Por Cuba Hoy.
En el 85 aniversario del natalicio de Camilo Cienfuegos, 
jóvenes estudiantes se reunen en el parque de la barriada de Lawton, que
 lleva su nombre, para rendirle homenaje. Una jornada en la que también 
recibieron el carnet de la UJC, un grupo de estudiantes, quienes 
confiesan setirse inspirados en la figura de Camilo, el hombre de pueblo.
Un día dedicado al Comandante Camilo Cienfuegos

Todo este lunes fue dedicado a recordar al Comandante 
Camilo  Cienfuegos en el Complejo Histórico que lleva su nombre en 
Yaguajay,  Sancti Spíritus, al celebrarse hoy el aniversario 85 de su 
natalicio.
Las principales actividades de recordación tuvieron lugar justamente 
 en el escenario donde a finales de 1958 el legendario guerrillero  
realizara la épica batalla contra las fuerzas del régimen de Fulgencio  
Batista, la que hizo que se le bautizara con el nombre de Héroe de  
Yaguajay.
Odalys Hernández Moreno, subdirectora de la institución, dijo a la  
ACN que en las primeras horas de la mañana tuvo lugar la colocación de  
ofrendas florales, en nombre del pueblo de Cuba, en la efigie erigida a 
 la entrada del museo y en el nicho que simbólicamente se encuentra en 
el  centro del mausoleo, monumento erigido a la memoria de los 
combatientes  del Frente Norte de Las Villas.
También se plantó la palma número 85 en honor a su cumpleaños y  
alumnos de escuelas primarias de la localidad participaron en el  
concurso de la plástica denominado Yo pinto a Camilo; además de exhibir 
 distintas manifestaciones culturales alegóricas al legendario  
Comandante.
Belkis León Gómez, jefa del Departamento Ideológico del Comité de la 
 Unión de Jóvenes Comunistas en la provincia de Sancti Spíritus, expresó
  que 85 miembros de esa organización hicieron una caminata hasta el  
Complejo Histórico y luego desarrollaron diversas actividades en este  
sitio, que recuerda hazañas de Camilo y su tropa en la liberación de  
Yaguajay.
En horas de la tarde se llevó a cabo el Diálogo entre Generaciones,  
al cual asistió José Ramón Monteagudo, miembro del Comité Central del  
Partido Comunista de Cuba y primer secretario en el territorio  
espirituano; encuentro en que intercambiaron niños y jóvenes con una  
representación de combatientes del Frente Norte de Las Villas.
Un concierto musical nocturno será el colofón de este día,  en el que
  la vida y la obra del carismático comandante del Ejército Rebelde  
tuvieron realce en boca de varios compañeros que junto a él  
intervinieron en la última etapa insurreccional cubana. 
Un hombre de leyenda
El actuar cotidiano del muchachito afable  nacido en la barriada 
de Lawton poco a poco fue dando forma al  revolucionario insuperable que
 sería luego el Señor de la Vanguardia...
Revolucionario de pies a cabeza,  Camilo tenía dos corazones: uno 
para la Patria y otro para el amor.
- Camilo Cienfuegos Gorriarán: (La Habana, 6 de febrero de 1932 – 28 de octubre de 1959) Combatiente y revolucionario cubano. Expedicionario del Yate Granma. Conocido como "El Comandante del Pueblo", "El Señor de la Vanguardia", "Héroe de Yaguajay" o "El Héroe del Sombrero Alón". Falleció el 28 de octubre de 1959, en un accidente de aviación a causa del mal tiempo mientras retornaba de Camagüey a La Habana a bordo de su avión ejecutivo.
 
- En Cuba existe una escuela militar llamada Escuela Militar Camilo Cienfuegos (EMCC en honor al Héroe de Yaguajay asi como la Universidad Camilo Cienfuegos de Matanzas.
 
