28 de octubre de 2019

Lo dejó muy bien atado




Justicia popular para Mussolini, su amante y cómplices.


Por Arturo del Villar.
  
 CONTINUÓ el esperpento este 24 de octubre de 2019, con el traslado de tumba de la momia que fue en vida dictadorísimo, de la pirámide faraónica que se hizo construir para su eterna gloria a un mausoleo más sencillo. Hubo en Europa tres grandes criminales enemigos del pueblo, con finales muy diferentes: Adolf Hitler, Führer de Alemania, se suicidó en el búnker berlinés y su cadáver fue quemado el 30 de abril de 1945. Benito Mussolini, Duce de Italia, fue ejecutado por los partisanos el 28 de abril de 1945, y su cadáver colgado de una gasolinera en Milán junto a los de su amante y tres cómplices. 

Francisco Franco, Caudillo de España, protegido por los otros dos, implantó una dictadura personal durante 36 años en los que estuvo firmando penas de muerte contra patriotas, y a su cadáver se le han rendido los mayores honores póstumos por las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, con profusión de agua bendita y coronas de flores rojigualdas.    

   También ha sido muy distinta la suerte de sus cómplices. Los de Hitler fueron juzgados en Nuremberg por tribunales de Justicia designados por los aliados vencedores de la guerra, entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946, con penas de muerte en la horca o cárcel, y el nazismo quedó fuera de la Ley en la República Alemana. Los de Mussolini fueron ejecutados por partisanos o encarcelados, se celebró un plebiscito el 2 de junio de 1946 sobre la forma que debía tener el Estado, y al triunfar la República abdicó y se exilió el rey Humberto II, porque la dinastía de Saboya impulsó al Duce. Los de Franco siguieron en sus cargos, con la proclamación del designado por él sucesor a título de rey para perpetuar su régimen genocida contra el pueblo español, sin juzgar a nadie y sin permitir la celebración de un plebiscito para decidir la forma de Estado preferida.  

Sigue estando vivo

   Hemos visto en los telediarios a centenares de fascistas reunidos ante su nueva tumba, en un día laborable, mientras curas fascistas rezaban misas por su alma maldita, entre banderas y símbolos fascistas. Parecía una más de las concentraciones en la Plaza de Oriente en apoyo de la dictadura. En algunas pancartas se leía “Franco vive”, y es cierto, porque si su cuerpo está momificado su régimen perdura con un cambio de nombres. Trasladan de sepulcro a la momia, pero no se rechazan sus instrucciones gubernativas. 

   Ahora mismo hay una jauría mediática ladrando desde radios y periódicos a favor del dictadorísimo y su régimen. No sólo continúa actuando impunemente el partido que lideró, Falange Española, sino que se permite la actividad de otros partidos fascistas, por ejemplo Vox, que convoca a una manifestación autorizada el domingo próximo en Madrid. La dictadura solamente permitió la existencia del partido falangista único y del sindicato vertical único y de la religión catolicorromana única, que mantienen sus prerrogativas. Los magistrados, jueces, fiscales, carceleros, mandos militares, guardias civiles, jerarcas eclesiásticos y demás enemigos del pueblo no fueron juzgados como cómplices del dictadorísimo, porque habría que empezar por hacerlo con el designado por él sucesor a título de rey después de jurarle lealtad a su persona y fidelidad a sus leyes el 23 de julio de 1969, y por asombroso que parezca es la primera vez que un Borbón ha cumplido un juramento y se lo hace cumplir a su sucesor a título de espermatozoide. 

  El régimen actual, heredero del dictatorial, permite que se organicen manifestaciones de exaltación fascista, que se rindan homenajes a notorios fascistas, que estén autorizadas organizaciones eminentemente fascistas y de exaltación de la rebelión fascista, que en las calles existan monumentos a la gloria de los fascistas destacados, que las calles continúen llevando sus nombres o los de acontecimientos fascistas, que el Vaticano declare beatos o santos a los que llama “mártires de la Cruzada” con asistencia de ministros en la ceremonia, que los curas prediquen contra las leyes aprobadas por el Parlamento cuando no les gustan, que en las escuelas públicas existan símbolos religiosos lo mismo que durante la dictadura fascista y se enseñen teorías fascistas, que los libros de texto aprobados por el Ministerio adulteren la historia sobre el sistema fascista y su heredero actual, y tantísimos otros motivos que demuestran cómo el dictadorísimo estuvo acertado en su mensaje de fin del año 1969, al anunciar que “Todo ha quedado atado y bien atado”. Es la única vez en su vida que no mintió.

Estamos en plena transición

   Los revisionistas del pasado nos dicen que la guerra organizada por los militares monárquicos sublevados contra la República está superada, y que se ha hecho una transición modélica desde la dictadura al régimen monárquico dictatorial impuesto por la voluntad omnímoda del dictadorísimo. Ayer mismo se lo contó su majestad el rey católico nuestro señor Felipe VI, heredero de la monarquía fascista, al presidente de la República de Corea del Sur, al asegurarle que los dos países han superado una transición de la dictadura a la democracia. No hay democracia en esa colonia de los Estados Unidos, ni en este reino instaurado por el dictadorísimo. 

   La verdad es que aquí nos hallamos ahora en plena transición, en el paso de la dictadura fascista y su sucesora la monarquía fascista hacia la recuperación de la legalidad constitucional rota con la sublevación de los militares monárquicos. Las Cortes Constituyentes de la República, legal y legítimamente estatuidas, aprobaron el 20 de noviembre de 1931 un dictamen que consideraba culpable de alta traición al exrey Alfonso de Borbón, y en consecuencia le declaraba fuera de la Ley, degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, sin que pudiera reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores, y asimismo ordenaba que el Estado se incautase de todos sus bienes, derechos y acciones que se encontrasen en territorio nacional, disponiendo el uso conveniente que se les debiera dar.

   Esta sentencia fue publicada en la Gaceta de Madrid el 28 de noviembre de 1931, página 1250; quedó fijada en todos los ayuntamientos españoles, y  remitida a la Sociedad de Naciones. No ha sido legalmente derogada, porque no es aceptable tomar en cuenta un decreto de anulación firmado el 15 de diciembre de 1938 por el general rebelde convertido en dictadorísimo por sus cómplices de traición a la República, al Ejército y a su palabra. En consecuencia los borbones están incapacitados legalmente para reinar, y no es válida la instauración dinástica propuesta por el dictadorísimo a su caricatura de Cortes, puesto que él estaba fuera de la Ley. 

   No se deben tolerar las manifestaciones fascistas, ni en las calles ni en los medios de comunicación. Debemos aspirar a recuperar la legalidad suprimida, que es la republicana, y por eso tenemos que defendernos contra quienes se empeñan en perpetuar el fascismo. Estuvo acertado Saint—Just al proclamar: Pas de liberté pour les enemis de la liberté! La libertad que les concedamos la utilizarán para mantenernos privados de libertad a quienes rechazamos el fascismo, como se hace en todos los países democráticos. La dinastía instaurada por el dictadorísimo no es democrática, sino fascista, y por eso los fascistas dominan el reino. Hoy lo han demostrado.


ARTURO DEL VILLAR
PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO 

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