23 de diciembre de 2017

¡Cada vez más personas quieren que regrese la URSS!

Por Vasili Volga. Traducción N. G.


¿Y qué tiene de sorprendente esto? El pan costaba 16 kopeks, un refresco por tres, el alojamiento gratis y eras el dueño de tu vida.


Vasili Volga (Василий Волга)

Recuerda esa sensación de volar, todos los días, casi sin pausa, que te inundaba cada vez más, cuando corriendo llegabas a la escuela, tras oir la última campanada. 

Los jóvenes cuando nos graduábamos en la escuela secundaria irguíamos la cabeza muy alta, elevábamos también los hombros, aspirando el aire, teniendo el presentimiento de alcanzar las puertas abiertas a todo el vasto mundo, y sus infinitas perspectivas.

Eras joven. Había cientos de caminos delante para ti. Podías elegir cualquiera. Podías ser militar, ingeniero, obrero, conductor de tractor u operario de cosechadoras, maestro o médico: todo era posible, todo era alcanzable, este sistema social te aseguraba como vivirías en libertad tu futura vida, sin traumas para crearte, si lo deseabas, tu propia familia.  


Crear una familia, sin tener el estigma de que tus niños no tuviesen futuro en tu país, como ahora. 

Entonces ¡Eramos felices por el hecho de vivir en el mejor país, justo y libre del mundo, y todos los demás países envidiaban a nuestro sistema social!  

Estaba orgulloso. Trabajé con ese orgullo, porque sabía que no había explotadores y delincuentes ricos; ni empresarios ni esclavos. Honestamente ganabamos nuestro pan, y mirabamos con afecto, directamente a la cara, a todas las personas que te rodeaban. 

Porque todos eramos iguales. Todo dependía de tu talento y diligencia.  

Toda nuestra vida había sido así, antes de mi existencia, como un gran océano de oportunidades, enorme, y todo era posible para ti, porque vivías en esta sociedad, porque te sentías plenamente un ser humano.  

Para un hombre joven, como yo, ella era mi madre. ¡la URSS, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas!

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Y esta es solo una pequeña parte de la experiencia de un joven que acababa de terminar la escuela. 

¡Y... toma millones de estas experiencias y millones de estos jóvenes corazones! 

Y luego después del instituto, los trabajos que desarrollé, la construcción de gasoductos y la inmensa taigá. Los destacamentos de estudiantes y las patatas de las hogueras. Mordiendo la ciencia y sus primeros descubrimientos científicos. 

Toma todo, mezcla estos recuerdos y muéstralos a los desesperados jóvenes de hoy. Díles cómo podría ser nuestra vida, si no fuera como es ahora. 

Como si fuera ahora. Cuéntales como es la URSS.

Ellos que  se encuentran llenos de desesperanza. Porque nuestros jóvenes, hartos de injusticias, están listos para escuchar.


➡ Fuente Original: 
https://publizist.ru/blogs/110911/22124/-

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