“Camilo era  hombre que amaba las tareas difíciles; pudiéramos 
decir que era un  hombre que amaba las dificultades, que sabía 
enfrentarse a ellas y era  capaz de realizar proezas en las más 
increíbles circunstancias”. Fidel Castro Ruz.
El pequeño desanda la barriada de Lawton;  escudriña
 espacios; absorbe silenciosamente las imágenes; juega a las  bolas y 
baila el trompo; tiene un pupitre en una Escuela Pública cubana;  es 
“muy callado, introvertido, casi tímido”, pero a sus escasos años ya  
entiende de injusticias y defiende a los más chicos del abuso de los  
grandes.
Justo hoy ese pequeño cumpliría 85 años. Cincuenta y ocho han pasado 
 ya desde su muerte, aquel fatídico día en que el mal tiempo hizo  
desaparecer en el mar la avioneta en que volaba, y Camilo Cienfuegos
 sigue siendo una figura legendaria para el pueblo cubano, “hasta su  
mismo nombre nada común, lleno de fuerza y de poesía al mismo tiempo”,  
narró Vilma Espín en algún momento.
Y es que su actuar cotidiano poco a poco fue dando forma al  
revolucionario insuperable que vino en el yate Granma, combatió en la  
Sierra Maestra, fue ascendido por Fidel a los grados de comandante y  
lideró la toma de una ciudad bastión inexpugnable para entrar también  
luego victorioso a Columbia.
No por casualidad aquel “¿voy bien, Camilo?” que articulara Fidel en los primerísimos días de la Revolución cubana, acabada de llegar apenas la Caravana de la Libertad a la Ciudad Militar de Columbia.
  No era, definitivamente, una pregunta al azar formulada al compañero  
más cercano en la “tribuna”, era la interrogante a un hombre en quien el
  Comandante en Jefe había depositado ya “una confianza y fe absolutas”.
Sería Ernesto Guevara, nuestro Che, amigo  
incondicional de Camilo, quien nos dejara una de las más sencillas y  
geniales remembranzas del Señor de la Vanguardia. Cinco años después de 
 su desaparición física, al evocarlo, el Che resaltaba:
“Lo que a nosotros —los que recordamos a Camilo como una cosa,  
como un ser vivo— siempre nos atrajo más, fue, lo que también a todo el 
 pueblo de Cuba atrajo, su manera de ser, su carácter, su alegría, su  
franqueza, su disposición de todos los momentos a ofrecer su vida, a  
pasar los peligros más grandes con una naturalidad total, con una  
sencillez completa, sin el más mínimo alarde de valor, de sabiduría,  
siempre siendo el compañero de todos, a pesar de que ya al terminar la  
guerra, era, indiscutiblemente, el más brillante de todos los  
guerrilleros”.
La icónica imagen en que ambos intercambian boina y sombrero, donde  
se les admira tranquilos, relajados, sonrientes… es un perfecto reflejo 
 de los profundos sentimientos de amistad que unieron a estos dos  
grandes, compañeros de tantas batallas y empeños en pos de la definitiva
  independencia cubana. No por casualidad entonces la linda manera que  
tiene Cuba de recordarlos juntos cada octubre.
Innumerables hazañas nos dejó en su corta vida Camilo, de un  
auténtico valor como guerrillero incondicional, un carisma personal  
genuino y un pensamiento revolucionario admirable. Mucho quedó por hacer
  en su corta vida, mucho hizo también en los más disímiles escenarios.
Grabada en el recuerdo de muchos permanece aún su imagen destruyendo 
 los muros de una fortaleza para convertirla en escuela;  de su sombrero
  alón y su sonrisa franca. Su barba hirsuta y sombrero alón marcan una 
 generación de gigantes, de hombre-héroes que arriesgaron todo, que  
sacrificaron tanto.
Traerlo de regreso con sus enseñanzas, defectos y virtudes, es un  
reto, un gran reto para padres y abuelos de mi generación que solo hemos
  conocido su figura a través de libros de textos, de las decenas de  
anécdotas que sobre su estirpe revolucionaria y jaranera le trascienden.
  Que no sea esta una fecha más para el homenaje, que Cuba toda, a pesar del tiempo, lo traiga siempre de vuelta… ileso.
La luz de quien nace todos los días
Por Yunet López, escrito para "Juventud Rebelde".
Era 6 de febrero y se escuchó el llanto de vida de Camilo  
Cienfuegos. Ahora, sin embargo, no surge entre el sollozo de un  
alumbramiento, sino desde la  voz del pueblo, los niños que pintan su  
sombrero alón y la juventud que  busca saber un poco más sobre quien  
fuera uno de los combatientes más  temerarios y joviales del Ejército  
Rebelde.
Meses  después un niño aprendía a correr por las calles 
de Lawton, y pasadas  otras lunas, se bañaba en la corriente del 
Almendares. Los soles  siguieron bajando. Se volvió un joven sastre; 
pero nadie imaginó que  quien deslizaba la tela y ensartaba la aguja, 
manejaría después las  armas en la guerra.
Camilo, el muchacho de 24 años que, tras desembarcar en un pequeño  
yate por Los Cayuelos, llegó hasta la Sierra Maestra, el mismo que llevó
  a finales de la contienda su columna invasora hasta occidente y burló 
 un 28 de octubre tempestades y caídas, sigue naciendo como aquel  
febrero, hace 85 años.
Mas, ahora no surge entre el sollozo de un alumbramiento, sino desde 
 la voz del pueblo, los niños que pintan su sombrero alón y la juventud 
 que busca saber un poco más sobre quien fuera uno de los combatientes  
más temerarios y joviales del Ejército Rebelde.
Hay hombres que empiezan a vivir todos los días. Por eso a través de 
 amigos, familiares, compañeros de lucha o las páginas de la historia,  
nos encontramos dondequiera al barbudo risueño de las fuerzas de Fidel, 
 que acostumbraba a hacerles bromas a muchos.
Así, jaranero y alegre llegaba Camilo hasta los recuerdos de Vilma  
Espín, quien contaba que durante los primeros meses de 1959, «cuando  
vivíamos en Ciudad Libertad, se celebraban en la habitación de Raúl y  
mía muchas reuniones. Cuando Camilo salía, y como ya lo conocíamos,  
teníamos que registrarlo porque acostumbraba a llevarse, por broma, un  
montón de cosas en los bolsillos, y me dejaba las almohadas pintadas de 
 corazones y con letreritos de las cosas que se habían estado  
conversando».
Dicen algunos que hay que ir hasta el mar para estar más cerca de él;
  pero el comandante iluminado de los cien fuegos camina estos días por 
 Lawton y San Francisco —donde hizo sus primeros estudios y cuentan que 
 estaba enamorado—, y recorre con su sonrisa invencible las calles de  
Cuba.
Dicen que hay que ir a donde las olas, pero él regresa hasta en las  
flores que lanzan cada octubre a las aguas del río donde se bañaba de  
niño. Camilo avanza en la voz y en las ideas de los muchachos de hoy, y 
 desde su imagen de luz en la Plaza de la Revolución, otra vez nos  
alumbra con cien fuegos su rostro, como aquel febrero hace 85 años.
Fuentes:
"ACN", "Cubahora","Juventud Rebelde".  
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