes sociales en internet- querían atraer a los estudiantes no sólo hacia el marxismo, sino hacia la propia cultura del país que se ha ido perdiendo en los últimos años. A los tres meses, ya eran 600 los estudiantes que se habían apuntado al programa.

En estos momentos, cada departamento de la Universidad de Henan cuenta con su propia sociedad marxista y el programa es un absoluto éxito puesto que en la actualidad son unos 20.000 los estudiantes que participan en él, y la cifra sigue creciendo.

El modelo de la universidad de Henan fue copiado por la de Nanjing y ahora por la de Liaocheng. Las tres universidades recogen el llamado que hizo el presidente chino, Xi Jinping en 2013 para "actualizar la educación ideológica", por lo que el gobierno chino apenas tiene capacidad de respuesta para oponerse a esta campaña y a estas iniciativas y el Ministerio de Educación va a tener que asumir los planes de estudio de los que hablaba antes.

El gran impulsor de todo ello es Xu Wingya, reputado economista de la Universidad de Henan. Xu dice que es imposible convertir a cada estudiante chino en un joven marxista, pero que su iniciativa fue "como una pequeña chispa que puede encender un gran fuego". El programa "Jóvenes Marxistas" fue esa chispa y ahora está motivando a muchos otros estudiantes.

Henan, Nanjing y Liaocheng han dado un paso más y, dentro de sus programas de estudio, han iniciado un proyecto de visitas a lugares históricos vinculados al proceso revolucionario, tanto de la Larga Marcha como de la lucha contra los reaccionarios de Chiang Kai-shek y contra los ocupantes japoneses en la II Guerra Mundial. En ellas, los y las estudiantes se visten de época y recrean los eventos.



Al mismo tiempo, han establecido una biblioteca común sobre marxismo que ya tiene 17.000 libros, mil textos digitales y un centenar de revistas. 

Todo ésto no está pasando desapercibido para el gobierno chino. Los proyectos promovidos por estas universidades van a tener que ser aceptados, e impulsados, el próximo curso. Ya han aparecido los primeros comentarios en ámbitos gubernamentales sobre la necesidad de ir "desoccidentalizando" la educación e ir introduciendo lo que el gobierno llama "cursos de pensamiento y política", aunque no quiere darles un cariz tan marxista como el de las universidades de Henan, Nanjing y Liaocheng. El gobierno chino pretende sumarse a la ola para intentar controlarla.

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