Su corazón grande, se paró.
Arma de combate como fue su voz y su guitarra, derramando tonadas de confianza en el ser humano, desalambrando las oquedades del silencio, recuperando memorias y cantando con nosotros, recordando a los compañeros caídos, y moldeando los ritmos de generaciones de jóvenes rebeldes.
La fuerza de sus canciones nos seguirá acompañando, porque él..."peleando aprendió a cantar".
Recorrió las columnas vertebrales de opresión tanto de Chile con su "Por todo Chile", como del Reino de España "A desalambrar", Nicaragua "El sombrero de Sandino", sin dejar de enseñar a sus compatriotas uruguayos "cielito...porque me sobran razones... encierren al rico que nunca fue su hermano". Todos los que luchamos le tenemos muy cercano.
Por sus mensajes nos erguimos con alegría..."cuanto más dura sea la espera más grande será la alegría".
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